Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de febrero, 2008

Tiempo desconchado

Rompe el silencio, la arritmia, el tiempo que localiza en el garaje subterráneo el desconche total, la falsedad se abre y sale al oyente del espectador funcional, con clinique para seducirlo y llevárselo a la cama directamente, con enaguas de res, satinadas al primer beso, al primer piquito, al primer morreo con lengua, al primer anillo de compromiso dorado, grabado con las iniciales de los dos y la fecha contínua, todo eso junto con un ramo enorme de rosas, todas rojas, también con olor a clinique happy, como para repetirlo varias veces, ella lo quiere, quiere que caigan a su trampa para desconcharlos de por vida, para hacerles creer que todo esto es real, que colecciona sentimientos materiales, detallistas, con un tanto que apreciar, con unos cuantos, a su vez otros cuantitos rodeados de visiones subjetivas que demoran a largo tiempo, imaginando la sonrisa de la vida permanente que perdura en el espacio con las teosofías y los encuentros del más allá, pero ellos prefieren buscar las

Sin remota idea

Pasan las palabras sin remota idea, sin quedarse con dolor de garganta en la víspera del programa anunciado, sin estar en la avenida en ropa interior, ni buscar la página 157 después de tanto encuentro fortuito con hipotecas que rodean los hombros y tienen que pagar mil cosas desnudas, llamativas como buitres, como salidas de madrigueras rotas, entre mil divisiones sin carburante en el motor, tosiendo con frecuencia cerca de ella, sin pegarle nada, con las zarzas acodadas, esperando los quince segundos restantes para sacar el pañuelo húmedo del bolsillo, para resolver ligeras trequedades ambiguas, en forma de tatuaje violento, como si cada vaharada fuese una firma ensangrentada pidiendo títulos y fotos para las entradas y salidas del blog, para los que van detrás y lo siguen todo, y desesperan como otras obras y capítulos que no encuentran resultados divinos para la hora de comer de un domingo cualquiera, y vuelven a pedirte la cartera para pagar y para empezar a ganar licencias y gana

Pfitz

Empieza bañada por la luz divina, la de Rudolf, que sigue subiendo, no para, ni se trata de un impulso momentáneo, algo muy distinto que discierne de reojo y succiona la vida para poner en lo más alto al personaje principal, al protagonista con los suyos, sólo eso, no pide más que oler el pan recién tostado, los recuerdos que visten ropas y se saludan para preparar el futuro inmediato, la cena de mirar el cielo y pedir un deseo, y que el rostro de la querida aparezca de una vez para un destino incapaz de crear oportunidades sublimes, al oeste, con los ojos medio cerrados, contra su mejilla de po acaramelado, completamente cómoda en su entorno derramado para medir la persona que espera y presumir de las andanzas, exigencias, sencillo interior, reflexiones del dia siguiente, del acuerdo sin dolor, ahora sí, gratis en realidad, con un salto de cama enrollado a favor de un pac maño con caramelos y cachirulos majismos, pero existen más que incluyen menos costes y comidas que tapan los líos

Akcput

Surge, se trunca escuchando con mente crítica numerosas boquitas y torteles de cada cosa que entra con delirios y se golpea con otros sabores a soubac rociado y puros cordeles pimentados rojos o verdes, dependiendo de si el chili pica, o repica, o se convierte en algo mental, innecesario para su karma y el esotertismo que deambula por el tercer nivel de existencias, por el de los traseros que nacen y mueren en el mismo instante en que se observan detenidamente, luego desaparecen para encontrar masturbaciones satinadas obligadas a caer ceñidas, akcput, sin mirar sus rejas y la virginidad enamorada de su olor, por compromiso, por los dos lados que de pronto se convierten en cariño enumerando el bestiario en el próximo pasado reciente y se quedan en comput, como si nunca, como textos caritativos y roñosos, como otros delirios que no dicen de pronto, ni se quieren tontamente, ni aceptan especies de criaditas para traerles memoria más fuerte en breves consecuencias y arrebatos de creaciones

Culto de los mezquinamentes

Retomado o no la cruz a cuestas siendo la misma bóbeda cristalina, la misma conversación en el umbral, lícito en este momento, en el momento que suenan letras y racimos de ilusiones, las picas galácticas que hacen tolón y se dirigen a los hermanos profidios , al posible paradero, al soñado paraíso del cinto aislado, retráctil, de son métre, en el comienzo o hasta el próximo fin de semana, hasta la llamada de Rudolf para alcanzar otra vez el paraíso sin más bajones ni mantenimientos raros, sin alcanzar más bulerías y vueltas de coco que no entienden el porqué de las actuaciones y margaritas cargadas de pétalos imposibles por el momento, por tranquilidades que no se consiguen por hoy, no dejan de aparecer las pasadas ansiedades expresas de señoritas y primeras veces de penas y bellotes que pasan y no se dan culto del mon amour que de momento no existe, sigue en el mundo de los sueños, no aparece en el mundo de Rudolf, ni en el de Fabio, Schneider, Paco Sastre, babilónia, equivocaciones d

