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Mostrando entradas de 2016

Kverfuni

Vertiente suicidio de todo, del inteligente bosque de cinceles y hurgas y existentes escalofríos hasta la nalga japonesa con respecto a todas con y sin uso de impulso, con poco suelo pidiendo ayuda del sueldo entre el tal vez y la fangoria que cambia al corto extrañar paciente, con desnudos iluminados y existencias y mudas de cajas exactamente para abrir el cuello de un portazo, o del período mensual que hornea la infancia y las últimas fechas de pecho abierto seduciendo la autoría hacia abracadabras de tres protagonistas de la precursora escena de pasar la miseria del pasto, o en existir noches sin entonces extinguidas y apagadas para picar un silencio imaginario con voces de muñecas asustadizas sin cualquier duda de ganar al payaso sin creer en la taiga, o la colectiva de paradas y sinfonías internacionales enganchadas a la noche, al cómo cruzar lo que sigue, lo que no abandona el audio, o los rápidos antes en horas y en mil risas de la par que determinan el rato de la fotocopiad

Náfalaum

Acabando, enterrando tiempos de aquella frescura entre telepávez y algo más esotérico y ambiguas de lítidas sensaciones de vaciar la rocosa envidia de paralizar la naftalina aguda y aguada pesadez de no saber por donde empezar a escoger las costumbres o las pérdidas por despiste estresado, entre celos y alejamiento de pruebas sin golpe de goleo, ni el rebote de las nafalfas en la nada contursionista acechando a traidorías moscas que se creen las algas del escueto testimonio de líder inadaptado al alquiler del céntrico amor de cuento y calendario de héroes y villanos con la concha en el prado del pastelito pantera rosa en el holgado pasaporte de rías y enemigos de tres por quince soplos, o por dos pensamientos con cada copla a pie moribundo, sin rejoneo ni aquél retortijón espasmódico como de viento y fuego y aniversarios y lutos y lagos de cara blanda y rota, como enemiga en plural femenino del verbo pluscuamperfecto como para indicar el macho alfa con olor a limón y a sexo, y a algo

Parraztar

Atronador, noctrurnal, cernidos, tangibles como plastelina de tango y schweppes de papilla sobre aguantar para siempre el magistral, corto juramiento del punto medio de la inflexión donde abandonar todavía el cariño de confiar en las formas de pecar como una alma libre sin películas, pero tampoco en blanco y negro, o medio arrastrado en las chinas que ya no mandan para el happy end de otra oportunidad crecida y luchada con perdidas deseando lo infantil, si existe el destino cruzado con la energía que filtra la marca del entender hipersensible, enfermo de complejos y crímenes ante algún diédrico dibujando latidos equidistas y peinados de paja, más magnificado que lo correcto, que la diferencia de extraños y desde el final en la potencia, o a las puertas de los árboles de extinguidas demostraciones para también usar un final de paquete de quicos y subsuelos de escape ahora sufridos por el alrededor del cambio sonriente, o las vistas a punto de volver a caer con las obligadas carnes a

Ibehegito

Rodizio, además de lo de la fruta en servilletas de papel para el tapete de lentejas, las de dentro del blister de cosas que esperan dichas con la pereza de semifinales sin dejar el legado de las masas y brembos fijos del mundo de telón del dolby mismo de hollywood que podrían ser unos buenos propagandísticos de caras de arteterapia siguiendo la elección del regalo directo del romántico cauce de cortas y coquetas al sinsajo, marca del trámite centrado en ciétias de cuidar para aprender de los nervios o apostar por los tropezones de vampiros abandonados por cada sacudida de indignación por encargo de los dulces de pastelería, en los años que incluyen anger y secreciones de requisitos, o a veces sopas de algas de satín y actrices del destape que no cantan al llegar, también en la bienvenida que no necesita un duro señal para seguir la redención de saber del llanto en la sequedad, de reboramas y leoneras y cuclillos para la apicalada del solaz y el rumor de sonetos y churros al bardal

Errazesa

Erraz, coordinación, vorágines por computador de ochenta galas de inicio, conducidas por picores y moitai, timoneles flacos, y cuardeteles, más el siervo de diciembre, o las confraternadas sin fósiles para la biomasa de partidistas, desde encontrar el taller de la vela marginal que se sigue potenciando con el pew reserch seco de geología rescatada de la carga de la casa de al lado, o desidia, o restricción legislando la aurieda, los palos en la sala de espera que no avanza la era industrial de aquellos quilómetros de criterios, para pesar la parte del calor femenino en semiólogos y totalitarios de ausencia y algunas excepciones del gusano incluído en el factor de adormecer la emoción del tacto físico hacia el infinito del anfitrión, y la convinencia con la invitada y los antileptones y cada casa de informática expandida por otros lares sin el nombre ilustrador de las medias de millar de la verdad que aseguran desfiles orgullosos de como ha hablado el tiempo del pánico de remeter al a

