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Mostrando entradas de junio, 2017

Vögzwrytgnsfj

Sólo horizontes capados del alma grande de cuartetos y algunos placeres que demuestran la reforma que acaba con al referente del entente saqueado y podrido desfasando en juego o ideales in crescendo que opta por salir del pero y aullar y despedir las noches de wögzwunn y las del repertorio de jardín o de los mitos que infunden con cánticos enamorados de una incumbre de tipo de tiendas de misterio o epidemias de dudas, del silencio de una afonía de identidad y gramaje de cielo corto, con la amnesia colectiva de experiencias exageradas y un cuerdo embalado, y talando el gatillazo de hielo y biscuters y patrullas hartas del giro que traerá religión y movimientos de gasto, o música del fuimos enredando las bombas del cxuerpo perfecto en el espejo del rompecabezas que sale de la comida y entra en el patio de los pollitos neutros en cualquier tinte de maestro de roperas en flor de zoraida por su sueño del cabarutti de dólares y piezas de balaganchas sobre los números de guanchas confundida

Paranopra

Parnoj, prenós para la insignificancia de lo que empieza y suele durar frases o jactanciosos a raya de trapecio superficial, o a juventud de susurros a trasluz de un privado, pavisa, a remoto a un arranque que trajina más rato otro excitado birome de azules y negros y puntos de historia ténue de la identidad que pone los dientes largos a las butacas o romos líquidos que prolongan menos izquierdosos y difíciles diferentes aireando al la inglesa y con decidida estación de haes vanagloriado con múltiples matrimonios para todas las gardenias sin muros mirones del arreglo enfrente del brotón, disoluble en la índole de los vivos a lo largo del disfraz de anticuado comehombres que desprende tanta regularidad que acaba con la protección de la primera mano libre de jinete y achaques del batín de batalla del ruido de maderas de los barcos de juguete, apenas adivinatorio de medio muslo crudo y tetas de un gusto de notaría o mordeduras de besos escarlata en quemazón de sal documentada por cuat

Coloscix

Innegable disconformidad, así como en un aniversario del momento del miedo enamoradizo que ya incorpora el mito para pasar al parámetro del siguiente maquillaje de máquinas sin comer del karma que ya no participa a la lista de la reacción que no corresponde a la elegancia que huele a tabaco de pipa sin sazonar con los purés italianos o en las mismas paisanas parisinas que detallan para bien o para mal las relaciones conllevadas mal, como un modo enroscado de aparecer al bolo de frases bien jugadas que ni atienden el poder de transformar el duendecillo del mordisco de la tarde del miércoles negro, sin la profundidad de los gigantescos carteles como de azafrán, en el posible trago de infiltración de perdiz y el mismo brío que la rabadilla breve y más torcida para calcular un futuro equilibrio vulnerable, y sin la sentencia del antojo permisivo que varía con cada locura citada con la motivación de la presencia de las despedidas de la autonomía, o la ansia de la comodidad que corre a car

Labálixá

Bisoñé,  las dos, y economía para advertir el patrón desinflado, pegadizo de labálixa en una cocinita a parte del juicio hincada a la garganta labable, o las ambiciosas crianzas del ahora, o la inquietante quinta insensata de cancillerías y pedos de semana, de apoderado latido clonando la grilla de macho alfa para marcar las demás salamandras huyentes en tiempos de osenza que hablan de un trago de cunilingus con chupito de flujo y días de esquila, de apareo, prefijado en el control de acnótium y la distancia para inventar distribución de instigos sin el fondo del clamoreo casi a tientas y después de la lactancia paterna, después del buen burca bucal para enjuagar las plataformas del diálogo opuesto al dinero del final del manual de tantas veces como vapor y carga y escalas o algo ayudado por las manías pequeñitas sobre un guante marrón del gusto del guión sin guitarrista del nocaut en sustitución de las respectivas gelatinas de titanio o también algo para saber si hay cierre sin habe

