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Mostrando entradas de septiembre, 2011

Levezoné

Leve asirse, asiduo, aireado de tan hermosos ojos a la mitad del fracaso, de la tabla de malsignos y motores del aire en pensamientos y causas y concausas guardadas en el dos punto dos ya amarillento por la pasta de otro poeta en silencio que derrumba el bad morning del enfriador en seguida que titila la victoria que apaga la sangre que sube en el desnudo viernes para mimar por el pasillo, por las escaleras de caracol sin la cáscara del calamar ni el cuando de profesores y padres y jefes, o directamente del testigo corrupto, el trío de los peores pronósticos de la nuit de harina y puerros y la orilla a la sombra de los engranes del gramófono en la neta del sollozo, leyenda del ring y el rango aparte del siglo de ciclos y amor lavado con la lucha y guantes de la casa del diálogo raro de peluche y vínculos de imbéciles desconfianzas que amenazan la vuelta de la enfermedad quer deteriora al dueño en menos de décadas y boletos para saciar la conspiración contra el yo, contra la sondura ato

Coligencial

Colas de retama de fondo, fungus, hongos, papayas de brujas para dormir la otredad, la miriña mecida en cadena con letra de nostalgias y pasas y recetinés para el enloquecer logrado, nacido de la pluma afrodisíaca que va dejando en un peñasco el mejor recuerdo del espacio como dos extraños cuentos de niños, como algo inerte, negando palpar la soledad altruista, y los rácanos con palpitaciones y síntomas anoréxicos y desgaste de la concorina y del sesuél en zarzuelas y zurcios prepucios preponderantes y sufridos que enmudecen sofritos con la salsa de la casa y las salinas de ganar al epílogo del corro frío, hérmito, todos de tintas y píxeles y tinteros y rumores persistentes como subtítulos y pensamientos agarrados acá, en cada emoción volada y cada algo de coligencial que parte en sus comienzos como el vulnerable desprecio que pasea por las imágenes del agujero del pantalón como un santuario en donde llega el tampoco de la manita de la entrega con el aire polar del roce que me estela c

Safllutuoo

Saflé, algo tutúo, algún postre gemelo colisionando la elección erecta, la llave sin historias hablando de la prudencia en el amor de letra escrita en frustración y celos del desconocido tejedor forzado y frazadas idénticas a otra esposa como mucho en la pobre escalinata del dolor de situarse sin la nuvoleta en el gráfico de la loca del vértigo y las locas llamadas perdidas o de auxilio en el plato de guiso en blanco, con el miedo de quedar condenado sin las hachas del orto insomnio, subliminal, mundana mústia de las impuras comedias de ebriedad y uvas y pocos silencios de hule y soláceos en sequía del surplus o un deux por los muslos en la boca de la posición fetal tratando de sanar y parar el perfumado olvido y el odio por la poca confianza pervertida y poco pasado y límites tóxicos y vírgulas de pop corn amateur, sólo para cuatro debrayés en todo el semestre de la probada envidia de provetas y sempíternos crueles para distinguir el murmullo del aviso corporal, tímidamente para engañ

Ambtrrirgatao

Prororpios, pacata de escape, caramelo fizz o gatillos después a la generala crasmios y suzette, mil invisibles, copérnicas cangas, terceras de brillos de labios tejidos del pavimentado enigma o privado pendenciero en el borrado enfín del monotonismo testarudo a cuadros que hiela algo imaginado, escondido, sin cabeza de pus cuajada por las palabras de chocolá y el color focal a quilómetros de la rebeldía contra grandes buscas de propuestas estéticas de memoria desde el contexto técnico y el contratiempo de deudas matizadas como testosterona partida en varias cuchas y sinsentidos en cualquier picaflor de la enagua de la pálida partida empinada en tramos de serios emperlados por la mitad de dudas y callejuelas entre fardos y fresías y repollos pintados con mantecol y estampillas de azúcar y el levísimo temor, aún en rojo celeste ahogando el resongón del hambre en el desván veteado al mediodía desenroscado, al cuero de la entradita, con el uno a uno perecedero, perezoso, y el sueño recogi

Inevcxpslfidvcdmble

Túrbia vellono de ser dichas dulces y cuerpecitos de peso idioteque, variopinto marshall al dejarlo ir para pagar espacios y corajes televisados y jamanes fresa de moho sangrado en vairos curiosos y pleitos y risas, comoel shampoo de manzanilla, el menudo unío al seguir desde el firme pene, sin la duda pedida, chaqueteril, con la cantidad de hay quienes anónimos de dogmas y esbozos y catorce pejes y treinta pijas de árboles prédicos con cualquier discurso de topo y aroma a pachulí franciscano, sesentero caducado tras tres lachas de chuches y entelequias y muletillas con frasecita y tarros de fonquis y escamas de atari, y tomas de pego modosita, un hoyo negro...puntos de jijo negro que provoca bellos cerrando la vagina alejada del verdadero orgasmo sacudido de densidades y escalofríos que recorren por la historia trascendente, más oculta que la mordida del arrebato espástico con el desprecio de despedida y la misma escena en el se fueron espaciados para difundir el deseo parado, frío, i

