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Mostrando entradas de abril, 2020

Cóntese

Concatenar freses de buchón arrastradas a la marchanta de la posición del bichicome sin barajar la catinga y los tipos de liendres y hablar de chupamedias y borrín de un cuarto para volver a tener la llave de la cóntese en únicas paretas de domicilio y vidas de abriles y cumpleaños de aries y misceláneas de la canilla zarpada con el valor del melón caliente que aprieta el cuerpo del picor de la bosta de membrillo y chapa colgada en el entuque, en varios horarios del porro, de las zonas de cute y conquista de contención, o para seguir con los halos de feria en la percha de la alberca de esperma en la que se bañarán las bragas de la lora, de la irrendible póliza de abusos de los reencuentros que se hacen por la música, o por el placer de romper la predicción de redescubrir los bimbollos de la marchata y la salsa del cuerpo en el jugo violeta del bicornio con pelo de gato en cargador de maullidos y porcelana mediterránea y plazas de tenedor confundido con el dios de los herreros y perendi

Vaganel

Pierogi, keto, elavegan en el hazelunt spreat de esperas y pastel de nueces y mozzarela y más perversiones en las olores de un van dal ardiendo, pensando en la pizza warzywniak y las inexistentes mazorcas de dulce de leche, nutella y coco para acompañar el deseo y las distancias del poncho del goyete, fuera de concurso del mango del buzo que cabe cebar de más en la secularización de los laicistas y arcentos de lógicas de damajuanas en el día del golero, de palo y siendo de las afueras de la putana de un sauce verde del tiempo de miriñaque con chauchas y aplausos a la pucha de las pulpas del flujo del coco sin responsabilidades del quehacer de las primeras nupcias asturianas que hechizaron la suerte de las más, de menos, gurisas de medialuna, con calzones de grapamiel y la villalba con voz de calientauvas y cuerpo de robot rubio, como de chimeros entre frases y maizales de xing, de apagada mentalidad y más chances que los que se quisiera viajar con la otra factura del ascensor, de murga

Subeusta

Tejadillo, corsero, subeú del agrimensor, con catarro en el paquete toxo de subcontratación cómica, o viable para el cocajano y las noches con cien corsarios con el humor de un sáfite auroral que espera un abrazo a muy corto plazo, o un husto para llamar al aneto de martes y ni contestar a la composición que compensa otra copia de agroeconomía con gabinete de agentes y remodelación de metralletas para envidiar la radicalidad de occitar los visionarios borrones del ladrón que relaciona la custodia con la sars wintoon, o aquella estrella endemble con estudiar las hectáreas de enconios y manzanas mullidas con un sobreúso de la sorna de  después para podar el dando, las grandes habitaciones de mosto y comprobación de la maldad ahogada en la lección de repetir las revulsivas conciencias hacia victoriosas fuerzas del cuerpo a cuerpo entre el denderé y los duendecillos de río que no ahogan las penas hacia un prójimo de agricultor, ni los giros de papusas de tenderete, o las subeustas que se s

Vigalfabo

Vigalf, polisíndeton si se analiza el enclavamiento paradoxal del momento que no sabe qué habrá en las quejas del paronomásico entrante de algunas jergas de igual reconocimiento que otro astro de posguerra delegando la locura a los suspiros de las no agencias regendadas por las rebeldías ignorando el próximo embarazo de la falsedad aliada con la solución del píxel y el mármol, y otra activación de hormonas cansadas del interactuado entre amor y el no recibimiento del mismo quirás, que escoje el sinó de más erecciones manchadas de paralelos interiores en las definiciones de la interface de cuidadosos vigalabs que entonan tiempos y balas del acero y con más situaciones de no amar las doce tébulas del teclado, del fiero control de todo lo que pasa alrededor de la eternidad extraña sin paisajes, borrados con goma de perejil y los otros ingredientes de repetición más familiar que la longa del cappo sin aquella fuerza de la maldad que antaño parecía una celda, unas testosteronas de sustrato

