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Mostrando entradas de octubre, 2015

Faltjedjo

Siempre queda descolgado de la pesadilla, descatalogado como aquellas poses de primavera en cualquier rincón del eterno recuerdo, de la piel incesante salvo el arrancar a la falta de oportunidades de tejer el rodeo de la atracción de sangre maltesa y frescura, todavía con el empaste de corpulencias y gomorra sutil que funde el encierro dubitativo, los trastos, los trapos, las tapaderas acariciando la inconstancia del candor del vivir atravesando otro juglar de finura y juego de adoración en el alto cielo que viola la calle y el patio y el material del solstico pajarita adyacente al público podrido de sueños sentados con una lluvia fina de pucheros que se monta en la nata como virutas de flor y un nuevo acurrucado serás, gritando hierba para tragar y notas tristes de despedida cuajando en los títeres de mano e hilo cubierto de canela fluyendo como una ruta de polaroids y lemas de vino en el estribillo acelerando siempre las armoniosas cuerdas del dramatópico que ya oculta expectantes

Hálaugda

Resabidas salientes de la rección en el fin, en cada contratiempo que abarcará los días siguiendo guiones de actividad en poses circenses y el cambio hacia el león, hacia el infinito, hacia la aplastante saliendo de información que controla medio trago de viernes hacia otro soneto marrón y barbilampiño de poca y mansalva fortuna o vulgar estrechamanos de madera de rompe edad en el tiempo de los excesivos adictos al trago viento y excesivos orgasmos de ilusión de igual en el cesar sin apariencias de nombres y muñecas de nune, de otra exploración coqueta que previene ya una más anónima con nubes y hurtos y de todas noches diarias por el habitado resbaladizo asomando el áspero vivir de ellas, de las caricaturescas sensaciones de vértigo y agua y contraseñas de tierras y lejanías de magia, de estellos de desprendida distancia para un quizás, o para otro agudo alomejor sin la claridad de recordar la distinguida morgue, el oleaje de ruedas y ríos que cuelgan sobre la dejadez que cae mient

Epokhé

Capcioso, en general ciudadano con papeles en la anulación alterada, tos, sosiego, moco y ganas de culo para saciar el cuatro de quince con el facesit de amor a la italiana con Miguel Antonio en la imaginación de otro tímido martes con todos los aceituneros a los pies del tipo de cónyuge frío y después silencioso extraño arquitecto de calendarios y tiempo de historia, de presión fugitiva, hasta otro córner del agradecimiento por el rasgo del párrafo bordeando la negación de inmediato, con unos labios marroquíes de base empatando en la mirilla del ciclo ulterior o de la posta toscana, o de cada casandra de barrales o una ele para fumar con el archivo del archiduque guiando nuevos preconcebidos espermas entre fotografías y nubes de parábolas y apacibles disparos de bolas para volver a jugar y a volar y a hablar con el éxito sin reglas de fin que desvían las mortajas de las óperas de hombres primitivos y plurales laberintos paisajísticos con otra contraoferta de filosofía de tiza, o con

Tafanario

Tafadé, lo aquello de no hablar con cualquier arteo segismudo, o tofo, o queso en barra, o peste, o los meticulosos dolores del desprecio, sin actos de comunicación o espesura en las intolerancias dementes de cualquier historia de hermanos o con algo de psicodélia anal o más vibratoria que lo anteriorpara cualquier luz de plástico o mente, o vida en vez de azules anunciadas en las vigas instantáneas para otro peso sin locales anunciados complacientes para roer y moler el momento que recoloca la puta, la maquinaria para que el cerebro funcione, la gasolina, los talones de hospital luego de llegar a cada mate sin hazañas de la corta y desgastada tarde del óxido contra la sorpresa que emplea los entes como peleas de gallos adyacentes a las disculpas de unas cortas jornadas de hazañas sexuales con una aproximación de onorano y libris y liebres tan bochornosos como la paga, como cada metro de pesadez bochornosa refugiada en interrogatorios cerrados a la publicidad agresiva, abierta al a

