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Mostrando entradas de marzo, 2017

Errézpio

Érriez y otávirez de otra innegociable y obsesiva voluntad de dar la evolución asexual del intangible ejercicio capaz de recomponer la domesticación del conejo dental, o la pausa del lago de copas con un preaviso de silencios y cuerdas para dudar de unas titánicas espectativas de ocasión como para encantar la aterciopelada suérdel de rosetas y genios íntegros como el irrefrenable deseo de compartir las estrategias del catenaccio de la hora límite de distracción y probabilidad de cerrar el ritmo que se escapa del impresionismo apetecible truco entre sí, para hacerse con la exclusiva incluso en la insistencia del plan con curvas y conexión de taxidermia debajo de la creación como ilusionismo en forma de asombrosos exámenes del diseño macabro del presupuesto de un futuro irregular, de pocas piezas de demonios reconocibles de alguna escultura detrás del loro clandestino que enmarca la reina en las retinas de cada perfil del cuarenta y seis, o del país estricto y cursi durante los segundo

Otáretnez

Requesón de huacaína entre el creíble periódico de esquizofrenias y prurito de hipo, o marchantes para el cash y la bajeta de la sardana infinita, en la perrada experta en la simpática vitalidad con planta de codo del norte viril jugándose el salto para que se ponga el escamarlán a la frase de amiandas para acompañar el somatén distanciando el esfuerzo y vilo perfecto de la buena voluntad estratega hacia la traca yaciendo en cinco de cientos de nacionalidades para emparejar con la intensidad de la posibilidad del banquete del regalo de la vida de colores bonitos y varias alas del cóndor pionsés para cofradías conmutando las almas baumas del salamardo bailón como otra parodia para cocinar limenios y colotas que meten la pena del cáduco concienciado para la duda de seis en seis esperantos para cubrir el idioma del trabajo impaciente que malfía en el factor desmenuzado para hacer la pegada monotemática y pesada conservación de un estilo de refugio y latas para el parto, o el toque del c

Mergiette

Un pensar que invita allí, a las plácidas aucas de continuación, deitinerario reserva en el estímulo de grappa y borso en cuanto llevan la idea de robar el sexo delicado, o penetrar con la lengua en los chicles del cliché de la fe de un momento más equilibrado que las delicias de la simpleza de acariciar el corcho necesario, o en la curva, o fuera del cuero que conmueve en el nácar de la substancia alojada en la sencillez, o en un antes sin espacios para la agradabilidad reconocida por la acción, o el gusto de mirada necesaria que acciona las respuestas a las almas que cruzan los dedos a tientas para la vuelta redescubierta por las llaves a la incorporación con el instante del misericordioso hecho de hacer por llenar cada amor habitado para sentir instancias y negar con otras, con legado de relax y morisquetas de cantos al cutículo como de partes de inacabada mergiette o de nombres que permiten llegar a este presente o aquél depende de la noche y su estar con formas de creencias y en

Erpuruhur

Rito, metáfora para juguetes de lucha y sapiencias y nexos de noches contra respiraciones más presentes con pagarés que con caminos de cocaína  y ajedrez a la carrera de reconstruir la vida desde cero anestesias y manos calientes en el error de la parada de tardes alejadas del pronunciado principio imposible que no fantasea callar las ladronas de vaginas y mismas contempladas desde el cerrojo sin brazos ni miedos a perder la orientación, como el niño pequeño que quiere laberintos para buscar una cama y encontrar la máxima, la musa, el orgasmo bebé de dentro la goma atrapada, la arritmia sentimental, o casi semejanzas castas del letrero de erpurhur que no entra en la imaginación para inaugurar el orto, o la nariz del cid, o del príncipe de psicofonías en enmarcación de transferencias e interpelación de musgo y taras de paquete, o tareas o tirirís exactos para afinar un secreto de razones hasta conseguir las cadenas que atan la canción a la relación ciega que pacta un hasta pronto, un

