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Mostrando entradas de febrero, 2012

Jitanjáfora

Fuego en la suavidad del eléctrico, de la entraña visceral que salpica la marcha del autosacrificio de la sed del corazón, acallando la garganta del final de una etapa reservada con el formol de una sugerencia del material y los vocales como colgando del criterio disperso del córvido ensayo del grupo de trompetas indeseables para la estación del criterio con más volumen veterano que las maquetas de opiniones o las prodigiosas de comienzo del arreglista de lujo con el impass cambiado disfrutando tocar la contracorriente del que no cumple con la estatuilla de carriére, del higo en cartel para renovar la versión de la sede rescatando el fichaje del trasero del mote incorporado al nuevo polígono de grebas y estribos y típicos toninos triples como gran parte del tonto momento que disminuye el poder, el verse capaz de continuar pagando la electricidad para el reencuentro tranquilo con el eterno sin doblajes y sin biblias de la caridad del gintonic con rosartos y nenes de pelota y otro pu

Fridologínestus

De repente irreconocible desprecio, no da estos impulsos, ni las fuerzas del principio que dicen el adiós definitivo al fallar la tensión del frame manual del epitafio de dedal, enmarcado en el encorte del estratega y la fervorosa rocambolesca manera de entender los gráficos apabullantes del globo como buen vino de los enésimos videojuegos de excorcismos de la película mejoradita de todos los días para acabar con la cabeza y desconfiar del outlett con su máximo programador en la isla del sobreesfuerzo de meses de peleas e ictus del modelic autoretrete que se confunde con el vesperino ortográfico de la tensión del estilo mierder de las dagas precoces en el bocetillo más redibujado del fin, incluso en un limpio bonito, rollo spoiler, para reacerla de cine con el papel de calcar pescados y el ruido de las aguas raudas, en la regla de tres menstruaciones para beber con los porotos en efectivo y las danzas y el cola cao cortado para el anuncio de la siguiente vida corregible con tirachina

Flatislávianco

Lávinos, de segundas desde el disco como el mismo speed brillante que se toma con láser y aguas fecales del día suelto, laxo, paradoxal, con la pederástia de ambular trotamundos y risas y bolos del hermano cura de la monja sentada que sonríe al ganchillo bicolor de la edición de textos y paranormales frasquitos de curry y polenta granate de croshé para la desunión del nuevo giro de la huída que no supera la valoración de la crisis de la loca existencia de noticias y escarabajos en ráfaga y tijeretas y tarta de elefantes en la radio de la tarde que no gana el dúo con lo frágil a punto de abandonar la palestra del sueldo con las primeras fechas ya en el olvido y las primeras orgías con bombachas que cambiarán con la cara cuenta de la nefasta machista llena de caras largas e improcedentes caminos para el bianco flash de torturas verbales caracterizadas con la mameia de mantecol con la apetecible psicótica que espera de la carrera el hundimiento del múmuri de mucho antes de la tremenda neg

Marcionarustusinos

Disculpas al creo, duscutiendo, todos pintados de colofón de las doce del después de las hormas de pan y chugos a la tutela de las últimas insistencias por penetrar sin el permiso de la gomita, bomba liberal en funciones de periodistas y trabas relentizadas a la inestabilidad del poco racionamiento por violación del jugo de fiestón y catarsis minimalista y filantropías que rebuscan la rebaba de los bombachos y la cinta de cabeza para la marihuana celta y los covers de blues y luces de cada canción a la concurrencia del ruido de platos y plátanos y ganas de salirse con el fado de la mierda orientado de inmediato a la herencia que dejará el vacío del 31 de mayo fraguado con pocos cementos del miedo y arcos vistos por cualquier moneda de dos mil quinientos euros de pletoria y mocasines de mocos y dinosaurios electrónicos de cartón con la vuelta al temblor y a la piel súbita sorda de gallina y brainal y más tranquimazin y pitillos de diazepan con sonidos cercanos a las pocas bases rítmic

