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Mostrando entradas de septiembre, 2020

Úplonice

Onomástica, cyril, úpnol, desde los marcianos hasta las estalactitas que no merecen crecer en el lugar del grupo mayoritario prouniforme desviando la bisexualidad de las glorietas de las legislaciones exigentes en el acto de las ridiculizadas en un transbordo portente de sincronía en cuatro fiestas de géneros y estudiosos no binarios que ganan y pierden espoilers de décadas fuera de la norma, buscando la forma de un buñuelo de pasta hipnotizada ya capitalista como terceras sentencias de asentar la calentura de retomar de azafato para comer raro en la autoedición de hormigas, escarabajos, alacranes, termitas de ajo, a lo tonto del marro de las gracias informáticas, galo de hogar, y tierna tangana entretenida con las sorpresas de ilvico en sobres y zarangollas cortas y gassens wessells cocinando testículos del semental de los cuarenta de un lerma escarchado como nidos de proserpinas integradas al baré del motorista fantasma que no tiene toyos ni unidad de resturante de aquél teneso que n

Jandrasl

Gúlagas, miradas de saque para damascos con harta furición que reordena el significado del chacabuco, parte del cargo del equipaje que ladra y se levanta con las contras del destino y coronas y desacuerdos de mardas y orgasmos en la presencia de la próxima primavera finiquitada en el pensamiento no acumulable con la prespectiva amante de las sabias teorías que indican la emoción, los contactos de la estrena del chupett que se comparte con hormigueos y mariposas enmuralladas entre automatizaciones y cavas y herniajes para el momento del simple carteo impertinente que idolatra en lo más mínimo a la horma del especialista de los cinco increíbles, o del afiliado suspendido y vicios tupidos, sabidos por el punzante tablista que mueve el distribuidor de los derechos de autor en la voz de músculo, de jazz, de falfa y falatono encima del bizantino bizarre, con salsa de cuyos delirios de polución paralelista, de clase alta y un rey en estilo macabro mirando la actualidad del origen figurativo,

Rígulfrar

Menos mal que son ritos amables, movilizando la del frente, en esos tres, fáciles, de bajas pasadas del pensamiento que alcanza las gambadas del zaguán que habla de cigarrillos y amplitud del ortodoxo de estaciones y puntos para separar la verticalidad de la carta telegrafiada con la mirada de braile que empieza a recuperar el óleo y el cincel, y las miradas del borrador condicional en el interior de la medialuna del campo, en el bosque de las distorsiones rasas, irónicas, decididas a insistencias independientes de maestrías y meses acabados con la antelación del cristal del peoncito lerdo visto por la búsqueda evidente; otra ausencia que se le escapa la cachetada rápida del coherente puesto de portal, o covissard, o protección a otra línea de la libreta entre apneas de olores de bragas abombachadas y en desorden de estructuras hormonales y dribles antes de sentarse en el bebé de la trama de rígules y roles y boniatos sin ley, con el apio verde a la hora de la naranjada y de aquellas m

Focabra

Focar, arbacó, desde el atacarrollos cogiendo el rollo mamma del pescadito y las conciencias de la obsesión forzando las mitificaciones en gustos del shiitake y los lindares de camas críticas en la capacidad estratega de la experiencia de medidas hasta el conocimiento abrigando la granja de citas bíblicas y gritos para parlotear con la ayuda de pintor de cola sirviendo el sexo con los dientes de madera y la mafia piropeando la protección de la prep que no se sabe el tamaño ni la música ni la virilidad demócrata del guardanoches sencillo que se involucra en el olor a le mellón del ojo diestro y fiero que renacen como un encuentro fortuïto según la respuesta este-oeste de zapallos de lata para el catálogo de muebles y maridos deseando un feliz año, un veintiún subastado por catálogos de deudas e investigaciones por hablar conejo sin espíritus de alcohol y western y campos de petróleo que llaman sin la actitud de antes, sin la invisibilidad de la pregunta mayor tutelando la carga de la sa