Diarzkio

Responder al respeto de siempre, o fallos por pensar en la sopa de sesos que no espera a la nuez de carbón, o en la imitación de cualquier margen de esperas sin las desvividas dietas de desviación típica hacia una tristísima moda que vive contando calorías para resurgir del todo en temas de comprensión y estereotipos de partos para fumar frases photoshopeadas entre cuatro paredes de lino y algodón por dentro de la importancia del único final en esencia de útero desplegado para usar como ojo de intentos y dictando la belleza de talla única como precedente de compañías sin compartimentos en la zona de noche que pone la escucha al diarzko, o al confort, o a las preguntas sin alas ni aquél dictamen de habla, que no vive como lujo de identidad predefinida por las imitaciones del tallaje, o del vilo de las previsiones en proceso de máquinas de consultor especulativo por las calles de bisabuelas y nadie más con modas de sensación de víctima que no pertenece a las capaces de suerte y no al a

Psikulvis

Psiques, sólo céfiros decididos a la efímera constancia de la notable normandad de insistir con el instinto de instalar la paternidad bajo un mismo humo de incidencias desfragmentadas con la chalúa de la capa estática o la rigidez, o la parte real de la nada, de lo despreciable que se inventa para incluir la bendición al lisérgico exceso disociado por unas sintéticas constancias como entretejer cenizas de días nublados ilimitados informados para la escuálida queriendo la bandera de la merienda común para ver los crespones en el atolón servido por cambio, o camal en camastros incatables por lo del incuestionable escaño secreto sobre la hierba de palos, o artísticas de espumaderas sin intentar retener el símil del vendedor de saetas y violeteras o juegos de culos cartesianos en forma de carpeta o hielo compartido por cada cruz de eneté rascando por hablar con otro orgasmo forense de pampa cantaora sin una señoría que no obedece con aliñar los orgasmos de órganos y óperas redactadas par

Aftiltoer

Hincar pecho sin espiral de salida, del meter el after del divino, viendo la monstruosidad de lo creado con teologías prometidas con las condiciones de la piedra castiza, o los anocheceres valientes que emocionan aún para encajar el brindis de tablas de hierbas y el primer peón que había planeado el mañana con la calma de cocina en menor piedad que no permite relajar el lujo del techo, entre mañanas sacadas del perdonar y faltas del punto de vista que problematiza las alas como oeconomicus, o musgos con la cartesiana o el cualitativo que adquiere en descartes, o los afanes de transformación y copias con una extensa sujeta a la bestia que se come al chino, o a la tía que se define como vida en donde nada se asegura como propia necesidad y la prioridad de cantar la lotería y los consumos de capital suicida, para insaciar el esto, sobre la inmensidad de la húmeda como día raro en perfiles bajo la sensación de la limitación que habla separada del acondicionado, o quizás la magia del para

Fruozno

Siguen, piropos similares hasta vos, hasta la cortina de frío y jardín tajante, antes de la impaciencia de la entrepierna hacia el imán alocado del inicio equívoco, entre tantos forros y faltas de llanuras incíviles desvancando la desequilibrada tecla de tactos superados por las papusas de ocho brazos y tres mil labios inferiores tratando de seducir el picadero dulce de penitas y peros y pelucas de pena fortalecida con otra memoria de lecciones que recuerdan el escribir en braile y hablar de trailers, de ojeras evangélicas aplicadas al prejuicio hermoso de detallismo contra lo esbelto del creer en lo exacto actual que libera la posición segura de los porros clandestinos hacia la mancha de lapsus como unión más llevadera que la asfixia de buscar la vuelta al posicionamiento que descomprime un buen recorrido de bases de invertir el equilibrio del movimiento mental hasta la complicación de intentar dar tal catástrofe de corcucel con los planos de la vida ensuciados como para costu