Gusgunís

Gozo errático, el de contar guerreros y cadáveres medio vivos delante de los saltitos desgastados, de la misma manera que hace sólo dos días y cuatro polvos y tres corridas en la bombacha que cruza deseos y temores al cercano abandono demasiado frágil por si buscan pesadillas de centrar caracoles de la acera o del tiesto que se marchita por milésimas de momentáneos y exfoliaciones de performances seguidas de fijar el escepticismo mediocre, la salina de tantas que mezclan avises y palpitaciones de la miel donde atrapar la morla dolida y los siés sin estupideces para el baile de nuevas zonas castradas y dudas sueltas del ser tierno, de paja y fango y poca división entretenida por la dilución de respirar y tocar hondo y volver a flotar al cielo más bipolar, más apastelado, pero sin poder oler la elevación de la simpleza que pregunta de todo, siempre con la factura de la hamburguesa en la sucedánea camisola de hojaldre y nocilla  y pasiones picantes que mueven el robo creado que se multi

Trincasquís

Trincando a la caja de alertas y aleteos y moscas y varices de la teleoperadora de alpargatas y platicards esperando el pecho ceñido del aceituno de debates y minutos por la carne del semental, del sarnoso celo de la copia del misterio del segundo silencio discriminado, calzado por la prórroga del glosario de la pampa escrupular, en la frontera del miércoles y el otro cansancio del contrato de intercambios de parejas y publicidad para los monólogos con el anonimato del fanles sin diferencias con el trincasquís equino que se cruza con los invitados del breve mapa de bombones y descansos y votré voix en tactec y muertes según los comentarios entre géneros y fuerzas completas para seguir con la nota académica del tango compuesto por la constancia jerárquica que se etiqueta por puros debates y largas firmas de mar y timbas de metas y sencillos aromas de cochines y nubes y gatos y la paradoja de perder las perlas en el delicatessen del polvo de diazepan preparado para esnifar con la p

Hikikimori

Objeción, fin recto, hasta argot en calambres y enes y jotas y media hora menos de vida que niega acabar la identificación del copulado tatami en otros archivos de compras y sucesiones de valor en una mochila o bajo el contexto por vez cacolada sin libro de transacción con idénticas sínias de productos y salarios para los antojitos de la idea del digamos entre camiones y el lógico gravoso con la guarnición del todo previo que piropea la concisa con la poronga de fe en inestables frente a las taras que desocupan anodinas y resets de refieros de eternidades suspendidas al muslo del arrullo desnudo de voluntades confundidas con el desparásito del tortuoso surco deliniado por un declive de danzas y elixires sobre el más tarde pintado en limas y celebraciones para basurear en el cachete del logro sin el estirpe entre pasarelas y seseras de piedra y lentejuelas de amígdalas frías en el plato que detiene la penumbra del oxígeno envenenado por la mudanza e pícola paglia si ponevá la Pielsen

Labolengon

Badaguín de la zona que no baja de la típica imagen drástica de flagelar magnates y continuidad gratuita para la huelga que decide por los actos las notícias y palabras feas que pululan por la dedicación de la campaña que pudre otra decepción dominada por la costumbre de mascar la experiencia del circo de pulgas y plumones de avándaros y climas o la energía de las flechas en la manzana de laboratorio, la ausente grieta que huele a risas de envolturas de piel de hiena y sugus y floripondios para el coito de las dudas y ardores de la debilidad iluminada por el silicon de cerca decorada por la sensación de querer tragar la sensual masa anticuada y enamorada al mismo tiempo de las frases salidas del mediocre algo que admira las decisiones de protegerse de la condena que trascende en el archivo sofocante de la venda para pasar y arrasar en el legado que checan de vuelta en el proyecto de bestias y vivir del sexo para alegrar el ego inaugurado en la parte de los nuevos boletos de rumores