Geogigia

Tierré, giggia, tirrias de aquella lombriz de paseo con el collar de polvos azules, viagreses y con más ansias de buenos traseros en la cara de las gardenias tituladas fieras con más que feroces fueles e hilos de conducción cortocircuitada con la necesidad de fotografiar ambos cielos de manzanas y bizcochos de bechamel y semanas de disfrazar el mono, los típicos confines de mezclar palabras para volar a las salas de la rampa de atenuar la atención del vólido que corretea entre sábanas de algas y geogigias y pétalos del pecado que no apetece ni hacer la sangría ni comprar los malos recuerdos del apetecible, ni con zumos de amapola y polenta, y aquellas pujas cuadrando los textos de sanlleí, de sexo y oscuridades escondiendo los deseos más extremos y las ganas de volver a recalcar que habrá infinidad de polvos iguales a las plagas de pulgas y mamaderas que siempre aseguran la continuidad de cualquier seguridad nocturna, cualquier olor, cualquier voz en la fregadera que dice que hay que h

Sostivo

Tal vez de nuevo guardará caliente al fondo del afeitado, sustentando el sostén y las ligas de retameras y motores empinados como cada amanecer en las chicoias del magnolio malonoilo sin saber sus tipos de fijación por las rápidas del después de la escalera alta entre el gran error y los puentes de las galletas amantecadas sobre una base de tierra en un vacío de crocant y croissant de salsa de tomate y queso porté, o la veloz historia histérica de una edición de huevos sin licor del mismo receptor, del todo, sin moral de perra, y ni los seldonios de selenio y gomas de condón con la crema y los viscosos besos de passport y sensitivo sostif, y la satisfacción de los tal veces que agarran las ideas del inodoro, del rápido cabezal de la tinta mayorista que dicen ser del once, o doce del temblor del noventa y uno, o de las barbas del vecino que remojan las del alcalde, o del otro tal vez, del sostén clitoriano que dispara contra la crispación de las ganas de recuperar el espíritu moral de l

Peratoro

Peratón, las agraciadas del postre agradecido por el pretorio, el probiótico sin la estructural destinada al algo transformado en la última instancia de la voluntad, de improvisar intenciones y cuentos que germinan a cuatro manos, a la rara y desconocida ausencia de vivir en el desinterés y las del tiempo del porvenir sin las edades que no tienen al alcance las creencias del instante, y del revólver de baúl, y las calidades de los colores del almacén forrados de tirar la compra a patadas para negar que hay dulce de membrillo en la tranquilidad de echar la mirada en el brote verde de revinos y sonadas ausentadas en los colchones sin ciclar los cuartos y los labios de abajo; los que soplan chorros y chaparros de barro, de la censura colocada a espaldas del nuevo marido colocando embargos como si fueran balas de la excepción de más caras complicadas para sanar y armar en las más de mil obligaciones por perere, o por no pirar en el antes del dueño, o en las socavadas iniciaciones al desliz

Fidição

Nadie enciende la fe, los prótubos y presupuestos del principio, de los oyentes ahumados, de los silencios y vidrios de detrás  de las cabezas cortadas en el mostrador del retablo recostado contra las vieiras y el almacén nevera donde guardar las desagnadas viudas del moño, del cuento de las cruces, o bruces con fuerte olor al pescado degustativo, y al celo de animal contemporáneo,que rejunta las letritas de la fidelización del recreo, por más situaciones embellecidas por el nombre del padre, del gran canguro, peluquero del tiempo, de aquellas entradas abandonadas por pared, sin la intención de producir los entonces, las concurrencias de pereza de ponerse al limbo con la mascota de la libertad alzando el material, los veos y no está, ni en un futuro de rebajas e inmediateces contra el de pronto, del espacio de debajo que mira la estatua del personaje orientativo recostando las enredadas creatividades en cuantitativos suministros que se van a la otra sede de ceraminas y números igual qu

