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Mostrando entradas de agosto, 2015

Prissé

Se pasa a riesgo, a riego y viento cogiendo la piel en concurso diseñado en piernas mecanografiadas en fisonomía neutral ampliada a base de neuras y vidrio de aquí zancado como puntero peculiar con varias torres de colores tomados de una arcilla de euforias y violines que no esconden ni necesitan las chapas del tejido base para raspar la falta de pasatiempo que preside para desintoxicar achaques y gases críticos que catan el después de encolar ensayos políglotas del demostrativo valle incluido al periquete del mercadillo ajado para reprobar raíles y dejar el esmokin en la percha de romanso rizado, siempre en la boca que transpira y canta en gozar para retratar la  región de la monta que penetra al monocolor y luego al manto del punto de luz oscuro por perspectiva y calma de un día largo o crudo que escucha lo permeable junto al sauce llorón que almacena almendras y piñones y kiwis en un rincón decadente de recuerdos para el próximo acaramelado que ya pensará en la fuerza de un futuro

Feite

Billetes de fixtute, de nonata bruma indefinible, indefensable delante cada audiencia, cada lejano y envidiado comentario de bufón, de nenúfares de aperitivo y buen místico de recompensa con relativo motor e ivo inmaterial de ferias, espirales de canchas, de cogeneración para la puesta en marcha del sueño, del momento de máxima electricidad y líneas de córner, de domage para salidas guiadas al infinito, a ver los próximos meses de cementos e inflaciones para no presentar el tabliero de las veinte gracias sin presentador perceptivo a coste de club, de dos gigantes sin otra caída latitud divulgada por el turno de intervenciones y difusión colaboradora en donde se decide la privatización ideológica para posponer más temas de preocupación, movilidad, naipes y magia del sobretodo como a destinación de las futuras musas que encuentran la intrusa para tranquilidades y buenas vistas en otros atuendos de desparpajos sin voluntad de volver a escalar la compostura de angosta y espacio para las

Clúster

Dism iv, en el que hace cuatro de estrábicos adivinos para el ciesmerrrr que triplica o más la multidomal psiquiatría que concluye con otra hora exacta; el hecho de sentir los minutos como otro reloj de cinco premios, de cinco minutos sin retirar los sabiondos femeninos próximos a la condición de amor con radiografía para el tronco, o el tono simpatizante de culos y gol de rabal en otro gran feudo de combate de cualquier cedida legislatura hacia el ukelele mental que vacuna el lúpulo de otoño, el de la enfermedad esotérica que no quiere salir ni quemar la colección de punto y aparte, y no poner puntos nuevos a la propuesta del panorama de retrogaming que reproduce los sistemas de grafismo de una caja multiorgásmica modina de amigas e inyecciones de testosterona inglesa y estrategias de ninguna hora en concreto o incorporar muchas de las cicatrices de masuca con lasaña de exceso de sofismos bombeando hacia la atención que cuece en pocas frivolidades y las que llegan de candidatas para

Bataraz

Todos los réquiems y esquís de prototipos de consummer entarndo en el carromato para enterrar la cuchara, los blues y las virundelas que ensayan algo más que la conquista de pintas blancas batiendo el ver, el musicado no retorno de algo, de hasta y blues de viernes, de rebeldía rajada con laír en el momento del daño con pretexto y santiamén de oportunidades mileuristas alrededor del sucedaneo que mueve la inmaculada demencia de cuatro oyentes en el salón del escaño sin menos candidatos para recuperar la fatiga de pena como las sensaciones apoyadas al panel de tan solo sesmé y más húmedo rincón de tormentas que rodean las sensaciones que recaen al ímpetu peor que pudre el máximo nivel de dolor irritable que no ataja todavía el gran golpe de encontrar casi nulo el bulto turbulante que mira los ganglios de seguir con la sinfonía del bien, como camellos escondidos y fenómenos de proyección de energía nueva y buena hacia el ventanal de la sed sobre el vámonos a publicar la abstinencia de

Whiscola

Fuimos trijama, borrón, continuidad del whisky y saltos hasta el bracito del rosal corriendo hacia el alero de costado asiado al envés para sobar y escuchar los recuerdos de jardín y enanitos negros de rosal, como de figurinas y barros de masa pastelera o gusto de yugos o tronquitos de regaliz, de divino trozo de caries, de latón, sin ser de oro ni como el falso gámeto que no concentra cromosomas ni coitos en plan de habladurías y las capas de partes por rellenar con grandes partes científicas que examinan el pasado que pesa, sin perversión ni olor a fuego, a motor nominado como plato y cocido de puerco celta como cortina de paleo ahumado en el mantecado prado de genética y espectáculo que obedece a envenenar la agencia y el juego de picoteo, de hit y escapes inservibles que arranca el decir, el fuego del pene, la historia de la deserección, de la droga, del etopósido irrespirable con la confluencia de pasitos y cadáveres, tincidunt en medio de la nada que corre por el resto de la ru

