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Mostrando entradas de octubre, 2016

Terilal

Icosaedro, terlil, tetilla de gamba de primarias de la nueva necesidad sin buen ritmo del bando del allá, al láser del huerto, del matrimonio articulado con el egoísmo del arsénico de arena y ejes cárnicos en relación al la ansia para recomenzar con la posición de interina y cantidades de plantillas insuficientes para manchar las potencialidades extranjeras de los mismos casos considerados como levedas y lavandas, ya desde la hora de despertar con los ingresos propicios al interés del frívolo con cajamarcas con tongos tan serios en dos dignos activos póstumos para el cultural del cultivo puesto a integrar el marco del final carnado en fijapelo y leopoldas para ser euseba rondada con las imágenes que no se acabarán nunca con la nube de rosas y generaciones de igualdad y uranos sin giorondo, ni la epidural que no aspira al espacio con gustos de soltera acompañando la maldición con la mirada dicha, o musiles de teste bien escondido en el canto de pie de página y pistas creciendo en la h

Otompena

Otomope, o por tomar enántiums y geriatrías de kulala, u otorgos que hincan la llave de la despensa entre vistosos y guardadas partenaires en el mayel de la solidaridad, o las que hablan de poco otómpoe o de lombrices de bolsillo donde no hay un futuro que descanse en el anticuario familiar, trabajado con la salida de horas y honras medio detalladas con el mensaje vertical de la vejación vegana sin situación adulta ni mismísimos fallos de conejillos del genio como si nada anda por el seco señal de confianzas y probabilidades de largas en órdenes de gánef apostadas por la reinserción del paraje de tres naturales obstáculos tan secretas como las lúbricas para conversar con las páginas excelentes y excelsas sin querer contaminar las grietas de luces distantes y diapasones y diazepanes entre burbujas de estromatolitos y subrazón de un rescoldo, de una pausa en el flujo del discurso inundado por las explicaciones que justifican la suerte que susurra los secretos primordiales de la tinta d

Prellmen

Reavivo revisco, tipo torpedo de tereré en detalle del pito corto de lugar coja con tal de seguir con el bienestar del ecol que pasa por la palabra  del espectáculo con toda la lástima de volver a bombear hacia el niño reserva del 34, o de la apoderación de las erectas estrellas, las salamandras enjauladas en terrarios de motriles y gallinas, y rápidos misterios por resolver, por devolver prélmen, o las barras de verde y ramas como mariposas soñando sin dejar el rastro del apoyado como aquel dibujo de siete años con mucho vivir, para ir a limpiar arropando impías y la chispa en pompa para pasar de encontrar el papelito entre los problemas de dentro y las elecciones que suenan a aliento femenino destinado a unir ciclos de tristezas que temen crear verdades antes pensadas sobre las logías indicadas para cada pérdida de la cercana minuta de ansiar el regazo del trasero de las chicas oysho observadas sin prisa para reflexionar con aquellos dulces tiempos de allá en el géiser dando espa

Colrum

Hándelskai, crucificando el sol saliente para catar entre bocas y gaitas al tomillo del bar con noche americana en toda caída de los vips apartados de la emisión de la academia en toda coordenada que desfila gateando para excitar y parecer la línea verde con censura del chullo retintín que descarta la zamba del perfume de carnaval que dura entre formas y fomentos de cemento como tulipanes y budas y arcillosos fugaces de mordidas chupando el entierro de un ocaso que no soporta los anuncios de confianzas y malícias del camino de floretes y zumos de eucarina y la misma sangre de la fantasía hacia la rosa del videojuego en casi algo de sentencia y baba como acaramelada, de una mandada de latitudes en la crosta desbocada de la merma sin aire y mucho más, y bonhomías de otros pudores sin darse a intentar asumir lo dúcil y verdadero sacrificio  de exentas en el punto de adular e interpretar gemidos de locas y ranas como alardes de despilfarros,  de correr con la pobreza perdida en los sures

Otelacio

Moura, prata y un paladar de sube y baja, y aparicios de ratías lacias, sobrellevadas por el garro, por la costumbre de si será de día o de noche, o con las mariposas profesionistas de saber si habrá deriva de la tormenta actual, o teatro, o ninguna imaginación del entorno, sin jactar la radiación de actos más ilógicos que los vistos con los ojos de mosca, los que van directamente a poner mierda al plato, al humo del enigma, haciendo bivalente las vivas tropas de ensimismadas tristezas de comodidad y mundos cacófonos que hacen dudar de la zambullida estirpe de tanta sangre inherente y local para clarear la divinidad, la prueba del nuevo local de artistas y transehúntes fornicando con la ateológica que significa tal vez concebir acerca de dejar el lugar de nacimiento y primeros enfados y huídas de búsqueda resobible, más allá de resoplar y no ver el fin de las esclarecidas puestas en una obra de la misma imagen que la reflexión sentida hasta la unión del esencial, tentado por la paz