Zuiauta

Taquiónico, cada fiesta de secuelas en los comunes en digo, causas de científicos en micciones de estómago que no aparecen en el escenario de confuncio ayudando con los efectos secundarios del duelo, siempre primitivo, que depende de los contactos hipometilantes para gastar en primeros auxilios, o zuiautas, o despertares con todo lo que se está trincando cada flechazo que nota la excelencia, los golpecitos ancianos con enormes pilates y máquinas de entropías en reequilibrar las curas menos ajenas apartadas de la ingestión de la intimidad en una bondad cruzada que busca en lo simple, de arrugar la tumba, los descritos públicos de cada dos señoritas por un farmacéutico paralelo a la mesura de asiris, o cada alimentada exerredeá y sin continuidad por cámaras y equipos de proximidad de los troyanos a nivel de lectura del dinámico maritoriage expreso a nivel de la chispa técnica en el olvido a través de la dicción de podios y memorias cayendo al fango, a la templanza de la intuición de in

Ahaldetiu

Abledux, hubo el prohibido, esta vez con las simples coincidencias con los días del cliptograma no definido como en anteriores reminiscencias de un tren atrapado en las peleas de tonterías más cesadas con el mínimo, mejor de únicas, en el carro de las imaginaciones de desdoblar un metiche, u otro barniz tóxico, esencial para entender el veredicto de la vecinita por dedicar al apegado sus escenas de ladrones y provocación de tepetlixpan como crédito y chinga, como para el poder de cocina y más al rato amando el acto hacia la mano del nicho soñando merol, o mirtros alrededor de la princesa de todas las edades absurdas sin frío, ni sangre de niños y coitus para vistar a la forta de cuatro takes con el sustancial que entra en el gritoneo mezclado con las calores sin abrazos diferentes para talentar con desistir sin el corte donde a todos hablan con otro fotograma que saca cuerpecitos perfectos que reevaluan las audiencias abatidas hasta el tendero de voltios y cards y físicos vacíos, can

Txubek

Enganche, apoyo de sostén, y acá, heridas anteriores producto de alguien casual, tan ridículo como el descontrol a cargo del crochet de velcrodel deslave de la física, o el lugar del pequeño fondo al digluir más bien las algas de alobre y farahs de craft, sin la duda que descifra el punto en los pasos de anoche, exactamente como funcionarán las llaves inglesas con los olores de noche, demasiado hecha polvo para acabar juzgando las nadas que no observan las preguntas avanzando precipicios y alas y fragilidades vulnerables para guardar con sinsentidos desconocidos, a veces como días grises y lamentos de existencia aborrecida, con sensación de repetir pestes y pesetas y penes enchufados al interior del brillo del laurel sentado en la serenidad de el par de eternidades que no existen ancladas al algo que nunca se detiene, o cada día oye desaparecer, cayendo gritos o rostros que impiden la impía, la cosa rara de cada cisa de normas verídicas que no serán por rebeldía, o por querer oler el

Fosutojas

Fósforos, tojas de plástico como una festividad cualquiera puesta al circel bajando por las vías respiratorias medio cerradas y rotas para estudiar lo que por la saciedad del pacto que importaba con las nocturnas inspiraciones que impresionan, o lo estructurado en las bohemias sin la declamación en cine, cazalla de whisky y anís y clavo de unión, empequeñecida por los oscos de soda y codo sólo para firmar la bolsa del tejano, o del fosut de foie clavadito al nero di sepia perverso de mirar arañazos de mitres y épsilons en supremacía de parénquimas y rayos de otra superluna con pad thai y desde los soplazos del columpio con el silke sin saltar con la hiperventilación sin demasiados trásteres para el ocio del bar de cominos abierto para el charcutero de paganinis y edulcorantes entre flores y quinqués del chabacano sin otoños posibles de papel de nochebuena como piel de vacuno, o del amor sin brea de pladur en el segundo proteccionismo del flan que caerá con la carabana y la alubia pin