Yuanfen

Momentos de bañar el tren, el encrubado garabato de miel y denubios o mohé, o rambla, o buceo por la imaginación destrozada, encapsulada por las orquestras de luces y sitios del sonado no quiero que se escapa sin espaciado para otro aleteo, para otro comentario del babydoll o del closet que aparecerá de nuevo entre la procrastinación tachada de le fornicación tras cuantas contaminantes indigestas coletas de abono y karmacracia, o burruños de cambio de dar y tomar y volver a engañar con la misma hora pública o menos política que las últimas tendencias liando de nuevo el corazón de las exéquias que dependen del escritor automático que salta de máquina al plato de ouijas bajas o lentejuelas o cardios, o libris, o algo parecido a la responsabilidad fumada en tiempo de charcos y pinceladas con prioridad incontrolada y mitades de agendas, de pequeños contrastes en cualquier mudanza de experiencias y cajas de pequeñas noches sin yuanfen ni niños ni coplas para otro atrás desconocido sin imp

Guédeja

Provisto quinquenal o algo de guedej, de las cavilaciones que todavía lucen como otra plaga de ansiedad y músculo de grafito de pata negra algo jocosa, talludita entre rebaños de culos sin ropas carnavalescas acercándose al puñado de pienso para perros y galletitas navideñas en forma de calor humano desesperado para encontrar la hora de agua, las chucherías en presencias sin los lares tabú en porción de desequilibrio que paga otra pizquita de la ilustre pepernoten que agasaja algo de brete pura etapa jugosa con la que rellenar el trasfondo de conversaciones precisas de huecos chorreando sangre con pegamento centrado al modelo de preescolar sin el país de procedencia en negro, metido dentro de otros huesos de huellas de huéspedes como casi libertarios objetos de pródigos y aguas con tapones de esparto para el escape y rémoras y libros y tiburones de plástico para enganchar con la zarza con altivez y semblante sólido para velar con dignidad la cangrena de fondo en las profiadas fuerzas

Ganesha

Deva, ásula, vahana, algo de control muerto, reunido al fin de la plaga del muñeco casi ágil, y en bombeo por algunos frentes y faltas de estrategas, de hacer otro recurrente pensamiento frágil para que se convierta en ganchillo enseñado por el recuerdo de la lana caliente de la catarsis que sucumbe la mencionada entrada después de la variante del carreo en plus, en una de las seis gotas de manteca para el caramelo de sueño lento con el modelo electrónico de coser la máquina del tiempo hasta el momento, para volver al punto, al esófago en cuestión de arandelas o duras venerando las postulaciones del tibí como trimurti o las demás obsesiones de obediencia que hay que acatar antes de dejar el córpore, la hoja con el sello de huella escrito con el trabajado abrazo que preocupa casi cada relación con el sexo femenino que parece plástico sin cabeza, sin aquellos arcos de vajanas sin soberanas versiones del reeditar que parece un vehículo de reeducación con el varadá mudará en las otras co

Evlerimde

Evler de hablas y balotajes asfixiados e impíos aborrecidos de presidir como equivocación el fin de clásicos y galopes y canciones de ukelele y sesión de escenas abiertas de par en par a las decenas de radios y creencias inútiles e injustas para alzar más construcciones de besos y polvos en forma del satírico saludo al sol, al limpio carrerón que acompañaluchas de puntos calientes para el adiós de otra silla de manera violenta pidiendo documentaciones y gomas de media tarde para el sueño sigiloso y abundante que relantiza con la lozana seguridad de los superiores superfícies en metros y guantes impactando en la cama de agua y damas del puro y el atún, y el gusano para pescar las presas de agenda de otro equino del líder del vehículo hacia el bloqueo eterno del manjar en forma de tierra dentro del situado desnudo y suelto batacazo con más alcohol sucio y pueril, o evidentes capturas de varios tanques para otra revolución firmada por constatas emociones de la conclusión de desidencias

Cotolailo

Tantos todos, de haber la evitada punta del auto líbido coleccionable al óleo, al ñoño paso de adelantar los automatismos futuros y expectativas de hazañas escasas, o de una corta jornada sin comparar vidas ni las nenas ni las flores de regalo que crecen para aplastar palomitas del lado del luego sin dinero para la madrugada de caricias en la esquina de la próxima erección que no deja de acomodar el pensamiento retorcido de violar al pasado con más estrella en el presente que guía los bajos entre los labios de la imaginada contínua que ya merece la rápida adaptación al tocho sorpresa que representa la manga de la ansiedad, la manada de propofol preparado para otro trazo de vida, otro sueño de moscas comunes que buscan hadas probables pasando de la mierda al puro éxito de cualquier otro semental sin cultura de la fe que no encuentra agonizantes traseros hablando del comer el coto rasgado, inundando venas y vasos hasta supurar por todas las diminutas conexiones que fallan en los neurot