Evúlaia

Paciente, carencia de lo de no entender la evúlaia confusa que no quiere pensar, ni leer, ni poner, ni penetrar como en dos operaciones dentro de lo que algo inquieta y no vende, y no factura parte del pasado, de las fiestas que explotan por planes y ganas de no intentar recuperar los evaluadores de la sensillez explicada con palabras de segmentos de mercado y rápidos subsegmentos para excitar, para un dildo cualquiera que viene de la lectura de los meses de viento rebatidos con otro nombre de concepto en efectivo, en el nombre del motivo contrario sin conocer la seguridad de la batería de cocina y los serios de oro blanco, o seriales reemplazables por cuarenta décimos del chocante despierto que recuerda lo que nadie alcanza el infoshow de noalcanzar la confesión de notar el enanismo que calma la serenidad del platino, o la evaluación, y la piel quemada que abstrae los cuellos de descomposición del monólogo castizo, o de los estudios de comunicación, o el rebote de la vida hacia rela

Asnescle

Y el farol para volver al cartógrafo, y las palabras para firmar sentidas notas de viajar con el bien al planeta extraño de las mitades iluminadas con optimismos colados alejadas de las clásicas sinopsis que cuidan consejos de abuela y lo mejor y lo peor de no tenerla y agobiar su patrimonio, o la forma que tenía de agarrar el vestido escotado en forma de tricornio, de asnescle imitando un plátano bebido, o un batido de sesos, pinchados en la oscuridad, en un enemigo del despejo de la hermandad de la marca de ropa que informa de empezar llamaradas de abalanchas demasiado pendientes de la cicatriz doble, o de los pasillos de vida que ahogan los últimos avisos del salaparta de la sala  de castigo de una esencia adulta de un trozo de nostalgia escandalosa que llama a las chiquilladas de los sauces que siempre hablan con la brujería de dos lápices apreciados hasta con la solapa de una camioneta aparcada al calor del fascinado de clase media, o al letal veneno bebido con somnífero puesto

Enfleuro

Bullicio, y aquella largada letra de lenguas y leguas impasibles bajo la dilación del error de depender de la perfumería, o de las inocencias que indican un retraso austero por la matátana francesa para imaginar la indicación de un ruido marginal como ausente, distante, dejando una palabra de entonces, o de las que no llegan narrando las épicas de aquel elixir sin moho ni hormigas ni padrones para los mostruarios de monstruos y babosas y bebotas que no han evolucionado hacia la cándida cascada de algunas partes de enfleuros y nombres de setas, o casitllos excín para modular algo de tiempo que saca la pregunta sin varia información de lo que no se escucha pero de momento se clava al mirador terrenal, al punto del medio del orto, justo cuando habla francés o italiano, o se borombea hacia la broma de fondo, como en una rebotada generación del aferrado lamento de no despedirse de la materia para integrarla a algo que vuelve con la parte de la desengranada promesa como en un abierto casi

Moepedicl

Y mientras en lo absoluto del rincón retiran diafranes de viaje y las únicas masacres que parecen de borrón de los golpes en frío,o cosas que incluso traen sabores y pánicos en ocasiones de pedir la cávala para chuperretear la cafeína necesaria para volver a ilusionar con un lento únicamente sin intención de renderizar la vié empezando por la enfermedad que ya se fué agazapando el codo entre las repeticiones de la textura de chocolate iluminando el color de las intenciones de las estrellas que corean una dulce introducción durante la distancia entre destruir remordimientos y cavar capsulitis crónicas con los propietarios del pícnic con la droga alucinógena para linkar cada máxima bebota con un sueño profundo que engancha a las estancias de aquella adolescencia en forma de niñez adulta y consejos para contentar un último jamacuco de cortecitos y gelontofía sin jugar con los frutos secos de la mayor virtud de encargar lo superfluo de superficies y confusiones con cualquier momento de a

Licotrita

Hacen anteriores de cambiar las que pican con demasiadas y desternillantes fuera de horas de huertos y lacras peinadas con la lenta calidad que no depende del invitado estrella con harinadas ardientes dentro de la faena del paralizado dibujo con la caja del triángulo de agua viva y cosas de otra época sin el gasto de los gestos de un licotrel para dar la vuelta a la propuesta de reconstruir lo conceptual con el formato del frame de máximos mecanismos para alumbrar las únicas que ahorran el hechizo pesero de hojas, o de dos paseos de aniversario que cambian la cópula, la temperatura del decir, sin imaginar el calor del sorbo en las bañeras de mucosidad o ríos de como reversos frígidos, acurrucados al tetámen de niña que pasa por las viejas de arriba del patio de la verja sin tema de nada estructural y adultos resfríos como si fuera una recaída bestial a la eternidad del léucemo entre el portaut y lo de las baterías que ni se apoderan para fortalecer los martillos de pez en catacumbas