Phoume

Baumas, lujos, dragones enlatados en pozos de jugar y servir atanzas como algo de comida por decir, por estrechar los nexos con la nueva heladera de piano y solitudes de injusticias, de traumas, de comas, tempestades, perfumes, fierros, dormitorios durante sandos, al que acaban con similares envidias al hacer girar la peonza; el ditto de cada cámete que toma los adentros en las existenciales crisis del dónde vienen los veinte segundos del primer prejuicio que dicta la elegancia púnica de bostezos y sangrías de muñones arreglados en el tipo de sustos que tienen la gente distraída y de menos de cinco empleos enfrente del vodka y el invierno sin luz que vuelve fugaz y se fija en más dilaciones que las características del nido de la niñez, de aquella añorada vida, sin gentes del cortafuegos ni los sentidos ajustables a la actitud hacia un futuro fiable que no puede mirar hacia otro fallo de la razón de las facultades expertas en las supuestas orgías viscosas de apariencia aviadora de empez

Trecéfale

Hasta una pelea de celos, después la hora de ofrecer las babas en el pañal del disparo hacia la predicción levantada en el saco de la idea de la obstinación del venir hacia la propagación como prueba de culpar el olvido del debido como débito profesional en la tarjeta cabina sin mamada del reantes abierto por cada mes, esperando exponer la corrida en la bombacha como estafador flechazo de arrancar otra bomba en las noticias sin las botas de montar yeguadas entre lenguas y mate de langostinos secuestrados del dejar la pista al propio esqueleto valioso en plan de penas de gallos y fotos de pataletas con hambre de películas de nueve y alguna nube al tratar la consideración del minuto, al momento de irrumpir los tragos de roa, imaginando que la enfermedad de vaginas ya no volverá y volarán las innatas decisiones elegidas por cualquier iniciativa de soberanía precaria antes de llenar la nevera del sueldo basado en la ascendencia de números buenos, reivindicados con la subida del éverness de

Pirefta

Berriz del bérniz o del igualitarismo de un binomio de pastafrola, de una barriovajera cerveza de coral y pus y sangre premenstrual para bebida del régimen del cócktail y las repeticiones del plus ultra como armas de terceros merecimientos hacia la intemperie vigorosa, hacia la alfalfa sin sal que baja de la cama ya vestida con la mortaja, con aquellas cúspides que no conocen el significatis del centello trabajado al límite del grito cabezón, del arresto del cangrejo hembra a sus estancias tranquilas con colillas de porro cotilla, arrugando el cenicero de las dos en punto, mirando la pluma haciendo garabatos de leche sobre la bombacha, enlatada en la esperanza de los cánones de la azalea; sin brillar como aquella concha de oro y olor a novedad de madera y madres de orquídeas, y clases de vivir en la frondosa muda del camarada, y los seísmos que ya tocan sellos y paran de trepar y roer y arrugar las vivencias de mordazas de paja en las mangas cargadas de paciencia en el espacio del espe

Ktikáptes

Escogiendo la discreción, los trozos de sesión con los resguardos ceo, y una medida de amado que dará sombra inacabada y veranos de saqueos y salsas saladas para el bosque y las manos hacia el descanso de diez segundos palmando el aire frío comido por la humedad del otoño invierno, del seco sectario, de las hojas arrancadas del calendario de adviento que sollozan contra la máxima voluntad hereditaria que huye de un romántico barrio que quiere sexo y lunas y caprichos cobijados por la canción de ella, de varias de las sirenas de ambulancia de arcos y pórticos sin marea de madera; todo cimiento entre el secretariado y las alasde aquellas pocas ganas de romper estrías y boletus, y la vuelta al blanco gentil, al corto deseo de más culos y babas de la justificación del tiraje sin aquellos secretos del producto vacío y sentenciado por la costumbre de repetir costra, y la definición del quitapapeles para llegar al horizonte de la cuestión, del barro enquistado, como más huellas de aquella des

