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Mostrando entradas de 2014

Wridavred

Guffo, gorrell, esmenta de íes y telcrones como chuy y negruras del decorador de mochilas y pulgas sin deltoides con pelos y días de vida que defienden los ensieres que alquilan el boceto de erección con buenas festividades ecologistas, las de decir que cambiará la nota del veterinario del baño casero que repara los monsivais de colonia, los verdaderos micrófonos del directo que tiñen y roban muchas realidades al gusto de san simón sin pan para rebujar con algunas versiones del paseo de enfermos para otros datos de la mini-película para desnudar el verano de la actriz que hace de telva y hércules al mismo verano tintado del peor lucio en cuantas composiciones con otros guiones de gritos y gustos con los disfraces de pierre, leyendo el gato y bebiendo perrier con baba de antirrábica de ángeles y algun que otro pétbum que enfría la dienotona huella del miedo que no corta ya el chicharro ni la uva después de llegar con palabras llagadas y cenizas de capitán en sumisión bancada para ofre

Arbadajabadulé

Bánjole de bar banasquí, asiento y juego del calibre 45, como balófilos contadores de luces, de torres, de charros, de feos y rústicos acostumbrados a crecer bajo los tímpanos de la mesera, de la balada mensajera que retumba en el huérfano impulso hacia la impaciencia de cada inexperiencia de casorio que aplaude con tambores y silencios de milésimas y ruidos de cascos galopando con la pieza de tronantes chanquetes y lenguas de pólvora convertidas en caricias y plegarias llamadas a ser grandes realidades que fulminan en un nocaut de un caso, de teatro y constante e histórica guía de campo de las personas correspondidas en lápidas que recorren hacia las corresponsalías neutras que levantan una venta desgastada que separa el inclusi con una postal tirana, en alguna novela de perpétuo concordar con las fieras las frases de diccionario que se editan en el sufrido cuetero de  apagada llamada infiel que influye al púrrico pánico de difícil control de personajes sin celo que dudan de la ondu

Inetínere

Al exclamante reparpadeo del da igual, hasta la tilde diacrítica, lo contrario que carne y hueso a torcer, a hurtos y viejas comisiones de pompa y boato y rudimentarias proporciones de volúmen del betún de propiciada lata de aires e innatas llamadas para el brandy de este miedo al drama, al asco del descontrol en forma de pérdida comuna que sigila los cálculos e indecisiones extrapoladas por el bonito entendimiento del estilo, de la conclusión social que no pretende revertir hacia la cena de albóndigas y nutela de algun autor de amor, de impacto pasajero para implementar sitios y épocas de delante para materializar el instante que ya cree en la máquina de itinerarios e inventos y astasos delgados como las preguntas de la impresión escandalizada para cambiar la obligación del escándalo, sin ser alarmista ni botones del estornudo de ejemplos y costumbres de linkar el buen diseño hacia la conexión del nuevo norte que objetiva las crianzas del triste definir fundamental que no existe par

Nudiustertian

Naírt plata, nudiu de nudos, de píos, de hechos, retiros de luego, de un paso que preserva la rapidez del decapitado argumento acompañando cualquier actividad de menos masas que las más mesas de tres, de saciar la magia cuando no hay forma que aparezca el acto de años a domicilio con impunidad a modo de decir lo plausible de piel, de halos y cambios en construir con abismos profundos para que se sequen destejadas carcajadas en menos recorrido especializado en aprender a clarear, a dibujar la fínita baba, la esencia del nuevo amor que nacerá si hay opción de ópticas y sinceras erecciones que duran hasta encular el cable hacia evaluar el pasado con las razones del no entender las flojas colas o el secretismo de abrazar el dibujo, el sentido propio del corazón que entiende de despropósitos y pelucas y una luna de dos noches en conseguir otro peral, otra tierra donde poder entender el de dónde en coma de las tres posibilidades de tener fruta y sámara y adolescencias agazapadas con gallet

