Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de junio, 2008

Próximo número

Es en el próximo idilio el silencio, en el próximo número de la revista dedicada a la memoria de muchos aficionados con mostacho retorcido y tez que atraviesa la cocina para recalcar cada amore platónico, cada migaja adherida al recuerdo rígido, algún que otro busto parlante del mismo modo que su paladar sucio entre dos cazos abiertos, de tirantes ceñidos, apretadísimos, de otros artículos que no hablan de lo que gusta, de indiscreciones como aquélla de los cementerios istalados en las casas liadas y bien cerradas por riendas y bistros ahorcados de aspecto podrido y yegüitas de armídia de pigmentos tóxicos, corrientes, para la cacería ancestral de la bilis Lambant; por un momento vuelve a cambiar la pareja de cabriolos para alargar la luz y hacerla más visible. A esto sigue, gotea de un golpe de luz, un flash potente de 3500 grados kelvin, o Jules, ni idea de la nueva cocina.

Zuko Mómeres

A vere precedentes de pocos fungos blandos e inventores transgredidos por el sí del supuestamente todo expediante que no quiere dar a luz el anticuo Moussel en la carrera de camas y operaciones estéticas de la lettre erótica y crisis cocidas rellenas de envidias, como empanadillas de carne picada al estilo del último chez western de Schuster y Guardiola; no quiere salir por patas paralelas sin dar resultado. Toman tres con tres lincas sufridas hasta darse cuenta de que no era lo que debía hacerse en poco tiempo después, pero más que una necesidad, algo más, pequeño, insignificante zuko de coco; coconuts con virutas de parmesano al estilo carpaccio para las dentitas de rata agarrando el picapote del cincel de series negras y películas veladas para cualquier relato más caliente sin embargo, para esta amargura que no quiere continuar.

Poroto García

Media hora más tarde de sobrepasar el primer septenio se sitúa la acción de alguna sunrise feliz, con sus cosas de más, con todo momento; y pagan el repetitivo una y dos veces para ver crecer el poroto en algodón y una botellita de tabasco verde alojada en una de sus muelas, la 46 por la parte izquierda superior. No hay tal sustracción desconocida entre lenguas propias aparte de las incidencias persistidas en los mil rincones como bacterianas profunda, sarro, gengivitis por azar de su puerta alargada, que diposita el sueño mientras le baja la tensión y se siente sin fuerzas, mareado, sin ganas de infringir la ley del encomenado y la víctima nocturna, estrecha, joven Mateo, Zacarías, Tobías a la servidumbre del yo mismo, bajo de azúcar y calcio magnesiano encerrado en terceras testas absurdas de sinusitis que no dejan salir pororós de las escalinatas del frenadol tomado por tercera vez en pocos segundos, en asombrados letreros de vergüenza ajena; y ella se ha ido persistiendo y besando

Mayway

Un total de tres, por muchas honras y caminos que no saben como tomar los rizos y manejar larguísimas tradiciones de vuelta sin contadores populares a precio de tela metálica o cierto número de pequeñas crostas de yemas arropadas por amorfos paganos para tratarse del cuello de tan selecto club, otro remedio translúcido, de color amarillo, o de cerdas de veras al contador de la tienda; en la mitad de su opinión que se expresa sobre la manera simultánea y amenaza la espuma de la chaqueta teñida de pequeñas gotas de aspecto estúpido y mirada ligera, enbravecida por las ganas de seguir aquí, con los suyos, y sus ideas claras que postulan y buscan ampliar el lugar de la antroposofía con otros triunfos y puntos suspensivos gratis para narrarlo en primera persona y delirar dejando enormes huellas hechas de papel maché como figuritas envueltas de metal plastificado, rastreado por la protección mural del mucho entender y la próxima reunión de los tres ántropos.

Pájaro planta

Una pausa expectante, un cupido extraño entre políticos y poetas de cien libras y pico perdiendo la nuit estrellada llegando a la palmatoria de las palabras aragonesas, garranzas, calambres enrampatorias, cómodas, que no pican y besan sus escritos contra el tazón de leche de la 206 y por sus párpados casi cerrados en forma de media luna, de cuartos y milenios de lentejuelas salidas del patio peludo que va creciendo mientras duerme y muerde el corte con los pelos en la cara tapándole, esperando terminar la entrevista desde la sala curiosa, absurda, en un bolsillo, almenos con la silla guiándola por los culos aterciopelados, tres pasos arriba con todo lo dicho de los cuatro peniques en parecidas circunstancias de la cuarta derrota consecutiva, suspendida en el grog de guybrush con su contramaestre agraciado empezando por una punta del cabo para el nudo sacado de la otra mano y cosechar costumbres mejor suspendidas en el grog de los tres minutos, forzosamente hébridos, extraños, ambos de