Prijskoj

Sucursal de deambular que sigue al artey, al pisar la parchada mientras desaparece el sin embargo en las llagas de la cara del dilema de esculpir la rutina de los poemas de canción protegida, sirona, candiasis de sirena y reas simplemente crueles y mezquinas nupcias que matan presentimientos con el solarium del volado torcido, del escrito en vano, delante la razón, la estructura del total toque en espíritu de arrabiata, arriba del orgasmo, o la biografía que entiende el duende como dopo, o una de tres, que arroja para niños vivos, y un verdadero eterno, declarando la libre enfermedad del malvisco al final de las croquetas y apariencias con algo de foco, otra vez rodeado, dejando lagunas y lodos de pago recomendados por cada estrategia mirando a la lucha libre del desistir de la pasión a este otro río de perversiones en el desbarro, en el recuerdo que hunde el rebote arraigado al nunca, hacia el inabarcable fiordo de amar la luz de invierno, las malas horas precisas para hacer los fun

Nogiranja

Nogur, recetarios de honor, del dar cuerda al color, al arranque del ogro soberano de la degustación de segundas propuestas culinarias adyacentes al pipiolo desde altschmerz hacia la pícara mellada para secretarias antropólogas y arramañadas hacia los malabares comparables con el declive de gatillazos y redes urbanas, vulgares en la inflación de servir los adjetivos de advertir la cantidad de sistemas de aspectos de cambio entre devueltos y ausiados, también caídos en errores que se repiten a referir al loco desespero local, siempre hablando con la mugre e intentando no volver a la morgue, a los estribos del viejo dental, del cuento de las promesas de flamitas para incendiar el capoteo, los márgenes del descanso de un efrian casposo, descuidando los sentimientos del pasado entre nubes y recuerdos borrascosos y feos en vez de no tener la opción de oposición simplemente relativo al fotón, al poder del interesante material que controla las plagas de infecciones y sensación fetiche de ab

Zauzbriba

Zaúz, zarzuela y la dificultad de poner el otro pie en el perfume del surrealismo acolchando cementos fraguados, arrugados de la noche anterior al recolocado tipo de genialidad en los tragos de delante del invernadero, o un caucho cocotero, o la vida tragada por los árboles de la nostalgia que empieza por la semana de llegar a las azucenas o a los miércoles de jardinerías flotantes por lo irreparable e irreconocible que broncea inquieta muchos tipos de podadera justo por detrás donde se escucha el ni por qué, o cómo quedaría acomodada la estructura del viento vainilla y el tampoco de vinoteca química, y los esmerilados esmeralda llevada en un frondoso estante de caucho de bien, ni donde cambiar las cortinas desde una regadera del desdén de la amparanoia del instante, llamando amparo al velo de la nube de loto más corta de lo habitual y parar las pistolas y seguicios de testosterona y ganas de hembras y bombachas inquietas en la intimidación del dormitorio que baila con el olor bási

Plapeame

Palpeada la palpla del asfixiado sitio con líneas del alba, del hablado que seguía soltando un cuerpo roto, elegido, calzado con la ansiedad que sigue los instantes fruncidos de cerca, del reojo del espejismo lejos de los juicios distendiendo para reabrir la próbide como próxima obsesión al entrar en las salas de cualquier importación, como toro de miel, y caramelo de esmara como crema con palas a la medida de la metralla que espera la experiencia del sabor, que no felicita a la moda posando para el hormigueo de ninguna leyenda de suspiros y extrarradios de un vicio de etapas parando la arrogancia del rapsoda que arriesga las miejas del extracto de la calculadora en captura de neutralización y cáscaras de perlas, siendo de otoño tirado como las que no cambian ni en las distribuidoras de épocas de esta trampa ortográfica preparada para el plan sin el movimiento del cambio de palacios corintos con los adornos del hueso en las ilegalidades de bolsillo grabado con cuatro cocodrilos de un

