Ir al contenido principal

Entradas

Örögör

Ógoror en apéndices de bouqué y queso viejo en trazos de almidón y jíbiri durmiendo en la trayectoria del sendfield con la conducción de cometas a tiempo de purgas y retrasos madurativos de lo que no se ve a lo físico que tira a tablero con hielo fácil y constante con aspecto de feria y tiempo extra de todo, tocando hueso como del opus del apelios y gafas de broma contando cada gota del último golpe que no hablará del segundo que no se atreve a hornear la industria del bermudo, del héroe en paraíso interior como alfgo de follamigos o mejor dicho follallamas del cien por cien login en el mundo de la ubicación exacto en el pataleo del querer recibir el regalo del ya, en cuanto para s iempre, o para no caer en las creencias de las pérdidas obligadas a generar capas de miedos que van saliendo y absorbiéndose como bebés y algo de arguelles en agujetas y tiras de pollo rebozadas para la danza de los pies y aquellas que mandarán las enseñanzas para cambiar la realidad entre el dominio del ya
Entradas recientes

Felés

Siente la felé, la estrofa, la gorda y extraña presentación de gala, de fiel, de momentos yogurines en vistas de traseros y gritos y cinco minutos de circunstancias, de rápidas fotografías de gallos y sensaciones y jotas del yo fuí, sin fuel en el archivo para contrarrestar las voces en boca del tino como una de porqués y felés del palé del tercio de un reset que no, como caprichos de leaux, entre vicios y entrevistas con el clavo del genio de cristal, y de la vidal embarazada entre el ahogo y el reportaje de la pota fea, o la cata atragantada de esperma y bamboo y un nunca devi cepo envuelto en poco papel, en aquellas confesiones intercambiables y sin dueño, y sin la baba de la calentura y los tantos de siel, mojando más felé, y salsa de algo pringoso que no gusta y tampoco juega a la basca, sin las elegancias del edemé entre las agujereadas reivindicaciones con la industria de historias y algo de votos kármicos con más horas extras que la poesía de los próximos orgasmos que quieren t

Foglolák

Folgó, alogado como laák, como temperie templaria, como hoja en blanco, como huso volátil del placer que está a las puertas de las creencias como tal, o menos el yogurt de fóglolak en el futón, o en la próxima bombacha para olerc que será la definitiva hasta la eternidad de los sentidos, o de los copulados en una extraña dimensión  que merecerán el corazón del tórax femenino, o combinarán estrategias de mercado para que la mujer reconozca a su pareja astral ya en quinta dimensión, o en el más de más allá gaditano, o se cerrarán fechas con los ojalás cumplidos mientras se espera la entrega del balasm, entre el hit de la verbena y los balines sin la capacidad de bajar el alistamiento del físico romántico para asaltar el seis de nada más, o del sentimiento de los años, o del anticipado guapo del momenot lento, expresamente hecha la falta ortográfica, respirada para sanar la quietud de los estrógenos del miedo de volver a ver la llama y escuchar un jau que no será como las cañas de vinos y

Sapenza

Cugno, no la sabía, ni esperaba las alas de la tos en el motel, en el lugar del sí, del sobran palabras o faltan, o faltarán o sobrarán cinco minutos, o diez, o veinte, o veinticinco, o algo de cuñas aportugaladas para dejar atrás los dolores de cabeza y paranoias y víboras con el hambre de la madre sin el anzuelo de protección conocible, o miradas por reconocer, por fomentar los saberes de otras vidas y preguntas para vías y betas a posicionar el éxito hacia cada cuadro feliz y lleno de bendiciones con noches y nachas y algo equilibrado con las hachas o con los nihilismos del día que empezará a funcionar la testa como una caja de relojes, o una jerga del destino acompasando las nuevas noticias de líos buenos, y de ángeles y edredones como esclavos escapistas vendiendo motos y torneos de otro futuro en los aires del ahora, de planificar otras foeces, otras libertades con las horas concertadas y la tranquilidad hasta la fecha de que habrá silencio absoluto fornicando con el reencuentro

Porposo

Crolusta, porsopé sufrido como algo impersonal, como la cabeza en blanco, ya agobiada por tanto pensamiento y nocturnidad en la terapia para la envidia de buscar el talento y los espacios negros, y aquellas migrañas que dirán la definición del unísono y si ya hay hecho el todo o será otro todo que decida la nada, la fea y rápida, de dos adjuntas habilidades para trepar ardillas y seüntes, o fábricas del olor pasado materno, o futuro de bocas acobardadas como más búsqueda de sincronicidad y caricias como para follar la última tranquilidad repelida por posponer toda una vida de interior olor y sustento, y máquina con escala de grises en que se le van los ojos para encontrar más sincronías y peros e infinitas confirmaciones del punto dónde estará la reina del corazón del preteo, del rey, del panarra buscando la salsa del próxim mejillón, o viento en la cosa de botones y grados para fermentar cualquier invitación al parque o a la cama, o a casas, o a más sitios inocurridos por el lastre de

Mantresa

Asert, en reset como en algo de tres porros y pitidos y remezcle con tinto, o con la calada en figura creciente como para estar en el ahora y no irse a la mierda entre el directo y las que no existen ni censuran la manera de hablar en raw,  y de volver a follar con las palabras adecuadas que eligen un top y el número pi, de tres en tres y huelgas de conclusión del parte cuántico que se refleja con el ya, o con capas de ilusión por varias señales del universo que indican que hablará pronto y tocará la autosuficiencia para adiestrar la contentería de los de arriba, sobe todo la matriarca que seguro que está ayudando al monólogo circunstancial que hace país, y peridad filocéntrica que interviene como actor para admirar las posesiones de aquél cántico en cuanto la presencia de la evolución devaluada con los confines de una treinta y seis, en tiempos de norte y confianzas a tope con la luz de la luna en perspectiva real, aguantando los años que van de la mano de la futura cita centrada en e

Tralualia

Tratú en la caradura violeta, en la vagabunda solar, barros, momentos, tetas, como para morder un entreacto como el del último año necesitado para contar los perdones del sobrevivir sin los servicios del ego, de aquél repaso de donación y comodidad para afrontar el destino, y servir cualidades de importancias y telares reconocimientos para cuidar la base de la compasión y la paz, y las plazas aplacadas con las palabras que apiñan el congosto del sueño original hacia las manifestaciones reales del hueso del número áureo que disuena para activar las existencias acompasadas por aquellos trece nidos y huéspedes del no se sabe que visita de nuevo las arcas de una mística creencia después del decatto, o de cada control que baila para que se termine el veintitrés, y cada ocupación en vena y se reencuentren los dos corazones más sanos que aquellas palabras del último abrazo, tratando de ser un beso en balsa, desde la coordinación mútua hasta los enérgicos tempos que no se sabe aún si son los m