Ash servks, cotidiano, cía cuenta, paralelismos que comer autocitando en un lodazal de ahora ocho en mayoría precisos, con el mensaje aplomo cuando engulle sátiras y meigas siempre eternas con anticopia y besos por pura heredera púrpura de los tilos, del oxígeno portátil dado las tantas enroscadas al fuerte ahora de un corro de asombradas bodas, casi todas fotografías expresionistas y gramineas empapadas póstoles, de percal, en el mismo saco de empresario pringado de mí hacia fuera, hacia la explosión de escarabajos y velos y galopes metidos en harina para aquellos que se inspiran en concreto esbozo, pespuntes al natural perdido, chido miedo en el mismo tren sin tanto pensar fuera de tono, del autoayudismo caliente para llevar en un tango y encarar el disimulado y estirado, y ojos de loco, agasajo definitivo, comun, zen, al mil uno añonuevero, y miles de ganas de otra mudanza para llevar de recuerdo asi como no queriendo lo que da otra perspectiva nueva en cosas que pienso para que corra todo lo mudo y el pánico hable con el tiempo para servirle el sexo de desayuno y el anonimato de la mentira, necia utopía, el vórtice húmedo, miauses de gotas gordas, recovecos tan dulcemente los de entonces vicios esclavos y eslavones como reflejos de ceguera y la espera que vendo la gran caída, diástole profunda, escofina azafata, matacola arrivista, malcriada mamadera en lata, y del mismo cólera que se sepa del acre acnéico de la envidia medida en varias porciones y más asagajos de pastelería para que parezca pardo natural, kitsch, otra vez fuera de la sombra en este plato de faunos y atrofias de centro y carne.
Ash servks, cotidiano, cía cuenta, paralelismos que comer autocitando en un lodazal de ahora ocho en mayoría precisos, con el mensaje aplomo cuando engulle sátiras y meigas siempre eternas con anticopia y besos por pura heredera púrpura de los tilos, del oxígeno portátil dado las tantas enroscadas al fuerte ahora de un corro de asombradas bodas, casi todas fotografías expresionistas y gramineas empapadas póstoles, de percal, en el mismo saco de empresario pringado de mí hacia fuera, hacia la explosión de escarabajos y velos y galopes metidos en harina para aquellos que se inspiran en concreto esbozo, pespuntes al natural perdido, chido miedo en el mismo tren sin tanto pensar fuera de tono, del autoayudismo caliente para llevar en un tango y encarar el disimulado y estirado, y ojos de loco, agasajo definitivo, comun, zen, al mil uno añonuevero, y miles de ganas de otra mudanza para llevar de recuerdo asi como no queriendo lo que da otra perspectiva nueva en cosas que pienso para que corra todo lo mudo y el pánico hable con el tiempo para servirle el sexo de desayuno y el anonimato de la mentira, necia utopía, el vórtice húmedo, miauses de gotas gordas, recovecos tan dulcemente los de entonces vicios esclavos y eslavones como reflejos de ceguera y la espera que vendo la gran caída, diástole profunda, escofina azafata, matacola arrivista, malcriada mamadera en lata, y del mismo cólera que se sepa del acre acnéico de la envidia medida en varias porciones y más asagajos de pastelería para que parezca pardo natural, kitsch, otra vez fuera de la sombra en este plato de faunos y atrofias de centro y carne.
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