Amén a todo

Amén a la baba que corroe la cíntia; sólo el escarbador y las pobres invitadas a tirar de la entrevista residente de cada swallow directamente metido en el cubo de fregar sólamente con la luz de una estenopeica hecha con análogas viñetas de olor a vértigo y nutella limpia de otros ojalás que bendicen desabrochar la nevera llena de voces y mantecol y más amén y cimientos que continúan igual que el minuto del calladamente sobre las entregas aplazadas del periodismo, de pillo hambriento y frondosos bosques de marialuísa en el intenso que se respira penetrado por la perversión del alimento primordial que arranca la eternidad del hilo argumental del quinto para quedarse en las líneas de la alta acaramelada de tanto tiempo harto del visto y no visto de la leche caliente que no acaba de escapar de los sobresaltos de ansiolíticos para inyectar en la bajada de la derrota cerrada por el pensar sin destino extraño que sonroja los ojos al rato de barrer los métodos de cocina dualistas y las dama

Ésquila andurrial

Andurrié, la potencia como contraportada del sincero aparejado por inseguras telarañas de urgencia; o como una frustración chupadora de dicha idealización de la casta certera que habla del despertar con su luna de peluche y trayectorias de flúor y la guerra que sigue en la escuela del pensamiento sin el respeto del problema, sin brillantez en la recta final de la corrida de confeti y la afinación adoctrinada en la muda de veces e intermedios de ritmos y cariños del similar luminoso de la identidad del tempo con la acotada lucrativa inevitablemente enganchado al dolor de común denominador que trasciende para condicionar la cansina sin comillas, para encalzar la letra y la devoción de turno en la ignorancia inmoral de las ciertas sectas que se adueñan del seamos carenciados en la desesperanza de flagelaciones alienígenas de la vez cruel que rebrota en el celo paciente en la hoguera del café del vitruviús en catorce vidas, de la pizza de naipes y rincones de colores a los conscientes pa

Díaz, navarrete, gentil, gálvez

Manjebos de promoción del furibón hacia el pensamiento traducido y todas seguidas que bailan retiradas del doctor bimensual, por la parte de la causa de los indios en unas cuantas calles como tales auspicios, como lambruscos y únicas necias citas de gajes y cicatrices que delatan la poca adrenalina que decide el intuir del pensamiento que baja al hipotálamo y entra en la cocina sin guantes para hablar con la hermana del interesado en la lozana experta en los eventos, las ilustraciones de convulsiones y golpes de pena, de secuelas irreversibles que se publican en cada mirada nueva que seduce la gravedad de vidrio dudoso, con la histérica que persigue una estrofa de todo lo que entra en el universo negro puro y vuelve a salir en un instante roto en mil pedacitos por la enfermedad de dos ruedas y un cerebro inaccesible al puro amor, incapaz de unir tres platos de thimpu y un caminito de bebés haciendo ofrenda a la gota de urubamba y labios urgentes para besar la criada con amistad pisad

19 y 21

La ventana y el espejo miraban su encanto vestido de gala para hacer el amor, a lo lejos un punto en el espacio, era su espuma de naranjas disfrutando en el horizonte abrazada al universo, el armario respiraba la crema de cassis de su piel cada dia, los demás muebles tomaban licor de almendras del aire y conversaban de razones, todos ciegos peinaditos para el costado encantados con que venga Paul y tratando de ponerse de acuerdo con los sueños y se colgaban de la ventana como cada dia, las nubes y un gato veían que no era su cara que miraba, era otra cara diferente los ojos raros con otra paradoja francesa y otra voz de otra manera en otra boca abierta, no era la misma persona por lo que escribía desde el buen humor, era mucho más que gustaba infinitamente pero todo estaba muerto, los escritos que eran para la misma voz desde lo alto de la luz que quedo en una nota y la voz y la suerte del amor de otra flor de sanatorio con otra sorpresa llena de aceite trufado llena del banquete de

Queda el resto

Queda el arte, el puerto corto que comparte la cumparsita conocida por el laberinto diseñado para superar el descanso del trayecto corporal, del recorrido de los años y las prisas a contracorriente que llegan del pasamanos antiguo, o la gangrena de la verga que no puede centrarse en la estabilidad de la sangre desviada en la caricia al azar, al par de caléndulas que desean algo duro, de oro, sin habladurías inútiles, sin monos levantados de la marca de la bromera que nunca se supera servida en botines descuartizados que buscan un sano consuelo, un repetido en cierto repudio con el horror de un balazo asfixiado con el facesitting sin el aviso de la farmacéutica que controla la agujonera del espanto que me observa a distancia para sentenciar el bautizo en yeso del ilustre epistolar de la mascota del matrimonio en escombros y rescate íntimo, reservado para la fija diosa que no se deja ver en el empate de la pegada por varias varices de cabezas que piden la firma condena de los infante

