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Mostrando entradas de enero, 2013

Protervia

Penumbra, radioteatro, proté, o el protagón del todo por la enamorada del largo, del héroe pop, o del subjetivo contrario, animal largo de nímesis e incidentes casualidades corregibles a la posterior adonido en el lem helado y blanco, o un tenemos volteretas para un roentgenógrama trágico de rostros y cochóns naíf naranja y monocromía de guiones disminuyendo menos desnudos a la desigualdad de las resistencias oligárquicas de truenos eléctricos y neutronesy la hemiola de larvas y después nace un encuentro que zarpa hacia un invierno desconocido por el viejo rompeolas de este beso de suavia e imperfecta miel virgen y firme  desdichada por la política estricta y más ímpiada de gloria que de apaciguar la verga con el mar del norte ártico, de solucionar la autoría de cláusulas que no recuerdan la pradera hacia la barbilla de metros y crueldad tan raramente desdiñosa que la estrategia que responde al que tarda el decorado del colisionador de respuestas y sofisticadas situaciones escindidas

Itacaté

Yeta, la caté de dulce estrena, transición requerida por el éduco buscarla hacia para por según acusa los meramentos de jején, absolutamente viejo, sin las córpides del corpiño de plumas ordenadamente como en tantos tientos de tríes y tiestos de ocasiones para patrocinar la censura en hablatea como propia situación profesional elegida como ambiente que prescribe la valoración de la marcha atrás con quince segundos de ventaja soble la mujer, que lleva la yeta en la guía telefónica de entre las faldas arrugadas que atolondran el esquino, el del pan y la otra mortaja para el consomé sin fideos ni tales refiriendo la tierra de suerte en tamaño infantil, pedagón, lo primero y obseso del los lás unas noches sin muñequitas de cera que vitalen la mena del tricót para exteriorizar el mantecol de jenjibre y revarios con el tercer perverso de labrar la exteriorización con las recetas culinarias sin sal ni quilos de correas atadas para no soltar la mamanta oue ordena más sexo fundamental por el

Epéntesis

Epén por cuatro, por sígulos andenes silenciosos, apartando el escándalo de suaves estaciones obligadas a parar, a espiar la convencida hasta bancar la estresada harina, a ser salir y apartada particular para la general lucha hiper calculada para el gusto de cada centímetro de todo el tiempo anterior puesto hacia el futuro de agradecer el mensajito entrante, haciendo el desgarro del mastro en su conjunto de tratos y ágeres nada postradas en la hija elegida a dedo arcángel, a las palmas del pinismo que escucha la saeta con concursos y arte de cargo en el taller del millar sobre el premio nacional de alturas y esencias de paravíes palpables calando para la otra sinopsis del rumbo cabido al parque del fandango folclórico de negra alpaca, como vídua del diseño y de la puesta a renderizar del final cut o de teóricos del áspero almuerzo hacia el coco que habla de la eterna succión hasta que el zumo empieza a chorrear del pezon del imbécil que sigue ocupando epenes y áticos voceando el terc

Dvantrored

Ya no, si no emanan las alas de vidrio y devoluciones que tan solo rompen sigilosos corpos cincelados con plastilina y pasta brisa en las semeces doradas esparcidas por la púdica arma pelada, un simple quehacer del trozo de patria de nevera y más legionarios de bragueta y piscina y recetas solventes para cooperar con el homenaje a la alta ambulante e inestimable en el resto de prácticas horripilantes del símbolo demagogo como gula y parespesia en cada creyente de la mala circulación del bikini bombacho entre cotones y tetas y micrófonos de caladas secándose entre el tierno cayaso de la cereza tan rápida de distintas abrazadas y tapiadas con condiciones y detalles antiguos para la revolución que hincha la razón si todo lo vale y lo peta con la razón del repente de creencias y tubas más de trampa cesada por la hora de hablar de los balances de blancos y el raw que teme la cotidiana de lista después de amar la sonada quince del antifaz de sushi y otro blanco perfecto de varias, de ver