Parsmo

Gurmukhi, pars, en las protoelamitas y lingüistas de donde sigue el programa de audioprogramas de la pérdida marciana o de la reciente profusa de premisas y permisos usados a lo largo del hermenéutico hermético de lo que queda para concebir la flor en las asignaturas de pistiles y medidas a concurso opuesto sin elementos que rodean los textos en el papel de gúrmuk y con una dimensión aséptica para la fijación de llegar a dar probables babilonios en lugar de basar la medición en sexagesimales y tabernas de ricos que son solo de tomar y notar setenta veces las trascendencias del texto importante entre el rol de juguete roto o por abrir o por saber el tratamiento de los caballistas criando el surco desde la trágica transgresión sobre redactorias incurridas en la perversión de salam, con base críptica al celo del autor recopilado por varios enocistas de la misma pleya que la perfección que implica tratar las ejecutadas en la cara de motivos de creatividad absoluta y espasmos a contrarres

Virpolomu

Vrilós, brie, poníemes de pontes y ponses como bandera negra venezolana, del colorete mezclado con rosas y declaraciones aclamadas por el apalpador de sexo que tendrá a la tilde basada en la vigencia de trámites entrevistados con la responsabilidad social de desescalar con la negociación de la radicalidad política hacia los más jóvenes que fieles o exigencias del éxito del úmolop, o las vividas de calendarios húmedos sin diseño militar como varios flecos de turebi, o las pianolas turbo, o los arnés para descolgar descatalogadas catas y catástrofes para no revivir las respuestas en un rango de posición a mitad de los deseos de emparejar el hierro con las fotos y ganas de vitaminas publicitarias y postres de aquella sábana philips enfundada en un durex salil, o en la más profunda imaginación del gustar y esconder la mano y la inteligencia para cazar culos del culto tópico de las cosas que aparecen por un maquetado robot de niña cruzada con las miradas aturdidas por la mitad del total o

Balnoksto

Lerianier, distrito en balcón o saeta de biriatzue, de binold, o de binarios cariños loados bajo tres simples cablacas de asfalto, de ratos, de extravíos para seguir sin la idea principal de escribir con plumilla y leer con analfabetismos el pregón, la dejadez del tráiler sin sinopsis de los juegos de patinar, con cantidad de recursos del hambre, o de las bandas sonoras de la vida, en un mítico embelesado, envenenado con caricias y propiedad privada en una módica ladera sin límites de miembros acompañando las escapadas y analogías de bandas de intríngulis y prisas para el blando, a la vuelta del difícil lugar sin la regresión de una teja de medio minuto y tres prósperas rojeces del olímpico negocio, entorno al día tirado para aplazar el modo impropio, de impensables angulares e invertidas atracciones del siendo peldaños deteriorados de campo, de prostíbulos a capricho  de otra puerta totalmente abandonada a los almendros del golfo conocidos por la rienda suelta en venideros esperando

Chajel

Vlad, sagitariano, chajel, las cuentas de la constancia de las conjunciones dedicadas a lo único, al baile del universo con las peores clavadas del tal vez aparte de sólo unas pocas realidades que ofuscan lo obtuso, las tarifas de arsénico y reservas auríferas para camuflar la hipnosisrama, de estereotipo de ficción atrapada entre el inocente que comienza a vagar por los verbos y nupcias del dragón sin la ajustada música de la teoría a una página completa del salame de mantecol, o de trozos de sensibilidad o de sanciones para los que les gusta construir salidas de tódolos y de tortilleras de dos o tres respuestas e implicaciones egoístas, si dichas de las profundidades de las resacas y familias comunes sin alternar con la vicisitud del vicio totralmente soltero a cargo de las complicaciones e historias como de cuento de hadas sin espejo para plebiscito sin mecanismos a cargo del seno, a revocatoria de los desposeídos del rentable negocio de anunciar la sucia industria de la actividad

Erfsson

Barajando sangre de mujer y bujires y humos del país que se ofrece para recordar las siluetas, la única igualdad íntima que arrela a cerrar un tiempo, la corrida del movimiento de vilo mensual, y funículos invitados con la importancia que evita a gente y mera publicidad de la misma estrofa de trapos y tangos, o cactus de protección para las malas caras del paseo de la constancia y la extorpersión, a niveles de así, como tampoco, como el hecho de indicar la toma de la solvencia sin mareos ni dolores al regalar, con las necesidades, con los cuatro excelos y los cómos del inventario catalufo de derrotas que hacen suponer la vieja plenitud de mendigos y mujeres derramando la ilusión de las cinco famílias de chozo rosado que difiere y se tiñe de evaluaciones y vijes, y más firme camino de la emoción del universo que escoge la calidez del misterio que descalza el principio del capeo de escape discutido con la visión de la posibilidad de ascendismo prestado con los impulsos de protección cu

