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Mostrando entradas de marzo, 2012

Trirnscacanfeellz

Feísmo, llamadas, papusas, piedades marginales de la sospecha del cultivo cáduco, malvivido durante los buenos momentos del oyente intencionado, para las huellas del cielo, del espacio sin piernas de juguete y distancia para alimentar el pijamita de sálvia con la cartulina de cordel y las carilinas y pasaportes para limar la fuente de la otra raza de ikea que formula la merma maraca de jabón de foie de galgo moribundo, faldón, de pasta criolla con juicio de la gestión del dolor, del corte competente, barbijo dorado o que fueren mandoriletos y jardines robados del desengaño del interés de alentos y mortales acabados, indebidos al mondo de cuerpos y sagas y casas de alguien en contacto con el cigarrillo de cocaína petrificado en los labios de adicto infantil sin frescura de turno que no toca el invierno para limpiar la tarde de moscas y vino y sexo entre garrapatas y caballerías y sementales germinalistas y jaurías simuladoras de cemento y lucidez que desespera como la nada engañada pa

Croqui kiosco

Concederá amparando el ritus, a cimas que adelantan muy blancas ganas de volver a la infección, al amado croqui que ya no será el estúpido vals de la historia, de las críticas sin sazón del ocupado manual de bichos y excusas y máxima atención para repetir la comunicación con el autor de relumblar la euthanasia del órgano de tardes y peores puntapiés entre ceja y ceja para olvidar el pajarillo, el lecho de la carta, el maquillaje de la saludable faz, resada, resbalada por la imitación del sueño, de la estelada pésima, sin la creencia del representante del premio que paga para consolidar el modosito de las incoherencias allegadas de la fábrica de colomas y corazones marineros de petulantes lisardos sin la menospreciada vagina enorme para la sonroja elemental de los consejos en el jardín íntimo, en el doble de carne y un cuarto de vaso del clásico auzells o por el proceso de castración del polívolo arropado en la otra croqueta de vainilla y agridulces sífilis granujas para el vagón visi

Fuel Adango

Fué, algo de novios, de rehúso recluta, como el adango de cada olvido, crecido en la aurícula que ahora circula arena en vez de líquido rojo, coágulos de arena senil, nada común, como de regaliz, como frenética pércuta de recuerdos mascados con el después de ásperos bultos malignos en la parte más sensible de la memoria, con la grafía de un hipotético arreglo inútil, sin el perdón explicado como cualquier pecado de exactos documentos de culpa y letras pequeñas de palo y discreción, y un pequeño juego de ajuares y frutillas debajo del contrato carroza que abajará el encaminado metabolismo hacia un ruín de prisas y comisiones de cristalinas colas de soda y pitsilunelmia de los revividos y acabados al puro espacio citado para lentes, lente previa a la banda del fake lareine, como un embrión profundo desgarrado del lugar en que se ha formado como príncipe de un mormón que vende quesos y pelucas blancas para el hocico del desembarco y la llántia de las trampas que divertían el chiquito ju

Gorgogo

Goró, gangrena del oblíquo capricho del barniz encumbrado por bostezar y tomar vinos y avivos vientos, o raras champañas de mantenimiento del modo anónimo, con circunspecto y bubús y górgogos con rumores sobre el artesorado futuro del nuevo nido de caras y teatro y sin la profesión sucia, boca arriba, empapada de monedas caritativas y ritmos de la sirvienta apalabrada y la hora que acusa el paradigma de la bruma histérica por la pipa del dibujo final, del desenlace que repite la sitcom de la dúruta excitación del desconocimiento en el momento indudable del temperamento separado de la acción descontrolada, de la vacilación mental a la izquierda del arreje de la locura como la sordera por la colina que aspira a pensar que tampoco cumplirá una función correcta si se intena escribir otro intento del quiste de yunco y pintacilgos de escrúpulos y viratos surcando las sucias alfombras del profesorado inerte, del cambio de gorro de látex por otro de sabor a hierbabuena y nubes de coco y m

Abibollo

Piezas para todo socorro, estrechas de las muecas comiéndose el antes de la violación, del abibollo sobre el motín de la buena fe, del mallín, del cerro, del pipí de tomate y salsas aceitosas para acostumbrar la atención del muslo de la primera orquestra que resume el fíraco, el frío de feria, de orgasmos de manos arrodillados como el vicio de vandeuvrés y la nana del libro como broma y trájil lujuria del borracho recibido a la cuenta del toque del culo de muffin, universitario y medio aterciopelado a parte del satinado y del pedo y del ruido de la puerta exprimiendo damas y otros aullidos de suero sin aliento de sorriso capaz de sustituir el destierro por el homenaje póstumo, por la lánguida papaya que promete modistas para subir jóvenes de planta y amamantar otra vez la caja, el exámen que pasará a inestable admisión por la comparación esclava del color del mantecol de naranja afrutada, de gran gusto rogado por las indiferencias, a las abatidas heridas que piden parar y cambiar y t

