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Mostrando entradas de febrero, 2015

Irrintzi

Irrín, a este lado, al temperamental cauco del hormonal transplante de costes y testosteronas que desbordan hacia las máximas épicas de sal, de igurris y luxaciones del posible, para mover el escepticismo, las meras posibilidades de ya ganar la dirección correcta de cualquier esposada sin posibilidades del ahora sin lujo ni toxicidades narrando que no es el mismo ni mover lo que no gusta, que no cambia con el percance de los problemas que transmutan a partir del cúmulo de fácticos que abren mentes y brincos como counters y horas malgastadas que no tiran el postsujeto a la era como el deseo de la verdad existencial en entredichos y hermanos de buenas tardes desde un random alocado, con el cavar citado para las bailarinas de animación, del zambra como en cualquier macho alfa que se centra en fertilizar las afiebradas lloviznas del despertar que presenta a san pedro como otro lento testimonio que no aparece al erótico urbano convocado para el etílico pedo de rachas y sonoras voces de fu

Pepla

Despedimos atrezzo, coronas de camello mirando volver chinchín, al navegar retorcido, y una entrada de otra en el rincón, en la parecida arquitectura múltiple de botas para vivir del imprevisto espectáculo de gogós y ganar perras y mierda de la de antes, de la harinilla de azufre y nuevas piezas de abril que caen más rotas que el chocolate de parte del digo, en sigo los consecuentes colores de alegría que tardan en devolver la tranquilidad del peplo estatuado en combinación con cualquier secreto de secretarias y moléculas jurando fuerte la escapatoria de las tablas y las eriptias que empatan con las erectas criptas criollas del cerebelo de la calle que revive menos álgidos retornos del hablado diazepan con boletus y más ajos que espadas en cualquier meublé sin fundamentos para seguir buscando en dagas envenenadas con prohibidas paredes de albañil, o de cicloramas que se confunden con años atrás de adornos y pasadas que arrastran el suplemento superado por dicha fertilidad de la direc

Tumbaga

Timón, pequeña amante de charol tumbada en la imaginación de la garganta, sin más, de la reducción talentosa, sólida, rica, contra la turbia, la grandilocuente en el bisturí de distraídos tuétanos junto al puntual profundo, para la animación del magistral aluvión transitorio de estimables criaturas inferiores que amerizan en las infamantes ridículas y emblemáticas áreas de confort que hay que romper al relincho del caballo, o rebuzneo del pájaro encasillado en el sagrado trueno, anonadado por las tumbas del anonimato aireado, como la ignorada divulgación de aquel western distraído del secular que destaca como el resultado salteador de presumibles cuartos dispares y casquetes de cocota entre los fangos y narradores inseguros que ya sonríen pensando en la hierática nitidez, la sólida copa de vino negro y la estólida filosofía del director ecologista, en el más amplio cierto de tantas sumas como nieves sin dominio feudal que no defensa las eternas artíficies de ednas inundadas que señal

Sucusumucú

Diría media luna, la sensación de la trampa del destino en la contra que opone el catenazzio con máximas trompas de puertas de la mente que aún no lo sobrellevan; a las moscardas por la canción de allí, en la hora de josaine, de los flashes del conocimiento que recordarán el sésamo replegado, pasando cursos y cursis cualidades de mandíbula y páramo, y lametazos del retrato neutral al pezón del silencio, al jugo de cintura de clítoris y biomiros de lo escénico logrado con las vocalistas de afuera, las féminas, las repensadas a intervenir con el viral set de interpretación y las notas, y las focas de marimbas a pie, al crónico de básico costumbre, en set de vuelta a cierta mobilidad para otra prueba de estadísticas sostenibles sin el afecto del frente bailando entre los desempeños de las mismas éticas de malabarismos para superar el técnicamente indispensable espectáculo de luces y bielorusas afinaciones de la encuesta necesaria para el depurado concepto interpretativo del cómodo sin c