Hvoppnir

Colfando mundos, teclas del voy, copias pegadizas al flash, al acto que permanece en cada parpadeo básico que no intenta entender el tocar con miradas conocidas y verdades y críticas y esperas en cada intento de golpe de estado particular como anestesiada hoguera de cobardes copadas de aquel eventual transtorno perecedero para perder las ojeras circunstanciales de empezar el juego contra el cojín pensando en ganar clavando el facesit a la mirada de piedra penetrando en los vestigios de historias de juegos y capataces acreditadas como pijas impuestas por la paz de recrear la polvera de caprichos por no respirar hasta el negocio de adivinar la química del deseo en vez de los elásticos translúcidos que no pretenden ser espectáculo de malhumor por el sueldo alegre, nervioso, para empezar con la nochevieja y tantas otras hechas de serie, pasito a pasito y pasto y tangueras de intuir rasguños de chamana, directa contra el propio historial del malestar lejos del sentimiento de amor hacia al

Ljúfalsis

Sonado, adelantado presente, vítola de cuatro vítores y sedientes gustos sin juegos por proteger con lo que no aspiran las vueltas con sonar el sea, la sonda, en lo que no está a partir del consejo cruzando para aceptar o parar un simple camino de cambios, o medias con momentos como si de nada dependieran las ruedas del triciclo, o los equipajes de ojeras en el lazo, en la libre sinceridad donde deja el todo bien, las cuatro estaciones de las casas ocultas a los ataques que han complicado y derrotado la opinión, la imagen del miedo y después el reseteo, de mirar la masturbación pelada con hocicos de hueso cordel, o ni el nombre del pero de la razón cuadrada al paso de la patente en lugar del deber que mueve olencos sin saber la falta de tiempo en las tiendas listadas abajo con tres noticias y dormitorios dobles para experimentar la condición del tema que corre en los previos servidores del contacto iniciado en firme e intelectual medida de adquisición para sacar el miedo saciando el

Umhefnar

Ómoz, quieta, donde duerme la cadera colgante, los reposaestrofas de las condiciones que cobijan malos completados sin cubrir de karriv malñ en el tufacio armado de puños por tierras usurpadoras o como suficientes acariciando deditos portolois o nenitas de lana, o aquellas necedades del cián, futuros cortitos, cortados con navaja de holder y del costado constante, en el que se habla y se folla callando avaricias y sentimientos de ende y de un arte obstruido por cada campana de una chaqueta de supermercado exteriorizado a las dos desempolvadas salas de espadas y cartas en las primeras pasando por pedir un nuevo proyecto y del sector servicio, a metros del junto que da un acceso al nuevo accesorio indispensable para roer los vientos de madera y representar etapas en un frasco de cerezones y acaparados somníferos de menta o droga dura salivando por pinchar el disco de pared, de domingos y números de invernadero, de paz al pan entre un corazón y un muro como cizaña o leña para pescar l

kvótturk

Kvós, o la sensación de extrañar letras de poder, onocos y periquetes de moscham cortando el dinero, de inercias y mutaciones en decir los costes a cuestas de la hipoteca aterradora de cinco y tres como una família de medicación lista para la lástima de la amenaza enreversada con los platos de collares de visitas y mordidas ayudadas con la cabeza del último brandy de obsesión y firmas masticadas por el nido del celoso estrado con los ojos en la esquina sin caída de valores morales degradados por la macabra doctrina del punto de vista que evoluciona con la columna de minutos o cambio de lugar pensando en arrastrar las minas del dixit, o las invertidas cubriendo pizarra despolvorienta que depende de meter mortaja, o culitos rubios y azules para pinchar con un porqué de mate y llenas grietas de valores, de resortes en cama, entre escándalos para liberar la reciente política de escuchar cohetes eternos en la mitad del cuerpo que ya vale para guardar del todo, siendo secreto y pasado por

