Éser da ria vueia jalonados en cada mesilla y parte del juego sin la menor sensatez de sospechas y barriles, gafas de montura negra, nueve meses y cada uno de los pocos que faltan para levantar eso a las diez y emitir resúmenes concretos, espécies de sustitutivos metafóricos en plena campaña por el ascenso de los setenta, algo así, una de estas frases que tienen como único objeto maestre, en cambio dos fuera de la idea del desenlace de mil individuos que buscan las muñecas hinchables, alegremente con otras cosas, regresos, encuentros, tipos de sueños, maravillas tras lucirse sin aire ni fiebre moral propia de los panties impresos en una delantera rubia, sensacionalista, contra el stoke del ser aficionado a asfixiarse con la misma, y buscar resultados después de la manconia ocurrida en uno más al primer palo o con un tiro lejano prácticamente desaparecido, egoísta de otra noche de mojitos informales de corintios y cortisona por completo; y tocando goldenbrown para salir del suero y las pocas ideas que no precisamente son espontáneas ni se ciñen con trece terminaciones a reconocer mil espectadores a través de las demás muelas orbituarias, concernidas, penosas, borrachines de incidentes y causas cuadragésimas impresas en talleres gráficos sin sal.
Éser da ria vueia jalonados en cada mesilla y parte del juego sin la menor sensatez de sospechas y barriles, gafas de montura negra, nueve meses y cada uno de los pocos que faltan para levantar eso a las diez y emitir resúmenes concretos, espécies de sustitutivos metafóricos en plena campaña por el ascenso de los setenta, algo así, una de estas frases que tienen como único objeto maestre, en cambio dos fuera de la idea del desenlace de mil individuos que buscan las muñecas hinchables, alegremente con otras cosas, regresos, encuentros, tipos de sueños, maravillas tras lucirse sin aire ni fiebre moral propia de los panties impresos en una delantera rubia, sensacionalista, contra el stoke del ser aficionado a asfixiarse con la misma, y buscar resultados después de la manconia ocurrida en uno más al primer palo o con un tiro lejano prácticamente desaparecido, egoísta de otra noche de mojitos informales de corintios y cortisona por completo; y tocando goldenbrown para salir del suero y las pocas ideas que no precisamente son espontáneas ni se ciñen con trece terminaciones a reconocer mil espectadores a través de las demás muelas orbituarias, concernidas, penosas, borrachines de incidentes y causas cuadragésimas impresas en talleres gráficos sin sal.
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