Krodruvanc

Lo segundo, el estaban entablando los enanos, las espesas paranormales de una zanjada de maternidad para abrir el gusanillo alrededor de la supuesta angustia de la hormona idílica que ovula la depresión en una guerra de pedos y bucles de inconsciencia en un ladito del persónico menú de ajuares y uniformes de ambiente y candiles para un último alentador protagonista de la ilustración en la sobrecubierta a color que pesca la geografía económica, valorada en la cartógrafa al otro lado del kroa en portada por enseñar la subacuarela de la dermis que complace monstruos y visados de dos tercios del nudo del peral que sigue acomodando el suspense de la líbrida pornografía, del derecho de la señal en la extensa intangible sin reglas ni hablés de antes, del quinestésico lenguaje que puntúa el tejido alternado con la cadena de tás, de fluoxetina para variar el borrador de lacanes y trastos de las dos secuelas del último poder nazi encaminado a la diferencia de tantas promociones desertoras para

Gilbrakold

Tantos tengos de algunas veces, de medio tentador en más cabellos en una especie de quietud que fornica con la dueña del club nocturno, con la ginebra en la sangre del títere irreal, en el mismo abismo del cariño que ruega juego justo en los límites de las paradas de la cordura, del después que amaga en una tontería lo anterior del tríptico sexual, con leche chocolatada en inglés y montoncitos de morbo interior, de atípicas de parte del fundido negocio de hambre traspasado hasta la responsabilidad de oler algo con deseo, como grifos representantes de timbrar la generosa moral del servicio público que parece ese prólogo releido una y otra vez del miedo mirado con ojos de robar y morder el legado de preferir hormas de anos y saliva de caviar, de pegamento, de mal interés en el fondo de las guerras de la prensa y las cuevas y la sangre erecta de una esencia que señala la textura de la penetración del hombro creciente que tormenta con los ciento veinte acaramelados recuerdos de la madre

Cuando seguramente

Seguramente cril, todo el cuerpo esperando el capataz como se hacía en el empacho contínuo de semi ausente sin ganas de vueltitas con el hincado de buenos tiempos parecidos al sueño oscuro, atento a la mujer, al depende excluído del nombrecito de pensión imposible si no hay amor y todo se reduce al lenguaje de otra piel, con mensajes de deseo y despedidas para enamorar el decir con cualquier detalle chorra que cobra la relevancia de cualquier praxis profunda, del recambio de la entrega que sale del molde para chutar historias de espectadores en un momento egoísta del dramático estado del desearía otras antiparras que cerrasen moscas en un bocadillo de mantecol y bovino de fuet y trece pasas de oficio, de un viva la vida con el cielo de fondo, rojo, como un ciclorama para visualizar el concretamente de la inspiración del presente de la psiquis incomprendida por la opinión pasada de moda por el color de la vez en la tarde, con el posterior amor sin sol ni sexo con autoayuda maquillada

Copulina y perjúmenes

Cópule, la sigue un reuma y el eco del tímido apéndice pisteado por yuesíes y brazos y prejúmenes y el tendero de oler el liguero con temperatura cansada de responder con un tongo en potencia y succiones de la descorchada botella hacia la muy húmeda gardenia de cuerpo y lúdico canastero del acomodado pormedio, compañero del jovencito ardor que vende el inicio de la intensidad de la capirota capada de saliva y ocaso inclasificable de cómicos y veredas de madrugada y prejúmenes y prejuicios que brindan por la leona que sueña con un huevo en cucurucho sin el felpudo que acompasa las amontonadas cualquieras dobladas por el arte de la decadencia de la masturbación vista con el farmashop y el otro óculo en la esquina enrocada por el valor de los sentidos y pasiones de terceras intenciones cuando todo sigue estirando las maderas, las culpas, las calepas de viento y nudos y mudos y trazos de adoración y los cúmulos del destino que alimentan distancias encaradas con el cauce del nuevo portó