Apretujensen

Otra lluvia aparece parando al país, no queda gasoline no queda agua, queda poco foie a la pimienta, quedan pocas carnes, ya no salen los yates no aparecen los magos no viene el orgasmo con sus piruetas; el barby dios no da señales de su arte para acomodar los embutidos, nadie te desnuda ni pagando, yá ni te chupan los fotwares, ya ni te presionan los petit filet; ni de sorpresa, ni por la nariz; porque no hay luz, hay muy poca memoria, ya no te refregan los gemidos, prefieren masturbarse que a follarte los placeres morbosos y sin embargo entre las cucarachas deja su sonrisa de vieja sorda esta verga de la crisis que se va de compras al shopping y que apenas conocemos como tantas saracas que pasan por este psiquiátrico que te hacen el moño con susurros que apretan el culo. http://perro-invisible.blogspot.com/

Cualquieresquién

Una sonrisa, lejos, desde el fiero desdén a cualidades azotantes de día en día. Otra hora por las tardes pretendidas, cerradas, tal como si no quisieran saber cualquieresquién, y cuantas más no han caído ya, ni se preguntan la opinión de la prensa, de dos movimientos, de otras cuerdas después de los aplausos que engañan y arrojan el chihuahueño, y ofrecen fórmulas despiertas para agradar y sospechar el movimiento perpertuo en el fondo de cada nostalgia percibida, en algo, sin temores ni fracasos al centro. Los preliminares deciden hablar, fingiendo cierto tono casual, ciertas cualidades que brevemente descubrirán fórmulas y azotes completos, sombras de lo material que no interesan por los otros ejemplos, después, la comisione.

Media lubina

Sí, unos grandes y sabrosos palatares, exquisitos manjares para preguntarle en primer lugar dónde, y si le falta algun capuccino o solo aquel clásico gigante con patas verdes y cola, coleta Pitol, encariñada con los pensamientos del menú del dia y sausages podridas combinadas con el dos por uno en el reciente biancotti, augmentado de antemano, con forma de ratura de otra de las guerras raras en las que se necesita los inestimables parmiggianos y aquella isla en mi lectura de noticias, realidades escritas de cada fragmento del texto, una conferencia, cada fragmento de antemano sin alba ni crepúsculo, la trama ideal, el propio ahora, todas las preguntas sin respuesta en que sólo la respuesta se encuantra escondida entre títulos y bibliotecas de antroposofía mística, separadas por derrotas y tiempos cero en bienes materiales y crespones negros en son de mar.

Queda poco por decir

Hoy no, una vez más el periódico antes, sin obras, queda poco por decir, ¿y quienes son los otros para leerme? novelas, muchas veces utilizadas como el ente por todas partes, con todas detalladas, para futuras charlas coloquiales, a veces capaces de elevar los niveles de existencia, ocurrencias que repican nítidamente y aparecen en el grado que toca, con la traducción sobre cuerpos y mentes acantilados por los seres superiores con labios secos de duraznos y caballas enjuagadas por los cielos, por el tarot de la fama del sueño infantil, de procurar cuidar su imagen tal como los encarados doce, alados por un sorbito de grog con los demás, con secuelas en la orilla por lo poco deseado en otros tiempos, o ahora, en este pequeño instante que se acaba, y ya, queda poco por decir, pero poco a poco vuelven a arrancar las palabras y salen, y se escriben en el Bette Kara, con pocas ideas de karakeos, la verdad sea dicha, y sus manos poniendo el sol y el placer que ya termina y vuelve a quedar po

Promo

Un tabique, liviano, voces a la misma hora, enjauladas en una de ellas, en cualquier delirio, o punteros triangulares, otras figuras geométricas, algunas otras horas, tal vez fanáticas, soflamas bajo un sol radiante que quema y no deja ver hacia él momentos de una ceguera atención, la primera vez, el primer contacto en el minuit siete en multitud, en algo extraño que recuerda sus fragmentos más específicos, exclusivos paseos hacia un horizonte infinito por la cuenta, a ser posible de una conferencia concreta proverbial. Ahora sólo tiene memoria para uno, y abre un paréntesis para poner el paraíso, y Rudolf, el mundo que busca, lo ideal, sin desdoblamientos encerrados, aislados que sacan lápices y los ensalivan para que escriban mejor la historia y adaptarlo al cine, pero el propio lee todas las descripciones, tener y que no falten coordenadas literarias, senos difíciles de xup xup, todavía más por descubrir con el drama de todas las palabras, de todo el tiempo inútil, del espacio conve

Res roin

En la práctica vacía el instinto de aislar políticos italianos de centro izquierda, bárbaros huéspedes, mediapuntas izquierdas, ensayos sobre mutaciones holandesas, de orígen polaco, diseñadas con la superioridad de los acontecimientos y los cuatro proyectiles que abanzan por la banda, entran en el área grande, se driblan las comparaciones publicitarias sin historia en los otros canales, borrachas con lógica, con el negro sin historial de una noche china, pegada, como diferentes delirios del destino intacto que corroe diferentes palabras, sentimientos expresos que salen y vuelven a entrar en busca una vez más de Rudolf, y le dan las gracias por todo, por el encuentro consigo, por teosofías y promos perdidas, por algunos bárbaros golfistas de derechas que preguntan si otras ocasiones harán historia para trazar diferencias y distinciones por cualquier poderosa barbárie, sociológica, al igual que novecento, profundo y nunca banal.

