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Mostrando entradas de mayo, 2013

Hureviktad

Veredas de canto nombre, de cada medianoche de película contra el multiespaciado de cabellera y dos terrones de cualquier creo de tan poca espiga de habitaciones y amantes violetas del tango, del niérep, del grito coposo que busca el desvelo del ritornello a la ansia de escrotos a mano para escindir a la máxima advertencia en cursiva, o abrigos de haraposos y maldechos de zapatos y máquinas desafiantes en la memoria de cascarse la flota que disloca el pensamiento que no desaparece de la cotidiana culpa de no poder cojer la bombacha de la obstinación del set y cuatro etcéteras que auguran un código fatal, de cesación y caja oscura ajustada al antiguo festejo de ánimos capaces de volar hacia el sí, hacia la fe de transcribir la rotura de cada tortura historiando la fría sudor que amenaza en aparecer en cualquier pelo del taculio acumulado junto a más testosterona y garra erecta, y pija delicando la dilución del requesado consumo de causantes coágulos descritos con el colorante pepitori

Xnaritzerf

Naritz y espada, y neris de cerca acomodada a tantas lecturas de artefactos como sillas sin ruedas y hoyos en los raíles del vestido que explica la inexplicable copia de copleos y defectos del sueño navegando como el amigo que no acepta otra virgo en la profunda galería del doble tren de conservas y silencios que acercan el acantilado a las partes de horchata salpicando la insatisfacción del alérgico cultivo de especies morosas y malgastos y alquímias y rasgos que mitigan cualquier ya no hubo de miradas agredidas para creer en el feo gesto del dádivo ingrediente considerado otro íntegro tolerante como bestas sin cordones ni hombreras autocastigadas con ávidos de recorrer el tragado de morfina y luz de fulgor, de achucadas temperaturas de la euforia infiel que televisa la borrachera del tiempo, de cualquier resaca de hechos equivocada, acurrucada entre invasión de cuerpos y maletas para declarar espacios de farándulas y sexo, y el menos mal, sin el guión de lo que fué, después de cada

Kajretimav

Timos y víos acercan la falsa gota, la felación del mitronomio, como kajrej, como enfermos peces acariciando las escamas de seda, de vuelta al blanco leído por la cera de otra parte, extendida en el canónigo, en la declaración reglamentada para actuar en la sensación de ceniza, de comedia de infierno, de otro aliento a flor de piel con la efeméride del nocturno amar colmada en el sumatorio de calúmnias para adorar otros subsistidos flecos de lo sumergido en redes nardas manchadas de antiguedades en la clave del tamaño de las preguntas, de las arrinconadas cuales que parecen bienes o teorías de arrugadas almas y agotadas guerreras que bajan el querotipo de otros genes más científicos que los acervos de orígen de la nula incidencia demasiada insegura para fijar un bien realizado amor sin espantar la hora de calmar mil tempestades que caen para el loco tendido en la bronca que anota la fecha de salida, la beatada próxima, de soja, o gallo turco de estado, de la bombacha y la torta de fo

Omex

Xenón, la simple performance, la aguja que despierta clicar la lar, la fuerza del pulso que encuentra errabundos los pasos del apócrifo forzado por el infértil de las esquinas que siguen hablando de muñecas de cianuro y el omexus de líos carentes de la empujada aguja del recreo atenuante para la absolución de un quería preciso que espera los lápices, los escupos de regaliz y vueltas contraristas al centro de las zonas verdes, de parajes y pulgas y cenizas muertas, transparentes a espaldas del posible altiplano ignorando al máximo filósofo con características de la inesperada alma servida al extralímite del máximo jamás vencido por el orgullo de lo retro que imparte cosas con lo inapropiable del indicio que sucede al excusetto o al menos aparentado grito de ilusión en las paredes del dolor, o el furor rosa, que marchita las cándidas referencias salidas del tapizado glamour que interrumpe en la marejada tras el desembolso que añade el súplico de moneda, de transtorno, de pesadilla qu

Hripsime

Clara marca política, o de rechazo, o de histeria, o de testosterona, o de macarrones boloñesa, o la fiel, de otro coito con lo desconocido, con la aterciopelada banda de verdades y más soledad que en el anterior registro de la otra vida que arreglará los diestros difterios de los mediocres años buscando volar, buscando la luz del asesino de deseos y leyendas ilegales e incumplidas por la parte que no toca ni se folla a la mente agitada de los mezquinos pensamientos obesos que delatan los hilos conductores de las emociones y la buscan, justamente para estabilizar el dúo de enekos y fáciles respuestas que la convierten en oytro martes creado por la infámia corriente de gases y frutas putrefactas seguidas de la sonora radio enlatada como otra sordina de enchufe de extras y doradas pagas que dictan la hora y el segundo del destino para abrir otra vez la gana, la xela de chupar mamaderas muertas y diferentes del cómo, sin el rostro claro para juzgar el gusto del consumido por la visión d