Isquemia

Olor evocativo al fungir el fracaso como solista, como fungo, como inúmeras mezclas de tabaco y perfume y café durante el pues, en cifras de salvas e infitas dementes como diagonales prolijas que no compensan la plástica que contraviene al subir hasta el para cuando, hasta el apto engominado con panela y canelón escolar por el otro bloque de un poco del deseo a distancia que repele los binarios enamorados del fué, del eje que medita desde la actitud hasta lo vintage que protege la consumación del poco de las miserias en las miradas de mitad podrida y con un pasado atascado al quince mil de isqué, menos los quince externos que manchan lo digno del escudo derrotado, acompañado de una seguridad muy debilitada por cada vez, sin el corazón en el camino, que no protege la sustención dejada sin los hilos blancos del mucho rato, tocado, de caer a las inmensas dedicadas al triángulo de esmeralda con las asas pintadas en la ventanilla lateral que sigue rechazando la sociedad discípula de retab

Galbana

Pirata sin apellidar la noche del incierto sacrilegio de haber roto el pacto, el tiempo, los chaus obligados a romper con parte del original rambio de popochas y flores, y originales y recuerdos de la hora del lector fundida por el desgaste de cerebro, de marras, de literalmente pasmos barrocos con la olímpica belleza en las repintadas del no ser en la agonía que corta el cielo con otros rostros no fingidos que saludan al total de unidades que advierten las inhumanas de mendigar, de empezar siempre por el último tejado del borracho corrupto que no comprende ni la redención de la musulmanía ni las creencias hacia el ácaro de las irrendas del tajo, de las humildes que solamente torean a las esquivas que desclavan por accidente inesperado los dolores del grito, del cansancio de besar letras dispuestas de absurdas vibraciones lejos de aquel sacerdote mutilado con un pan debajo de otro tul sin llave, sin las divinas satisfacciones de memorizar escupir borrar en un ínfimo espacio de esas t

Torschlusspanik

Rivotrílica o raviolón, esquina de dos reconocibles, aparcados y perseguidos de llaves del pádel en alguna condición tonta, sin labor perteneciente al espionaje al selecto intrincado que no osa los conocidos entusiasmos del yendo de yeso y pilas de palo en plan de vuelo para volver a arrancar y terminar con los gafados extraterrestres y las bipolares sínias que desesponjan los proyectos probando la misma historia del atardecer en diez intimidades entorno al sálido voraz, al salubre programón del mientras, del pésimo servicio al ilógico silogismo en secreto que resguarda los estúpidos éxitos que suben hasta el nulo interés del field de incógnita que redibuja la virundela apretando el término bizzarro medio torcido, zoltani parado, pero la neta cree directamente en el arrepentimiento en no, en seguir corriendo hasta el erasmus de rácord, o una copra concuerdo en debrayes y mucha melancolía como energía única que habilita el marcianito vagabundo, las especies de touly del interior de lo

Cafuné

Plural cafunés, destacado en los masajes de cuero y cuerpo, sin agradecer lo excluido confinado del pero, bordando bombasas y más licores que otro duné, que otro clítoris de bruja que cosecha golpes como cántaros de agua como transparencias segadas de la batalla en durícias y lejos para aprender los extirpados tales de la ciencia exacta de cada oscuridad plural encerrada en lo emocional, en las organizadas presencias de presas y osos drogadictos y cabos y rostros de vos, de otra voz melillense como un vagón de tamaño por tacto que asisten por los huéspedes en el lugar equivocado, en los aparves de otro pómulo para besar con el olor a causas paridas por el origami colgado en la culpa de siempre, o en la devolezza sin escrúpulos ni identidades falsas para reírse un rato del atisbo político del dinero destinado a desaparecer, con la perfección de la fama de loco humanista y mucho más puritano que la auto masturbación para no creer que al final saldrá humo del robot, de la pausa, del rep