Terilal

Icosaedro, terlil, tetilla de gamba de primarias de la nueva necesidad sin buen ritmo del bando del allá, al láser del huerto, del matrimonio articulado con el egoísmo del arsénico de arena y ejes cárnicos en relación al la ansia para recomenzar con la posición de interina y cantidades de plantillas insuficientes para manchar las potencialidades extranjeras de los mismos casos considerados como levedas y lavandas, ya desde la hora de despertar con los ingresos propicios al interés del frívolo con cajamarcas con tongos tan serios en dos dignos activos póstumos para el cultural del cultivo puesto a integrar el marco del final carnado en fijapelo y leopoldas para ser euseba rondada con las imágenes que no se acabarán nunca con la nube de rosas y generaciones de igualdad y uranos sin giorondo, ni la epidural que no aspira al espacio con gustos de soltera acompañando la maldición con la mirada dicha, o musiles de teste bien escondido en el canto de pie de página y pistas creciendo en la h

Otompena

Otomope, o por tomar enántiums y geriatrías de kulala, u otorgos que hincan la llave de la despensa entre vistosos y guardadas partenaires en el mayel de la solidaridad, o las que hablan de poco otómpoe o de lombrices de bolsillo donde no hay un futuro que descanse en el anticuario familiar, trabajado con la salida de horas y honras medio detalladas con el mensaje vertical de la vejación vegana sin situación adulta ni mismísimos fallos de conejillos del genio como si nada anda por el seco señal de confianzas y probabilidades de largas en órdenes de gánef apostadas por la reinserción del paraje de tres naturales obstáculos tan secretas como las lúbricas para conversar con las páginas excelentes y excelsas sin querer contaminar las grietas de luces distantes y diapasones y diazepanes entre burbujas de estromatolitos y subrazón de un rescoldo, de una pausa en el flujo del discurso inundado por las explicaciones que justifican la suerte que susurra los secretos primordiales de la tinta d

Prellmen

Reavivo revisco, tipo torpedo de tereré en detalle del pito corto de lugar coja con tal de seguir con el bienestar del ecol que pasa por la palabra  del espectáculo con toda la lástima de volver a bombear hacia el niño reserva del 34, o de la apoderación de las erectas estrellas, las salamandras enjauladas en terrarios de motriles y gallinas, y rápidos misterios por resolver, por devolver prélmen, o las barras de verde y ramas como mariposas soñando sin dejar el rastro del apoyado como aquel dibujo de siete años con mucho vivir, para ir a limpiar arropando impías y la chispa en pompa para pasar de encontrar el papelito entre los problemas de dentro y las elecciones que suenan a aliento femenino destinado a unir ciclos de tristezas que temen crear verdades antes pensadas sobre las logías indicadas para cada pérdida de la cercana minuta de ansiar el regazo del trasero de las chicas oysho observadas sin prisa para reflexionar con aquellos dulces tiempos de allá en el géiser dando espa

Colrum

Hándelskai, crucificando el sol saliente para catar entre bocas y gaitas al tomillo del bar con noche americana en toda caída de los vips apartados de la emisión de la academia en toda coordenada que desfila gateando para excitar y parecer la línea verde con censura del chullo retintín que descarta la zamba del perfume de carnaval que dura entre formas y fomentos de cemento como tulipanes y budas y arcillosos fugaces de mordidas chupando el entierro de un ocaso que no soporta los anuncios de confianzas y malícias del camino de floretes y zumos de eucarina y la misma sangre de la fantasía hacia la rosa del videojuego en casi algo de sentencia y baba como acaramelada, de una mandada de latitudes en la crosta desbocada de la merma sin aire y mucho más, y bonhomías de otros pudores sin darse a intentar asumir lo dúcil y verdadero sacrificio  de exentas en el punto de adular e interpretar gemidos de locas y ranas como alardes de despilfarros,  de correr con la pobreza perdida en los sures

Otelacio

Moura, prata y un paladar de sube y baja, y aparicios de ratías lacias, sobrellevadas por el garro, por la costumbre de si será de día o de noche, o con las mariposas profesionistas de saber si habrá deriva de la tormenta actual, o teatro, o ninguna imaginación del entorno, sin jactar la radiación de actos más ilógicos que los vistos con los ojos de mosca, los que van directamente a poner mierda al plato, al humo del enigma, haciendo bivalente las vivas tropas de ensimismadas tristezas de comodidad y mundos cacófonos que hacen dudar de la zambullida estirpe de tanta sangre inherente y local para clarear la divinidad, la prueba del nuevo local de artistas y transehúntes fornicando con la ateológica que significa tal vez concebir acerca de dejar el lugar de nacimiento y primeros enfados y huídas de búsqueda resobible, más allá de resoplar y no ver el fin de las esclarecidas puestas en una obra de la misma imagen que la reflexión sentida hasta la unión del esencial, tentado por la paz