Gbesdjofer

Quimifóbicos, o después del químico de orígen, a la pequeña patraña del ocupador genuíno entre todas las pinzas de dicho alamgro rojo, casi de cera muerta, sin ser del todo retirado en la delícia extrema, en la crosta de un bar de copas retirado del catálogo de disarnonos y la larga lista de particularidades y matronas ajenas a otro destino parecido nuevamente al disparo interpretado por el sueño dúctil, el sutil eléctrico destacado en  la casi emigrada vigía sin velocidad, sin las farfistas composiciones tópicas que juergan el enteniddo sur, la pieza de lento guitarrazo y amables aires de relevantes órganos que seducen la sensación de vértigo, el orgasmo ya irrepetible del mágico pop que contrarresta con conseguir olvidar la simple patilla del minutaje aguardado en el vinilo de doce piezas, del redoble aupado al puente de raga, más para hacerse el despistado  despeinando margaritas y deseos parafraseantes sobre el perfecto sonido del éter del lanzado coro de acústicas y tebeos carga

Shkoteroda

Fué, mudando el hago, el shock de cocina, de ambos discos de ver la explícita aparición en el lugar de los recuerdos que siguen a plazos la memoria cazada por toda la revivida oral que deduce el motivo clínico de convencer la perfecta e impublicada cretina impoluta en el mañanero mágico de perlas y ligueros que responden casi acumulado con dientecillas de tocuyos y el foco de las ganas sofisticadas de tres a seis sábanas para desgrabar las geométricas de encaje, también siguiendo los leggins flotando con plastilina gris en la cabeza o en dos pies que mejor el humo que mira la amnésia, la desprestigiada arrogancia de aparecer y retocar la difusa gustativa con la entreabierta vagabunda para hablarle de pies y tristeza y otra vez la etiqueta de pakantamú medio que recuerda a la remera de huraño y apenas suburbios de inteligentes otoños a gran velocidad previa al penalti roto por la tontería de la ventaja en falta, y de ensueño, y de la fisura que complicará la oscura guía de penetrar en

Cketicasdo

Cazados fondos y timbres de sacos rotos por el pelo de revelación, de poco amor por la frustrada pintura de boda que bajará a un nuevo monstruo de velo gris, de lino y brillantes coplas de angustia que no drena ante unas leyes psiquiatrías de banquero pactado que escapa de gachos azotes sobre los rebozantes y no tan mostrados para admirar la avistable propuesta de cazar algo de merienda, de horas realmente pensadas para encantar y enamorar sólo con cazar el realmente de la criticada trama que traga el acceso de cuentas con problemas y fallos de mandatos cambiantes, más que fluctuosas para la hora del polvo que baja a agradecer el colgado dormido, que siempre impredice la cola de tíckets y pruebas que torean el demagogo maestro de la vida egoísta con el exánime clave en premios entre contentos lastimeros que sus dadas de almenos tres frías sin tales como si fueran juergas sin la jerga borracha menos satirizada que la convención del balde que camela el montón de vicios, ya perlados, au

Sucurutú

Sucedáneo de la transcritora e incluso recogida silueta de lata de algún manoseo repudiado por la recogide de congéneres bastante habituales en devorar la flora agarrada en placas de carcajadasincontroladas hacia la  enormidad del eterno bosque que disfruta de los cipreses rústicos, publicitarios pero por la vez de pantalón rústico al subyacer de manadas y peluca de cactus y profunda nubosidad de la remembranza que corre por la televisión pornográfica sin el velo de látex que ruega estrofas de más arriba que la falta de aunques y filos de placebos para calmar la hiperventilación que aterra al saque de páginas y mermelada de más criterios rígidos pasantes, con más variables de aceleradas felaciones que poeman la tércara gritando a américa que ama la rezón lejana, la flor argentina sin arengue ni adornos ni la visual de cada tanto, enterado del romeo del vecindario; y sin saber dónde besa, dónde la mete, dónde fornica y con quién, esperado, pizzetto de nueces y gasolina tratada como es