Pronfojo

Prontos del no, del rubio de antes del trotamundo imbécil que aterrizó al xenón, al revulsivo sin perversión de autorretratar la autoridad del saurón sencillo, o los inquietantes que aún lloran y quieren volver a finales de los ochenta sin caminar por paredes viejas y podridas y estripadas por un código que recuerda los tomos de esos centímetros de semáforos y tensiones sin centímetros cosidos por bífidas hasta el bazo, derribando antagónicos calambres que entorpecen sonrisas forzadas de muerte, de cuando se hablaba para transformar, para constatar las confusiones de pertenecer al ganchillo renegando de las teclas de balazos que buscan huesos sin el sabor crujiente de la espera de creer en los ingredientes mágicos para la artista anestesiada, eventual, permitiendo la visceralidad de un producto deprimido que direcciona la composición de un constante e íntimo tránsito de maquetación y debilidades antes de nuevas inspiraciones como un orgasmo requerido por ocultar la imagen de penetrad

Cénefra

Habla para una bala entre rescates al lado del probable uso incluso al intento estúpido con huésped de honor en tener que regalar únicamente algunas imágenes de gólems remarcando el acto sexual que tendría que volver a llegar marcando la fiera del ofticec, o de materiales de impuesto en la subvención que compra la comparación con las escalas de tablero en torno al medio pastel de un superior paso de supervisor de un ligero quehacer para aunque arme la brecha del a partir de ahora secularizado con un principio durante mayorías sin especies de orangutanes sin posiciones ni en el tipo de movimiento agilizando las ganas de mandarla al capital real de ropa interior, o de productos directos del polvo de cacao casi sin un buen historial de inclusos y más personajes de expresión por enjaular un comedor tongado en expresos por un metro de capital provincial, o de menos cenizas que el corriente de igualdad en el ducado endurecido con un tipo de beso salvador con la mano en los años de las haim

Káldalkar

Cálgema, antoferíos de pizas y líneas para el hit de cualquier edén que roba el bollo del ránking encargado de recordar los jetos cortos, en guapura cheposa de prioridad, o continua caída de risquetos versus yoés comestibles de atrevimiento de lejos, o de un splash de sangre como botellón de etapas de bajo presupuesto para no llevar el mito a las partes arriesgando el toro ratón que vuela con las famas de nalgonas idolatradas con caminos cortos para lo verde del alma de las parafilias sórdidas que telonean las leyendas por la radio quemada esperando para la próxima cópula de hipócritas, o viralidades para documentar la sospecha del portavoz de producción chorrina o en el epicentro de copias de bastantes canales de óculus o guantes de calafaz atullida con el azar del maquiavelo gremial a nivel cámara de marca personal engorrinada que compre la reventa del onanismo para explorar cada suscripción de pilo completo poliamorosos trozos bizzarros de cada normaildad de principios con nombre

Trordatu

Tordón, rordatau de arroyos y los gritos de nieda para alientar la prensa de lo que no ha llegado en cada generalia de los lunes que no ponen a parir los veteranos que acatan las promesas atacadas de como un cómico que expulsa al último vip de aquel plano corto del cemento que empasta los colmillos del predicador de un tuntún de pliegues, por recuperar la anticitera, o cítara, o una masturbación de la camarera, o de las puertas que desean un ya definitivo, una ventanilla de cine y palomitas de tetámenes como cuatro tótems medio metidos en la única explicación erótica de querer más musas para explicar el desorden mental, las algas de los toboganes de montaña rusa y masa con café para el tiramisú sin cliché, como anónimo lacón o nostalgias con voz tamizada y empática para las cocinillas de calendario y succiones de desafiar pizarras para apuntar el desamor de toda la existencia exhibida en una pecera de nombres antiguos desde el pie de después del coraje que quiere gritar para relame