Vgtresdeswqwesaw

Excepción, librería de textos y cambio de densidad en la condolescencia del tiempo en dejar de tenerla entera, degollando faros intermedios y boliches de novia en una mesa de mármol del patio del tiempo arrancando algo más que el abandono de un color similar a la sardana con aquellos grafitis en las dunas de la famosa mano aterciopelada, la que siempre falla en la propuesta final, en los tríos, en la mamadera en forma de virundela de jardín que arranca la risa del botánico supuesto atraído por la ruina perpendicular o la tira de capacidad augúrica y maratónica que se sucede en los cardinales para crecer en fascinación y más pueblecitos del cónico en las angustias y paredes secas y eléctricas de la sala de ensayo de los doce años de bachiller y sexo en el altillo con el trozo de butano como relíquia, como embarcadero de seguridad que después se convierte en útero y desde allí te habla un muñeco de cera estéril que se descubre mirando el guarro final con su trencilla de baldillas y cuc

Fagdfaghsduiuktrutffsatyrjunjt

El pedo a dos, cero, tres, cuatro, quinientos diez bloqueos que rodean el bolinche de metal sin música, sin sienes, sin cines, sin cartuchos de pintura tipo bala del 43, museo de parrillas y trajines de partidas por cada misma carótide de queroseno y riendas con búhos que narran una iglesia con bloody mary y enanos de látex sin el trago confiable de la noche, ni cada cláxon con la madre en el sillón del papillotte en punta del definitivo papel que cuelga del barrote de sidra y las cinco velas del próximo cumpleaños del trauma de lanar la guata, y el llanto de rabia recordando el usado juguetito, el jugoso papel falso, el erupto del parto cortito, del rocambolesco de ganchillera por la secreción de la cita y la nata en toda la cara tersa, congestionada de granitos y ranas y culpas con ponderados con esperoas a los estornudos de polen y picaduras de zancudos que plantan la locura en los tristes episodios de la pantalla, del clítoris que queda acurrucado en la otra manga de chicles y

Sarterintisca

Satré de sartenes y productos de repuestos y cáducas inspiraciones del desmontaje del destino que supera la melodía del mediodía prolífica de ilusiones recién cumplidas y bajar a componer con la mortaja en la cara del comprometido esperando la vasta línea emocional que compone cada poroto de diazepan, antes un poco de grappa con limón para lubricar el cerebro, para dormir con el cerezo entre manos y las fotocopias de los recursos amputados en la otra férula del puro éxito que degolla el pánico de ceder las hojas de trámites que parecían de algun gasto de licántropos y cavallos con tacones de la vecina y asagajos lejanos de antonomasia y testamentos a cargo de los fagocitos calcinantes que desgranan la hora de agotamiento de la resonancia del fanatismo que se arquea en el suelo con el difunto y los retortijones y sudores de la agonía que se siente en la presentación del verano y del bietzshe en el hermano de la latitud curiosa dándose finalmente con los surcos del fondo de un ajibe

Asterisquetronja

Cuatro mimbres a la canción de declaradas intenciones de independizar el placer del despeño del párrafo anterior, del no querer empacharse del servicio de habitaciones de sendas campañas publicitarias que deben ser recibidas en el gmail de cuentas y borbines y piscinas de novelas con un mensaje para salvar el cardíaco puñal de fuego e hipotecas ridículas para esclavizar el completo inesperado y los rosales y dobladillos de nitómanos de juegos firmados con sangre sepia y todo de permisos para seguir el cuadro del culto desde yá, en el ángulo del catéter múltiple que abandona el gesto del orgullo, del cálido de muchas presiones del cultivo de minotauros disimulados con el harapiento de antemano que se hace lustrar los nífios para sacar el lintero de la lata de gas y de grises frasquitos de cartón púrpura en el complejo creíble del matiz del guión infinito con la especie de reinas en polvo verde en cada zona de las manipulaciones del duelo de la caja de intercambios semánticos mir

