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Mostrando entradas de febrero, 2021

Eudaimonía

Daimonís, la renta del dáiamon en entresala de la posibilidad de detener el algo, el eudón de príncipes y maquilladoras de cualquier roa de aros y tiras de enfermera que no coinciden con su sexo caliente ni sus posaderas en las capas de la cara encharcada en la forma de un cojín suave, o de un aleteo de aliento firme, bajado para trabajar en los caudales de jujubí, en la plaedescencia de aquél placebo japonés en forma de muñeca con aquella cata de lunas y sillones salmón para el próximo orgasmo que se pregunta algo para entender el sueño de madre de cactus y sus  gritos silenciosos que hablan de vender el plástico de la playa y los álgienes para la exposición de cada película de acción, imaaginando la movida de la renta hecha pasar por la semana de la suplantación que gesta el entonces que pasa película de la humildad que cuida el público de cada granel de manzanas en la pesadilla de un indeciso cologoncico de oro con la madame pretenciosa que ni se ubica en la fújila que se va con el

Prozisz

Apenas lópez, dios del córpore de ruí, o de la musa por la presidencia del big data, como ruá, o el pre ruido de madres perpetradas al victimismo que desafía los conceptos entre islas y buen tiempo, y olor a batamanta, a pobre destinación para aullar entre plantas y semen y tilos, o tales atónitos de copia pomposa y agrietamiento de la excusa y el flirteo entre la realidad y la mentira que no sabe disimular ni el asado ni cada gramo de prozac, de invitación a saltar por los aires sin la mona de riesgo ni la memoria de lo que fué, de lo de apenas que ya no abrazará aquellas rehusadas relaciones de madre e hijo con una preocupación común por celebrar juntos los veranos, o las capas de un entendimiento de colchón y búhos y sheets A51, como para realzar las galletas del tentado desdeñé como compendi extraño y situación mártir para no acoplar al miedo del microfilm, o de las ciegas advertencias  de la oscuridad, o el pupilo de adviento que teme romper la cigüeta de los recuerdos sin el timb

Jijluisha

Epanadiplo, condemnas del quiasmo, del étiquel en la escuela del masturbador y las italianitas que suman entre todas las del agujero del basso y pájaras del blanco en el interior de la cosa con cara de ángel y mandíbula carrillera en la majorera con porcentajes de velomotor y poleas frente al ízpiz, a las pezuñas de cremas y carneros y crónicas de azigul en el ruedo de atletos, y en el negocio de su majestad que no tiene ingredientes al aceite para enjabonar el dióxido de capón, y del relleno como el ñam ñam, como nobel del apófisis coratoide de catarsis y aquellos bocajarros de aliento y muestras de reinventar las edades de la leche del moncayo aragón que aprovecha para fichar la popularidad de los bolos de revistas y anécdotas de la prueba de dos minutos, o tres mantras para aquella remota saturación de mermar las papas del repertorio dotado de otros prismas estriónicos y los privilegios de últimos vagajes y de miles bordados de retoques hasta en la extensión del plumaje híbrido y le

Epiphanot

Plano del escálpelo, del trabajo artesanal del cirujano como reserva a recurrir con las herramientas y los ciclos de profesión que repara la inteligencia del reproche con una técnica falible de conjunto para no escuchar las breves lecciones de metafísica especulativa, ni las atractivas de disección en el capítulo sobre la mano en el púbico espacio abierto, hasta irregular, en la misma obra de la cocina, cabeza recta, que encarna el arte y las sobras en los estudios que insisten en la formación infantil en retomar la captación, la conciencia en los trabajos del conocimiento propio que evidencian un patrón de ciencias y vendedores de excelencias y amplitud de conocimientos y sencillez de la piel práctica en la época de proyectar el lutier que entra y sale de la reflexión mental, de las rápidas neuras importantes que fecuntas los trozos de tres edades del poeta en los últimos abismos melancólicos, referentes al cambio brillante, a los miedos del complejo, o de doquier como caballo de vida

Utepils

Energúmenos expansivos, como caldos y gatos de once libros y razones y utepés para descomponer la movida de nilés, y el nylon, y la serena modosidad del cocó, antes alemán que entre los momentos feos y las competencias de fita y generellis tipos castizo viéndole el culo y deseándolo como puntillísima de soplido y teteos y tetas, pero no de vaca, de barbie, y aquél privado timbre de los veinte donde se sitúan los veinte direccionales, los supermercados de chapata y chaperos y viejos surcos del acuareable kawaii que no reparten conceptos ni modelos para culo, para sentar el movimiento, los nuevos generacionales verde agua de maría y chocolate italiano, considerado smedell de la jole, y especificando los episodios trágicos y cada mortalidad a cargo del vestido fúnebre que deseala sombra del pórtico y el reflejo del copío, del pedo en agua magris y minúscula información de diferentes alimentos de calle durante el consejo de acabar las fuerzas que ceden algo escrito, entre lo escrito y el e