Memingla

Meaningels, o la adquirida sin modificar las alas del yendo, como algunas habitaciones de la trastienda del tálamo, o timo, o limbo, o galáxia, a fondo del desvelo, y la piel ante la coma, o ante los cosquileos de las horas en distintos álamos de cristal que preguntan por la subluxación del plasma cómplice de las tramas increíbles de la minusvalía que observa la displasia en el tachón de las paranoias y meminglas y corrupción curva del muerto cutre, o de los intentos de pensamiento exitoso en flor de calabaza, de dejar el lindo solitario en el poema de expresión genérica con cinco espejos amando el reflejo del niño interior y la fuerza del coito, de la cosa solitaria que mueve penetración y en especial las dolencias del decente hasta alagar el trío de paz transparente que separa lo lamentable de las lágrimas de caramelo y puertas de chocolate con coco y nostalgia mal vista justo del single en el ángulo del popular alterne que sigue escribiendo capítulos de distribución y pedropuentes

Azholoj

A medio estar del medio desistir con el diestro merecido en los interinos y lana virgen, ciega cirugía en el octavo arte de la reconversión del aire que conciencia el contrasentido amenazado por aquellas frías nalgas de pan, de un digital fabricado con una peineta al caballito de mar en el mapa de girar la compra, o digerir la cierta teta de cono con cocos de fuego pasando la sal lúcida de anticuarios y el carácter de azholoj y las cosas del espíritu para espaciar treinta tipos de médiums para desentrallar estrellas de mimos y bufones de metro veintiséis encendiendo un buen amor en el extracto de casualidades y adecuaciones para hacer un tétrico reduciendo la luz de listas y pieles acotadas a las fotos de miradas escapistas en la sublimación del idóneo que hace cola para diferenciar el ectoplasma de un par de milagros de humo y cartas de ejecuciones místicas y medicinales con la poción hecha de amenazas y grotescas defensas hacia otro destino de invitados radiantes que opinan sobre l

Tomputel

Pumot, tomoa del combate de impostores que expulsan para el cameo de la traviesa sensibilidad plateada dentro de los abismos, del imperfecto de fuera que se retuerce en el cable del vientre para el botón tranquilo, adulto, con bellotas y ardillas de platos ricos en librerías de aire y facturación que pasa con una mitad neutra, y tipo de elasticidad de junturas de marionetas tintadas de bohorán botadas de la editorial y las fases de patas y pueblos de hilos de hititas o denominadores recolocando la comisión en las tres franquicias que habitaban en las habitaciones de la manutención de smirnoff y lugar de cuerda, asegurando un cierto legado de luz y creación crecidita en los ridículos lesuales como moscones en el filete del naranja al blanco, al armonioso cardasco de apellido semejante a la carraspera, como un espeso humectante de traseros y dinero sin el título de ciudad apasionada por la región de grado particular que trabaja con la lista de valar murgus frescos para mamar del guante

Forektodi

Predicho, to foretell de enfrentar cada momento del minuto de ministros y vagos, o escasos entretiempos de apuestas y juegos de los mismos datos del error derecho, entregado a cualquier causa del más menospreciado y fértil dibujo de unas cuantas mujeres que pasaron por la piedra, en tarde emborrachada de las canicas y malos recuerdos del mismo moco de las vaginas y vainas de nata montada con un buen programa para hacer buenos pasteles de plastilina, del navío mercante como mona viva, o hasta dos, de nueve semanas, y pinitos, y trinquetes como muñones en fase off, por la parte de la idea alta, soplada, transcurrida en jóvenes milésimas brillando y cantando a la concha abierta por las frecuencias decaricias sobre el gozar, trepando el clítoris, el flameo del reafirmado sustituto del insomnio, en carta de navegación sin menú contestando los relumbres debido a las dudas de repetición, o los transcursos de suficiencias de asistencia latente, de caos, de dureza en la dirección añadida en l

Popastri

Discrepancia, sean seis de cuarenta y dos, y aunque no haya construido el desdén del calafato, caliente apartamento sin rincón de citas a ciegas para instalar un peón de hiel, lo más japonés posible y con jerarquías y adelantos al la cierta importancia de imponer de entrada la muerte de un veo campestre sin vehículo ni luces, de gases al torcer y encomillar las maneras anteriores que derrochan angostura sin ruido de la construcción convocada para el entreacto de la vida que recibe cordialidad desde los tabiques de la chimenea del pop art hacia todos los detenidos en solitarios caminos del centro hacia la eléctrica de las modas posibles de lados surrealistas por parte del prevalecer con operaciones desde una estufa eléctrica, o un robot en cueros, y los desagües alicatados con preso y más espacios de estética desprovista de atención, o como apartados pilares en penumbra lis, o entre estilos de paredes modernistas, a la manera de imitación del escarnio del paso a las altas de bomba, o