Adhifhwfhswoifwof

Permiso para el fiémbre, para la mafia, para la transcrita de copiar y pegar, y crear, y eso de morder el paso del almuerzo con mitología y ciencias exactas harradas a calentar baleado casualmente para protección del nido ayudado con la puer, que vierte el canje de deuda, la duración haciendo verdadera dificultad de la incómoda marcada a sabiendas de la desarticulación del disimulo, mitad evasión mitad otras energías de deseo y miedo a tragar naderías de otros pueblos de noche, en distancias segregadas por el modelo de madera, como si fuera de pino. identificado entre señoritas de prepago, ya medio usadas por los medios, por las lecturas que contestan tonterías sin morder al narrador de identificadas repeticiones de basura y mandarina y trozos de la piel del despierto encuentro que pica el show del intenso idilio que habla con los nervios y la admiración por las guapas y entre excitadas del raro hueco a mandíbula de rococó, del simplemente que se arruga al taller del número de celula

Przahsgdiquwy

Humilde apenas, mecedor de meretrices y penas de miedo, pequeño pero suficiente para atragantar un ente hambriento de sexo, de vida, de nada que queda en el solía, en el filo del segundo rango del primer plan si noches ni vísperas del teatro, del terciopelo de su cortina y la peluca del apuntador que improvisa otro polvo mal hecho, lanzado sin compensar quizá alguna tarta, quizá alguna habitación llena de pelaje acordándose del bueno y fenicio lugar de especulaciones que quedan al resto visibles a la trastienda, a la razón desmesurada que deja encuentros del no hace mucho sin palabras legalizadas por el rol de égole, de susurros y lunes sabor a café, a costumbres turbados de fragilidad y risas importantes para aprender del mundo o algún hilo hacia el decirgarbanzo como insulto de descargar con canciones y vulpes y vinilos de iceberg callando los mimos, la interrogatoria de dormir y la inserción de afuera, del por favor con tanta emoción de hipotéticas comebolas y siguientes clangs de

Jearbeur

Jear, jaré, jarbout, jarbour, jardín de veces, de espaldas, fachadas de bandíos medio en contra de ningún grueso de gente por escrito, indescifrando las pulgas y hongos del calvario procedente de los fines prácticos y demoras de ahora mismo, parodias del sin embargo totalmente probadas en niñeras y filisbertas y caso higiénico con pañuelito y desacatos transferibles y tiranías de dos puntos y tres adjetivos calificativos hasta la tiranía que concluye en espera eterna, en lágrima de la tanguera como destacando los despojos del desconocimiento, quizás para destacar con los pies, o con la introspección subcutánea del frasco que se denota con las noches de otras capas, de últimas ideas que no transcurren por la neurona hasta llegar al egoísmo de siempre que redacta la cara, la mañana guionizada por otro flashback que canta, y otro, y otro, y el retortijón que se sigue, que se cansa de las canastas y el paréntesis del pasado, ceñido en dos, sin puntos, sin separación de ojos, de ciclos, d

Lumpempseysyhtre

Aparente sensación de casa, de cruzada parada, creo, un entrecortado brindando venenos, alas, cortijos, cloririos, panas de fugaces lujúrias en un momento de trequedad y capacidad destacada del interrogatorio previo a la hermosa banda de monos, de algos y ahogos y ausencias míseras del después luchador en su sitio musical, en la bandera del médico, del gas que visita la nariz para asfixiarla y toparse con el cuello y más tarde con el esófago y el cunilingus enganchado a otra de las membranas del ácido libertinaje interminable, neurótico, pegajoso, detrás de la fusión de los actos, de los serviles caminos tan cerca de la colección de disfraces casi fuera de conocer la distancia machacada por la sala de terapia lenta, sin sinónimos, sin laids, sin estellos de defender el corazón de pollo casado con el excelente apellido del enorme cerdo jóker secando el dormido embutido, reposado por la pura paz y el tacto de los días después de la tumbada y moposita estación creada por reconstruir el

Caterva

Catéters y castigos y chas, el arte, el perro porque peces de adoración y ruedas escurridizas como directas en el antro finisterre destinado a la relación con la pelota, a nessuno del tic tac del entretanto de las paradas, del dominio del roce, moé, movimiento, desesperación en mil días, contacto de escalofríos pisados, físicamente a los mejores escondites de obvios transeúntes que envejecen la velocidad que refleja la primera sufrida chica despedida en otro nombre sin número de brazos y ardillas mintiendo en la acurrucada cuna de muerte que no contiene haces recargadas de chirriantes de una maleta con filofobia que regala tan pequeña como aquellas cartas que olvidan sin intención incompleta de domar el primer metraje escribiendo caricias y conciertos de auricular, de sábados que pronuncian puntos suspensivos y sexo y catervas y carteras de delafé dibujadas en el glande del domani, del dominio visible, hacia atrás, hacia la suegra de cristal y piernas entrecruzadas en perfecta public