Torschlusspaink

Huele a eucaristía, a sales de fruta y muñecos a medida, como en la inyección de la intención de la de trento, acnéica y abierta de furcia,con los fórceps en las partes de la armadué que respeta la ley de la represión del mestín espía, y el pago del disgusto para la agricultura sencilla y cara de macho que no volverá para buscar el pintalabios, los trofeos hacia la picor de los cristales pinchando aurones y tesoros y aplausos y torschluss en los juegos de azar y las aptitudes de contratar la contratación de aquella repercusión como si fueran otros dibujos y otra flor como de tela encontrada en la típica caja de desnudos y hierros con un partido menos de la directa, a la tercera atacante con los dos adictos a la novedad, a machacar los montajes de la vida, los ordenados falseados con frases profesionales del antisistema como slogan peligroso, que no confunde con la reiterada tarifa de sandungueros y visiciutdes de psicólogo para vivir jugando a cowboys, a lorquianos, en el era esto, y a

Schadenfreude

Fredué, ínero entre inercias y búsquedas para enrarecer la parada de toses que buscan más papusas para el trazo de un futuro solamente con un tipo de schenfauden del impío y de más carrasperas que un fumador de chimeneas y trenes con algo de tuteos y sin la idea de continuar con la primavera, o con la cosa de artistas y pinturas imitando los broches felices y las dietas de trankimazin combinadas con solan de cabras y aquellos amaneceres desde la playa paradisíaca en las islas fiorle que lentamente romperán los estigmas establecidos por el mismísimo diablo conjuntado por los disturbios y conjuros y excesos de vino y frolé y pasta brisa para tapas y ciquetes con conchas y reverses y menos fraudulencias que las cegadas de las niñas que no vuelan por nervios rojos y por cuatro chicuelos de chicle salivado en entretiempos y la cúrcuma entre el viento de noviembre y las entrañas de medio gas tirano, al novechento invento de intentar sonsacar las cualidades del planeta enano sin demasiadas mú

Watterse

Lúmens de lunes, de arqueras y galgos y tabacaleras de salvia, de unas alucinógenas misoginias exportadas en la explicación de manantial, del desobediente escritor que no quiere ofrecer la ayuda para plantar papeles cebolla de zapatos y recibos y algo de cuadros y cuartos y delirios de limerencias, d eexpresiones faciales ocultas en el no quiero perdonar los arcos y pasados que al revivirse parecen pretéritos pluscuamperfectos del subjuntivo como omnipresencias sobreelegantes en las elecciones erectas del hablar con la sangre y cada músculo del dinero disíbeo, y los tampones de copas, de teteos del después, en el segundo once  de la reprendida asociación de cuerpos viscerales y lomos de pollo y pechuga de cerdo; y el crocotar de la estatuilla de zinc y cobre que no llegará ni a la mitad de página porque se cansará antes y ni tirará las montañas en los prados, en el olor a pasto y a caballo y a la voz de imitar las curvas en la ausencia de la mística que obstaculiza el sistema actual, a

Nunchi

Visión de la última exquisitez del fallo, de la filia, de la paradoja que disimula un gemido, un eructo, un nunca más de jaula, de expresión de poder para plasmar el taller de tres, de fieros sólidos y chamcham del dolor del disimulado cabreo de las asas del reloj con cuerdecillas y carbono cáustico para delegar la sosa a las formas de pompa y a cuatro acciones convertidas en silencios del pintor, en mudregas y alientos y horas muertas para retomar en el arenal la reforma y las musas y los lápices de colorines que se mueven comocorriendo y danzando sobre los musgos de líos y papeleras y sacacorchos y duchas en cada ubicación del cuarto de telelé sin párrafos ni café oscureciendo las decisiones sencillas que rebosan la parada de arcillas, y las palmas para guantes de guiso y manchas en el papel de fumar negretes arrinconados al pensamiento de pena, de objeto y seda; y el satín mirando, a la espera de otra corrida de besos de mariposa y escamas y sakanas y cerezos y los mirtos en jóvenes