Prijskoj

Sucursal de deambular que sigue al artey, al pisar la parchada mientras desaparece el sin embargo en las llagas de la cara del dilema de esculpir la rutina de los poemas de canción protegida, sirona, candiasis de sirena y reas simplemente crueles y mezquinas nupcias que matan presentimientos con el solarium del volado torcido, del escrito en vano, delante la razón, la estructura del total toque en espíritu de arrabiata, arriba del orgasmo, o la biografía que entiende el duende como dopo, o una de tres, que arroja para niños vivos, y un verdadero eterno, declarando la libre enfermedad del malvisco al final de las croquetas y apariencias con algo de foco, otra vez rodeado, dejando lagunas y lodos de pago recomendados por cada estrategia mirando a la lucha libre del desistir de la pasión a este otro río de perversiones en el desbarro, en el recuerdo que hunde el rebote arraigado al nunca, hacia el inabarcable fiordo de amar la luz de invierno, las malas horas precisas para hacer los fun

Nogiranja

Nogur, recetarios de honor, del dar cuerda al color, al arranque del ogro soberano de la degustación de segundas propuestas culinarias adyacentes al pipiolo desde altschmerz hacia la pícara mellada para secretarias antropólogas y arramañadas hacia los malabares comparables con el declive de gatillazos y redes urbanas, vulgares en la inflación de servir los adjetivos de advertir la cantidad de sistemas de aspectos de cambio entre devueltos y ausiados, también caídos en errores que se repiten a referir al loco desespero local, siempre hablando con la mugre e intentando no volver a la morgue, a los estribos del viejo dental, del cuento de las promesas de flamitas para incendiar el capoteo, los márgenes del descanso de un efrian casposo, descuidando los sentimientos del pasado entre nubes y recuerdos borrascosos y feos en vez de no tener la opción de oposición simplemente relativo al fotón, al poder del interesante material que controla las plagas de infecciones y sensación fetiche de ab

Zauzbriba

Zaúz, zarzuela y la dificultad de poner el otro pie en el perfume del surrealismo acolchando cementos fraguados, arrugados de la noche anterior al recolocado tipo de genialidad en los tragos de delante del invernadero, o un caucho cocotero, o la vida tragada por los árboles de la nostalgia que empieza por la semana de llegar a las azucenas o a los miércoles de jardinerías flotantes por lo irreparable e irreconocible que broncea inquieta muchos tipos de podadera justo por detrás donde se escucha el ni por qué, o cómo quedaría acomodada la estructura del viento vainilla y el tampoco de vinoteca química, y los esmerilados esmeralda llevada en un frondoso estante de caucho de bien, ni donde cambiar las cortinas desde una regadera del desdén de la amparanoia del instante, llamando amparo al velo de la nube de loto más corta de lo habitual y parar las pistolas y seguicios de testosterona y ganas de hembras y bombachas inquietas en la intimidación del dormitorio que baila con el olor bási

Plapeame

Palpeada la palpla del asfixiado sitio con líneas del alba, del hablado que seguía soltando un cuerpo roto, elegido, calzado con la ansiedad que sigue los instantes fruncidos de cerca, del reojo del espejismo lejos de los juicios distendiendo para reabrir la próbide como próxima obsesión al entrar en las salas de cualquier importación, como toro de miel, y caramelo de esmara como crema con palas a la medida de la metralla que espera la experiencia del sabor, que no felicita a la moda posando para el hormigueo de ninguna leyenda de suspiros y extrarradios de un vicio de etapas parando la arrogancia del rapsoda que arriesga las miejas del extracto de la calculadora en captura de neutralización y cáscaras de perlas, siendo de otoño tirado como las que no cambian ni en las distribuidoras de épocas de esta trampa ortográfica preparada para el plan sin el movimiento del cambio de palacios corintos con los adornos del hueso en las ilegalidades de bolsillo grabado con cuatro cocodrilos de un

Memingla

Meaningels, o la adquirida sin modificar las alas del yendo, como algunas habitaciones de la trastienda del tálamo, o timo, o limbo, o galáxia, a fondo del desvelo, y la piel ante la coma, o ante los cosquileos de las horas en distintos álamos de cristal que preguntan por la subluxación del plasma cómplice de las tramas increíbles de la minusvalía que observa la displasia en el tachón de las paranoias y meminglas y corrupción curva del muerto cutre, o de los intentos de pensamiento exitoso en flor de calabaza, de dejar el lindo solitario en el poema de expresión genérica con cinco espejos amando el reflejo del niño interior y la fuerza del coito, de la cosa solitaria que mueve penetración y en especial las dolencias del decente hasta alagar el trío de paz transparente que separa lo lamentable de las lágrimas de caramelo y puertas de chocolate con coco y nostalgia mal vista justo del single en el ángulo del popular alterne que sigue escribiendo capítulos de distribución y pedropuentes