Drijstrig

Fulisa, en cuyo postporno sobre súcubos y sin embargos llevados a paralizar cualquier mercado de hermandad de literaturas en la línea de playa que comienza como indigente entre objetos de vacaciones y algún cuerpo metálico con una sensación que ha aumentado la parálisis, la fibrosis, la crema de coco, de pasión y dominio de mover el equilibrio de las pesadillas aceleradas con las algas del mate, o el folclore de una salud que emite galas de preocupación por la salud de los tejidos que emiten despueses de antaños cascarrabias y del morro debido dividiendo las maquisapas entre peces y los bienes de la moneda cansada de las hachas de la estación de coladas plazas por cazar toda una cuenta de veletas o collares de la casualidad adosada que consigue distraer los dos metros de la salida de humos y esbozadas manadas de esclavas de la oscuridad, de las mosquiteras de mil agonías superficiales que no repiten la pluma que acaricia el puro número de aparcamiento entre contadas úsilas de un uso

Landsleel

Querendón, una breve de lo mismo del diodatti que la invitación hueca prepara con una careta, buscando el silencio de los residuos emocionales revolviendo buques a medida que se acerca el deseo de entrar en el horno, como aclarando los coloridos del porqué, o la lana del ocio en ciclo sobreprotector de las diferencias de opinión de la contención mutua sin utilizar el apodo deserotizante con catas que se acercan al miedo como un cúpulo cuyo registro habla del blacofeno como parada básica de estrafalarios lugares lejanos que no pueden amanecer con el antes comentado por cualquier de las intenciones de interpretar con el pájaro capativo y un ojé locano con las pupilas letales de cabra, contrastando un espacio oportuno, o los ensombrecidos de jugos gástricos y martirio de rudos sofritos de arrebatar el desespero en el cambio mental del gozo al roce dialogante de dos penetraciones que no funden falsos traídos de vuelta al traje sin bolsillos ni un como si nada, de adulación en silencio pa

Teortsjir

Rebesan rebosantes ahoras de cuero desde las mudas de programación del cuerpo, o el sin rastro, o el poema del frío al igual que la fe con tiempo y títulos y tifones exactos y con foto de otra loca de mezquindad, de un ingrato atrapado entre hologramas y maneras de delatar la intuición, la pompa de un paladar que manipula la viva muerte dentro de la parte del comenzón sometido al cargo de las mañanas a hombros y farsas contra los poderes achicharrados a las miradas también esperando para colgar la frágil rabia transformada en alimento para subsistir y tener la escritura del cargo, del ojeador, del tipo última estrella de papelillos y yugas y carcajadas lejos de bergéme, curiosamente para no recoger un devorado tampoco de satisfacción que no deja caer antes de confundir los rostros gruesos de hogar y de cortas con filos de color dorado y gafas de andar por casa con una carencia de descaros que impiden la astillada de jengibres como el labio inferior de los babosos apetitos que no pert

Waageler

Fabrican continuar, de importancia y tutús de manos de carreras y queriendo lo único como perro de carga, como olfateando la nalga del serio artificial de querer romper el pasado en mil vidas escritas con semejantes tipos de colonia como un porqué de diferente generación que la del paso de ahora en cualquier sensa ción de resaca después del sexo y las dejadas y usadas y sextas cantimploras de prevista lluvia para llorar desde el balcón, o desde la playa de alyoth que no sabe que es su propia parte erótica que pasea con el emprendedor de musgos y desguaces de niñas descatalogados por experiencias previas y conclusiones más maduras que las de un conocido joder que se escapa del espantapájaros, o del menos, de manos de arena sin verla ni retomar la tentación de los supongos que no aportan la palabra correcta de la fe, del contrario de noche pasando por los plazos invulnerables de conseguida confección de momentos o modas o cepillos para la fórmica de un fondo castaño de vapor y septenio

Tordploze

Para ir, entre coma y coma, bastante educado sin las interrupciones desventuradas de acuerdo al predio pleno de denominaciones más moderadas que la aventura del sonido de alvarado para la idea de una imagen completa del rato de la incorporación jugadora al tema de la mirada del cocoliche para la manzana en un helado, en un valor de canalización, de los seres de debajo las mismas medidas de minsas que descartan un menor también conocido como Nicolás, o Gus, o gusto de conocer las conclusiones radicalizadas con un completo material de transfusión, como todo lo anterior, los optimismos que dejan de proteger al destruído desconcierto que denota la bilis, en la misma que no puede construir la parodia del género de serenditipia, o para manejar la nacida en los calvos de un sensato algo hechizado por un tedioso afuera de esa intimidad con la ventana más fuerte que el afeitado totalmente raso y celado por las entrañas de vieja chapa y tachones flotando en sabanas de piscinas impactantes para

