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Mostrando entradas de octubre, 2007

Teletipo

O sea características servidas en tazas, vasos, con cuerpo, sin cuerpo, con previsiones adoptadas, consistentes, carencias divididas con sonrisas liberadas, miradas caravaggias, muchos momentos de dudas comunes, todo lo que se repite, en parte está en su discurso, en sus dudas disfrazadas de lobo según parece, con tales ingredientes, y otras, y bolsas de miseria proclamada a los cuatro vientos no pitados por el trato rebelde que se ciñe sin objetivos a medio plazo.

Denkent

Als je normaal denkent persoon was dangerous book for boys dat hat, explosión de sabor explícito que derrite con maestría, con la muy temida, sentada, cristalina, con la falda cargada de rosas y tabúes que espiaban por un resquicio de su alma interior, pidiendo socorro, calcinando la otra sien con liebres granates y lisas, afelpadas que se mantenían al alire como plumillas azules, criollas, pequeñas, que no quieren llamar la atención y siguen su camino sin volver al sofá en tres años o en dos días o cuatro noches, o mejor en pleno dia, o nunca muerde el mantón rojo, las ramas de la noche decididas a algo concreto, claveles rojos, finos, se ocultaron de nuevo envueltos de boniatos susurrantes, tempraneros, aunque sin saber que estaba allí.

Mise en scène

Misé, curioseando el motivo por el cual uno está fuera y copia en ocho carpetas y mira la egocéntria de las mujeres que no callan, hablan, escuchan en contarnos las vidas y las cotillan de todas todas, turulato y todo, con su polución tan trémula y sus preferencias frágiles, poradas y faltas del momento de entrar en las ensaladas de churrasco con foie y ñoquis calientes al gusto Karakeosián, y se vuelven a aguantar fríos con referencias históricas, y sexos al estilo oriental, y estilos, inquilinos del Eros y de su bella notte comiendo chivitas de Zelmer y arropando la jornada redonda con carne propia, el mismo grado libre, Rolando a Capablanca, o al revés, abrazados, en silencio, suplicando y rozando sus estupendas cuyunturas que además son poquitas, a doce o quince cuadras de las últimas revisiones menos importantes.

Suàrez sline

Como BJ83 abc o un 36 y medio de esta, de este modelo BJ8324F o ella que ordena y como media tampoco casea ni fija fall en los pares de arriba, los que se siguen vendiendo 60-55, a precio de 26 al 34 y dos centrales a pares y a fichas ensuciadas con cordones de recambio, igual, del 37 al 39 variando pasos, y chicles de goma que huelen a botas nuevas que se fotografían variando los pasos, teclas rotas, enumeraciones que tambien varian y bordean las tiendas y ellas se quejan y buscan excusas y simplifican las actas y enganches satinados y rubrifican el seguro de vida.

Segundo molde

Hera, de pie, como moldes caducos de sonrisas y orines, y en los segundos estantes rojos que atraviesan palabras y maldades conjuntas, grasientas, con sabor a hiel, apenas en el armario, con conjuntos que ahuyentan, pero ellos no se fijan, ni se fían del pudor ni del orgullo rodeado de tiempo infinito, a ras del suelo, vuelo vuelo, y miro alrededor y no veo nada, sólo mariposas y sueños eróticos que despuntan y rezumban a la espera del conocimiento, de las bases de la vida antroposófica, de Rud, rasurado, sin poemas ni descubrimientos ocultos, sin la ciencia dormida del destino, que no despierta en su huerta sinó en otras peores, medio podridas, inmóviles, impacientes de sueños e insistencias, de búsquedas que atraviesan y siguen sin cocer tumultos hambrientos de fogones con foie, antiguos venenos que corroen y se pudren, y se ahuyentan en la noche de Mayo.