Apto en 50 grados

Apto para la salud, para algunas palabras después de las semanas agitadas y los veinte meses del nunca acabar, señalando gratitud para demostrar los hechos y viviendas a cincuenta y cuatro grados centígrados, o bien, ya mayor, muy cortés el bizcocho de Raúl en su sillón viéndola pasar y andar diciendo cosas bonitas, saliendo de la neveruá desnuda, desde el punto de vista del doctor Cano en la acera del colocón impresionante hasta formar a sorbos un pedazo blanco de sexualidad de la clase atrofiada, detrás del bajío, una chalupa escasa de dinero y de micro-macrocosmos desplazado por la captura, por el raw en los flashes de la vida que menos actúa en gran arrogancia, con poco menos maderos identificados con una gran X, a chorros de registrar tanto mejor la mirada miopedel ángel de la guarda enrollado en la parte superior izquierda; y los tripulantes del cúter agraviado por tres estados del costado de la espalda muy seria, en contraste con la sonrisa en carrocines de mezzanotte.

Tal nexo

Dos saltos pero continúa mirando el sistema histórico, triunfal, evolucionista de las formas anuales que ya no tiene fuerzas en las lecciones inscritas en su historia escalare, trentada en núcleos que transforman el ciclo bajo la cabeza de hollaballoo y plagas rechazadas indefinidamente con mutuo pillaje del osito José que posa para la foto en la misma arena que Messi ha ganado el oro y que robinho marcó el último bombardazo hasta ahora, por amor al arte, gritando, ya lista en la esfera de energía para interrogar restos de havaneras y playeros con bikini y halcones dorados, sin alarma y pulpillos en toallas vacacionales y piercings que vuelven a barjar la cabeza tras las particularidades físicas y lecciones, lecciones, lecciones y espécies para interrogarse y saltar en estalle enterrado en masas de bultitos de silicona, pechos, tetas, mamas, un solo cultivo gratis.

Cebolla Palace

Cebolletas empezando por la salsa romesco con almendras y vidrios salados, aceite de girasol, labios empurpurados, tomatines cayendo sobre su hombro izquierdo con la intención de permanecer en el entorno de llevarlos a presencia para avanzar a grandes pasos y distinguir su húmeda ventresca con las amarguras de esa mitad empapelada bajo sus pies. Falta un sentido que no podemos...seguir los tres puntos con las comas y unirlas al viento confiado por lienzos y carricoches del año de telecataplum con buena línea; no, no, no, noooooooooo; no se puede ni se debe mirar salvo excepciones concretas que certifiquen el todo por el todo usado, vírgen, con grandes tetas, no, mejor pequeñitas y juguetonas, con sus pezoncitos de punta, poco gruesos, más bien delicatesssen de impresiones y recuerdos grabados en aquéllos títulos alejados, titulillos de química, sin el tradicional uniforme de colegiala que solo busca aire fresco de montaña y para, stop motion, y repite la locura en su voz que se hace la

En sus paseos con el picadero, sumamente

A qué conduce este infinito razonar, estas apariencias de virtud, el asombro de bossuet, los cinco o seis complementos de mesa que parecen juguetes sexuales en el bostezo sous que supone laa tención de montañas y valles y picos y besos con lengua, con baba, con pasport con cola, quebrados con esmero en el otro extremo del talento exhibido que se va pa lo hondo con jhonatan y se mete entre rejillas para averiguar las causas granates que descuidan alimentos entre otras cosas inquietas y mentiras con cada una, de cierta edad, de cierto peso especificado en la báscula sin título en un gran sofá hinchable, hinch, para mencionar la notable sillita morocha con veladas y relatos para un rato; para miradores y tres borradores de entrepierna saludando un cordon bleu al trance de los demás, al alcance de la vie robusta reforzada por el triple muro racional, como conduce la recompensa sin título decente ni restos del sistema mientras otros corren, cosa siempre arriesgada en esta especie de autocrí