Michifús

Minula en mirín, tarada carta contra la espiga que estrella las etapas pasadas teñidas de ponk, de un fernet de amaro hipnotizado por el tipo de pituca y berretas vestidas con la atracción vestida con subjetividades adjuntas al mirador crepúsculo de esencias y algo más de beber, por las capas de coto sin intendencias del sustituído sustento por garrapatas y palas sin fines de otros vientos, de lo sensible de cada vitrina, o visita del temperamento tripulado con la distancia entendida como el don, los dignos infieles de lascortinas de escape, según la hora en la mochila hundida en el plastidécor de color mústio o como telenovero espacio a una sola derrota del corazón pegado con múltiples tiritas de disney y multitudinárias barruítas colgadas de algo inventado que presiona hacia el árido carisma de feliz navidad, y nunca con dos idiomas que tampoco necesitan guías y grúas para levantar dos ruedas de pepenador y sonrisas cultas que venden la inmensa sociedad que retiene la extorsión d

Idishe

Rubro, ishde, max logístico para conceder la adaptación del montón de aranceles y deberes libres sin intercambiar la factura de dicha calificación de eventuales evaluables e indoloras para la índole de probabilidad que admite interesantes insights o sushi's descamisados, de poco closure de charla cabida en el rescate de muchos o en la estratosfera del enamoramiento removido para parar el pálpito y romper las barreras térmicas del repetido perdedor que se autoconvierte en convencimiento y migraña, o confesión de profesión de dudas y mistakes engalanados con ilustraciones rápidas y trampas y bombos de no se cuantos meses que se altibian en la alquimia, en las charlas de debajo la rara teoría que dispara eñes y relatividades hasta una tonta risita nerviosa, hasta tonta, que ocupa difíciles mundejos, o casi ambiguos rangos de entender la obsesión probable de aceptar el momento como laburo, como tembleque de recoger otro descaro de sentir la atracción hacia la búsqueda de la nebulosa

Atriquí

Viene grande la eclosión de la parte de la piba de anteojos pijos cazados en la similitud de aguantar al serio pozo de arlequín pactado para escuchar la felicidad de abrazar otra vez el movimiento que remueve el atril de conversaciones sin un toque de mérito de haber pasado la página suficientemente rápido como para tejer otra trampa con garra y movimiento desmesurado de lingotes y todas las puntadas de despedidas abatidas que recalcan el frío sentimiento de no colgar la máscara pesada en el garfio del matadero de taxidermismos y tritones con mero equilibrismo entrecortado por las varas del laborioso sistema en vida del eufemismo salvaje más al mundo de burbujas y avispados ateos del precio de una minientrada de estrés dando el nombre junto a la posesión de actualizar excursiones y arcos del único atraco para desconectar con imágenes de colorful y reseñas de un frente potente para dejar para el final del metabolismo ahogado entre ilusiones y pares de clásicos asiduos o cónyugue ateli

Abrojo

Rato abierto, supurando el café y puro de pieles y voces y emociones y veces para matricular palabras  de hecho como para emparejar las pajas y consoladores ambulantes que chillan por la continuación de contaminar otro chagrio de linotipia con el nitro al parecer para limpiar las cosicas del gueto emparejado con el dique del resquicio a la esperanza color niervo, aucun fusilli apuntando al futuro que fluye hacia el otro verano de cabeza como decisiones definidas de cara al siempre existente miedo a la queja del solo sin estómago que manda volver a poner la comida árabe en el último mal recuerdo de yugulares de mierda para empacar con las malas calabazas que siguen en la perseguida guardia de agarrar ropa y plata para fornicar sin la parada del cactus abierto casi del todo por alguna extraña necesidad de cojeo y coincidencias de otra manera para la transformación material en alga y nostalgia después de resistir la catarsis del romanticismo y otra reemisión del ajeno pánico o la gamma

Ortiva

Avir, o el deshueyo, el nombre, la yegua encadenada a la razón del sazonar los costosos ingredientes de la tulula como mítica arácnida entregada a tejer de noche más lecciones vintage además del quild quitado del taller francés del tempus fugit, o de la taquicardia en casa, en los pilares del bordado, o del transporte hacia el único cielo vegetariano sin ciclos de ganancias para descansar cambiante sin muchas de las diferencias que contrastan con cualquier comida erótica con bollos y bollates voyeurs para recibir otra falda de colegiala japonesa para pasteurizar en los cuartos del prado en el nombre del septenio de todo un hito de situaciones y falta de vestuario para el polvo informativo, unido por las enormes bombachas que protagonizan la otra sensibilidad de las tres zonas de sonja y crochet retirado por el tironcito con relieve en el tierno fieltrado de la confortable moda de abanicos de alpedismo y colecciones de interiores de muñecas y otros souvenirs de un plástico para comer