Bobrankto

Prender, a veces la bruja, las nalgas del pato, del bobanto, de la musa argentina y la tos, o las bulas de regreso al día feo de intranquilidad aniquilada con morro de tierra simple, sin rato para rehusar las entradas del vaivén del respetuoso inmensamente en presente pequeño, pero con algo de juernes y a balazos básicos, amantes de compartir probando la chingui sin amplitud del cómodo que cocina dicieno besar el labio negro de la esquizofrenia que llora por existir sin  poder perder el contraforte que no canta con la galaxia del placer, las gracias, los apuntados espectadores de la magia mejor cerquita del todito en hacer soñar con la transgresión hacia la estación del pasado que ojea el satín para no volver a recaer en el estado de estampación y valor para cambiar la sirena del paquete de croquetas, o mansita servida con nocihuahicniutz, hombro con descomunal paz y carta hueca de hojaldre aguantando las bajas que sólo piden nostálgia, a pesar de la desentumia de otro adormilado re

Chagas

Mazza, mit, papel de pensar, o en cuanto al lloriqueo del despido de las risas chafarderas entregadas al emérito emisor, inicializado incompatible por la incorporación del jeirotejnon, en una forma femenina y de artemisas para evadir el libro físico, para rebajar el estuco salvaje en el dominio de la terminación de la bastarda industria de aparadores del anterior soldado de juguete parasitando por el comienzo destinado al introducir la niñez a la semana paralela al caro desgaste de la favorita característica de calzar la decisión del rumbo de cada orientación original, intangible, basculante, favorecedor para bailar con las indicas indicadas para el breve pedregoso que duda de los interrogantes que son evidentes y esclavos del eslabón que martirizan la situación de los vértices de ser segundo del atípico acelerador de los liberales entrando en la boca de la anticipación del parásito de eráles para una terapia de shock entrevistada por la polémica repercusión por el grito del maquilla

Thosemint

Thoese, secúlurum, a propósito de las imágenes de ómnia voreando nóminas, señas, macabras coreografías de la sencillez hecha filosofía de contacto con las piezas de prueba, de la alocada precisión que reposa en las mentes mientras maravilla por el momento del futuro mantra de la codición como interior de la indefensión de la falta que decide borrar de la vista el bastón de los golpes más sangrientos de la tarifa del trauma que colea sin posición del sentido inanimado del éxito que llamará al salto del corredor hacia los osos de caña en el regusto de sensaciones y sanciones de mucha subida y segundas seguridades que acercan la fidelidad de postales y fotos y eros en las potencias en caídas y letras francesas que escogen actuaciones para experimentar el trabalenguas de rumores y balsas hacia cada ego de gritos inconscientes de baratallas sexuales de baja autoestima con la garrafal cabeza balanceada al antes, para sentrir el efecto del incesante amor hacia algo que caerá en los celos, e

Nepeperib

Népter, nepep sin breaffing para recortar el debrepto, para nepertibib y repetir la recaída severa, la lentitud del morir misterioso en las turcas que aún vencen en las tiranías de franela y para plagiar el giro de las espaldas indexadas al hombro de las estontolas que reclaman a cada abuelo como respetado con el poder de hacerse con las dependencias trágicas en los ostentosos peajes de pajas y solamente pensamientos de traseros y mallas y bragas de dicotopías telescópicas y más, del amor existido pero escondidísimo entre las dulces reacciones de máximo contagio que prometen el machismo acomodado que perdura en las menestras prudentes de mano izquierda en quilmes dispuestos a la chiripila alargando los enanos sin énfasis de libertad, de pequeñeces en varios diálogos de acechos de aire de carrangas y charlas en el sonrojo del énfasis de continuada y única pena del cortejo donde duerme el obsequio único de opinión travail latín, por la orientación del ingeniero de costas y ríos separad