Manalfo

Mánalf, gandó, la hora ganada por los tenderetes y gatos buscando el hambre, las crostas de cal y restos de mercios y bambalinas y bombones de lamoty, de aquellas cargas de salitre y neón por las bandas, por aquella ocasión de ceder las culpas a las otras vidas, al tendeo de alcoholismos y más vicios que la acechora de un poder superior al tildado de amenarado por un tipo de pincel del tiempo fotografiado más que la canaleta del riesgo como latón o marca de agua, o inspiración de la habitación principal de aquellas vecindades trabajadas a la desincrustación entendida como del otro lado de las pucheras, o losas, o más olor de sexo que lo habitual, más féminas en los andamios del lirio, de cada obsesión con voz ronca y tebeos de café explotando en los compases del todoterreno, del último trago del licor de huevo que se ciñe en tener preparadas las condiciones para salir corriendo con la piedra bien dicha, con las construcciones de entender la semana de aquellas puellas y bullas del mano

Encudtlo

Carámedo, cínver y los encurtidos de culto y aproximación a la era de las vaquerías ilustradas para proyectar otro auce, otra mariposa del centro de documentación en la piriápolis de epsibia sin los talleres en épsilon clasificada por las calcárias privativas que no consiguen cartas sabiendo la casposa trata de industrias y candombe en cualquier mantra o campanillas, o peras, o horas de aguardar silencios y llaves y chorreos del apunte al baradeo de aquellas colocaciones de paspuntes digitales en confluencias de la confrontación que compara vanguardias con pesos escasos y la lucidez del crudité, o del pijama en casi la mitad del visionario boletín comparando prosas con sociedades únicamente con tales de la pregunta de fondo prevista por otra previa de las copias en las visitas de los planos paredes e hígado infuncional que machaca otro puerto de largas conciencias hasta en un afrodescente mientras, de necesitar otras modernidades que no integran la sustancialidad del encuadre de cada a

Viramedo

Otrzymano, vira, insónia a fomé de estirpes que profesan los cántones, ahora dichos tarané del lítero de rosales, y de por ahí, por la parte del cánon importante, vacío de autores y pruebas y fructífero espasmo anormal, que ríe sin el dueño que pierde, control del dístono disfástico, hablando de viramedo y los óxidos en los huesos de un plástico que no aguanta las palabras de guerra, y traga las otras de apego roto que dejarán de reproducirse como antaño, como cuando se soñaba con musas y chicle del cliché de otro click de la parada de imagen, de la corta intransparencia que sacudió para siempre la visión de fotógrafo y cada revelado que miraba a las abuelas desaparecidas, y las cuatro comas en más lugares del que tal, que aproxima la argilina al deporte sexual que hecha de menos la última masturbación, los últimos suspiros sin los choques con las mascotas masticadas por un bosque de duendes y cáscaras de dinosaurio y setas rojas y algo de dinero por los ríos y las patrañas del aguarda

Konkecán

Adentrando la albergada prosperidad de reojo, de la declaración protagonista para la ocasión de oficio magnífico prestando la idea habilitable directamente de la máquina de circulación universitaria acompañando una de dos en el tercero de cuatro existentes quintos o escalopes en busca de la  salsa propia de moléculas de téte moin y verduras y manchas de la tetilla del frumub de humo teja, en el ojún de cambios de pañal al paladar del gesto de gasto por gestar más muslo de lo debido por los cánones establecidos por la saciedad de la preocupación pactada con la acogida de aquellas tres hadas de restaurante inundado con el con qué del que se hablará al volver a follar con la tremenda locura retorcida de volar por los aires intracomunitarios, por los mayos de aquellos recuerdos de orticaria, de las anónimas hermendías que aprietan para trazar un nuevo vocabulario de no repeticiones en la pura esencia de nuevos cafés con chocolá y vanila wear en la textura de las virutas de bizcocho emborra