Bangover

 Fino motel, resert de reservas y bangs y disparos de más erodotos y ciencias cursarias y cosmas y comas detenidas, en un simple tatuaje de estrellitas y argentinas arengas y faunas de dos lados de miles menores, justitos para la carne del babollo, del babydoll que revoluciona y cierra al impulsor de las tasas de cargar la anestesia del mismo equilibrio de las agujetas por el desgaste destapado oficialmente por la penetración majara, por el maíz sorpresa, por la menor de elegir abocada a la cal, a la biblioteca de la postguerra de conocimiento ambiguo a elegir con los diferentes hilos temáticos y combates con obscenos cálculos atacados en las crestas de la consideración conjuntadas con la salida soplada en el asfalto de azafrán y anhelo de banderolas y pus del paraje de margen y molinillos de referencias sin esperanzas de matar la cuesta en tercios y cuarteradas guillotinadas con el discontínuo anubarrado de escollos de aire y más contaminación para desmentir en bancos achispados con

Obnoxio

Obné, en rifo monarca y chismes y noches y peleles y pieles y vacas y porqués y siliconas de chaluza, de antes que se hunda la confianza en la angustia de la muestra de esperas y espasmos convulsos y simuelles de bergantín rojo oscuro en floridos parterres de pétalos de semen esparcidos por la disposición de la viuda creencia del sostenido falso papel escogido por la gragea de cada anulación convertida en plena escucha de millones de cruzados y locos deseos de irrumpir la pregunta del cuando sin motivo, sin plebe absolutista con la herencia del control del ahorro de cada modificación de peluche decidida por el gallardo de calcio y ciclos de reemplazos y reputos de ultraje y vergas y luces y norias y obsesiones para el agravio de la carta que duerme con la invitación barroca de montos recubiertos de glicerina y jaquecas y bodas con tímidas instituciones de compotas del sistema y chopos y latigazos con fruicción de infrarrojos y capoeira de cabelhos y fragatas de chispas de la lactanci

Hélleport

Meada y centollo, y pó y piu fino, cauco, poca, coqueta de silés y bonífrates de un nailon pálido, henchido en el gamillo de un hipotético libertismo, generoso con los labios de cretino, de conejo enamorado del tiempo, del tectónico eucalipto en cápsula para beber la salvia, el semen, el bello trofeo del subsidio brodado durante el postre del padrenuestro huidizo con lupa palpada en las lumbras de obras y razones de los regalos de las pocas personas, del marro de tela y formas de auras de entrepiernas y cutis y debós extras para bastar la atosigada especie de alivio inerte de muerte japonesa, novelesca, no lejos de aquella niña peliroja, relatada de ojos azules y cáspios verdes, y la fórmula del fin de cuero esmeralda y portezuelas, y tractores y chóferes de pijas, bautizadas al silencio del tirirí, del piro, del jarro, del convengo, del hélleport en la piel del personaje de la aseguradora de fondos y transparencias de chatarras y siglos paganos inundando el rojo y su ligera silueta

Callampa

Bourré de mús, u otro facesit hacia el norte, hacia la pampa, hacia el éxito vecino en argot de mestizaje sin renovar la devolución del depende gitano con objetos como ropa interior del molde sin estribillo ni tetos que ni conocen el latín del ramadán, de los trucos en la acústica sexy al comer el chiriní titulado por la adolescente especie de definitiva rabieta definitiva, de pez muerto, sagrado, repetido, consumista a la fábrica de tránsferes y disfraces de crónica suicida con cohabitaciones de rigor y secretos de las cartas del banco y de la boba margot correteando por los pensamientos de callar las maletas que ya no sobran en los cutáneos roces de rifle y nidos de gasa y lava oscura seguida de poca honra y menos ganas de estar en el ruedo de tampones y ordenadores y compresas y cuchillas de almidón con el desvirgado ronquido después de la pregunta interminable, cuántica, de nadie, a la punta del maldecir con biperina desconfianza toda de piedra y lentitudes y castigos de látigo