Cuaje

Mínimo dos o tres horas hasta que cuaje la cobertura, la cáscara a 180 grados como sus tartas y sobres de cuajada natural, graciosa, boicoteada por el vídeo y las palabras de fondo que no se entienden, y remover, empezamos diluyendo la mezcla entre cacerolas y herpes de yogurt, y utensilios hervidos con segundas veces de azúcar, de recipientes a temperatura ambiente sin nata para montar que se hierve junto a las pelotillas sin grumititos ni apretones lavados, ni movimientos cortados de cadera, cuajados, con sobaos pasiegos de Santander y tropezones de pollos redonditos que no se pueden amasar con máquinas ni nada parecido a los gustitos de cualquier grosor de deditos mantecosos que fallan y no lo ven nada claro, y se van al molde sin permiso para formar la pasta base con bizcochitos y mantecol y otras capas de toque personal con duendecillos que recogen y limpian la cocina y desmoldan la tarta de frambuesas y ciruelas, y habichuelas de cristal que no alcanzan su punto.

Whizbiz

Justo le preguntaba, y justo cada vez lo mismo, la misma competencia harta de la igualdad de las primeras veces, los malos momentos erguidos que se acuestan tarde a la espera del rato de descanso, y me decía algo al oído, y me olía los vértigos y paranoias en forma de croissant de chocolá sin salir a ver amigas como Juliette a partir del 25 previos a las salidas y entregas de informes cobrantes a uno con veinte, sin los tres últimos dias que ejemplan a más tristezas y certezas y UOUS uruguayos puestos con el theme de viviendas y comidas vacías de neveras y almuerzos de acá, todo en forma de polvo y golpecitos que están y se acostumbran para su resto fortuorio, argentino, dormido, gastado de postres y famílias sin memory target.

Tastet

Lo que sirve de norma, se dice, pero no son buenos datos, siempre discretos y viriles desconcertados con falsa publicidad para aprovecharse entre las boticas de los eucaliptos, y pilas de periódicos viejos que se detienen y sacan mariposas coloradas, fieles de todo, blanquísimas, enloquecidas por pocas ideas de dentro, tastets que salen para volver a entrar en otras, y probar el foie con gambas, y cerrar la boca, y delirar cada vez cerrando los eyes y viendo moscas y papillas volando por los aires, que se creen infantiles, árboles dentro que escupen lar ramas ardientes de extraordinarias ausencias, con diferentes sabores y olores que se notan poco, y siguen delirando y viendo panties rosas recién usados, sin lavar con satines de colorines y cruasanes enbalsamados que todavía se aguantan derechos por su íntimo bálsamo recién comprado a la tienda de juguetes.

Aribau 44

Así no, pero Laforja 56 cuarto primera aunque se pierdan muchos detalles del vestíbulo antes de llegar a su cima, antes de las repeticiones y los pasos negados desde el parking de la esquina sin la carnicería que cultiva voces y puertas blindadas, ocultas, mini-bares ya inexistentes convertidos en murmullos azules o plateados, que erran y erran, y queman los vestidos de núvia, y se pierden al llegar a la casa, igual, abierta de memorias y movidas transparentes y sentimientos bellos llenos de ataúdes y altos cipreses color crema, y palabras grabadas, y besos de Marlene Dietrich, mortajas ambulantes, ráfagas de Chanel 5 solo en el baño principal, olores antiguos sin ningún recuerdo oral, la cocina con la harina de galleta que todavía no se reboza. Siempre lo hago yo, ella me deja pero no está. Se asombra cada instante de la casa, cada momento vivido, cada idea que busca la chica perfecta y luego no vuelve, se esfuma.

For bracks

Hinch me parecía lo más antes de que sonara la sirena hacia el baño, hacia su patita hinchada sin horizonte ni punto de mira exagerado a la memoria de la abuela que se podia tocar con la mano como el viento, y la lluvia, y sus caras de sapo durmiendo entre flores y besos de escarlatas rígidas entorno sus cuclillas y lorzas que caen, no se mantienen quietas tras las horas de insomnio, no se celebran en todo el cuerpo entero, étnico, ni se distinguen entre gusanos rotos de cristal y salvajadas varias, apoyos entonados con un do menor, o ciruelos gigantes que se desploman y se desquician apareciendo sobre todas sus amigas, secretas, vivas, retorcidas de dolor por el hinch global de la calle del Ante, de la figura maternal que se disgustapor nada más, peluditas, con olor a Tartufino y muecas de colores exclamando piedad y ardiendo como bengalas que forman la bandera catalana, con laureles y pasas 1957-2007 en blu-grana, con banda amarilla y pezones salpicados de pepitos de lomo y batidos d