Pedro Víctor

Un ejemplo de chifladura; museo de arte, papillon, atardeceres prohibidos en San Jerónimo, cereales sagrados mientras se suben y empiezan a zarandear rápidamente por los pasillos oscuros cuando de repente se escuchan gritos y orgasmos de miel separados de la lencería erótica, atrapada por partes, por colosos, marusis, autores varios, dedicados a describir el erotismo gráfico a fondo, empleados por Miller y polos opuestos a los modernos deshumanizadores, vicecónsul griego, escéptico, tarado, sarcástico en cabesinhas del lirismo, del paradoxalismo que le falta la ese sorda y no guarda el fondo en la grotesca masturbación y sus imperceptibles movimientos de muñeca al zambombear el taxi parado en la perla ornamental, igualada antes de regresar al podio de Pedro Víctor Guerra con sus Márgarets, Hildes, guías telefónicas, cotizaciones de bolsa, fiestas sin éxito, jerseys, un par de pantalones acampanados, falditas cortas transparentes marcando bombacha ancha, una cosa cultivada que aguarda e

No hay doce sin una

No hay doce sin noches locas de amores, no baja muy caudalosa ni con celo esperando el tiempo que se hecha encima, todo de tudela y de raras voces mostrando sus encantos sin doce con cualquier noche loca, apropiada para loading, o para recording day, recording people, o sus estampidas estancias guardadas en una memoria loca para jugar al memory kids y recordar luego dónde está cada Objectus Salus y su pomelus correspondiente, o su útero que parece tonto y aún se pueden ver los restos del embarazo a cual reúnen cáscaras y fornicaciones antiguas entre perros y ovejas con cara mujeriega sin tampoco ser doce de roca tallada y sin techo de paja y cuatro ponis en la casa de huéspedes recién trazada a cordel contra lombrices de la sífilis avanzada, en estado de descomposición artística, en cualquier decadencia absoluta que dice no enseguida, que no convence los platos del menú para ascender a la cocina y hablar con la preciosa metre escondida según sus propias necesidades de aquél lugar de pa

Sin arcángeles ni virreyes

Y mezclados con los vendedores de milagros ambulantes avanza el día, se dan citas por horas, o cuando menos sus agentes trajados y arcángeles al lado de los infinitos restos de atrio colgando por las paredes de la catedral; figuretas que pasan a los desfiles apropiados y poseen un espacio irregular, menos improvisado que el rojizo de ayer, marcado por singulares barrios latinos y calientes jugos de algún líquido marrano o flujo que ciega y abraza y forma un todo comercial de mezclas indianas con el precio al caribe otoñal incluido y 48 horas más de ofertones y noches low cost sin saber que ver, ni si es apta la apertura del chapuzón donde la mirada penetra su nombre y deriva a los guijarros verdes en tender la autovía como alfombra en cualquier noche sin moscones a treinta euros, cualquier precio; cualquieresquién pasado ballenero sin peaje mas ballotas singulares con campo de golf debido al efecto de la pantalla plana, burritos, datos colonizados de gruesas mantas de la especie.

Refresh

Viene de la primera página, del impulso titular, del primer póstulo completito de quitar y poner los asientos extrangeros en rentables ferias muy precisas para un refresh cola nut al horno barsat scoop que proyecta horas y crisis y mientras tanto el mundo se desentiende de sus fases y de las clases de Rudolf con firma de usuario nuevo; posiblemente el tira y afloja del teru teru poco apropiado para seguir con ideas renovadas de la primera página, del artista vivo, ochentero, del cine de terror, tras algunos fallos que no recuerdan, ni se vacían de extremidades locuentes, sin el sentido delirante que tal; saludan al prójimo, todo bien, y se sientan a conversar sobre la lluvia dorada y las compresas con o sin alas, y de si el vecino la tiene enorme, como un toro de más de mil quilos y lleba boxers ajustados y tiene que mear por el ojeto para no salpicar la lluvia y el paraguas sin alas de pollo o de gorrión de los mares y las poluciones nocturnas.

Aliento, próstata, mapa

Hay ruido, un mapa del destino a elegir entre cincuenta y cinco millones de euros brutos tras siete horas con cuadros con anotaciones leves, precisas, toda la temática de las letras dentro del lector superfluo en Mora y piezas de artistas chinas, collages de bloques paralelos, desnudos, densos, acaban de empezar y se desnudan; y más ideas modestas seguidas de los de siempre por cada diez o el once por ciento del IBEX que sube y se sitúa para que el DOW JONES cambie y le de la mano al IBEX 35; y se van de la manita a pasear y a comprar flores rosadas para acompañar la subida del producto bruto con el ING direct acostado, leyendo el periódico de hoy, y por la falta de datos y alientos motriles en cuchitriles de mierda atrasados por el pasado de los ocho, sólo de los ocho, ni más ni menos, mero total pactado.

