Íntimas girando y gritando 24 horas 15 minutos y algunos pocos segundos en plena vorágine aguda para apostar el plus determinante, la voluntad inteligible que no pasa ni atrae susurros en cuanto nacen y se multiplican y derivan entredichos por docenas ni otras cantidades que derivan a otras y otras y así sucesivamente hasta encontrar epitafios escritos con tinta china azulada de colores celestes, marinos, rojos pardos absorbidos por brochas de madera de pino para el mejor papel exprimido con cualquier aliciente rosarino, fuera del puesto, del sitio más común ocasional, y el siguiente moho, tatuado, que asoma por el cinturón ancho,
de algodón, mientras el otro enloquece al pasar y no sabe más que decir.
de algodón, mientras el otro enloquece al pasar y no sabe más que decir.
Comentarios