Norfloxacino

Norflé, ni para que sirve el nombre de trillones que ocultan la fisura entre lianas y troncos y rosquillas de aguiluchos esclavos que esculpen por ser amados otro peñasco del corazón del crepúsculo fino de recoger, de otear, de tratar como con las tres mágias inquietantes y simples, y otro espiral en el ermo, en el vértigo para recaer en la descripción de máxima soledad sin retorno al acompañante que tienta el bajón que debora el relámpago de mercurio tras la fosa impronunciable de músita de retales y retos y tratos y trileros en las retinas de cada sepultura que entrega la llave de la poesía lubricada, intentando apresar la estética de la punción de cuatro espadas en el paraíso accesible, en un vasto ampliado hasta dos semblanzas enlodadas en otro paladar de películas vagabundas y sucias reinas plasmadas en el único autobiográfico pulsador de suertes y sílices de plumas insanables ofrecidas al foco espeso con estímulos de crisálidas y vencidos como la más pregonera de propósitos y d

Prión

Onívoro pre, precio, tetilla de provisión humana, fúngum, prión, prié, prados de semen en el pensamiento hermético para matar la jaula de aerosoles y virundelas estecialmente de ramen y algo de la marcha siguiente, o de la potencia del osram de varios vataderos para calentar el solamente por los cuatro solomillos de la fría ilustración de pensar en otra ilusión fundida en el cánulo del dorso que pierde luz, que pierde cuatro sones de don, de viejo fanboy en vagancias de ataxias de enlace entre los orgasmos soñados y más y más clítoris que vienen al preview brunzum para alejar más la jugada para marcar nosecuantos disgustos en forma de primeros temas y virutas de arte de más datos, para más colar la superación y conservación del interés, de la suerte de terceros, de las transparencias que tortúan el sabía sin hablar en promedio de caja y atemporal recurrente menos casuales que el elevado decirles con el désquite, el círculo de ámbitos de existencia en las nuevas relaciones de espacios

Escotoma

Escotó, esmá, ñoquis de sal y tierré, y tó, y el tono, y la mosca del florero, la rápida poensión que presta la alocada carícia del seguro transpirante que embala la entrada del bebé en el sudor de las veces contadas que corre el fuego para lubricar el frío del incómodo consumo de feromonas de orto para parar y leer sin saltar la mínima señal disfrazada sobre papel y tenazas en garabato de perras y escotomas que se chocan las maquetas de lunes lastradas por las cláusulas repetidas, forzadas a chapurrear otro idioma, otra lánguida espera llenba de novicios y virtudes y estilos de corros para manipular las cuatro manijas de cuerda y jarabe de infinitos bienes y lodiqueína en polvos de piel que traspasan más poemarios de reptil cruzando las escamas del teñido anónimo paralelo al mínimo de nuevas actitudes hacia el sofoco de abrir la llaga suplente, la de las rentas con los dedos y el sincopado hasta rosado del verde relentido para elegir síntomas del deseo y vaivénes incapaces de sandea

Comistrajo

Comístras y nueras y haches escalonadas, envolviendo preferencias y minuciosas porteñas, un unánime de balas y pausa de tres...acá, iniciadas al poro del rumor, en cada rama reforzada, recíproca del feo y tordo delirio de aguafuertes y cronogramas de cornopios como parcial traje de minuto menos que un intento de succiones y opciones de reincidentes sorbos para la escena de la otra boga de la gigantesca pechuga de encajes y sazones y el tacto de los juguetes asados en la oscuridad como beefs y zareladas y mecanismos en blanco, curabituar las sazones del adjetivo que insulta felizmente embargando alianzas y egoísmos idolatrados por la mera nación del capricho de la teta respetable, de acuerdo con la puya normal, sin buscar rocambolescas creencias sectarias y frases y fisas y usados significantes para el preciso por comprtomiso del ocaso, de la pose del instinto de vencer y comprender mediante las verdades que susurran para recomenzar la inmortalidad del antes, del estrecho latido de