Mamihlapinatapai

Todavía en la hoguera abonando campos y estenopeicas y paradas de querer rebobinar el tiempo con las bobinas de cine, con los lares del marchitado baterista de la restauración de mentes libres y cuerpos engañados por el diablo, condenado al solo mamihán de dejar los buenos días amando cada vida en las pequeñas situaciones de objeción, sin la obligación de terminar la pístola de agarrón, afortunada de hablar con el viento y el cuarto espíritu tentado por este primer, con toda la marca en las ténues vibraciones del libro de historia vendado en un rincón en el tercer consciente de que terminó el cortado, la manga pastelera que llegaba hacia Cancún y le daba mil vueltas al café de especies, sin los nuncas del cambio y fuera de la família sin los prontos que disimulan ser novios del memín demente, de como otro pasado que detiene el presente y se presenta como reencarnación de aprendizaje se supone, o como otra lección de líquido en estancada botella de rotas realidades con quince años en

Kummerspeck

Kumm, o la creencia de la diapositiva del chiste en la malgama del bambú, del mundo sin pala que no valora la reflexión, de ingesta de las consecuencias que no son de uno, del común como crecer con el reto de reconocer lo esencial, que tuerce la privacidad de vuelo superior, con el fuego en la medalla que se instaura en el corazón, en el creador del mañana, mezclado con el demonio que experimenta con el licor de otra evasión que influye la adicción de la imagen del castillo de egos y naipes y culos de kummerspeck y textos que siguen hablando del si acabar o no acabar con gran parte del camino hacia la compra, hacia dos últimos regalos que no deberían ser sorprendidos por la serpe, las series de vecinos y mulatas y eau de toilette de casi la infancia que cae con la patita que falta para remontar en la fea estructura que condiciona la estricta enseñanza de pérdidas y ganancias a la vez que los disparos directos del cataplasma hacia el nuevo amor, sin olvidar los experimentos y las extr

Reverso

Revertir esfuerzos en reventar el dinero, las capas del díem, del miedo reverso sin las galas, sin los sobres de sabores, de estuco, de azufre, de condiciones abstractas sin el édole, sin el airgamboy de peores síntomas de extraviar otra vez lo que ha costado de fijar en la competencia de cuatro terciarios de los nueve años que casi pasan y besan los llamativos colores enfermizos para el primario, el bleo aquífimero que ya no podrá suavizar los estractos de la cuenta bancaria compartida con la fórmula unida al destorbo de las pocas funciones que fijan la medialuna al jardín, a la base del robo, del moribundo techo que agoniza con el recorrido hecho en el lecho, en las cambiadas espaldas de cada reo incumplido, de cada oración, de cada repetición, de cada salamandra de latón que acartona cada opción de volver a ver el fantasma entrando en la boca y explotando y esparciéndose por el cerebro de los lunes como figurines de pasta y últimas emociones en las entrañas del déscobo sin diez ra

Gobbledygook

No hay la tranquilidad de poseer, de fornicar como otro cable, como aproximación a las dos del mediodía de cualquier estado de salud sin el piropo principal que acarrea más madrugadas para ilustrar la dejadez, la barba de trotamundos y la suciedad de la sangre con minúsculas nueces infectadas de ansiolíticos y parejas de profanadores de la otra especie de atisbos, de gases silenciosos, de chicas que te recuerdan la confrontación de los magos, del rostro auto odioso, desesperado con algunas conclusiones difíciles de controlar con la arraigada superación otra vez del nido vacío de hembras y hambres y hormigueos en el tentempié sobre la enfermedad de la pereza mental que condiciona los entes responsables probablemente de la respuesta de todo lo que moverá la angústia del cajón a otra sorpresa, a otro juego de descontrol, de hernias, de cambios e igualmente suicidio del ilusorio abajo e impecable capital de lenguas y sueños mal escritos en otro borrador, y en otro, y en otro....y los pés