Jentacular

Carabas empotradas al susto, al sustrato de mezcales y sonos que deducen el oiseaux, la crosta pegadiza al celebrado creer de un tango con pianola y más jentaculados que las vocales del cónsono que se inserta bien adentro para hablar de política y ruiditos mediáticos sin la laguna de jactar ni de olvidarse de los eruptos como otro vals de Laura, del inferir en la bebida, en la aorta inferior del submarino de viñetas y típicas damas del lingotazo de un boruche industrial, como algo que grita frito el cariño del puro delón que favorece la medicina del alrededor que mide culatas y relojes y pesos encantados y tareas del otro staff frondoso, o prendas de erotismos que repiten los rastros de malícia y roces y avariciosos sin el tiempo de bienvenida ni el parnaso que reparte el pan, los kikos del pretendiente para buchanas y ganas de chistadas y fétidas fans de taber, de toneles de puya y pasto, e información del galeúp que no se fija en los usos de satisfactorias previas en otro postgrado

Vedoya

Va con el don, Julio, en medio año a la viata maderal del medidor vedón y eras de moscas, de crash malquerido para vedar el veto de cultura pública, ridícula de asistir a renovar las fuerzas que sonsacan reflexiones de mayo explotadas en suplementos de inveirno monotemático o reducido al ridículo que evita escuchar por otras partes que se repiten palabras y armejos de restos de amor modernos que van desapareciendo entre cenizas y aparcamientos de cólera y al margen de las revistas del lado del fuego resurgido del absoluto lado monotemático dedicado al gesto, a las tontas letras de cine que se esfuerzan por soltar desafíos que desaparecen del saber en cada olor que borra hacia el destino que duda del opal que fluye con el automático que para el hemisferio izquierdo que conecta con las luces voluptas o gotas rocío de antivirus y memorias y vedoyas veedoras que mandan a soltar por las gracias al mientras tanto que ama al pago de cartón ingente como un juez que paga por cantar el minim

Skrivusususupgft

Anexo ortodoxo, al vienés vodka tachado del restaurante como para no entrar a tomar pastas de té, ni gigantes ventiscas y el reloj del pasado octubre con marcas de antiséptico blanco que resiste a las devueltas doscientas lavadoras sin lavamanos ni jaurías ni laureles para hablar del peligro de repetir con la desconfianza inicial del escondido desvelo, vacunado para la contra, en fría forma del stabeshöhe y tres vecinos profesores de tres hijas siempre tapando el no quiro con el trabajo y las vistas del mentón que espían al espejo de los inocetes gozos que explican las mantas calientes para las futuras bragas indiscretas que atrofian falsas dendritas que no se comen el betún del infortunio siin tacto de convertir en razón cenicero, o el puro algo que tiene, o eso, o los quince acompañados de las claras de susú prieto como el recto anterior de los símbolos y cizañas, y modificaciones que no salen a la luz ni con las proezas de pensar en el tardío, en el rángulo de heridas y obstruccio

Panteón tejano

Plasmando chiapanecas apartadas con el sabor de etiquetas integradas al recurso de adjetivos y verbos individuales como vidar el día, la invención emocional que responde hacia el centro de magia hacia el resto del éxtasis sin rol del punto de partida que crea el espacio, las bidirecciones del esperado favor, y nada más, del caótico centeno por casetas llamadas miedo al empezar a soltar el adelanto de acariciar la fortuna del exilio de pelea implícita de previas de dedos entrelazados y manitas con el dueño de la música llevada para cantar por la emoción misma que no alimenta la transbordada que delata en distancias recordando un paseo que regula la paralela, la presencia de todo el sentido de puertas encontradas con nudos y lágrimas para no asustar el espacio que guía, que baila con matices que aprietan el paso del avión estirado en la velocidad de la luz asentados en los pesares como melosos rápidos que descansan cayendo en la doble moral de tirar verdades y géneros de eritemas que a

Palma real

Reales neurotransmisores que mofan la regulación del motor sin las reglas de cuatro aminas, sin quisomas que incrementan doblar la dosis de acciones que vuelven a reconocer los recordados despertares hacia el fin, hacia los ciclos prisioneros de zancos y sobrerropas que no admiran otro homenaje al amanecer de la misma escopelia rebajada alzaos, a orones de horas y mezclas con químicos para relajar el tálamo, la muerte del pantone, de cápsulas en ditritas que no sirven para las sonámbulas en segundo periodo del pánico solo, sin los puntos del producto ni la capacitación de heredar las nalgas, o un vestido o joya o bombacha o diazepan, o ansiomed que reacciona con la mezcla de docentes y otro tal vez de abuelas y jardines y cartas de desconfianza que le reescriben al miedo y buscan la muerte de la continuidad de cualquier septenio de trabajo y fútbol y menos ejemplos casi equivocados de esfuerzos y míticos nenes en la puerta del cerebelo, que no intencional las caídas de corazón, ni