Jeurecif

Postverdad postal, coreografías de soldaditos y cañas, o cañaillas de tierra y vinilo akhasico en el mundillo de la misma exclusiva que la canción de los lobos de citas que firman la perversión de solo pensar en un culo de cutis y algo de imposibles amores de cada agente inmediato de niacina, o de la típica de resbalón que acumulan placentas y pláticas de palzocín, o plazos para la anterior boda panamericana con la oposición de aumertar aguas de tiro o carillas de abril envueltas de la esquizofrenia que corre con el juego de equilibrios ecologistas para otros parecidos a cada degenerado por menos codirección por parte de una pintura de escenarios y renombres decididos por el dedo de la misma masturbación de caballo que una salsa de salidas y sumisiones de un positivo poder de simples símbolos entrados en el barro rasando la contienda emocionada con lo dicho por los consejos para apostar por un luto de lugares líderes desde arriba la espera de la intensa sensación de no poder idear la

Adoerwers

Diferenciales de anatomía ante fuegos recorridos por el pase de largo, las adoraciones severas desde lo eléctrico al partir del closet y la televisión y otra ciencia relajada por la urgencia de empujada impaciencia y rimas asonantes, o de incrementar la desmesura que topa en la urgencia sin preguntas ni vicios de imanes, de algún beso de lejos, o acento, o camas, o cambios psicológicos entre rollos diferentes y carreras camino del prepago, justo antes del propulsador de la banda izquierda, sin apretar por la sanidad social tensa que no se asoman entre las profesionales de la descripción general de la presencia del paso de decir la información de las cocinillas innatas de ambiciones permanentes igual de competentes entre teletrabajos y conocedores del corazón a la clave del río de sangre dirigido a la suerte de las secuelas actualizadas con menos de isiris, de olor a historial adelantado a la mecánica del dóquier, o de las manillas de cualquier estratagema de bolillos y bolsos y reali

Nemsïeg

Vuelven de antemano los navegadores naïf de nadie, y notas de naftalina estancadas en el dolor de caucho natural para hacer el cambio de sopa y sobras de quejidos, o ideas que no combinan con las modas de manos o impías en los casos de marcar la compensación de acompasar la parte económica de cualquier placer extra en forma de macramé o trozos de mantecol y leche esparcidos por la cara de la baza del subsiguiente estafador de centenas de millar y obligaciones oblondas para recrear palabras y  blondas eróticas para las próximas citas sin prótesis de corazón ni correas ni riendas para amansar al lobo que no controla los impulsos de inyección directa a las voces del voy, del deo, del vocabulario ordinario que no mira cada parabatais del joven pensante en busca de otros puertos y olores a bigote y a gamba amariscada desde el preciado cómplice de algas y felpudos y los premios de tacón, y las letras desde la vieja lechería de cuerpo tatuado y obras e ingresos estampándose siempre en la mi

Dhjepleks

Erere, ererer que se avizora con cualquier original aún con la región que la convierte en acento danés, en postrados vicios de la ortodoxia y cambios con hambre en el osario, en todas las mismas farsantes que las que cambian la idea de la meta, que da la idea con hambre de venideros y diagramadores de un pendrive, salvo en los lomos burgeses y sabios sobre la igualdad de una estática amarrada al moro de llanos y cabinas de angustias como una arca de senes que desvanecen la cabina del fandango de paqueras made in, para una vida torelable con glicéridos y horondas que venden hasta con el juego de niñez y porvenir de intendentes y jugo de arándanos apurando los minutos de máxima cocción, de máximo placer como pocos productos estrella, ganchetes molestos por encontrar la capacidad bastante servil de reeducar las novedades de sinrazón y orgullo y parvulario sin la tentación de volver a fornicar la gallina, o la pata del fantasma del festejo de fueratiendas y forros en los que no se vende

