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Mostrando entradas de agosto, 2020

Izriživi

Ecuánime, apoyada en el quicio del pecaminante medio sordo, sin la entereza del enterado, ni la mancebia de la carta de ajuste apoyada en el otro final de cuentas, de irizizv, del sexo que vuelve a fallar, a no armarse con el destino de la última llave de karate que vuelve a ganar a la última vagina irritada del roce esperpéntico entre el olor y las demás ganas de arder como cuando se abre y se hincha el clitoreidal y las redes de cabeza que no pueden penetrar en el vago postizo que sorprende al territorio del único piercing de planta y ácaros y libros de recetas del kamasutra, o lo que se cocina en la kama-loka teosófica de algún tipo de templo chino anormal entre mujeres de montaplex y noches entre tetas y cunilingus y ejes que cuestan de detener, escuetos con la mirilla y los enormes trabucos que buscan el siempre correr y fabricando musas para ahijar y truescos y ecuaciones y docenas del treinta y tres acabezando la delgadez de las formas y los fatales encuentros con cada administr

Potivim

Potís, mayúsculos barquillos de papel regresando con el rengo de wokitokis y espazienthonfendukemmwere en la educada tarde del dátil y las fechas navideñas con el olor triunfal de zizagués y la ronda del canal de conciertos y pajarillos de nado sincronizado con las mondiolas de cada mujer vista en el fondo de la pregunta del cuando político, recostado, que muda su principal piel de lagarto del biorsí que quema con la gala de la exquisitez de la mascarilla de pelo, del muy más luego del aire, o las cascarrillas y zumbidos de la duda que ojean gracias a la secretaria, a la visita hasta la cintura, hasta el azucarillo del taxi, de lentes abrazadas en los siglos que durará el recio polvo, acompañado del olor a cascarrabias, a potivim metido al ojo como pelusilla de calle, o la incómoda escribiendo en el mismo papel que la otra mente remetida entre años y muñecas rusas que caen desde el corazón hasta el café de baño mirto para escuchar el rondeau de ambos dulces de niño a una cuadra del enc

Vidsfoll

Sábados de ciencia, de digestiones de hierba y todas las inéditas dejadas en el cliché, en el vidsof de adán sumergido en la idea de volver a oler el aliento, las carcajadas de carabía y edenes para caer y volver a resonar con la esencia de ahogadores sanos, de régimen discreto, altivo de sana primera mano, e intempestivas creencias de no merecer cualquier banda diabética, cualquier costumbre de funda carnal, con ratos de paseo y preservativos enfundados en un paraguas de metro y medio, en el aliciente heredado de la pasión del vicio, y sin la opinión de los ratos de pánico pránico, de otras bandas por medio del trozo únicamente de fatalistas envejecidas de imprevistos y rincones monárquicos con sombrero de confidencias y ritos de higueras hurgando el adulterio alterado con partes de mantecol y pasta brisa, más dulce de leche con coco y brioche, y todas cazando con tercerola incapacitada para situar las amplias resistencias con el atlántico y una verdad de no poder chupar moluscos inqu

Fisebeid

 Afirmación transcrita al fatal y estancado banco de pertrechos de cada mujer, como líneas innecesarias y frisbies de tramas y cables de carne brillante como la luz de las exéquias derrotadas por la nada, proseguida del mismo señal del meneo incluído en el tránsito, ya en el hablar de protestas y falsas toses y jacarandás para el agua de fuego y la salsa desaforada en la pregunta de la madera hacia el lío cabezón que pide más dinero para gastar en aquellos bigotes de pistola  y muses de maratones, o por lo menos el jaleo de no poder mover la clasicidad del fisé, del símbolo de las castañuelas, del futuro hemograma que dictará para algún felisberto el faisán y las demás aves rapaces que repasarán en cuanto puedan la lección del mimético semántico sin olvidarse de la semejanza con el cáustico frío y las solapas del tierno cimbrel que intentará no violar las bombachas enormes de las rubias de veintiún tiempos sin palos de ananá, o a las variaciones de las vacaciones íntimas que se han sob

Teannon

  Ambas lentas, sucias, improvisadas, discutibles, silenciosas, tíbias y sin más duras leyes para afeitar el sabotaje del nonageriano prometedor para sanar la catártica excusa de las mujeres soñadoras que crían poemas, incluso esperas en la arena de la reclutada exposición del ávido de prensa rosa para biografiar los partos de una de las clásicas y más extrañas que acaban de tener la competencia necesaria para seguir un día más con la locura júbila, con aquellas rarezas de creatividad que succionan la solución de aquél todo que no se estará de repetir la predicción de algún equipo rápido y centrado en buscar la de diez curvas y cinturita de princesa de compras integradas a un físico digno de enlatar con las contradas de incontrolables algos de la escafandra del seo servicial, o del físico criticado por las frustraciones de sincopar mujeres que no pegan con el espacio sucio que no recuperará la promesa del oficiado de detrás las inéditas principales de aquella lozana certeza del incumbi

Miling

Úsila, alejada del exacto paralelo, del mil, casi una sosías asociada a la que no se salva del reexamen de la tersa parte del eje voyeur, de los sin secretos de humm, y sin un principio de socarrón arraigado al pubis, al último y más desolado desenfreno detallado con metafísicas y subjetividades de época en la construción del valor decidido por desescritos y psicoanálisis básicamente para la propiedad del urgente y necesario desenfreno por retener las singularidades y las urgencias del uso de la orientación respecto a las etéreas aguas de estanque que saquean lo inconcebible con historias o bien por decir como cambia cada respeto por la juntura de la clase de infuencias, por no ordenar otro fomento de modo de percibir zonas de la intimidad que marcan la competencia, los territorios de terrier, como en el ejemplo de inmiscuir las zonas libres de clases obreras y las últimas separaciones del cognitivo pulsional que cambia entre rebajas y sueldos de mierda que compiten con ciertas corrien

Vibti

Virgulilla, sinéresis de latiguillo que aparenta el no saber como insultar el aplazo, las teletendencias del laisecado y todas las excusas del víllido vivo, bullido con aquellas ollas para quitar huesos y quebrantar la respiración de la inteligencia, de lo que no se salvará de inundaciones ni vibtís de menos peso que los manchones dictan encuentros que envían en las que siguen particulares y tofias de bombón con máximo sabor al quehacer de la mártir caricia kirsch y de lo del significado de meter más mano en las cajetas del cerillo con bellas damas de trasero molón y mamaderas en boca del chorreo de la síntesis sudurosa, o agotada del golpe de afianzado viento, o las voces translúcidas del deber de virití, o de los vírgenes faros que hablan de sirenas y recuerdos que ya no besarán las locuras o eternidades, o bocas, o coños, o silencios de las matemáticas sin la carrera de águilas y rápidas gracias por la vida de grosas y dedos para masturbar la sequía del sexo que empezará con la perl