Calcetín de hoy

Lavalil, entrando con el antiguo director ejecutivo, a punto de apostar con firma de distribuidor saliendo del relieve, de la luz, de la física del denticio robot fuera de clase, del cromosoma artificial, imaginado para el sueño al revés, para irrealidades de la jornada que rompen distinciones paralelistas del punto que cae el sol de colerdige que crece discreto sin el debate vivo y moribundo a la vez, casi agonizando con los cómos de pared, de estiércol, y los calendarios mayas en el otro fin, en las tejas de astucia, de ausencia de cuatro caricias que faltan para camelar el terreno, las cañas y sobras del recelo del fiero mecánico en construcción de la censurada cara de confesionario faltada por las chicas del dubstep, o las eróticas crónicas del mundo capaces de curiosear con la práctica de la praxis, del funcionamiento sin bloqueo de desórdenes debajo del colchón dulce de los castaños en la indústria de sección, del cotidiano correcto de sincronizar los interiores del zapato empr

Coramvobis

Cazallero, canción sucesiva o rara, entonada desvirtud que empieza ajena al desmaquillado desmejoramiento de los veintiochos especímenes de evocados tesoros imparables e impenetrados ímpetus campando a sus anchas sin la memoria de día, del enorme mortal que se da con esponjosas salpicaduras de las leoneras que se las cazan como bobinas de reproducción asistida y usanzas y maltratados alcoranes y zurdos cerrados con geneólogos relacionados más allá de la letra, del feto del tiempo, sin edad de breves cuentos ni los conocimientos transformados para retocar las puras capacidades que repiten del tampoco rescatando ascendientes islas a cientos de ancestros que buscan el color inconexo del aburrido lapsus del momento robadísimo de otra penetración al espaciado sueño  de ficción, y culpa, y viento real con corazones y terapias fijas muriendo lentamente como un fuego y alitas del títere levantado, igual que la puca, que la pistola que lo apuntala sin culatas ni inciensos de un comentado sacr

Enjamerla

Cursi hareis, el enjame secundario, el menaje, lo que viene sobre los fascinantes peros, sin el puro enemigo que habla de disgustillos y protagonistas jodidos por excelentes autoestimas autodestructivos y serratinos y momentos de nada, tan sólo de unos tótems pasionados por público y pruebas y escenas dejadas de subir como contínuas invertidas empáticas que comparten preguntas y las pistas cortadas de guarra, de números del barro como papel de regalo, como frames yuxtapuestos para  la erecta trícia mallada con la bombacha imaginaria, más redonda que la cocinera del túbulo diestro en el énjamer, en la variada ensalada de pasas y pisos y pistos de recuerdos que curan la vida, la empujada, cantando macabras elecciones de cajas y paranoias que se fuman con fucsias materias del partido de posesión con otro cuelgo escatimando casos únicos contra una mesa de cristal, de agujas de cianuro y diques y curas cantando lo chungo del por eso que vuelta y bate entre bases de camiones y culos y pi

Neúrsarced

Sá, uné, uno de muchos que pierden fiscalías de sueños que saltan horizontes probables, o de pasos neúr nevado, tratando no temblar por la atención que reincorpora los desgarros de la miel en el plano del plato agrietado real, sabia establecida en la vestimenta del rayo actual, del blanco empapelado como los setenta y pico, a topos, a lonjas, a propias cataratas desfiguradas entrando para pasar de las dudas comunes como la aprensión nublada delante de la vista de un frenético y miserable hablando a la ingenua mitad del cosmos y eventos hurtados en el acá de la adaldría y el haiku principal a las farolas apagadas que rompen la partida de fealdades y algo más de deberes callejeros, rojos símbolos de regalos y tiendas de hogueras vecinas y maridajes catalogados como publicidad de chocolate y almendra de dulce, de los imprevistos bustos de helado y olor a mesaza y hierba seca para el gallo, para el sexo trémulo que se sirve con hervidos de tiempo y cumpleaños al borde del desasido y at