Ayurnamat

Hora lanzada hacia la letra de ayú, hacia la volada de saltavareas que escuchan la celebridad, y el trasero de fuera que acampa en el mito talonero que estronca el sentir de la huída húmeda, los eslavones y la sorpresa sin preguntas ni apellidos de tríades y brigadas confiscadas para la pausa de buscar las cosquillas con la molestia de escribir en el clavel del pelo de la galaxia especulativa, como catalizador por encima la inflación de la dignidad y la estadística del grito griego, o de la garantía de las responsabilidades de querer deconstruir la colgada globalización de encontrar la traza de los músculos, y las que vuenven precisamente a los nombres armamentísticos de las espaldas y el infortunio del tocaje y el pósito de los vasos comunicantes que no piden alejar la corrección de las juventudes sin personalidades que no regalan instantes intrínsicos de lo que había antes de la última carne muerta, o la semana de tortillas de ganso, de infiestos fritos de honestidades del frotis de

Ambedo

Blini, pinarello en abamé, en amar la explicación del pijama cuarterado por lo serio que intenta describir como sería el ratón con cáscaras y tikun y plenamente de la flor y barba blanca, del libro de salir como un niño a la intemperie de la carga, como la visita a la de cossio y diferencias de forzafos padres en el bagaje de los veinte, en la inscripción redonda que mima la finura de un futuro en la dificultad de fornicar con la énfasis y las ficciones de los derechos más justas que el último fichaje del demonio, y el rector que se esguma para no reconocer que es el demonio televisivo, la silla turca de las infancias de élite que no coinciden con el cuerpo del ahora, ni con la repetición de los ataques sin fe, ni marcajes al hombre, al despistado olor que colorea las maletas libres según el ejército de la foto de la injusta gravedad del abrigo rojo y las acciones defensivas que se aterrorizan por los comentarios de la sorprendente capacidad de volver a la narración del niño miedoso, y

Nefelibata

Atan los ochenta metros, ésselt, de hipoteca inversión y el ruido escoliótico de la osamenta cada vez más carga indecisa para las adicciones a la montería del premio a caballo de los cálculos militares en un falso seis que arruga sin renovar el retinol de la dedicación que nunca se rinde ante los puntos íntimos que reinan en la oportunidad de comer orejas y baches de vida para el pellizco del lomo de origen vegetal y sinónimo de pierna como oro rojo al corte de la soja de mar con los momentos del instinto caído que ya no confía en el bien salvador que resalta en la rectificada decisión de entrar en consideración del mimo que no reanda y cae cada vez que intenta el nadar en la pastafrola, en las intenciones de tentar un fornido gallido al salconducirlo capaz de vestirla entre los planes de abril y mayo y más de sesenta estándares durante la fase de contratar a favor de la necesaria entre justas horacierras similares a la engeniería fiscal como aprovechar otra avenué para el pan y los es

Vituperio

Vitup, en este patio párido, concurrescente, inventado en las entrañas del círculo de la concupiscencia con varios retornos y vianditas de chocotorta en el filo de las imaginativas chivas que estallan con la saturación del polen y vargas negligencias con vitello tonato de aperitif, de periódico del cuarenta y dos, o del trampolín de ñiñí y cuatro niños saltando alrededor del surco, sorbiendo el flujo de sorní, la capa de virundelas y polenta púbica, y fijación con el peroné de patios y patitos feos, escalonados por el tóxico caligari y erectuar al beso, al limbo del timpador de romero y nigorishíes y alastrues para vigorizar el ying en las modelos del startup y sus huéspedes de yeso parecidos a boticarios escapando del fanzine de sexo y perversiones y luces de chapil para entretener al patio de butacas y más sensaciones de samsón para rezar y trenzar ópticas del fránstico que solo paga lo fantástico y las cuartas voces de séneca en la ranura y de más vituperios en tuppers y bojanes en

Tencas y muelentes

Venzadión, muelentes alentidas en el impresionado cochoplo de proveedores militares medicados con una sesión de linternas y comidas y árboles de papel de mafia rápida, lejos del cuplé y el cierre definitivo del pelotazo de las contemplaciones de la zona media de la intersección del hotspur aficionado al cine de sexos y flores y medalla de gol, o el primer día en table talk, o el sufrimiento para agazapar plazas para la casualidad de la compenetración, entorno la parcela ofensiva de la profundiddad metiendo el cuerpo en el diestro espacio de gala al límite del mueléns, dentro de los planes de absolución y dedicatoria de victorias y platos y tenderetas para ir a comenzar las mudanzas de dobles desperdicios de los reflejos y el lindar de la ejecución que levanta cada igualatoria rematando el lujo ralentizado con la posición de la interpretación cauca, la posterior en las mejores intérpretes cansadas del mareo espacial que marca el fin del campechano timbre de momias y médicos y comenzones