Prescindí en páginas de word y la pila gastada me dirá un montón de cosas para entrelazar con pulso el momento, el velo negro, cartas entre un padre y un hijo, y un lo sabía pero no podía inventar el detesto, sin creerme el retrato, el reto, lo nunca hecho, lo que carcome mi mente, un leitmotiv de recóvecos, y como contarlos de ficción bladi, puerto picasso, cuento baladay en muestra queja, con cada paso desafinado y muecas soprano, mascón de la que oigo disuelta y me habla de que no se va a producir y otra vocecilla pregunta dónde acaba todo y se va insistiendo en que estamos en el 81, a neda de oro de que el rey salga del huevo una noche en la que nos acompaña a vender jóvenes críticos que apoyan el sí del alivio de la esperanza que me susurra la sien y se atenúa y vuelve a visitarnos la vocecilla con tesón y laberintos femeninos que se recuperan de un antaño amargo, de imaginar la duda en forma de ella regalada, efímera, difícil, mentalmente con la lengua afuera y el no podré a la punta, sacando el sarcasmo y el cabezal que corre con la bandrea roja y otra vez con el diazepan para vos, para luego, por si cae el paso.
Prescindí en páginas de word y la pila gastada me dirá un montón de cosas para entrelazar con pulso el momento, el velo negro, cartas entre un padre y un hijo, y un lo sabía pero no podía inventar el detesto, sin creerme el retrato, el reto, lo nunca hecho, lo que carcome mi mente, un leitmotiv de recóvecos, y como contarlos de ficción bladi, puerto picasso, cuento baladay en muestra queja, con cada paso desafinado y muecas soprano, mascón de la que oigo disuelta y me habla de que no se va a producir y otra vocecilla pregunta dónde acaba todo y se va insistiendo en que estamos en el 81, a neda de oro de que el rey salga del huevo una noche en la que nos acompaña a vender jóvenes críticos que apoyan el sí del alivio de la esperanza que me susurra la sien y se atenúa y vuelve a visitarnos la vocecilla con tesón y laberintos femeninos que se recuperan de un antaño amargo, de imaginar la duda en forma de ella regalada, efímera, difícil, mentalmente con la lengua afuera y el no podré a la punta, sacando el sarcasmo y el cabezal que corre con la bandrea roja y otra vez con el diazepan para vos, para luego, por si cae el paso.
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