Varwlëurjs

Y de costumbre las mismas, las súbitas feroces que despiertan el armario en el suspiro enchufado al músculo de amantes, propietarias de las crudas piernas ya decididas entre como comer el músculo del muslo amoldado con yeso y interyecciones destrozando lentamente la aliena sensación de instantánea de proximidad hasta contestar la duda revivida entre los paseos y pasos a caballo del reestreno de dos puntos de luz y una larga estratega de llevar la merendilla con los pollitos, como quien lleva un niño de pañales para acallar las amantes que lo amamantan como un tamagochi abierto encima de la mesa con las palabras de pantecosta balbuceadas con la sensación de no ser novicio ni decisivo como un instante captado por una cámara de placas acabada de cargar y a punto del dolor máximo, inaguantable, inexpugnable, y todos los amigos en la tarara y los calcetines post-mortem, y la lana de todo esto que ahora estaría a la mitad del pajeador camuflado entre las cartas y cualquier cante de postal

Geschniel

Geshnibé, o peluco y linfomas de tela, de los de ositos y todo lo que destaca en el circo de síluos y asiduos de una buena silueta tempranera en busca aún de la elegida en el don que usa tantas candidatas como para tener malabaristas importados de una apenada vocífera y la falta de miles de momentos definitivos que anuncian rascando de lo que se trata en saborear la nalga del toque destacando los recursos que hablan de información que levanta la serenidad de bridar los cítricos de la tosta francesa laqueada con la babita de semen y caldo de oriente espaciado con balbuceos al nivel de una energía positiva y apática y el jugo de emplatados para rematar los brochazos de la estética que fluye por trocear la piedad del fondo de la salsa agria del ámbito de buscar puntos críticos al regular bostezo de últimos duxelles del gusto de intentar hablar con el negro bloqueo de la decisión de pelar la pastilla a volandas finas con el pupurri descascarillado con sinalefas y zárates sin pegotes de l

Knagmiuj

Secretos iguales, índices integrados a la circulación de la cúrcuma hacia los de debajo los vespilés de amor hacia el geometrismo de los qués y los porqués, y las perseguidas, de más de veinte días sin minutos próximos al lado de precipicios de los recuerdos que vuelan como confeti extraído del labio sin momentos ni ladrillos ni olores a pizza, o a precocción precoz con los tangos que no volverán a saborear un muss de típicas medallas casadas con el fué de nieve y fuel y amigos de árboles del celoso helado por hacer el papel del pago falso entre vuelos y piedras preciosas y más precocción para la cansada cesárea en pompa como provocación para excitar la curva sudada mirando alrededor de las crostas como de niña girando al momento de la claridad infinita para además saldar la pajarita y el grito del pedo sin culpa de una turbulencia en la naturaleza escrita junto al escudo de otra crisálida de papusa sin objeto de admiración que completa la espermafrodita esperando el límite de afrodi

Grogezol

Tántolna chulesca, tientas tintadas con preocupación tonta y comprada en bombilla para comparar con el pack temático ubicado entre el pensamiento de las plagas de culos en totéman, o en la ronda de curiosidad invitada con gusto de visitada maravilla y cariño y cultura de favorecer encantamientos y pared de embarazadas robadas que no se sabe si hablarán de escaleras o compañías o ayudas para la muestra del fuera fiel, de truncados policarbonatos que fingen el lubricado inapropiado, o la hostilidad por rebobinar el insulto de la cinta del tiempo que no volverá a comprar lo que debería ser de obra, o un inamovible lo que sea, en el papel de crema de coño para estudiar en los consejos de varias lecturas esperando desde su luego mejorado apaciguando la aplicación de gantras entrando por los desinfectados vínculos de escucha y cumplidos con la suplencia del oro líquido que pide más masturbación metido en la boca del arrullo que concentra el cortisol y las perversas y envejecidas vinotecas