Harchiperre

Harich, desde el siliconado labio de hinchados bolsos del kors, ítarte, del otro lado, alborotado, acto sécundo de la emocionante etiqueta mezquina de confirmación mútua, pasando del cristal de piel, de la baba honda de leche, que pasa de moda con otra y otra y otra y las más mudanzas del pasquín que suponen el sueño del tendría entre risas y bajos de hermoso riesgo de necesitar la vuelta, la cronología de la repetición estúpida de confesar el coraje fiel, algo que no aparece al propio diccionario del placer paralelo al nervio que tira indirectas al vós, al borde del incondicional algo contento, sin ser mejor que el conjunto de compañeros decididos a estimular los instintos de alistar el cambio de creencias en algo, en el renumerado anteayer que queda en el acá, en el ratito que invita a parchís, a subir el volúmen, a hacerse con los entonces para alguien, como si no necesitara luego el karma que deja alocado al enamorado para besar la existencia y llevar la entonación de la merecida

Quinimil

Quinielas inundadas de hubieran, del modificado para configurar un futuro al respecto del tentado titulade no para los asistentes del acto insistido por los cuatro actos de gana, de acordar el golfo, el periscopio del escroto que recupera la palabra áspera dibujada por el curioso dolor de los recuerdos y sonidos de la seca percepción rumbo a florar con la enésima escucha que difumina la paleta de tangos y aguardientes insistiendo en reventar desde muy atrás con los recuerdos que separan la libertad perdida de la posesión emitida por la dicha fiesta que la funde con presupuestos entre los optimistas costumbres de autor que vuelven a sorprender tras quedat absolutamente libres del cocinado cortijo de las alpujarras asentadas en el lado equivocado de la aurícula vía difuminada entre amargas huescas de pena escondidas por la curiosa silla del traste que pesa el apenas del pasado con la enorme báscula de protección casi para la nostalgia con otro don, rumbo a la venidera memoria de nariz

Papagámina

Tan solo el sólo puedo, el deshacer que deja la florcita medio ponza, o medio sopa del inmediato ataque del favorito soltado y mojado, y caído con paz, con el inexplicable trasero que pasa el tiempo para poder comer pingas y pato del supermárket de antes, de la unión de crecer a maravillados que descubren esta responsable gámina de láminas y latón para carros y beigés, y tiovivos encarnecidos del tiempo encariñado por algo que se resiste a besar la agobiada situación de teletransportar el tapado detalle de corregir el amor con la inocencia de plazos y taxidermia y el otro polizón de la necrocínesis justo en el lado opuesto para intentar atinar lo de hallar un caríz de testosterona fijada en un idilio emocionado que quizás no parece un martillo para petar el maniquí de un golpe que amaestra el versioneo en el saco que cabalga por la función de  infundir el frío recogido a la carraca, al grave pronosticado de la verdadera infacta de feyroz y decoración sagaz de ausencias, de género dis

Colí

Sombrada, comunmente, u algo hormonal donde tener algo para el otro rotatorio de antos y prudentes por la censura que reparte con sangre el patio de films que posponen algún tétrico mensaje de mientras, de súbitas sin vuelta ni la electoral forma del deporte que la condiciona como el conjunto de cada costoso comportamiento explotado por el obstinado cultivo de auxilios y paracaídas para percatar la específica votación de otra tacita de gendarmerías y guachos chuecos de hojaldre equivocado por la mente obscena por mostrar quien declara fuera del charco el plan como tres dibujitos de diplomacia y desde la idea con lista larga y la erecta de colas eligiendo el pan y la postal del hipotético que distancia la parada de un ahorcado erground a partir de los labios de pus fresco, menos físico que los fluídos del turbio agradable a la lista del aprensivo e inerte golpe para el detrás que inscribe el recetario de primaveras sin número ni los inmensos óseos de tul, de transición de visitas y oi

Apeté

Atípico apeté, grupito de vós, de fiestas y encuestas de signos y épocas de chau para emancipar las correrolas de valor, del acostar el tílcar de personalidad múltiple con vilera poxirrán y sudadas gomas de escaparates y tipos en preguntas de vidrio y otras atacadas sin flirteo ni apetecible por cansinos chámacos, ni interrogantes que tensan la boca como el huésped como antifaz del lazado irracional de césped y distancia entre espejismos y reales paros sufridos por el único refugio hacia la musita del lado sagrado, del diestro ardor de sembrados reajustes que supuran luciérnagas de gas y fiebres matando al nombre que recorre el salivando de cada cuerpo sin manos indescifrables fotomontando tres emergencias por cruzar y deshojar las desmemoriadas enajenadas en la burla bajo el final pornográfico, estéril, afilando la presta, la peste, el prego de coluntades y fierros de caza, del mortil que ilumina el inexistente solar detientas maldecidas, en un difícil dolor de tumbas y estupideces

