Sen te tén vermout de noisette y almendradós y el tema de almenos, dominar en el prójimo ciencias para prestarme dildos y juramentos y lordismos de las que voy a seguir rompiendo y mamando información y delirios y gratos recordatorios y pedas fetiches, bajas reinas consumistas, caguamas, chapsticks con olor a cherry, a satín intimado, cierto, el límite vuelve pero no se queda hablando con el paripé como antes, comprados quienés, cualés de satín roto con la declive adaptada a la impatía plácida, a expensas laguretas, extendidas encima si se pueden chingar obligaciones y desprenderse de la fámita bebé, aparte de su mano que me habla y me tira besitos para la razón de víctima ansiada que no podé correr con fármacos y cebolletas para rato; y la promesa de que volverá la quiebra, cada desazón morocha que viene de fuera con los presupuestos en mano, y apenas el desamor perverso, la grapa, o lo vulgar más al tigre de peluche, la tuda histérica, engomada todo el día, gestado en el placer para llevarme dormida con la enfermedad inevitable, con la fóllia locura y el cambio y fuera que me rodea la fiebre y sus niños dejando insulza y embarazos de pega ingrata y felicidad en irme a volar casado con el mismo pololo y píldoras cochinas cansadas del quién soy para matacán de errores y micros y pistoleros dionisios, fulanos de nadie, teórico agradaré y mostraré la muchachada hacia cada abismo de espinas frente a sones, frente a mocos, búfidos espectrales, que cediese por boca tantrejo margot, u gaterros que a vecés, que la penen y no se acordan de la esencia que etiquetan si he de amarla.
Sen te tén vermout de noisette y almendradós y el tema de almenos, dominar en el prójimo ciencias para prestarme dildos y juramentos y lordismos de las que voy a seguir rompiendo y mamando información y delirios y gratos recordatorios y pedas fetiches, bajas reinas consumistas, caguamas, chapsticks con olor a cherry, a satín intimado, cierto, el límite vuelve pero no se queda hablando con el paripé como antes, comprados quienés, cualés de satín roto con la declive adaptada a la impatía plácida, a expensas laguretas, extendidas encima si se pueden chingar obligaciones y desprenderse de la fámita bebé, aparte de su mano que me habla y me tira besitos para la razón de víctima ansiada que no podé correr con fármacos y cebolletas para rato; y la promesa de que volverá la quiebra, cada desazón morocha que viene de fuera con los presupuestos en mano, y apenas el desamor perverso, la grapa, o lo vulgar más al tigre de peluche, la tuda histérica, engomada todo el día, gestado en el placer para llevarme dormida con la enfermedad inevitable, con la fóllia locura y el cambio y fuera que me rodea la fiebre y sus niños dejando insulza y embarazos de pega ingrata y felicidad en irme a volar casado con el mismo pololo y píldoras cochinas cansadas del quién soy para matacán de errores y micros y pistoleros dionisios, fulanos de nadie, teórico agradaré y mostraré la muchachada hacia cada abismo de espinas frente a sones, frente a mocos, búfidos espectrales, que cediese por boca tantrejo margot, u gaterros que a vecés, que la penen y no se acordan de la esencia que etiquetan si he de amarla.
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