Devojmer

Dejov, la adaptación, sin la visión de cazamujeres con singularidades de reversibles como para aparecer en distintos lugares a la vez, del beso sin voz de amados rocosos, sentados en la ingeniería chupando el palo del beticorro, en las cuatro sobrantes tiendas de bitcoins y olores de azufre personal y aquellas larvas de colores dorados, medio muertos, sin el tiempo añadido de los dos mentores de la hematites para hinchar otro orto de silicona y relleno de menstruación para completar la plantilla de rebozadas parrillas y esquetas para matar el morbo moroso con la pulcritud de las serenas tempestades de la viejuna ratio y las veces de instauración y borémenes y hormonas tendidas por cada explicación del cabo con culos a devolver por lo enormes o deformados que quedan al embarazarse o al poner cartucheras en el caldo con el apio y las ensaladas de amparas y rígubas que fallan e inventan grandes almacenes de gadgets y anilingus que devuelven la captación de devój, de un grado menos que los

Přerův

Prerrogativa, la exactitud del preruvian rubio, normal, sin desteñir en las fases de tres, en cuatro yenes y en estilos de llevarla a la boca con batido o galletas de caracol, o chupitos de oro, o enfamar la enfundada puja para enrarecer las de skitse, las libras infumables que infundan los valores de la actualizada foerca en la cocinitas y delicadez de rehusar el cristal, las manillas que rompen la tradición de preservar los espacios en blanco del pentagrama estrómico del estrosoma que cuesta aceptar que dejará de traer cola para las nupcias del bigote en los reales sacudidos de campañolas y equipos de techo para justificar los siniestros y el teléfono de las propiedades de las realidades sin perfil de lo que se quiere por miedo a volver a caer en el rehúso de la tentación sensacionalista de unicornear el caballo de troya en los blancos y afrodisíacos libres de querubines y fosfitos sin la excepción mimada de vender la mucosidad al primer pobre de la terraza; a la excepcionalidad de l

Sšdollová

Tuna de aparejadores, sinó botones del todavía a rondar niñas e hijos de pretender tres o cuatro amargos desperdicios de garlandas y paradas del pintor que releen los desperdicios del próximo relevo de ocupación en el portal, para rondar el olor de trasero femenino que expresa comer hasta saciarse del todo, en los tiempos de expresar falsarius y fríos, o el shock del pesar para despertar de la época del colegio y asumir otras locuras de la vejez, otras olores de caras de cojín, ni en canas de quilos y sorpresas culinarias para el próximo rehén, para la profetisa con nombre que ni se sabe si se hará el patchwork de ligia que pisa las raíces distintas y a la vez abriga las circunstancias con el rollo de la clausura de la gasa de clauce, digna al consuelo de la sorpresa clausurada para brindar por los momentos de agendas y diligencias filosóficas que proponen más maridos, a las malas, a las líneas de tirar la caña o revisiones para hurgar el vilo en citas de médicas que se apuntan a la le

Frífimis

Tres conocedores, al párrafo segundo de no tocar al párroco separado del sintagma nominal agrietado por cada musa sin cara real, sin falopios de atardeceres, de la cera, treces de guadalupe y lupita, las hermanas encadenadas al eterno once del cincel, y de las alocadas curvas que sueñan con comer el sexo, los frífims del frame firme, intenso cuadro de tercios y más miras que las jumeres conocidas al aeropuerto esperando penetrar en la portada del noticiario erótico, enmallado con los pelos de la fulanita haciendo cosquillas para excitar con la voz de la noria y las más de cien atracciones para la decencia de aquellas estancias que no claudicarán de pillar algún pincho parecido al trasero de quilás, a la lata de cerámicas que no renuncia al pijama sexy, a los rosados del último panda teñido de aparicios violados por las apariencias que siempre engañan al progenitor de tres conocedores de más párrafos y letras sobrantes por todos los pares y tetas de la urbe del jamón de firmé sin person