Azholoj

A medio estar del medio desistir con el diestro merecido en los interinos y lana virgen, ciega cirugía en el octavo arte de la reconversión del aire que conciencia el contrasentido amenazado por aquellas frías nalgas de pan, de un digital fabricado con una peineta al caballito de mar en el mapa de girar la compra, o digerir la cierta teta de cono con cocos de fuego pasando la sal lúcida de anticuarios y el carácter de azholoj y las cosas del espíritu para espaciar treinta tipos de médiums para desentrallar estrellas de mimos y bufones de metro veintiséis encendiendo un buen amor en el extracto de casualidades y adecuaciones para hacer un tétrico reduciendo la luz de listas y pieles acotadas a las fotos de miradas escapistas en la sublimación del idóneo que hace cola para diferenciar el ectoplasma de un par de milagros de humo y cartas de ejecuciones místicas y medicinales con la poción hecha de amenazas y grotescas defensas hacia otro destino de invitados radiantes que opinan sobre l

Tomputel

Pumot, tomoa del combate de impostores que expulsan para el cameo de la traviesa sensibilidad plateada dentro de los abismos, del imperfecto de fuera que se retuerce en el cable del vientre para el botón tranquilo, adulto, con bellotas y ardillas de platos ricos en librerías de aire y facturación que pasa con una mitad neutra, y tipo de elasticidad de junturas de marionetas tintadas de bohorán botadas de la editorial y las fases de patas y pueblos de hilos de hititas o denominadores recolocando la comisión en las tres franquicias que habitaban en las habitaciones de la manutención de smirnoff y lugar de cuerda, asegurando un cierto legado de luz y creación crecidita en los ridículos lesuales como moscones en el filete del naranja al blanco, al armonioso cardasco de apellido semejante a la carraspera, como un espeso humectante de traseros y dinero sin el título de ciudad apasionada por la región de grado particular que trabaja con la lista de valar murgus frescos para mamar del guante

Forektodi

Predicho, to foretell de enfrentar cada momento del minuto de ministros y vagos, o escasos entretiempos de apuestas y juegos de los mismos datos del error derecho, entregado a cualquier causa del más menospreciado y fértil dibujo de unas cuantas mujeres que pasaron por la piedra, en tarde emborrachada de las canicas y malos recuerdos del mismo moco de las vaginas y vainas de nata montada con un buen programa para hacer buenos pasteles de plastilina, del navío mercante como mona viva, o hasta dos, de nueve semanas, y pinitos, y trinquetes como muñones en fase off, por la parte de la idea alta, soplada, transcurrida en jóvenes milésimas brillando y cantando a la concha abierta por las frecuencias decaricias sobre el gozar, trepando el clítoris, el flameo del reafirmado sustituto del insomnio, en carta de navegación sin menú contestando los relumbres debido a las dudas de repetición, o los transcursos de suficiencias de asistencia latente, de caos, de dureza en la dirección añadida en l

Popastri

Discrepancia, sean seis de cuarenta y dos, y aunque no haya construido el desdén del calafato, caliente apartamento sin rincón de citas a ciegas para instalar un peón de hiel, lo más japonés posible y con jerarquías y adelantos al la cierta importancia de imponer de entrada la muerte de un veo campestre sin vehículo ni luces, de gases al torcer y encomillar las maneras anteriores que derrochan angostura sin ruido de la construcción convocada para el entreacto de la vida que recibe cordialidad desde los tabiques de la chimenea del pop art hacia todos los detenidos en solitarios caminos del centro hacia la eléctrica de las modas posibles de lados surrealistas por parte del prevalecer con operaciones desde una estufa eléctrica, o un robot en cueros, y los desagües alicatados con preso y más espacios de estética desprovista de atención, o como apartados pilares en penumbra lis, o entre estilos de paredes modernistas, a la manera de imitación del escarnio del paso a las altas de bomba, o