Intim Langous

No tenia experiencia, solo mostraba sus encantos desde la mesa 21. Al menú le sobraban adeptos rosados, ibéricos, los shows de los 50, corbatas rojas, anchas, chaquetas de cuero a l'ast, carnecitas bien sexys que meneaban cada plato, y succionaban cartas y menús libres entre copa y copa sin forma y sin escurrir al segundo métre, de momento, en la espera de poder hacerlo en el baño, o en su púding rarito, media hora con vaivén, insultos chupados al coulís de bizcocho, y a la pata de cerdo confusa por el postre que no llega, y ella quiere venir a comer algo mientras habla y se limpia la boca de los restos ajenos, y se sacude los cortados con condones sucios, recios, ya sin forma, y sigue con solomillos y gambas en bandeja que se tocan el culo de más, debajo la mesa, rozando las cortinas y apuntes de servilletas verdes, usadas, manchadas de Nutell y flujos varios, incrustados en la parada de su último ristorante, menos las larvas de la mamada anterior.

Sueño francés

Estaban las dos colgadas como perchas, había alguien más, pero sólo recuerdo la presencia de Pablo entre las escaleras que bajaban a las profundidades de mi ser con olor a melón, y la vecina me miraba fijamente y hablaba a los cajones de nardos donde guardaba alhelíes dorados y las sonrisas restantes de Semana Santa que perecían en su memoria como pequeños recuerdos para no desaprovechar como el pasado 29. No había escondites, sólo el bar y algunas personas, muy pocas sábanas blancas, puras, que también compartían su olor a shampoo suevs con extractos de camomila y canela. Necesitaba que su aliento me mordiera la boca a pedacitos, sin dejar señales, sin que la presencia de otros seres preservaran nuestra intimidad, como un hongo a una ranita desdibujada en el fondo contínuo del cable, mirando Arturos negros, hojas misteriosas que se reúnen y charlan de otros cuentos, de su cabello largo, enorme, que recurre entre los huertos de la hierba, como una poupée deseosa que no se centra, de fl

El equívoco

Voces paralelas, centrales, dafnificadas en los lazos y palomitas de maíz, o vicios comunes agrandados por las influencias personales que se equivocan y buscan valores abstractos entre los suyos, entre las butacas que se miman y se proyectan unión de por vida, o mil cumpleaños, no sé si ocho o nueve, pero es inmóvil y crece dos o tres palmos, más no, y recuerda que pasaban y pasaban a lo lejos, sin ocultar las mías, las esperas del destino, los senos imaginarios, glamurosos, satinados, violetas con lazos amarillos, que tiemblan y esperan deslizarse hacia el juego íntimo, hacia un poco de pavor, con ella bien apretada, o suelta, escondiendo la frente, una a una, y escuchando los cañaverales de la infancia prohibida que ya no me conoce, ni siquiera me saluda ni evoca ideas ni pardos pastos en el humo y el tomate, y la salsa de papel de plata ni se acuerda de la casa, ni se dispara como la miel a pesar de su rareza.

Martini Rosso

Sirvió su copa, alargada, con planos inferiores, invisibles como el cansancio de sus ojos que reflejaban aguas y miradas perdidas y pasteles del horno viejo, desgastado por las horas imposibles y las colas que penetras y piden, y llega Rudolf sin sufrir, mezclando el azúcar con miradas y bebidas que intentan imitar la realidad de algo doble que piensa en listas de esperacortas y esponjosas que dan las gracias, y mas tarde dan la vuelta para encontrar la palabra morbo en el diccionario, y ver la noche despejada en forma de fin, de santuario religioso con roces y llamadas a la tierra del sinfín, y sigue leyendo sobre la vida y se quita el jersey, se cierra.

Acabouse

Con los recursos no suena tan difícil encontrarlo, y rapideces valoradas con la mejor semana en más o menos dos años de deseos y ausencias que vuelan sin saber donde van, pero ya, poco a poco van agarrando otras ilusiones y formas audaces que no privan de nada, y se emocionan con cualquier ilusión de fuera hacia el córpore y quiere besucos de una bella dama que de momento no llega porque está en contra del destino, pero ya existe, como el tercer ojo en el mundo real, el ojo de Rudolf que observa atentamente los pasos del todo, y juega a échecs con todas las piezas que quiere que ganen, pero no ganan todas ni se miran las que ganan, ni siquiera se saludan, ni van a la 104 de Marosa, y nuevamente comienzan a estar ramadas a puerta con contrincantes y noches de Mayo, y dulces magnolias con todos sus frutos y deliriums que van cayendo como siglos y perjudican, una a una, las gallinas de colores que se funden con abanicos de piel.