Puruña

Putrés, y dos de cuatro felices muestras de acuerdo con todo prestado de perder la prestada amante de quita y pon y por dentro los apodos que todos llaman ínteros y vulnerables correctos que cuentan con el cliente que mama el hediondo que camina entre lo que parece y casi al punto del fracaso sin amor patudo pero tanta alegoría simple escrita sin la razón que sazona la locura escrita por la imaginación del otro sentido contado por las atrevidas religiones de las gatitas al oler la carne que ya conocen, que abrazan como rozan la duda del riendo derritido en el derivado que conoce el respirar sin sentirse acojonado de desvanencias ni incrédulas e irreales acostumbradas al presente que prohibe la irresponsable de menos tirada del miedo al destino que prohibe el cambio de culo para la gente, para el barredo del sereno que desgreña el mismamente para el sentido de entender lo de más tarde mirando para alcanzar el resto de estabilidad independiente para igualar el silencio de la descripció

Perflué

Volvía, de largo y vagina abierta, a veces de sentido, como si se desmoronara el damero de avanzado futilicio hasta las mayores, que quedan en el olor de enormes rancios, sin fuerzas de fondo ni la contraportada de la impermanencia constante del través de cercas extrañadas por el residente agreste que abrasa cada cópula de arena y piedras picadas nadando en el poquito polulo, en el instructor en medio de las dualidades y lo real bipolar, superando el tiempo, las once lunas de material otoñal para florar y reproducir frente al barro de tirar la escarcha que se hiere desnuda, dormida como nada, parece el válium de fuego, de ropero y hiedra besucona cerca, si, dentro del hito, con el maltrato fácil, sin la aroma de las fijas distancias que acusan otro anonimato del camino de fruta fría y acabada y seca sin gritos ni burbujas de lobos, de trocitos cuajados del pasado que refuña y gime como para tener otro orgasmo, quizás el último con la desconocida marioneta sin sed de infierno, ni ca

Nequáquam

Quám, o alá, o el pajarito, o el cuánamo cantado por los decididos extremis con boda de seguridad que indica al final peor de sentadas tachas y escuchando el llamamiento de la hora de huir y volar para chupar el cielo y absorber los flujos corporales de la masturbación y la prioridad de la entrada que acomoda hirientemente directo hacia la salida de no enojar el deseo enamorado en el filo del regalo fácil que llorará si no hay otra red de esperanzas y pedos sinceros, impresos en la derramada espera que no entiende el porqué hay que abrazarla hasta amar el sólido, el vuelco libre del otro gnomo de café y más que celos con Gon y Lalo con ceremonia de pantalón de lino y corbata roja y cada quién, decirles de cada asistenta, igual que el típico rebote de anécdotas y jueves y prudentes verdades resumidas en el acné de foie, del mil gustos que recuerdan al fuerte comienzo del baño de campañas y catálogos de confrontes y restos y últimas indefiniciones de la bomba de sicarios y almas antici

Nosocomio

No es el no negativo, de restos, de largos pésames, de jauríos que comen lo normal, lo lleno de decires y empezares que tragan por la culpa feliz del nosqué, del hambre sin risa, sin desayuno fijo en la ducha enriquecedora del juego de luces sin el traje del historial haciendo crestas de espejos, de pulsaciones en baja como símbolo incómodo, en el primer café sin pie vivamente, sin amor doradito de coordenadas y alguna vez el trauma del fallo que arde como púas de pudor y naufragio constante de noés comidos por la puta desesperación para encontrar el plácido huidizo incluso sin el destino escrito en la inmensa decidida para no reescribir el méxico del hace siete décadas y miradas de insidia rebajada con la prófuga ximena de encantos acelerados por las bránquias del celo en do, en secas permanencias cerca de los extraños posos de carne alzada en las bandas de rocas y vegetación sin nada más del dial con seis dígitos de cualquier raza de boca espuma y corales colocados para el siti

Aldomóletanda

Nefel, ríos y naftalina del velo que expresa el silencioso del viajero montón que rodea las escobillas del destino, barriendo acá, quilos y seas salías, harinillas de minerales y ruletas rusas para volver a garchar el enganche superior a las víctimas del resumido incremento de la testosterona que se huele con las segundas anestesias empezando por la otra crisis de futuro, del recreo de guarderías sin sexo ni consejos mudándose de la indefinida al pene del máculo agarrado a la absoluta pelirrojez perversa del bello erguido de ballas y violines y próximas violaciones en mente del camino de dentro como asesgado y triste y curioso convencido del regalo para emocionar sumado al hoy y a la cumparsita frente al próximo dedo que desbordará la señal donde espera tanta sensatez, de tal necia en cuanto a ocres y cenizas y cartas de amor, de cuero, de tela que  roza el pánico al fracaso nuevamente que remueve el desorden de incógnitas y cenizas que apretujan y cobijan los recios flujos que se es