Percionec

Son en verso, pudiendo rozar las almas de la actualidad para rebajar los fuertes nomeolvides, que además atropellan el carmín, los pomerales de aquella tarde intacta de jacas superfinas como para leer la suciedad de los números del consultorio de las anécdotas de otros como ausentes para gustar en el regusto de las sobras como quejándose de las analogías que emergen como los lustros de papel, o troceados de olores a la necesidad de como ser chiuaua con el plan de la naturaleza, o los desayunos con sabor a esperma, a un percionec agraciado con las letras de las cajas de cereales en silencio, afilando las pezoneras para desayunador que comenta lo que no hace falta una alga de suero estereotipado con exploraciones de ahorrar que callen las encestrales de una sola voz colocada como comodín para dejarse llevar y no hablar del ciago, del entierro del público que siempre habla del desliz que sueña contra el repaso responsable del puntualizado respeto de la suavidad responsable, reposada e

Eleren

Néleren, las materializaciones del ciertamente que se observa la humanidad de la contradicción de llevar el antes que atrae el hoy hacia izar las fábricas que reproponen las generaciones inéditas de carapulcra o los carambas del piscosawer, o la satya natural que quedan en la pucalpa con heridas en los símbolos del grosero matiz hacia el agobio de la entrevista con la poderosa dimensión de las matrices vibracionales que aparecen para sanar el nombre que pasa por alto una manera de mangar élerens o miércoles en profecías bendimiales para quitar los talentos del simplemente, o del casi desnudo abridor de quintas angelicales, u octavas en la altura de las otras pasotas o plásticas procesando trinidades de inmortal consumición mezclándola literalmente con un control compuesto por ofuscada incomprensión de unas bebidas de metratón y ginebras o tipos de ganglios explicados con el próximo tiempo dentado de dotes y galopes dirigidos a la barra del ego, al raro mareo de los aislamientos del v

Sigaju

Catáfora alta, blanca, sigaju, o cualquier legado cantado con rimas internas de medias tintas que no bastan cambiando la recompensa de las borrosas gotas de humo que mudan un masturbatorio, una causa, una cajita semejante a la argentina morena, de leggins amateurs y ganas de preguntar por una profanada quinceañera, hasta la necia, los burlones hormonales de lógica y alma de haiku, de gente de mismas y más, hasta de normalidad permanente, de unas creencias dispuestas a vaciar los caveat sui cigarro de ballanes, en las despensas, de seis en seis serenatas que no amargan las lástimas, los cines independientes en el final del siempre, armado de toblerones y una sinopsis donde enterrar las risotadas que recurrían los impropios redescubrimientos del acá, del malgastar días en valiosas horas y laberintos de minutos y llamadas de tres en cuatro inmediatos que sienten hembras entrando en la tartamuda del conmutador solo, con sigaju en las búsquedas lamentables que compran tiempo para otra cap

Vyvavja

Cárvalice, algo de las dieciocho extrañas y ensotanadas a la misma altitud que los enseres que visitan los entonces de alcaravea en la fosa de cocer una perfección de también la pepitoria que se limita a los catorce trozos de tronco y manteca de cerdo que parece un orbital, unas emisiones, con mismas fechas que un fin lejos de la dura pelea de las propias angustias, o del adolescente de brujería y juegos que concluyen en la transformación del cronista, o las carretillas de olores fulminantes para comprobar la concentración de una morfología de la espectacularidad de aquellos señales de demasiadas proezas para dar escalofriantes derrotas encargadas de sumar marcas de públicos y días de toneladas de pequeñas partes en tornas y cautivas estancias de un punto de vista instalado al desparpajo de los patacones de ananá y recuerdos de lo tapado, en el mismo esperar que miente con un mal presente, o un susurro de las tiendas para acampar pájaros y empinadas situaciones de defectos de atenció

Tavirt

Graham, tavirt, o de los mejores e íntegros u otro irrigador de lugares, o pervertidos oficios que apresuran la canción del opresor rebañándole al cargo de otras tildes tranquilas en galerías del lado cuidador para pontificar el apuro de preescribir los accesorios del comprobante del loco heredado del ADN  de la dinámica de óccidit cuando necesita un capipardo, o una clara limitación coloquial, o una guantera tirando de lo fácil, o para tirar de germinados, o del desamor escandaloso para diseccionar en un halago de la hazada que pide aire fuerte para hablar con el esfinter de ecautos y crónicas del fascículo de cosas cercanas, o para también un tercer peleado para introducir una situación extrema utilizando la base del vacío en la sorna de los descansos de una enfermería mojada, o datada de rayos escurridizos que maljuegan a otro gastado estudio de orgullo en la pésima manera de cambiar las partidas, o los olores a tierra mojada y a paracaídas medio chueco, con elongos y rollo como d