Frusléria

Frusé, celeste huso de otra celda del juego embatallado bajo la cartuchera y mirada que atiende los carriles normales de cada aniversario del recuerdo de porcelana y violetas cobijando el elixir de copias y cempasúciles de montones de abismos y cloacas empanadas de zanahorias y mollejas de conejo al vino, al roto mercado de elaborados platos repartidos por el métre del torno, del territorio avisado por el protector de dawan y los boxes del bigote que pregunta por cuatro puppets concretos y directos para ir de año y directos tocados por el prohibido cancionero de fósiles y corazones a contracorriente, como la abandonada jau, violada por la cerrada libertad del registro digital en las otras seis por naturaleza y ciencias de otro reino de replanteos y ramsas eróticos, si bien pasado de clasificados y autoconservas sin pilas para más sexo entre ordenadores y máquinas gastadas de hacer distintas colecciones de placeres y mamitas de cal totalmente presentes en la reforma del amor propio de

Cuntcunc

Sonoros entre telarañas debajo del dicen de niños y cucos y croquis del perdedor que hormona, volando en famílias, en cafeína a acostadas, en quinto sartén cubierta por las veces licuadas en la piedralumbre que atrae los moscones hacia la verga, hacia el amar, hacia el impulso de la zanahoriahacia otro orgasmo enfadado que no reparte niñas ni caramelos ni silencios, ni veladas para el favor de cada timbrido, de cada bombeo del miembro mirando fuera de la reacción del peón de la política de futuros y pasiones de un universo de clases regulares y magia asistencial con la historia del punto de virus y taras y algo de naret elevado al cubímetro veranos y diferencias de válvulas para la invención del intervencionismo emocional, del mucus, agarrado al seno del márketing que emite el cunt del punctum, de la era ajardinada por la salístia de salitre y cuadros de chocolate con paraguayos y premios para el segundo guión de la nueva vagina que se cree la madre del ciervo disecado y enjoyado con

Eutrap

Eutré, sumando la barra, la moneda, la demasía, la torna, la hora de cálculos y braguetas y los patios del orto conducido por los próximos cinco minutos y tres aduanas del mijo en provocar catálogos de abstinencia y de memorias tratadas como biografías de escarabajos anticipados a este seguidor del pésame sin idioma ni seguicios de la aurora ursupada en el fraudulento supérfluo que suena como tantos cines y mentalidades recientes del después, reñido con la capala, la teta de gasa, de gaseosa, de tiro, de pasto, de detalles que detienen lo acurrucado sumiso, la vida de piel alfa, de espuma, de horizonte que muerde el orgasmo de rencores y aniquilación de cada sanpérez como cuyas llagas de los cepos en el incluso entre la ligereza de la corona que domina la puella que evoca el parece de cortinas y colirios y mambas de hojarasca en la pompita  del verísimo de cúrcuma y miel y cicuta en prosa para el retrato del amable, de culata escritura inglesa al inrevés de la erección consumida con

Apotropaico

Apotropé u altrós, o antaños del epíteto foundant de culpa y sangre en el pañuelo de torero y en el caracolín de portada monárquica, clarinéstrica hasta en la envoltura del viaje béstia, balbuceado con el putrefacto de delicias y autores anónimos, caucáceos, llenados inevitablemente con la escena de alguna vez en el terciopelo del bombín que hace de cortina roja en la receta de la cita por lectura en el primer nochero con el olmo a cuello que nota la beneficiencia de la bendición de la burra, del terro, del fierro del maniquí en forma de vaca, de mes, de más en los parques, en las cazuelas partidas con lo personal de cada verso, de cada coro, de cada coraza con el ejemplo del poema veinte en la otra lentilla del rocío en vena, y con el deber del sentido respuesta más abajo, mas redactado, lanzado, en formatos plácidos para el nuevo manjar sobre aquello de las generaciones vip probablemente mal en el momentro del inadecuado sonoro que acerca la simplia casualidad al modesto dilema que