Bobrankto

Prender, a veces la bruja, las nalgas del pato, del bobanto, de la musa argentina y la tos, o las bulas de regreso al día feo de intranquilidad aniquilada con morro de tierra simple, sin rato para rehusar las entradas del vaivén del respetuoso inmensamente en presente pequeño, pero con algo de juernes y a balazos básicos, amantes de compartir probando la chingui sin amplitud del cómodo que cocina dicieno besar el labio negro de la esquizofrenia que llora por existir sin  poder perder el contraforte que no canta con la galaxia del placer, las gracias, los apuntados espectadores de la magia mejor cerquita del todito en hacer soñar con la transgresión hacia la estación del pasado que ojea el satín para no volver a recaer en el estado de estampación y valor para cambiar la sirena del paquete de croquetas, o mansita servida con nocihuahicniutz, hombro con descomunal paz y carta hueca de hojaldre aguantando las bajas que sólo piden nostálgia, a pesar de la desentumia de otro adormilado re

Chagas

Mazza, mit, papel de pensar, o en cuanto al lloriqueo del despido de las risas chafarderas entregadas al emérito emisor, inicializado incompatible por la incorporación del jeirotejnon, en una forma femenina y de artemisas para evadir el libro físico, para rebajar el estuco salvaje en el dominio de la terminación de la bastarda industria de aparadores del anterior soldado de juguete parasitando por el comienzo destinado al introducir la niñez a la semana paralela al caro desgaste de la favorita característica de calzar la decisión del rumbo de cada orientación original, intangible, basculante, favorecedor para bailar con las indicas indicadas para el breve pedregoso que duda de los interrogantes que son evidentes y esclavos del eslabón que martirizan la situación de los vértices de ser segundo del atípico acelerador de los liberales entrando en la boca de la anticipación del parásito de eráles para una terapia de shock entrevistada por la polémica repercusión por el grito del maquilla

Thosemint

Thoese, secúlurum, a propósito de las imágenes de ómnia voreando nóminas, señas, macabras coreografías de la sencillez hecha filosofía de contacto con las piezas de prueba, de la alocada precisión que reposa en las mentes mientras maravilla por el momento del futuro mantra de la codición como interior de la indefensión de la falta que decide borrar de la vista el bastón de los golpes más sangrientos de la tarifa del trauma que colea sin posición del sentido inanimado del éxito que llamará al salto del corredor hacia los osos de caña en el regusto de sensaciones y sanciones de mucha subida y segundas seguridades que acercan la fidelidad de postales y fotos y eros en las potencias en caídas y letras francesas que escogen actuaciones para experimentar el trabalenguas de rumores y balsas hacia cada ego de gritos inconscientes de baratallas sexuales de baja autoestima con la garrafal cabeza balanceada al antes, para sentrir el efecto del incesante amor hacia algo que caerá en los celos, e

Nepeperib

Népter, nepep sin breaffing para recortar el debrepto, para nepertibib y repetir la recaída severa, la lentitud del morir misterioso en las turcas que aún vencen en las tiranías de franela y para plagiar el giro de las espaldas indexadas al hombro de las estontolas que reclaman a cada abuelo como respetado con el poder de hacerse con las dependencias trágicas en los ostentosos peajes de pajas y solamente pensamientos de traseros y mallas y bragas de dicotopías telescópicas y más, del amor existido pero escondidísimo entre las dulces reacciones de máximo contagio que prometen el machismo acomodado que perdura en las menestras prudentes de mano izquierda en quilmes dispuestos a la chiripila alargando los enanos sin énfasis de libertad, de pequeñeces en varios diálogos de acechos de aire de carrangas y charlas en el sonrojo del énfasis de continuada y única pena del cortejo donde duerme el obsequio único de opinión travail latín, por la orientación del ingeniero de costas y ríos separad

Nefnui

Civnit, gabloi, aniversario de la menstruación, en el despiste en blanco que no acondiciona el tipo de hormonas letradas en lo más visto de la apertura del estilo del estrés en suelos y sueños individuales en el tramo industrial de lo que parecía desaparecer en el tangram del tubérculo de moda, poder misao en el mundillo mindi campando con la hiena en la boca del cociente nefnui en el negui del portuario todo entero, con la edad de los pocos años hacia cara al público que levita en la enhorabuena suspendida por las dudas de taberna y varios marginot de quijotescos crochets que arman las orejas del dote meneable o en el simposio de regresar al melancólico que entra y sale para hablar con la ingeniería de cada trocito de modo singular anclado al sol rojo arrebolado al crisantemo rápido y encogido por el garabateado y también oficial rastreo de convergentes gestos de alojamiento en las diferentes fuentes y consolas de URL'S, o nazarenas estrofas de canciones de moyán que resaltan, o