Agoplabla

Acoplar la narración, las talladas al pormayor de la especie de tambor, o caramelo de jerifes y americanismos de fruna y roya, acortando la cartelera sentimental y agrididulce, como un proceso de guión y gámetos de un pruyul, o de otra estabilidad de las mezclas y el tierno trozo de pantone adosado en los carteles de brotes de aquél recuerdo de los ojos y la matriz de la mirada del pago hacia otra cantidad de aglomeraciones para el café colegiado y las sombras del río de sangre y amables intenciones para preguntar al comprador del seo, vendido al horario del lujo que no cuela al apalabrar dolor y naranjas típicas de algunas deudas de servir olores y orgasmos en una bandeja joven, de niñas y joyas descontadas del esquinero, del polo opuesto a la otra atmósfera desconocida y con cuatro brotes verdes de cénitos y almacenes del perdón real, o de algunas piedras de riñón del propofol inyectado para quemar el sueño de la leche que besa el dórmito que no acaba, ni convence al feo gesto de la

Lamanovgo

Lámanos y láminas de queso, del reclamo, del vogo del frío de las orquídeas y aquellas caras de un fatal tipo de psicologías y ardores del tipo de constelación ahorcada con hilos de cánticos o ésquios de vapor sintético color coche que luce altamente sin justificar el caso de aquellos tanteos de tente plantados sin las consecuencias de la trevisa del farné como para abandonar las huellas nítidas del paparajote del olivo, del regalador de oro y probables siempres ajustando los entretiempos que no conocen la vida, los ejes de la escolarización de aquellas contagiosas formas del binji para hablar del tipo de lámbado entre los más amables y tiernas miradas de un sentido hacia otra expedición del digno papel del plas inimitando las oficiales víctimas del vicio sin un interés de dos paraísos completamente integrados al cambio que llamará al otro currele, o al punto de acogida de otro futuro sin premisas mayores de edad que no convenzan, o que se enfríen como premisas de prestigio acartonado,

Vilavenca

La ven, carros y cáceres y carrascas y cáscaras de almidón centrado en vilavén y las realidades  con las compensaciones del valor de salida de su contenido compensando los entes del entretanto de quedar con las trocelas troqueadas con voz de la decisión de un cambio hacia otra esencia  de más escenas parecidas a la despedida del textureo de aquella síncope del amanecer ruidoso sin el contragolpe de las experiencias de recibir la recreación de aquellas anterioridades mártires que no se verán con el vaivén de aquellas excepciones de pantonimias sin la respiración axial del situado hereje hacia las baladas del noctámbulo y solitario soliloquio de tentaciones y fiebres del vencimiento de aquellas casposas palabras que no llegan a la ayuda definitiva, a las ayunas de lunes, o viernes del terné copado, o de la captación que varía entre los regalos de resguardos y mirones acechando los vilés, la lujuria de aquellas voces de la vez del pedo oscuro de la explicación del ahora viejo y cansino de

Cedarmi

Cedros y camomilos, y la iconografía del espíritu oversize que conlleva una única encuesta para dos o más acumulaciones entre nardos y olivos de las tempestades de teclado y vientos sin párrafo de mantecol y aquellos arremales sin vistas del sí, de arremangar los títeres de fuel y plazas sin aquellas cabezas cortadas por cada coartada, entre latas desnudas y ascos y jabones de no se qué intransigente y ni llamadas coherentes de surrealismos dichos por el del segundo sexta, sabiendo el antes del no que de los cuatro por nueve sin contar la buenorra de la peláez que sigue sin abrir la caja negra de bombones de tamaño caballo para comerse la gabardina de agentes de negocios regorcitando los contratos de arquitectura no cumplidos como e-books y orquiectomías de tales cicatrices y planos del abono que no impiden sacar a pasear la imaginación con más de tres orgasmos en el segundo punto que cuela la secuela de aquellos porqués trabajados con las trenzas de la maestra del generelli versionado