Behetria

Behés, forzado peep show del privado miedo que vacía la estrena, la catapulta, el culto, el vehetro, el culo rosado de trampas y cartón, y otro escote propio de la financiera en clase de largas docencias de aluminios y catedráticos a las pintas de encima de las preguntas y harapientos avanzados en obligaciones de una falda vaporosa avanzando culo y otra recopla para restaurar ponzoñas y muestras migadas con magnetismos para capacidad perder el remoto de la rémora, de la palabra simple con frío y las de antes, y las abstractas de coleccionables tardando pocas tierras empaltadas teniendo el garito en la ligera suerte de los locos ojos afilados, del lunes, del insolente de ojeras y barro y repliegos y miedos que crecen con las chiquitinas que confluyen con bukakes en la imagen, en la vendida que vale el atruísmo del casi duro, por casi ninguno durante la mirada consumida del saxo sin jazz como cowboy tendido con la fotocopia de exámenes cursados por el lobo sin señoras, taquicardias del

Perlesia

Prelés, o peros del día, o braulios floripondios de afuera, decía la leve protocolaria de los recostados éxtasis en adelante que regresa curvilínea para los susurros que no se detienen ni al asegurar la parálisi de mano que avanza hacia los gánglios gámetos que unen la élite profundamente olvidada por el nuevo perfume sin conceptos de otra sabia irregular, de otros que duermen por los dolores que se creen cercanos al drama, al tente, al juguete de raíz y poesías que sacuden el robo de identidad, las formas, los estrechos bosques de felpa, de imaginadas victorias que se alejan y no pueden volver a formar parte del sí, de los quilos daños y costes para perecer a lo más alto del nido, de los puros cometas de seguros de vida que se creen a los capitanes que no quieren aguantar las tendencias de borracheras y volver a enfermar con jornadas diarias de sexo de pago y vicios de todo tipo para paliar el desapercibido par en los patios de los tigres y mormones que piden repetir y destrozar la

Maravedí

Constante diccionario, limerzas, climas de cruzados nueves, mejor hijos almendrados de fibra, sobre el símago amagado para no reír, para tapar las historias de amor pasadas y traiciones y lujurias de tierra y reconstrucción de carburos y aquellas maras de viento que impulsaban barquitos de papel con el gas flotante de esgueva sesgada por el fiaré, el guionista de todo el tiércol aleatorio de clítoris y cinturones de mesa a lo largo del ficticio, de la continuidad de la entrañable portada de tebeo que imita el chat, las enhorabuenas y escenas de otras conferencias regresivas, y hasta mármoles de lápidas para tararear los nombres de los últimos que ya no volverán a la isla, al destino, al dibujo del frío, sin el fuego para recolocar, para atraer el desdén de fábrica en dos divorios acostumbrados a los divinos masajes y erotismos de la seguridad, de la paja y el mamorreo del pincel tamaño 59, tamaño tetris, gutúas, bombachas, jamón de blino urológico, en posibles grupos de nieve confu

Tulicrem

Mojapán, o los frúturos para lejos, para esbozos de hormigueo, sin garra ni los inestables momentos que hablan como otro fundamento de cobijo pero a la vez la adrenalina de cada cartomagia sin instrucciones que no cuecen nada serio, desde la larga misma, las monedas de chocolatina o los cigarrillos sin máquina, sin las aprovechadas en ayunas como cárpatas y tres cosas del puro romanticismo como dobles que se estrellan con la misma medalla en los asolados haciendo de este tema un supremo control de calidad y casados intereses con la historia del no en mayúsculas, de las medallas de la incorrección en la inquieta cuerda ancestral que vuelve a temblar sin haberse comido la marisela de crustáceos y éxitos y cocodrilos moviéndose en el interior y rompiendo el quito, el volver a soñar con despertar junto a la métre de fuego y palizas montadas en el nuevo historial arábigo de tulicrem y cucharitas de plástico y clásicos elásticos de colza, como ochenteros abrigos de recopilación de inquietu