Loft

Entretanto a menor, menos cuerda de plástico amarillo doblada en brazo, pero también un pequeño recibidor amoblado con mármoles y cipreses de hechos y casualidades, a unos dos palmos de ella y de los mitos abstractos, que se introducen en los ligueros y se aposentan a escondidas, y publican objetos de lujo, antes y después del encuentro deseado con distintos ensayos, sinó para conseguir volver a escuchar la excentricidad absoluta, que sigue relacionada en su interior con cualquier libro normal, de mayo, que presenta la novena palabra de cualquier fotoblog y abre las puertas a otras, y a cualquier delirio, y al destino que ahora juega a ser bueno, pero sigue estando en el mercado y no se centra, no se acostumbra a estar con Rudolf de momento, a veces se lo rifa y no encuentra el soutien rojo púrpura en su hábitat moral.

Pus

El paquete completo con la única molestia de fondo tal como montones nerviosillos a cada tanto, en un inmenso lugar para adultos, ipanemas, títulos exactos sobre vinos entre otras cosas, entre civilizaciones y barbies coherentes, rasgos nobles, trilogías sacadas con el pus de la sociedad y lo que confunde y se mira al espejo por las dos caras del mal, sólo el mal, sin que el bien pueda actuar con normalidad y no quemarse en las fiebres de cada delirio tras el giro en la última rotonda verde, parda , una buena restauración Colmar, modernista, torpe, también de un hielo fundible con el metano, sin estar tan lejos del petit comité y de los trucos adolescentes y ya, olvidado por un tipo de ascensión escrita que ante todo transpira.

Think untiled

Abriendo por la 183 esta frase se sitúa in situ con las últimas, con humor y gran perspicacia. Se interroga aquí, con obsesivas interrogaciones variadas de lo real, de los trucos, puede que congregados, véase la inexistencia por los flujos interrumpidos de un color carnoso, intimista, que sea útil recordar la era del vacío nocturno por una determinada idea de ritmo o rito enérgico e imperturbable hacia la barbarie, hacia la masacre vulgar, el meollo que empieza partiendo de una impresión y se dispersa hacia la profecía que no comparte con el camino vertical fuertemente marcado por dones y bienes artísticos desde su lógica, hacia crear dificultades de tránsito mutante puesto en movimiento barroco, disparo de rifle del Oeste de no sé que año, la aristocrácia de principios del sigol XX que se rebervera cuando hablamos del alma espiritual, y se hacía la ouija con los primos a mediados de los ochenta, con alguien irascible, que le faltaba el certificado de mayoral desde su lógica y actualme

Voilà

Cuatro factores menos cegados por las retóricas madres, típicas polacas que suben por el espiral de la decepción totalmente desajustadas al buscar el tercer factor o las culturas de la culpa, raras veces eso, pero con su hedonismo en contra de interpretaciones cinistas, con la mayor parte de forma y fiebre en anagrama, y en tres sencillísimos secretos interesantes, descartados en el mismo momento que llama y se lo dice, y dice si, está bien, ¿comeremos juntos mañana? y la otra persona la tuvo a lugar, viajando y distribuyendo entradas por el estado federal de las musas, y consiguen más entradas de la cuenta, con un decepcionante empate y risas que se instalan de nuevo en sus avellanas renovadas, a pesar de la entrevista anterior con contrato de trabajo y molletes por ensalmo en el área contraria de algún modo breve, apropiado por el mismo contexto que antes, de las nuevas prendas dadaístas que juegan y añaden más, y quieren salir, despojarse entre sí, desfigurarse como la realidad y la

Acilcate

Seguramente las dos cosas, los dos lados cimentados entre las mesas abstraídas frente a la cama para ganar espacio, y ahora subirlos y volverlos a bajar a los dos, en todo igual que ayer, pero menos que la cocota guimbala, menos que la literatura demostrante que recibe otros goces pero hecha de menos los anteriores sobre un fondo masculino, infame, peinado de bolero, con una tela negra, aterciopelada, seca, angulosa que fuma y no vacila a otros seres en solas líneas, otros goces, otras voces y goces saliendo de la pista a pata, y cómplices de acilcate cuyas laderas parecen butacas sin nombre de pila que revuelven sangres y mundos convencidos a encerrarse para el futuro, meterla donde sea, para tapar el escenario de los delirios y no darse cuenta de ansiedades y terrores oscuros, escondidos en escafandras en forma de cerebelo animal, engatusados por la pegajosa niebla que aún duerme y no gusta.