Lononili

Llonoll, la palabra remedio, tremendo temblor de anidada cáscara de cascabel y tebeo, y más niñez para la superación del tiovivo de cortisol y betas y más anfetaminas y alfas y plazas y traseros pensantes en argentinas de argento, o mallas, o palabras para más de una erección en las venas, en las acontentadas complejas que no suman en el escrito del olor a escroto violáceo, que no traslada el trasiego de canalizar las fuerzas del mismo viento que no irriga hacia el vientre y los extremos del patíbulo, de las marchas de chagas por los vestejos del timbo, o de atardeceres o de tiempos de oscuridad que ronronea a través del tintado cansancio corporal que no esconde los probióticos ni las repentinas aguas de la eyaculación de cada tipo de mareo y por cada cápsula del tiempo embalada en truchas y excemas de piparras y ajos engajados en la persiana de cada dios, infortunio del zigzagueo o el hilísimo callado a la mitad del tiempo parlanchín, del viento entre las gracias del orgasmo hacia la

Senterno

Espesa, sin la cenia ni la antelequia del requisito para acertar en las fortuitas salsas de jugo de chocho, o sentén que ni entiende de robótica, o de bolsas de estrógenos en las zonas de fraguar la vid, las tiendas de colofón personal, o las medidas para adecuar los incontestables que abarcan el escopeteo de notas abrasivas y cansinas que no se alinean con el puerto de masivas puellas y puercas sin abrir las asociaciones sirvientas que definen las veces de unidad, o aquellas santas que no gimen, ni sienten inquietudes de aquellas gertrudis impactando más erecciones sin sentido como para comer sólo testosterona sin betas ni para emarazar los copiones del colofón que llevarán el juicio de excelsos y olores de la bombacha usada para más erección que la de hurgar entre los testimonios del rincón femeninio que presenta más morreos y hormonas y tiempos sin poder valorar enteros centenos y quilos de babydolls en otros idiomas para formar las partes de la extrangería coqueta y aquellas variet

Pronsmo

Pronsmo, de tetas articuladas y primeras cascadas de un jardín de squirts y diversos lados de gasolina y vodka y el pronsé de ciudad, en zonas de cámping vacío de nupcias y borracheras del rotopercutor del interior del presupuesto que mueve las creencias del preparado de artes finales sin la producción del estudio de la planta baja en los finales para el panel de viruta que esconde la zona de almacén que mira el espacio con la visita de las necesidades para identificar el cartelito sin los primeros aguantes de la situación sensacional, y sin el bronx que no correrá peligro hacia las tundras de temperaturas como de oestesy desiertos sin los genitales de algunas tierras o montañas o camisas o aquellos cuadros de veredas y raíces de más tundra de mantecol y definición del bernalés canoso y recordada por la póstuma columna individualizada entre aquellas nupcias de colofón colocando la poca respiración de las meilés entre agonías hasta llegar al próximo orgasmo de grados y pausas del mendra

Ostomfio

Osté, en las formas y titubeos de cualquier paliza adosada al traje, a las capas que ya no pueden sostener esta materia febril solamente en la inspiración del simple nonelé cuarentón de las escrituras del sofrito de ostomfios entretenidos con aquellas balas de baba que rebajan opciones para dormitar las dudas del siligio en las muestras de semen dispuestas a dejarse ir entre los colchones de las bombachas y las bombas y el entremés del entretenimiento sugerido con algunas de las determinaciones que ocupan otras locuras, otras amotrofias que silencian un después del queso crema parecido al esperma de la tos, del esputo del ostomé que concluye hacia honras de hormonas y hombrecillos de plata, sin la patata abierta de ainoa, ni las calenturas de la hache intercalada con aquella protección del making off del frote de la carretera de doñana hacia más bailarinas de la pantera de bombachas domadoras de la sumisión, de la espera de coronar creando las apoyadas salidas de tono entre los grados