Nudiustertian

Así que pasen los treinta, o los veintiocho, o los febreros, o las hojas de otoño hacia el paraíso, hacia otra vez las ilusiones del departamento nuevo, o de la inflamación de los soplos de invierno a las mil mochilas de nóes y abandonos a medias, a las escapadas que pinchan las exequias de los novillos de agua cediendo ante el rato de silencio que escarce el destape que vuelve a jugar al nudo estampado en la cara de búho que se quedará hablando para la eternidad con las cartas grises y los ases de la prisa que se mofa de otra mujer de cartón en la maceta vecina, en los universales que no pueden terminar de plantar la semilla para que crezca y se reproduzca con las dos ruedas de la berenjena, en la tierra del ámpito, del problema de enamorarse de la soledad que se acompasa otra vez al ritmo del infierno que pudre las transparencias compartidas de infancias a la vista, para desertar otra vez el desgaste del roce con el satín excitado para otros tres números de sexo y porcentajes de po

Quire

Quieren el bebé, embarazar los actos de psicomotricidad simple que lo interioriza con acciones de irresponsables sustituciones de envidias y sublimación de cuero y óleo atado en sal de las menos inexistentes de tanto, de las futres artistas sin las extravagantes mecánicas de el aura de algo que recuerda a otro basto de dolor agudo, de los jardines que recogen los intimistas contemplados por bloques rígidos con la sensación de no fluir, de destacar el cálido desnudo a la puerta del cumpleaños sin pastel de parmesano y tenso, obligado a girar, a no aplaudir la lástima, la otra tinta del quiroz, del tacuno que va pasando por cameos y va hablando con los focos del pasado, con las huellas del dolor, ahora en picos de hebreo y dolores de reuma para otro guión de influenzas y malos nulos que honran hacia el empujón de la secuela que no queríamos de espasmos y muertes de más de mil neuronas para el proyecto de las otras experiencias del nidito sin luz de cine, para empujar de la emoció

Extrañada invitación

Menos las eternas luces, las escenas de posibilidades, de rehacer silencios y hacer callar las desconfianzas humildes que ya no invitarán al corazón a amamantar los sueños ni paroxismos de las viejas escuelas que se reencuentran con los algos del transistor, del mítico nunca saldrá de papel arrugado, de cuatro preguntas sin derechos laborales ni las respuestas en puras dualidades en subasta enrachadas con los doce patíbulos encharcados siempre en el patio de luces y máscaras y arte empresarial de bienales fictícias y motes para configurar la vuelta de las malas jugadas fiadas en un dominó sin ojos dobles para empezar las prácticas por encargo, arrimadas al cambio, a la fábrica de estigmas, de teatros efímeros como orgasmos, como locas boquitas en el patio del barrionuevo que aparecerá con las notícias cada vez para recordarme que no fué, y para volver la sonrisa hacia la última imagen de octubre, más bien de medianos de noviembre, cuando se creía que el sueño sería eterno como los go

Dietilpropión

Nada de propinas, o propionas, o los escrotos que no suben en lo mineral, en las deleitas fechas del si hay algo que pretende hacer creer que volverá volando, o raramente a escondidas como parece pegar, con más fuerza y menos medias que las puras medidas de los andamios mecánicos que no funcionan y las neuronas paradas, y luengos lazos de camareros entrando en la catedral de la espera, y la faraona en un rinconcito sin decir ni mú, ni las disculpas, ni los siquieras de dos ojales de otro parado dedal de estatuas y celebridades escondiendo la otra construcción paralela a la vida de celdas tíbias, de rumores y desengaños sin las ciencias exactas convertinas en números infinitos de binarias combinaciones que no llevan a la pura libertad del dócil almíbar sin aleteos del allí que anida con los ojos cerrados y llegan a amueblar los tíbios ramos de depresiones combinados con picos de ricota y picatostes del pan de aceitunas y masas de la mejor pizza delgada que ansía otra y otra y otro ort