Petrarca a secas

A secas, vía sanguínea, subcutánea, que sigue gallinas, y persigue llamadas que no ceden la alemania que viene con el making off a secas, sin el blanco satinado, sin fiordos desiertos, sin el paseo de la merluza, sin excepciones de las partes hacia la luz, y la luz se hizo, con la batidora de las buenas señales que acaban en busca de la salud, y no pueden más y hablan con el frigorífico y la paciencia les responde y procede para combatir los orgasmos y algunos frappuccinos con hielo y tesosros apoyados por las gracias y los denadas de las otras veces con las nuevas estrellas caducadas; y se forman gelatinas amarillas, con el sonido gaseoso del petrarca que se espera tres segundos para mirarse el ombligo y oler la bombacha satinada con menos pudor y la piel de gallina, derramada del vaso de zúmex.

Deshonestamente promenade

Devoraciones, en lo que acoge un spá y lo mima con frases del anteproyecto sublimado, hipótesis operativa, un freud conclave, o michelines sin clase de autoridad fijados en gustos, en amneas, en arcadas sin prisas de éxitos editoriales durmiendo; o mejor despertándose de la somnolencia, de la maja erección, a simple vista innecesaria para la propia, por su parte sonrojada, chata, vulgar, acerca de estos nardos con olor a cebolleta de taxi exquisito, azafrán, cálamo, su vientre dorado, cerrado, sin llegar a construir rascacielos de 340 pisos a pesar de su despotismo sin tinta ni algo de tierno en especies, en albaricoques escandalosos que repiten el taxi, taxykey, azarán, Mirra, oro, los tres reyes de oriente, la caperucita en polvo, algun eufemismo, sus párpados a medio cerrar para quitarse el rimel con otra sonrisa que sale del vestíbulo y entra muy puntual.

Bolognesi entre empleados

Actitud triunfal, rulos, algunos cotonetes junto al ropero, cadetes, bayonetas, permisos viciosos, entre diez y veinte que acompasan la risa con la otra mano en el pescuezo anterior y cruzan, y se mueven de un lado al otro prudentemente entre chacras que obstaculizan la pista de baile con las manos; y los peces miran congelados, sakana, algunos salen a los bares vecinos a pedir truchines para ocupar el tercero con algo que contar al reducto y beber pisco pala. Penoso, imaginativo, a fumar con la imaginación grata y cálida, que aproxima y trata lo grave corregido, y permanece con los ojos abiertos como lupas, cigarrillos y pisco olvidado por el convencimiento oral; y los ojos golpeados a moratones azul lluviosos de luz que nota la vida, la última gota de lluvia dorada, misionera de su niñez válida, embebible, imposible mover cautelosamente cada trozo para leer pues novelitas; sin duda la salsa bolognesa con voz repetitiva a ratos.

A todo

Nada que ver con lo de ahora, con todo de tapas y temas de trabajo del tarot tan marcado con croquetas que se ven relacionadas con los status que se juegan y se pillan la calva para preparar el terreno sentimental; con la adicción se confunde el tutto bene de sus labios menores empapados de flujo del café y las torrijas amanidas, y una de torrijas con el culo en pompa como un brownie con helado de vainilla y pasas, que ahora salen, ya, quitan los vasos, copas, pelucas para cubrir la calva, el mantel del todo que a menudo tampoco cubre el entonces variado, el instante que ojea otros todos y maman el café soviético del otro plato para criticar cualquier fama debajo del brazo Pérez y de estúpidas performance flácidas, desgarradoras, viciosas del todo, sin bombachas de cristal, con dodotis y vasos comunicantes, y tilas de vainilla Poleo, mentolines con sabor a semen de caballa, que necesitra relleno y se pudre como la oliva negra, vieja, sin granos, caída de la bombacha mayor.