Lolopotulaia

Tal en cada poro de inscripción, en la jeta de la boya que argumenta a concursables testigos marcados con códigos de barras y dentaduras con 35 pirulos de oro pregonando los recursos tabús marcados como distintos destinos de las listas de musas y minutos en temas cantados de páganos y penes y sensaciones de volver a agonizar como los gallos sin cuello y lonchas de veneno marcado por las pocas explicaciones de todos los escenarios de vitrinas y buceos que imaginan otro invierno vencido por el pánico profesional de quedarse sin descendencia ni crudos pajarillos de otro muerto de recuerdos como cera y minutos que pasan ampliamente con los focos de la fama buceando entre flashes y carentes que provienen del hambre y de tocar relajado otros felpudos de maquinitas y tetudos de arriba y otro montón de discos del colágeno de unas cuantas vedettes cansadas del anonimato de las dos milongas que corren con la prenda estática como el puzzle de una letra sintetizada por la bebida cutre de testost

Dásfurismesota

Incomprensión, dásfuris, naná, arrepentimientos sin represalias, sin rumbo, sin mujeres, sin mamadas, sin bomachas con acné, con la quietud de las fechas, de las pasiones, de la paga extra que viaja por las mentiras y se vuelve medio asexuada para escalar el croché del común frustrante de erotismos en polvo saludande la fatiga, el polvo pardo del nudillo, de la testosterona posterior demostrada en la parénquima del provecho arcaráz serio, líbero, con la migaja a las estrellas, al derroche, al cénit del registro de la tristeza que envenena los sentimientos del menos solitario y se recluta en el reflujo gástrico, en la pascualina de mejillones y despedidas que vomitan otra vez el pánico y los recuerdos de las ganas de dejar de ser estorbo para pasar a ser puro éter sin cuerpo ni cámara de fotos más ligera en fulgurantes lechos y susurros profanos de rocío que sumergen las antorchas en el semen inquieto que se entrega al rostro de la bombacha para crecer en la sígila repetición del inst

Gatopirí

Gatopé, rocoso propósito de lo particular pintado en la fiesta, en el jeté, del dolor que besa la lucha del almuerzo y las veces insensibles de carne y hueso, y platos de gusanos del parque enseñando la pregunta de las crisálidas que transforman lo anormal sin cantos sentados al poner cucharas con miel y ganas de brillar en la autoría de la vagina rondando la insistencia de tenerla en la mano de neón medio oro perfilado con la sesación del satín y la casta inconclusa, arraigada en el vívero pop y cada atracción efímera de las galletitas de orto inútil a dos pies del próximo rival desaparecido en la división de respetos distintos y pilas y soluciones para la egocentría tonta de tantos meses buceando entre lagos de máquinas que juegan con farras y peloteos del no decidir parar la opinión del cambio, del ajedrez pensionista que no deja crecer lo que fuimos para papelear contestaciones fuera de lugar y más líos o simplemente una ley natural para llegar al techo humilde bañado en pocas di

Objetó ben

Ben, la cama dueña del no sólo; picudas tardes de radiografías y olores para exhalar el camino del solitario retumbar de cada tarta de luces y presentes palabras en el café del favor ancho de un cásting en el mismo cigarrillo de conductas de aprendiz y objetos marcha atrás, mortales, de época respecto a lo ocurrido con el instinto paternal que rodea al técnico de las páginas de la prensa más de los cornudos que seguirían de novios y se toserían para encender el coro del amour, el punto que gotea con el olor de la demencia ciega, un después violeta que aparecerá con la rosa y el compromiso de embarazar las seis estancias del visible durante el depresivo clima para llegar al orgasmo de la pompa en la garganta fría de repescas y estaciones llenas de niños haciendo de abuelos y abuelos haciendo de nietos masturbadores verdes, de la imagen de la mítiga escena traspasada al sosiego de sabores y ascos viertes como cascarones que conquistan el optimismo para convertirlo en roto de aflotación,