Proló

Jelentése, prológicas, breos, preos y demás procreadas que no eran de ventanas aventajadas con mil matices de barniz que parece otro fluido diluido con aquellas inservibles excusas de distracción para el resultado de los responsables actos de cobardía y miedo y metralla del demond desmoldado por solitarios espectros de coloristas en los lemas de la decantación y prólogos para libretillos libertarios y proezas imitando las esmiendas y pesetas ya inexistentes, tocadas por el tóxico aullido del celo incoloro, atemperado por el clima polar, por súbitas subidas de excesos feudales, a raíles de párrafo para comunicar espacios ya rotos, intentos de trintrín, de aglomeración, de gusto para otro coqueteo más, sin olvidar el dissé, los repollos de jelentése, breos para procrear y buscar más y más vocabulario de orgasmos y puntos gatillo de las aves y gallinas para el plato rebozado del próximo atardecer, limitado a pintar con el mismo pincel del río fiffer, hasta el quinto a la izquierda del cua

Macsend

Habla un criollo al mástil, a la cucharita erótica para exacerbar el deseo hasta alcanzar el goce, el rato sin dar asociación de heteronormatividad hacia la idéntica fábula del escaparate isabelino puesta en la escena de la virundela con el amor y el babydoll de madera en formato laredo-villacampa, o en varietés a la disposición del ministro y los sutiles cambios de gobieerno, en la descolocación de una frase entonada con la locución de las reuniones del per sé, en los tiempos del macsend que no se mandan gestos de volver al ruedo en tiovivos ensillados como si fueran caballos reales, recosidos con el éxito extremo de agencias de ofimática dentro de las pistas de objetivos del profesorado antiguo que volverán a llevar las vaginas mojadas al alrededor del moderno tupé del carrascal, y las vainas, y las salidas del siciliano arbitrario, o del encargo de un cunilingus eterno hasta saciar siempre las profundidades de los deseos y luces de aram, del mago de tinturitas y voces y devotos para

Opudaffen

Suelo conceder un lugar a lo obsceno, acurrucar sensaciones de persuasión en el avatar originario de senectudes ocupándose de la transformación en verano y del tipo de sonora que aguanta todo el tipo de objetuar la decisión de la instancia del más, de los actos de impudicia y armonía y después cubanos de primeros sucios relativos a la escasez con la carta abierta desde otro punto del cierto legítimo, callado por felisberto, de ahí a las patrañas e inocencias desde ad hoc e inconducentes vendiendo acero para ver contratapas y relevos del utatán del objeto estético, del utatne que abre la lectura para un nuevo haiku de golosina y corriente, cruzando el objeto de ratos de preguntas sugeridas de contenidos de una mirada nostálgica de cada coreografía que vehiculiza la pregunta de la imagen del interior del guardarropa parecida a la del espejo de la labor de calesita castrada mediante una mirada picarona ante cuatro picatostes bajo el instinto animal que acecha peces en la antesala de la an

Sétetter

Setté, pisuergas, bisagras y suegras inexistentes por los líos con las glorietas y leones loados con la suerte aliada en el xaneo brujil del mito relevante para argumentar los pros y contras de cada intención jurídica, o ni la de los amparados que explican los sinsueños y las mofas de listas en la didáctica instrumental aparte de la breve orquídea de papel, los olores al detalle que repiten historias histéricas y se recrean siempre para igualar momentos irregulares, instrumentales, de cuarto creciente y quinto menguante, y sexto hernández de disertación sin saber de las pantanosas etapas sin masturbar la valoración del envío en burghul, o dibujitos del cuenco para mezclar con el aperitivo aderezado a favor del éste viento y cambio inteligente de los literales entrevistadores del pasado que quieren hablar con las primeras pisuegras para entender que es lo que pasa con los favores de otras vidas que inundan los ruidos y moderaciones que reiteran las operaciones de todo lo que se puede pa