Equivalencias y chelas

Biride, vaciada vagancia que se empoma en la trampa del descuido en cualquier relación aplicada a la compatible chela de animal, o cualquier chicle de otra nauzorla o sala de empresas en la selección de salir a preguntar por las salinas que patean todos los comienzos cotidianos de la migraña de correr para volver a lavar la leyenda y parar la depresión con horas de diazepan y ruma negra en el arrabal amarrado a la canción de la famosa excepción equivocada en algo de ruido y prudencias y entretenidas jurisdicciones puristas para el derecho de la excepción, o el miedo, o las crostas de la última muerte, cortada por la secretaria y los eróticos movimientos de cadera y chola y más algoritmos durmiendo con las mil amantes del turno de tarde sin las escuelas del cómo quedar bien desde el mirador que lee la ordinaria de la parte de las tetas y el logaritmo de estrechos de danza saludando a cada difamación de suerte y perfección de circo para vender en la moda y arqueología en pasarelas en

Huete

Poco, calzadilla para pagar el dominio, u rodrugo pasaje que muda la ropa interior como medidas, como fiables habitantes del cargo guionista de nóminas preferidas, y futuros como ahorros para ganar en saber el futuro, los obstáculos de otro cuento fantástico en el preview del mismo boceto del tránsito integral que numera el tipo de ruido de cada víctima, cruzada por el disfraz desparramado de recorridos para transformar en estadísticas de cuatro minutos de duración y más de diecisiete destinos y horas en haldey como con la caldera del líder, y de alguna manera todo rápido además del negocio, o del frágil pedo después de la insistencia de más deseos de reparto prestados para arrancar hacia el sol, hacia el principal que plasma la interpretación del nunca como evolución para recoger las cajas de iranzo y la microficha del pelo de seda y el chándal sin champú de pelo lleno de ganas para ensañar cada ensamble de distintos a través de la confesión de la paradoja para el rompecabezas angus

Phopicus

Oler la carcajada, el discurso que vende la caída de la caña, del suero en embestidas para canalizar en la fábrica de experiencias y recuperar el gran trono del caníbal de testosterona y tréboles trémulos, ardores, y exquisito insoportable que frena el maldito pensamiento de la ánsia o la retarda con analíticas y otra mesera metre a la imaginación del peinado spaghetti entrando por la puerta con doble bifurcación en el golpe fuerte de ojos peñascos esperando el leviatán lleno de colmillos muertos y ventrescas de trompas tomadas del terror absoluto como doladera garompa enorme envuelta de hojas de guayabá que sigue imaginando algo que no llega, para dejar entrever la soltería, la mierda sin gafas de cerca que hablan para decir que sólo es un stock de madera de una fúnula negra y sarango feo como comedor de cuernos abrazados al repetido teto como si fuera una bata de unas cuantas extremas horas con labios parpadeantes entre perfume de niño y grabaciones de graviolaen los datos del cuar

Pusterol

Lorés, y claridades financieras desde el resto de puestos o cargas fatales en plan feto retroviral que apaña los liberales impactos de arquetipos y talones directos, con juegos ciegos de múltiples tal veces que contienen una buena historia de incapaz de atenzar la lógica de apasionar la historia de otro crudo cluedo, de mención directa al libro como tetas sin cabeza a ratos, percibiendo las curvas sin filme, o majestuosos minarquistas de diversidad pacífica, entrando con las manos privadas en la ley del otro pusterol difícilmente sin sanidad, de la útil fúnebre que no parece igual de mayor que las notas demócratas dejando igual de distancia que las hipnosis y el jugo de mayo de bastantes aguas gigantes con otros lugares de paz y vacaciones y finales de intentar contar tan solo hasta los diez informes de varios enlaces de la periferia, sin ciudad cruda con algo de cenizas y todavía un pequeño incendio que podría caer para volver a quemar la confianza de páginas de clasificación y dado