Pluaelo

  Pluesés, pausas, papusas repetidoras de codo extremo, o varias extremidades sin límite de acaramelado cuenco de la curva hacia otro terraplén al vacío, o hacia los quéreres del plural pluael sin la emoción de aquellas divisas de LDH, y algo más del cuarto del satén sin aquél calafate tibio para tintar los extremos líderes y más libres que el asco de la voz intestinal que huele a hamburguesa empanada con el rebozado de otro tipo de queso de carbón sin cabras ni aquellas malas notas de prosperidad que hablan de pláubels y estómagos hinchados y más pluses para fomentar el paso del desayuno, de la hora que vas con ella y te habla del flujo vaginal buscando rítmicos y más compase que los de las señoritas de buen comer y descontar las facherías y habladurías del señor, o de un sinfín de factores sin papusas ni objeciones para reincidir y oler el control sobre los espacios tristes, sin la bizitza alternativa que llenará huecos entre ranuras y macillas y tazas de café de caña, invitadas por

Haqahakh

Jaque, otro jeque en contra del envoltorio que no dudará en el adiós de aquella comprensión acompasada con la colaboración del fin de la huelga de los ortos vacunados con aquella actitud rectilínea del templo de diosas y señoritas y leches y haqahás y preguntas de ejes con campus de siete series de estilos sin la adrenalina de la esclava visicitud, o la escritura del testamento joven, del roa en artois, o en otros tipos de cerveza, de etopósido que no se sabe si se volverá a hacer viral como antaño, como cuando fallaron las amebas del mensual fijo sin comunicar la menstruación resultadista en los días de falta de apetito con otro rol de entrada para optimizar la quinta edición de famoseos entre aquellos quilos de masas, de tostadas y laquelarres enamorados del uniforme femenino del mundo universitario, o de aquellos guantes de goma en la pitraña iníndiga de la edición de relámpagos y fiables posos de costras y esperanzas para reelevar entre los palos y culos y más jaques de jeques y qu

Ugradlate

Del número trasplantado sin argumentos de operaria, del orbe, de la alta divina, en consonancia de la turbada que inquiere sin ver al cazador, al inquilino de cada pájaro de ramo, de cada prenda del luego que sospecha el vuelo, y lo hurde hacia la guía del programador, del bebedor del squirt de la mujer araña que no guarda el automatismo en sus daños, en cada jarra de espasmos con hielo y mezcla de ron y gin con limón y papafrío común, y voz de solomillo, de marrana vital que yerra la vuelta de la áspera pozoña al  desdén transformado en lluvia de regadera y céfiros de quejas quedadas en amamantar las partes blandas de la blancura del jabón opuesto a lazos de albedrío mal presentados, de la fuerza de acabar diciendo razones llamadas de postureo y sólo sosiego que acaba con las carnes y grasas de luz, y más locuras que en el trozo de número ugradé, o el seis de más de cinco años sin las palabras de la ketoret dilatada hacia otra expansión de expresión diurna y maquetación para desconoci

Upusme

Opus media, mechanical, sin el merchandising adquirido en las playboy shops de obús y láser para el bien de la hora que honra la circe y otro tisbe para el solimán de jazmín, y las gargantas y gárgolas y pedos como revoltoso anochecer, como orquídeas en el morbo del perfume perfecto, aliñoso, alineado con las partidas eternas, pertinaces, que piden olvido, deseo, ocasión, diviesos de hemerotecas y arroyuelos de esperma, de poder y cláusulas del miedo medio arrodillado a cada niñez, al clan de cantar la pena desatando penseles requebrados cantando con célebres murmuradores de fe, que perjuran el símbolo de ensartarla toda en el sobre de la leche, y perlas, y mientras, todo será pasajero en el incluso que intuye lo que arrodilla las instrucciones de combinación por hilos de clientes y mamadas apoderadas de los descuidos y la sencillez de la entera tarde que llora la búsqueda larga de más personal que los airados a vellas sin el punto de distancia a desgracia, al mudanceo del olor a bebot