Bleudfú

Fú, funesto gentil, pétalos amargos en bandeja de la loca nalga, una bleú del calibre 85, y la materia hacia el dulce de leche, hacia el reparo de la quiebra corta, ajenos a la caribia, a las duchas de misa en las horas de oficina, del algo de plástico, todo el resto del sueño total, tirado para masturbar al caballo, cortado pegaso en el caudal publicitario y la anulación del ballotage edificante; más que nada un mimo en el exterior del satín salvaje hacia las cartas del mutismo monstruo garpa fosilizado en excéntricos eróticos mudados en la tendencia de la ropa de franela y pantalones acampanados en copa contra lo inadecuado de piel tíbia y lágrimas en el silenciador acostumbrado a perder capas y musas que demoran las incesantes preguntas del acoso tándem, a la altura del tiempo con el popular supone, con otro ofrecido de burdo acríticamente hablando de alguna moralina de adultos en transparencias perfectas, o la crianza más clara con el subté que va por debajo del laberinto de creenc

Hñhñlhoi

Luce bonaerense conurbano, ídem, o divagaces y gritos o dos no sé con la onomatopeya de turno y ceja en esperantus simple, en pretexto, y polillas que rulan en el gremio del dengue, de cada nos fuimos a usar el forro continuado con la inconsciencia desordenada, mezclada con la vaga referencia del pensamiento faquir y el llovizno de su pronto fucó y erotismos y listados de sueños que se cierran para la cómoda mayor parte de cada reflujo de esperma mezclado con humo y cuatro ternuritas de mascarpone y el otro plato que vendrá del pulso a los días de periodicidad tremebunda y a los dibujos asaltabarras en sus cómo de manos y en sus cocos y en sus cascos de señor, emparentada también con la palabra bubú, con cualquier merced de la letra de la tos de perro rabioso bastante menos convingente que transporta el pisapapeles de feria hasta las nefastas piedras como torpes pestillos fans del grupo, aguardando aquél legano legendario éxito que retrocedé al que sirve de mágico como doloroso perenne

Vestrudophonde

Viespros y tierros, phonos, phondes y quites afigidos y pones y quistes desmembrados, cuarenta membrillos, dos palillos, una papa de piel borracha, limón oscura en el parqueo radar del banco 53, costernada gracias a un flash de tres fotolitos en cabeza salida a incomprender el vesprino pétalo de los tiempos conscientes del temor del comfort del situ del vaivén del hoprrible noticiero en forma de recuerdo y gasecito con escenas de alarde y careceres sustituidos por empujones a manta, al peor de los peores encuadres fotográficos que ya no valen para el proceso del prozac incrédulo, la música, la marimba en cada comando culebra para descargarse el corazón y el grito de niño y la vuelca del herberto matadero propicio al incertidumbre estar tejiendo el perfume de col y desperdicios  sellados con pandolfi y ensayos para caja y el timbrido del pecado entorno, casi nulo, repetido durante la cena, durante varios pupilentes en boca firenza amontonada sobre la ínfima amistad que distancia el lo s

Pimpiuti

Vos, supongo; viento, semen, momentos desde la otra en el mismo tiempo de ideas o nombres hermanos con disímulo para el quizá último bloque de peto, sin nada de texo para el radical parasitario que busca casualidades y encuentros con un final listo, fuerte, supuestamente un destino diferente, una tuya como profunda con celos y núcleo social y escupideras evitando el diálogo de los imbéciles que no quiere el somos afuera del versace en el tívese de bombón y detón sólo por chingar insanado, sin saber el cada vez de deudas y miendras haciendo el amor cerca de la historia reré, en la repared de pasta brisa a raíces de ansias de oro para tenerla a espaldas en aquél entonces convertida en alacrán de mantecol y las locras no recuperables en tonos de gris anciano y grupias y palpables cuádrigas de cara al lanzallamas que se instala flotando entre sábanas y calmás retomándome para el recuerdo del olor a cabra y a amway; hibris estallido asfixiado por el amor que castiga el final con lupa y pupa

Corlogrolo

Cuajo la historia, la mente de mentiras y chuches y chupas y chapos y algo de su chupé encantado del fanatismo rojo, o el ámbar de la espera, del corlogrolo que tocará medio dormido la tíbia chau de mantecol u carencia de ido, del colgante de remolacha entre amuletos y penes y tardes que copian los años vacantes, otro domingo para desparramar semen y desviaciones y desencajamiento de palabras y perros burdos, minicuetos eléctricos, al ver la cuenta del armario de nadadores y zapallos en la sopa de pianos de la calle que apoyan a trasluz risas bordeaux y escuchas y gritos con el 328 en la pura recambra del paraíso de cada Stradivarius con su melodía de satín y desdés distraídos por el vínculo que aplasta menos swing sin el permiso de los culos de lesmeyuns, incómodos maniquíes sin piernas del permiso en el noveno caubarrerre y rival en el no responde al dolor sorpresa, al gol curucú, será ánimo, ella, ella las fuentes para comer ciudad, o corlogrolo con rojas y margaritas con rijo dulce

Ndndenmc

Démoslo todo como herramienta, como eternidad avanzada, como matrícula de ocho horas, término robado o más bien un mal chiste de invertir la seguridad en lo laboral, mínimo acto autoregulable, masturbador discurso de dicha inversión de entrampar el nombre de la lucha emborrada en lo recién vivido, sujeto, como lo más ajeno del crédito que ya no queda en confianza mútua, gramática verde, pimienta morena, en pompa decorosa, mirando la dictadura actual, el virus del humor difícil, ya sin el respeto de plástico por cuatro perrás y sencillamente ácidos de flujos, de eyaculaciones, de despedidas frías del tampoco, extendidas en poco diálogo cruzado, satírico, sentado en el mundo de los títeres violándola por teléfono desde creencias e inversas enanas con las porras duras y otras pijas de caballo pululando por el lomo de satín rozándola en la sentada rodilla, calima de requena y el descompuesto milionetis de heté y otra meretriz de telefonías y con nombre transparente llegando del concepto en