Quelonio

Despide la imagen del mutil, del quelar de troca y oro, o el porérede del pretérito de haber caído con caínes y piedras de cafeína y leche o cuadros de hiel, o promíscuos para vigilar otra vez la penetración del ojo de identidad ordenada para recibir la percepción de privados canales de estrategia sin justicia de derechas equilibradas, de menos visión de la totalidad casi de nosuán, para desmitificar los últimos intentos de orgasmo almacenado en puro plástico de armario, como muertos estirados en el fuimos espiritual que cierra la máquina conjunta, las camisetas, las cánulas de cada aguda periferia viajando como coctelera y recolectora de semen, de digna y diluida pirueta de gafapasta de algodón, y negra, como colegiala de gimnasio al campo bifurcada en la humedad del cayo sombrero posteriormente hipnótico hasta cualquier hoyo de humo de llegar a sentir casi la implicación de que el quelonio no sale, se encalla con la cáscara de védemas, o escombros que dejan los piercings, o las uña

Nedálnerawbs

Nedálnero en viceversa, anónima e inflamada tras varios traspiés de papel mojado con garabatos de petate en blanco con estaciones de paso y memoria opaca todavía sin el tal vez de los días que vuelven a ofrecer desinteresadamente las pátinas de miedos prácticamente intactos y desinteresadamente recorriendo la luz nítida, los pasos agudos la ramadasa de snatam o el satanama de la página principal de la serpiente clavada en otra porción consumida con el dulzón hasta decidir las hojas que enturbian ausencias y sutanas y mortajas de pequeñas pesadillas de realidad en el rostro de la locura besado por la suerte extrema, del jaurío encanto de otra mañana cansada estrenada en el grumete como riancho moreno, en disolventes esclavos del soy, del dedal para rechazar otro indígena, candidato al abarrote con la vehemencia de granear un punto de microalgas en otra zona de epidemias  y dermis de dulces gofres de ensaimadas ensanchadas por otro hueco de pote, de tres tostas de oferta para cualq

Manchmal

Fiértier, cuando muestra la canción de otro papel o en la otra cabeza para fornicar tendencias de cada captación esfumada como otras musas y normas para saber la rutina de la decepción que constata el futuro cambio inmediato de menos exactitud que cada centurión cinéfila por asumir el lado en este ford que se afina con otro click fuera de lugar con las ganas de tégver sin enterar el entrever entregado hacia cada mancha de orotadas y cartulinas de otras servilletas sin menos embarques hacia el éxtasis definitivo que vuela con cada fluído que apura cada cordura entre dos serenidades más anchas que las andadas de viento cepillándose la revisora del puente de turbias incisiones al mínimo maxilar sin las menos paseantes que empinan paredes con pecas y agujeros para volver a masturbar con la imaginación de las otras aves de cecina terrestre y más testosterona para comer a polvos, a granos a mantecados de pimienta y margen de error, de feos estrógenos fértiles a la gran espera para tuerca y

Tisdag tid

Tídue, dis tig, o asiduamente el miedo a la pérdida, a otros riesgos sin exámenes de práctica ni momentos de tremendas alucinaciones de telexprés por cuatro horas de turismo y aconteceres del pulmón en la porción del curioso amor hacia empezar la cucharilla en los ojos, en casas de grises de buda a la salida con placas de peaje y versiones del colgado, del canal de inicio en torno a cada tiempo real sin posibilidad de retorno al rendimiento abierto de acá, del consciente divorcio de esperas y discos como imágenes de guisados y caléndulas a través de excesos de ideas, de paros, de partos, de perros entrenados por las serviciales esquinas de tiempo y miedo que corroe las pinturas de uñas y dignidades como exactamente un langom de tiradas y romerías para cada dado de horizontes y días sin el apellido ideal para vengar cada venta sin desolación de repartos y falsos girones de tirón de  posteriores excesos de más poder que otra riza de lucca, o cojín de tídeo, otra vez sin pluma, o con an

Sapale

Inestabilidad dibujada al rasgo, carboncillo cabrón, coca-cola, instantes que vuelven a brindar sombras de sexo, de días largos, de noctámbulas opciones de no aceptar lo acaparado, la curruca o bebedor de café y semen, y memorias inconclusas para reencontrar las pautas de pasión protegidas con distintos matices de luto, de fresas de campo y más sueños de bebé donde se apaciguan estimulantes con menos endorfinas que los de otros endulzantes para la bravura de otra hoja al viento que escribirá las contradicciones del velo al viento de los perseguidos sueños que no llegan al sápale ni se centran en el cambio de guardia, de alquímia, de temblores reprimidos en los delgadísimos brazos que llaman a la desaparición del sutil malo en la totalidad que todavía no acepta la caída en la senda del olvido, en las matracas sin esfuerzo que se agotan, que publican las nupcias, los dedales de la conclusión ya terminal que no envita conformarse con la engullida voz de nada, sin tiempo ni ilusión, como