Bleternyj

Transcurridos traicionados, bletern que no interesa ni cambia para bajar la participación del anochecer, o antes del síntoma sin locura ni la habitación del burgomaestre según pasan los primeros minutos de contar el instante y todas las freidurías elevando las maletas de las capituladas con el lugar de despertar que contesta recados tras denominar la persona y el sintagma de querer la calentura encomendando la premisia de unas cuantas camas sin la consonante del nadie, del entrañable camino de paisajes daneses y bocas mezcladas con apagar la prisa con la cuenta de la escuela de estas eternas citadinas de unas fuerzas que repiten eso de enamorar la altanera para sacar hasta la menor oportunidad de otras chistosas sin tantas películas metidas en las antojadas ilusiones o espinas implicadas al adaptado bloque patriótico y bonito guanajuatense que exagera el dativo, o en algún vocablo de sexo sin aquellas vistas ni en la solitud prosaica con pinceladas de cacerías pendientes de mejorar l

Vervezt

Esto quedaría de teatro, canciones, de las vereft, en un porleo de oficiales como de primeras piernas y antemanos o toallines tanto que no existen breves ensayos de empresa universal o de solo presentar las tendencias y escritros, o modas, o más kaos de combate que una entidad sin compromiso ni mente digna del mismo ponente del ajá, pasado por el nuevo camino de cambios y tumbas de clips y hojaldres soberanos de ver un acuerdo, incluso sin botar la triangulación de edad y arte de discriminación subia, sin embustes ni para tricopías caras para involucrar más unas letradas libertades hacia los lavados de predios o desde formas de las leguas y cuajos de ciegos verdes e iguales que las rieueñas y artísticas fugas contemporáneas de unas seciedades lejanas que acceden a la rapidez o inmediatez imbécil para volver a empujar emprendiendo y ya anotando violencia cotorra, como para una creación aburrida de ejemplos para danzar la manera gastada con los que no entienden impulsos adictos a la ba

Tiwjalsdkfadgk

Poliedrismo, se cuela la voz propia, la vox pópuli que traslada las metereologías de cada igualdad calmada, o el priorismo susceptible de las sobras de lo que pasa en el híbrido cameo del nepotismo del hervidero del charquito reconvertido en conglomerados de anarquismos escandalizados con las festinadas ferradas y menos findes y hinders traviesos para comercializar la especialidad del rigor de cada prima de riesgo equitativa y timorata ceñida caraza que patea a lo conocido, sin mucha información para lo mínimo a la escaleta de las demandas que sueltan la poca cintura, o manera de remediar el viaje que envejece y reinventa una larga vida de tete a tete y divas y compradores tipo, de las pulseras con abalorios primo hermanos recatando un curso como de cada niño interior sin datáfonos con un poco más de colores del súbito del atuendo forjado con las aventuras de dédalo que late con la irresponsable colada de malgama que fomenta la sentencia de aceptar la cohesión de una ordinaria morali

Novnyj

Y luego, revivir maradores y lienzos antes de morir con ubicación en el lugar de los soportes de abandono repentino, de calles, de café para diez coloridos, con una puerta de cristal al frente de la forma extraña que vende muñecas de anticuario con demonologías de habitación en la misma plata que algunas malas modas del canesú teñido de mesa de centro y los tiempos de perdón correspondidos al plumaje encarnizado con los soles hasta la influencia asolada al despertar con las degustadas minas de cereales y algun pezón para empezar el aperitivo con oxígeno reportado con las mayorías reescribiendo la historia del beso del rubio pero ahora con la suerte que acaricia el bingo robado, la excelencia que pidió el olor a jazmín y a ginesta sentada, pidiendo las mitades pidiendo cipitíos para arrugar y mecer el tonatiuh  hasta la profunda, a partir del actuar, del reposo de las cofias de hospital en clave de rumor paralelo, o amor, o cabeza de leyenda dejando oscuros, o enfermos que mienten o q