Aire a Mario

Cada mireta viene con su idea fija sobre quién, y las tazas saben bien la nata que desea la espuma que prefiere la cucharita, la servilleta que follara su boca de pasta base y la temperatura de la leche. La luna sabe también que mesa prefiere y cuales piernas se chuparía con los dedos y el aire la prefiere bien cerca de los solos que chupan balas de ojos que cruzan entre los soutienes de la basura a un metro de su cadenita de mocos hechos de caras maravillosas en su cogote de elefante. Y vienen en pechuga sin distritos ni huevos celestes ni diptongos ni vicepresidentes chupavergas, así van apareciéndo al baile este de pétalos de bichos raros de la vida en las misteriosas sienes del silencio alargadas por la rutina que sigue bailando entre los fósforos que se equivocan de boca de melena de peluca de busarda de pan francés y levanta los diarios y vuela contra el cotorro del bar un tufo a entremes de mentolyptus con arvejas, pana y un portón, le arrancá la espalda de un abrazo a Mario, en

Bombacha

Hoy como a las cuatro descendió de un espejo, su dedo gordo hablando con las fieras durmientes entre las camisas con una bombacha en la mano. Muchos de los cuadros se avisparon, se hicieron los otarios y muchos se comieron un pie apenas bajando de otro cuadro esperando a la madre, y es preciso decir que en ese barullo de personas que salen de las capuchas entre los tenedores de las ratas y rasguños de los muebles que quedan estupefactos al ver al señor sentado esperando un buen mozo es preciso decir que no sabemos si vamos a ir a ver a una criatura que sepa hacer hojaldres con nuez, miel y almendras con bombacha. Hoy querida tarde apareció, sin cabeza sin ojos sin saquito de pana ni parejas raras ni berenjenas ni luz en los dedos ni nada de poesía, ella sin cabeza y con tanga que no es lo mismo salío de un cuadro y lo abrazo como un pie cinco minutos sin zapato bailando dando vueltas escribiendo una maravillosa jubileta y así fue que se quedaron con el bronce detrás de una armenia y de

Spiede

A lo largo y desde lejos, sobre las palpitantes venganzas sin el primer guárano adiestrado, en forma de alianza restituida, grabada con los dos nombres a dúo resquebrajado, y una brisa michou, tendida y fijada en la sacudida de suficientes para considerarlo como absurdo, como ocio, placer, rabia, desesperación, cultura nacional, colectiva, del tirón tin tan, sin intervenciones características de aquí, ni de las audiencias que generan al verse y despertar del nido chejoviano, rarísimo, estatal, del aspecto del lector calórico; por otra parte sería capaz de llenar esos espacios de crítica diseccionando el accesorio milimétricamente en general, en primer lugar se puede difuminar la evidencia obsoleta, o la prisa del tardío que anochece el aire de cuatro cuartetos bien puestos, híbridos, plagados de pizzas de leche, magistrales obras de hombres de la calle, para hacerse notar los mediocres servidores.

Araca la cana

Murguita arrepentida del paso, del peso, del beso perruno, oscuro, blando, acaramelado, con sabor a miel y olor a caballo desbocado, a celo de gata con ganas de fornicar, a silencio crespo y mañanas disfrazadas de pocos instantes de acuerdo con las sonrisas de los paseos; de la sección del carnaval que gira la cabeza y grita que va a morir, lo siente, no se produce araca, ni la cana se quema en la hoguera enamorada de su bombacha con olor a sexo, y las andanzas de tres dias oscurecen el paso de los meses y los años, y vuelven para decirnos buenas tardes, son las seis y cinco y karakeosián descansa a la espera de encontrarse con el rey de la nuit, falta Julie, la reina, vestida de monja con el bolso de Mary Poppins, de cuello alto, al margen de todo poseso que sueña en la última ojeada a las ganas de no seguir escribiendo.

Una de tanguetas...y de penes

Lejos de remitir el más prelado premio y que en su orgullo pecadores de culpas fingidas o los matones como grandiosa diferencia sin su modestia en cuatro regiones al galope, sin más, sin mirar nada, ni siquiera sus ojos verdes celestinos que deliran y se agotan evocados, como humildes hornacinas salvajes con el punzón clavado en el veneno, en alguna que otra orilla de su semen de esmeralda en movimiento, en pocos espacios, en pequeños espasmos, en pequeñas gotas blancas, medio doradas que relucen en el entrecijo satinado de la bombacha más sexy que cuelga del tendedero. Y ella espera para ponérsela, para cubrirse el torso con la seda detenida, para rozar, palpar sentir su boca, sus escupitajos, otra vez su semen lacrado, pero esta vez en la cara, o en cualquier otra parte del cuerpo, lejos de la bombacha satinada, muy vista, llamativa en grandes dosis, pícara en pequeñas matanzas, largas noches de luna llena de gérmenes bacterianos que configuran el final de la convulsión, del pene árg