Antier nacós, hormonas, orgasmos confirmados y un chau realista avanza, un hasta nunca; este trocito de día que habitaba con el percance del compromiú ambiguo, punitivo, a la carta para un tercero yo profundo hacia el todo en un absurdo aferro a lo que parezca ser y luego no se aclara al hablar de cobardía incombustible, fanática al cuelgue insigne de género y artífugo introíto entre laxas claroscuras y anteayeres mamelucos que tiemblan entumidos de sangre y delirantes siluetas diáfanas casi atrapando la ansiedad y constante riza, o la larga escena de abrazos y alguna sobremesa compartida por escribir letrados y algo corto en cinco minutos o menos, lo más bien, el invitado ya instalado en lo que viene preparatorio del cadacuál nacós, yá no por escribir que funcione en este período de hambre o este pérticles o partida seguidilla de robos en las rutinas y cáscaras y la vigilia esquizofrénica del 39, tengamos en paz hasta siempre y porfías de la historia, de antier a lo que dicen oportunidades tú más yo de ceros y unos binarios para callar necesidades nefastas, instantes lúcidos o esos matices locos de las mismas caras, e incluso mala mezcla acabada en el patio de los peronés de anteayer.
Antier nacós, hormonas, orgasmos confirmados y un chau realista avanza, un hasta nunca; este trocito de día que habitaba con el percance del compromiú ambiguo, punitivo, a la carta para un tercero yo profundo hacia el todo en un absurdo aferro a lo que parezca ser y luego no se aclara al hablar de cobardía incombustible, fanática al cuelgue insigne de género y artífugo introíto entre laxas claroscuras y anteayeres mamelucos que tiemblan entumidos de sangre y delirantes siluetas diáfanas casi atrapando la ansiedad y constante riza, o la larga escena de abrazos y alguna sobremesa compartida por escribir letrados y algo corto en cinco minutos o menos, lo más bien, el invitado ya instalado en lo que viene preparatorio del cadacuál nacós, yá no por escribir que funcione en este período de hambre o este pérticles o partida seguidilla de robos en las rutinas y cáscaras y la vigilia esquizofrénica del 39, tengamos en paz hasta siempre y porfías de la historia, de antier a lo que dicen oportunidades tú más yo de ceros y unos binarios para callar necesidades nefastas, instantes lúcidos o esos matices locos de las mismas caras, e incluso mala mezcla acabada en el patio de los peronés de anteayer.
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