Creen concurrencias, poquísimas ratas, chaná en toses de gato y ronquidos por supuesto muchos únicos ojos visibles entre llamas anaranjadas y cáducs, par de ases, que nunca antes esencias hacia delante, probarte mujer, y la bombacha haciendo muecas y carantoñas al tipo de sexo de la ira en su camino y daños en este pensamiento bala tegusél para tener la actividad, estratos porosos desaparecidos, ensayos y extrañas ramificaciones chaní guiando al grupo y lo obvio, la regla acá y comida en bocados y se ahogan los ecos y dos comentarios más aceptan engañados las leyendas ocultando el musgo hederente, jadeando por el sobreesfuerzo total, por la triple x; arena, hombros en suspensión bindú, jadeos, daños en este pensamiento, en la bombacha primero en la nariz y después en la lengua satinada, y en otra suspensión, y en otra, y en otra, sin vida, sin mujer, sin bombacha, sin sexo, sin nada pero los mismos jadeos, las mismas náuseas hacia todo lo que escupe y dice que es real, pero escupe semen y ratas y pajaritos disfrazados de palomas peludas con cáncer de pecho amarillento y uñas moradas carcomidas por la tremenda piva de un solo hombre, de un solo paquete de arroz falso, de una sola verga caduciforme dormida a un lado del boxe durante ahora el globo lleno de leche oscura, ensangrentada hacia la meca, hacla el privilegio norte porteño.
Creen concurrencias, poquísimas ratas, chaná en toses de gato y ronquidos por supuesto muchos únicos ojos visibles entre llamas anaranjadas y cáducs, par de ases, que nunca antes esencias hacia delante, probarte mujer, y la bombacha haciendo muecas y carantoñas al tipo de sexo de la ira en su camino y daños en este pensamiento bala tegusél para tener la actividad, estratos porosos desaparecidos, ensayos y extrañas ramificaciones chaní guiando al grupo y lo obvio, la regla acá y comida en bocados y se ahogan los ecos y dos comentarios más aceptan engañados las leyendas ocultando el musgo hederente, jadeando por el sobreesfuerzo total, por la triple x; arena, hombros en suspensión bindú, jadeos, daños en este pensamiento, en la bombacha primero en la nariz y después en la lengua satinada, y en otra suspensión, y en otra, y en otra, sin vida, sin mujer, sin bombacha, sin sexo, sin nada pero los mismos jadeos, las mismas náuseas hacia todo lo que escupe y dice que es real, pero escupe semen y ratas y pajaritos disfrazados de palomas peludas con cáncer de pecho amarillento y uñas moradas carcomidas por la tremenda piva de un solo hombre, de un solo paquete de arroz falso, de una sola verga caduciforme dormida a un lado del boxe durante ahora el globo lleno de leche oscura, ensangrentada hacia la meca, hacla el privilegio norte porteño.
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