Lubricada, finita en un no parar de dar a luz al concluyo en un intento de escenario por la volición del vacío televisivo y en la carátula del hentai examinando la verga en el pastel como velita única, subida al paso del mayoral con el vendedor de lonches de pierna en viva voz de las multitudes embarradas de sangre en las bolitas ahogadas en el largo, zampado por el viralex y el receso con una franela de crema con muchos sabores curiosos de menta de darwin o sarcasmos de fondo en el sexto de lo leído, crudo en traducciones y formatos en sólo un plus adulto, escondido en universitarias y prosaicas ajenas para el zenc o el todo como tal, como nada elegante y cada detalle que sucede elegante de traje carmesín para tener ambas tardes de delirio y desprecio en ni modo de obsesión y sexo y vísceras de cerdo lubricadas para buscarla a la intemperie amada; de las falsas escuelas de insistir y creer el ex que recoja los restos para pagar renta de la entera posición servil de más tiempo mientras escribe el frío de la banda de ímpetus y generaciones de hormonas con furor muy de malas, malentendiendo y maldiciendo los nefastos límites de relaciones y escenas de gorra en todos los robos fuera del hotel interruptus que posa, en las veces que se busca el spam de tres bolitas rojas y una negra del huevo taurino aparecido entre regalos y celular imaginario y peleas por el ojalá metafísico y el ruido del octopuss en las historias del ratote basado en un chochon abierto por la lengua alargada en tripas y moscones sin órganos viudos de las mascotas y sus nuggets o los dos pelos de la cola en cada copa del melate resultadista.
Lubricada, finita en un no parar de dar a luz al concluyo en un intento de escenario por la volición del vacío televisivo y en la carátula del hentai examinando la verga en el pastel como velita única, subida al paso del mayoral con el vendedor de lonches de pierna en viva voz de las multitudes embarradas de sangre en las bolitas ahogadas en el largo, zampado por el viralex y el receso con una franela de crema con muchos sabores curiosos de menta de darwin o sarcasmos de fondo en el sexto de lo leído, crudo en traducciones y formatos en sólo un plus adulto, escondido en universitarias y prosaicas ajenas para el zenc o el todo como tal, como nada elegante y cada detalle que sucede elegante de traje carmesín para tener ambas tardes de delirio y desprecio en ni modo de obsesión y sexo y vísceras de cerdo lubricadas para buscarla a la intemperie amada; de las falsas escuelas de insistir y creer el ex que recoja los restos para pagar renta de la entera posición servil de más tiempo mientras escribe el frío de la banda de ímpetus y generaciones de hormonas con furor muy de malas, malentendiendo y maldiciendo los nefastos límites de relaciones y escenas de gorra en todos los robos fuera del hotel interruptus que posa, en las veces que se busca el spam de tres bolitas rojas y una negra del huevo taurino aparecido entre regalos y celular imaginario y peleas por el ojalá metafísico y el ruido del octopuss en las historias del ratote basado en un chochon abierto por la lengua alargada en tripas y moscones sin órganos viudos de las mascotas y sus nuggets o los dos pelos de la cola en cada copa del melate resultadista.
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