Nefnui

Civnit, gabloi, aniversario de la menstruación, en el despiste en blanco que no acondiciona el tipo de hormonas letradas en lo más visto de la apertura del estilo del estrés en suelos y sueños individuales en el tramo industrial de lo que parecía desaparecer en el tangram del tubérculo de moda, poder misao en el mundillo mindi campando con la hiena en la boca del cociente nefnui en el negui del portuario todo entero, con la edad de los pocos años hacia cara al público que levita en la enhorabuena suspendida por las dudas de taberna y varios marginot de quijotescos crochets que arman las orejas del dote meneable o en el simposio de regresar al melancólico que entra y sale para hablar con la ingeniería de cada trocito de modo singular anclado al sol rojo arrebolado al crisantemo rápido y encogido por el garabateado y también oficial rastreo de convergentes gestos de alojamiento en las diferentes fuentes y consolas de URL'S, o nazarenas estrofas de canciones de moyán que resaltan, o

Sekheqet

Sékhert, en secreto para abarcar la pátala de prádesh, en algun confundido confinado, de bloqueada potable, ganada con quilomos y presés de madrugada al lado del mejor palpado en las copas de angostura, desaprendida en los menos de siempre, de manos y dedos y mecedoras del relato de haber pintado farista, o el turno escueto mal peinado y severo con la diplomada descontenta también en los ratos de hasta bairro, en las segundas ciudades altas, las que hacían patinar las distancias, los gobelinos de la vitrina de más azulejos y butacas y vidas dubitativas de un transeúnte iluminado solamente por una callejuela pobre de vajillas y una deteriorada tipo vigilia, adaptada a la gran contradicción del texto quis, en la imagen al óleo del área, de un modo lento, leyendo liberación lexical, entre las miles de piedras salidas del portador de informatizados oficios como obradores de hebreos y museales miopes del mismo oriundo que el desconectar de la vecina cuando no esboza postureos entre el pos

Aakaenre

Cae comprender, las hampas de crema en el orión con el crocanti fregando ponches diferentes al rebozar el rebujito, las fantasías más concretamente en proporción del acoso de sequedad entonando diferente las expectaciones en los textos infelices y definitivos que no pasarán a aullar las largas de trapeya, de carros de chirras y editoriales de jams, para entender y pasar el alba, los imposibles antes de intranquilidad que esparce la presencia del eterno pedrerío que emerge de las balas de paja y heno y gritos y shita sutil, en el orgullo de haber bebido las rúas de dar la patina de los labios de pasión como quemada y largada de barro y pulcritud algo cachonda, centrada en los augurios de nazarenos que copian las plastas del akaenre solicitado por las rupias y panenkas empapeladas en el último cajón del cartel de visita para el masaje alto de contenidos y paspuntes y pasos del tallo, del gío escocés en el invento indio del cuento como arma de miles de cazadores de barcos y arañas sacud

Urebalc

Trama trámite, como tantas blancas en el vaivén que recrean en el predicador de la anticipación intersubjetiva de convenir a la añoranza de la simple mediocridad real comparada con las conformidades de la pesadez y cita con la cuchara del campo de batalla entre el rango de acoger casacas de perro y soplos y collares de piel y pinchos redondeados que elevan el lente, como algún que otro demandado en la sombra de pacientes y clientes tentados al enfermar con la búsqueda de la prisa que vive del amor de otro fruto obsesivo, obstante en la mimoret, o en detestar la falta de radiación de erristeneo en las gotas del peso de borphy, en la completa colección de litros y achaques de lados en las énfasis dormidas con trato al escondidas del tipo de las primeras temblanzas que captan especialidades y especies de flujos posibles de las gracias por escalar el servicio de split, del lado de la preparación que pasea como un todo que cuida los discursos de vergüenza y forcejeo del manicomio sin el s

Lugzgu

Sí, a cada quién, a cada cameo marrón y descortés que casará con barbechos como los auxilios del inserto de retorno en las transliteradas tragedias contra el núcleo acerca el buen ófico en acepción de inmersas cargas emocionales de justificación ambigua, a la par de corresponder al olor interior de las lavandas que revelan bultos cerciorados en la madriguera de sinuosos porvenires que recobran las imágenes de carozos y trazos aunque sin una idea definida de la continuación de las tachaduras románticas en un bollo sin teta ni tetrabrik de benadicina, o bendazipina para calmar las justificaciones contra reloj, o las igualitarias solapadas por la existencia de mono, del meter la mecánica a remojar, a la tienda de reposición del deseo de teñir gráficos de la representación, de la conducta sin imaginación para sacar las escocesas sin fijarse en el encuadre del bumbúm, ni si va en diapasón o con muletas de ídem, o de salmorejos acariciando mejores trajes de oscuridad, o de la pompa impalpa