Bababshsdhjdj 136

No hay polyuretaniuk, no salen as babas est sábado e empieza a desvestirse su cara de caqui, no hay amor, no queda aquel amor, hay nubos abismos amargos y otros novius hay seres descompuestos posando para el bicabornato que rascascarasca su nucac al trapo novio 136 que a la vez le rasca un bulto tremendo a su raviol de puerro; ahora nosotros somos platos, otros vasos, otras náuseas, otro sorb de otra ment que empieza a trotare como un extenso sueñu, ahora noso somos crocuentas claras, somos babosas entrando en el baño con otro número, muchos ceros, una mirada llena de tachadas breves angustias de novena extraña aspereza, ahora su ojo de ballenatus colocará en otro pedido otra estrategia y sus etiquetas uniformes y acomodará oráculos, invitará con su desfileto otra golosina esperando su ensayo aparecido entre tantos soutienes salmonetus, ahora su risa ya no es pura es de sensación de ausencia; el silencio previo de su mirada que cubre el anuncio, ahora su sed se traga su cara cuando

Atascaburras

Ímpetu de mercancías, de seis hormonas y tres envidias de climas, de dés, de excepciones carnales a la noblessé segura de ganar en la tabla de salvación de la baba, de la cachonda péscopa, de la robusta tártara de atascaburras y hierbabuena y heridas chapurreadas con el amor que no saluda la ruta dorada para saldar la platina europea de príncipes y plazas de fuerzas ancianas, azoradas como molinos de viento palpitando y restándole efervescencia a la marea de experiencias y maneras con fiebre y ombligos eternos en el campo del resto de los candidatos para el puesto que ocupará convencer la idea del fin del facio murmullo en la inminente guinda caída del fáctum, de la ranga, de la pintura amarga, del cólico de jadeos ensillados con la manta, con sobrevolados casi sin dormir como grueso caldo de tópicos y príncipes y atascaburras y gestos de muerte, de agonías pálidas con el ceño de dar suspiros y moscones para sembrar fénsora y muertes terciadas a contrabando con un muro en la tez, en

Herraj

Héjarr, caracol bucal al volante de trece trés babas de mala rima de la colosa de irsus y anhelos de vientos de modelos en el gusto del ángulo, de la manera de lamer el paspartú de desasosiegos y salpicaduras y culpas y arenilla caníbal de fango y sangre y xuxut del dulce manjar del cerebro púbil como a la vez pubertad de la enfermedad y renglones de las mil razones de cabellera de dildo arrancada por el chorizo de la fortuna madre del índice, del neón sin el permiso de ser de un color concreto, desperdigado por la fusionada cabeza con la cola del paro presentada por la pelirroja fotografía eterna que yacía de camarera en la rambla con el reloj apenas hablando y señalando muecas y estribos para voltear con la ingravidez sin fuerzas dulces en menos de fabulosas sincronizaciones con el tiempo pueril y con las cinco lluvias sin amargas náuseas difícilies de volver como eran mucho antes de comparecer a la tele fúcsia, al chicle, al telediario, al sushi que forma la nube de semen y testos

Epizootía

Ácidos de epistafinos y epitafios y jengibres de roca amantecados que suenan como águilas que desdibujan otros rumbos impenetrables por la mala magia del cúpulo temor del hubiese hablar del hándicap, de la mamadera de noche con poché y tentáculos del saxo que borra y llena claves de sol y el solo aferrado al roce, a la dulce carcasa del adelanto de la tormenta que pierde la enamorada rosa en el instante de caídas en picado para esperar la consciencia que endulza el cardió corrido, el cese de inmediato del abrazo que no cabe en el oso, en el franco olor del favor que no confía en la herencia anjuta, enojada con los niños delfín que se estrellan con las pocas explicaciones queridas por las pandoras y sus horas de vaivén y neuras que acostumbran a no copular con el ojo que lanza un dildo por las listas inglesas de las abiertas para piafar los tangos y mambos de ensilladas coartadas sin el lento embarazo de latidos y bocas de terneros y fe de insistencias graduándolas para repetir el éxi

Llajuá

Piedras de ajuar como bombos en pompa y reminiscencias orales con el planteamiento de unas puntas de crochet y manos de pis de tela negra con muñaños y puntitos cursis de lavandas rosas para la corola del patrón, del llajuá amargado espectáculo del dildo inmortal, del momento del no del febril caos en la nevera  de girasoles y ganas de amor, de culos, de satín, de teclas, de tetas lloronas que apagan la paranoia de la mayoría de extrañas necesidades insatisfechas entre los cambios de pubis y la lechera de los mil litros de semen y sonidos del puenting de esta ilusión que desvanece la seda y la arcilla de platino desmoronado el luto del mute a este rincón de arañas y suspiros y pedos de cascabeles sin perfume al gaz metano de siempre, el inflamable mensajero de otoño, de discóbulos y pasetos pastel por llegar y colorear el pronóstico encendido del teatro que estalla en la banda derecha de la mente que no gradúa los recursos, que no gestiona la política, intocable de localizaciones y s