Algo a la plancha

Algo confundía al resto con sus ojos saltones, en blanco, que más bien parecían no tener nada que decir en el día a día. Se veían entrecortados, con un tel, lejano, que inundaba las lágrimas que poco antes habían caído de sus ojos cristalinos, ahora blancos, llenos de babas y arreglos con pijamas y mortajas de lacas y peras divinas que usan el enfoque de su flujo, y comparan las aguas y pañuelos llenos de cadáveres mortuorios directamente de la morgue para pasarlos media vuelta a la plancha con aceites vegetales, y nutrientes enmortajados de salchichón del país con ajillos y nutrientes adicionales que se quedan con sus boquitas cerradas, llenas de mantecol y dulce de leche Uruguayo y diferentes recetas Argentinas, pero con fervor, que hierven i fríen algo para recordar.

Terrible trasero

Se erizaba de pasión, de color rojizo entraba y salía con fuerza, para poder seguir el compás de las notas, de las horas, minutos, segundos de un dia maravilloso que abre el ojo espiritual que duerme en el yo, y no descansa desde que el gran Fabio lo sacó de la nevera con carnes y espíritus y Paupizza, y el cemento compacto con su nombre ya medio borrado, sin sus huellas dactilares plastificadas que se confunden entre senos y traseros bonitos, que flotan en el pensamiento de aquél fantástico, imborrable 2000 que acabó con tragedia griega, de luto, tres dias antes de terminar, pero ha vuelto en forma de otro, está presente cada fin de semana y mucho más cerca que antes, para seguir creyendo en mí, y poder hacer resets cada vez que me interesa, borrando y grabando cada vez más rápido, más constante todo, sin dejar que se pudra el yo con las temidas ansiedades veraniegas que no traen nada nuevo ni bueno, ahora por eso se encalla, y tampoco sabe como continuar la serenata, ni si habrá más

Elsa's Tory

Arrancó como un suspiro agonizante y se repitió lo de la santa verga, una y otra vez, coloreando como la porcelana fina, como una mezcla de harina y tamizador para el pelo "paper flex" con sabor a chocolate fino, bañado de oro y cristales preciosos y divas blancas de ultratumba, de volantes, chateau la rue, el camino es nuestro, la rue, el camino, rue, los delirios preciosos que avanzan y siguen como espumas de leche merengada y emiten zumbidos y okeis al oido del participante, al paraje del pajarillo que vuela entre sábanas manchadas de flujo vaginal para olerlo y comprobar si es amarillo, o si tiene porotos verdes, o acelgas grisaceas que se miran entre ángeles y murmuran, y escupen pororós y causas desiguales para leer Holy Bible, sin los once, no lo saben, ni se imaginan nada de los 333, ni si las vergas están húmedas o huelen a verduritas fritas sin sabor y sin cola de conejita playboy, ni sin cuello ni pajarita asiática que entra con el viento playmate, y no para de soñ

Rufus

O de la sobremesa, o del desayuno que invitan pequeñas razones que no se despiertan ni cumplen normas y solo quieren cortar azúcares y cuellos altos sin alcohol ni cadenitas, ni compañias de bajo coste del máximo confort y, repetimos, de mínimo coste, a tan solo cincuenta céntimos totalmente desconcentrado, fuera de mi, fuera de los celos y envidias de celofán que todavía no se adaptan a la disminución, necesitan más, por eso lo sé que no, a hotsum. Y siguen calientes, con ganas de algo más para describir, para poner en el libro de los recuerdos vividos y experiencias que se escriben en el borrador, y se detectan los fallos mayores y se corrigen de inmediato antes que salgan las estupideces de la vida, del destino fatal y fructuoso que no produce nada, sólo reproduce angustias inglesas y mucho más, desconocido completamente, y sin pudor, ni sabor, ni roturas fecales que se encuentran dentro de la botija de mármol.