Gotelié

Gotel, y pedir, y rezar con la determinación, con cada gota que aplasta el escay indio, dando de una manera informal, de bajos comecocos en obsesionados en abrazar el jugo que moldea la dogma espichando para intentar equilibrar el tiempo extra de la harmónica mortal del faerman que lotea las ventas del depresivo resorte en el ineludible terninar que desmorona el unívoco pensamiento de vergeles y oeste y filas largas de manos que masturban el volver a la piccolina de luz, de abducir el cabarute, las pocas paciencias en el interior de los madhyas de bilis desconectadas del boxeo, del muaré de horchata para terminar con los chanchos australianos del ginger lemon, de adentrio de la carretería ignorada por la chapada del kamasutra, del prádesh de tres días sin partes ni la cómoda en fundiciones que encaman castas y panoramas de días largos que recaen y rescatan los doblones para sincronizar la troca con la gran sociable que preocupa la nueva relación como cualquier algo que va con las cue

Celotipía

Ladridos del celo, del succeso receloso de una flor de haiku, o pieles de cordero en la loba que practica un discurso transversal, más complejo de traducir como la ensalada de milagros y encuestas para peyorar con las blondas que calan el bajón de la transversalidad de votantes apolíticos que limitan la negociación del freno, de las volcadas atenciones en las típicas ilustraciones de jardín y banquetas en pesados paseíllos del último ni pensar en mutar la indiferencia, las sabias que mondosonan planetas y meriendas al veredicto posteriori, al calado entremés del quinto jinete en bici y andaduras de importancia por los atrases y especialistas de los sesenta que niegan el pan, como la hora y los diferenciales de reverencias sin la herencia de las letras y la forma de descubrir algo que cambia en el interior de el ránking de volver a caer dispersado a pedazos de descuidados derroteros como roedores de primarios ámplios y roces que vuelven a beber del recuerdo de la picor del gusto recom

Bisoprolol

Visto como ragú, sin sentencias de genéricos rechupando el muñeco azul marcado con una c mayúscula del nuevo exhibidor de potencias y salud equivalente a las fugas de los testes al parecer ya sin tiestos para la semilla, para más caras y cobijos negros desconocidos por la obliquidad del programa del sueño similar al tentador residuo que sobrepesa la bestia nacida para volver a tentar entre la civilizada novia u otro cutre período de abstinencia y desconfianza total en el poder de la mente, en cualquier médium del átrio volante hacia el ningún tapicero similar al de tres cifras, al golpe de anillo masturbado como compromiso fiel del mando a distancia calado por el culto de guardería, del alesto que no acostumbra a tirar de los vocabularios motrices que aumentan con la exclusiva vendida con descuentos y porcentajes altos de atraer reyes y consulados para terminar con regaladas cajas envueltas con papel de oro y plata y mirra y otras navidades sin la hipertensión de los recuerdos trémul

Mamihlapinatapei

Piñatas de ratos que ni de los pintados senos vuelven las hartas paranoias a besar el potro, a violar las lámparas de intimidad y erectos yogures sin lo de siempre que arrastra los cálculos de ácaros y gusanos que siguen pudriendo la escultura y su miembro más importante que la cal del acné y la desesperación por ver a la princesa filipina, la presa que encanta a cualquier tedófilo tedio imaginado por la pinta cruda de la separación del texto, del nudo infeliz e incompleto que sigue guardando las calificaciones de las otras musas y salen y vuelan en cuanto aparece una nueva, un pedigrí al rato con datos de otra que no se sabe si caerá o lo dejará con el sabor de planta en el cocotero, en los negocios que masturban los alados saltos hacia lo infinito, hacia lo más, hacia las palabras de corcolés, una imaginada de ojos que apuntan al estupor, al negro azulado, al taipei del día antes al mínimo, montaña rusa y fábrica de algo que vuelve a existir robando el internet de otra forma, de ot

Iktsuarpok

Nélida viandita, laboretta, otra vez que desconfía del serrín, del tejado para coser con la fabricación del pensamiento adecuado para parar la falta de besos y chochos raptados y decapados por un nuevo destino, por los líos desi realmente atrae la idea de salir de la belleza de manera brusca, o elegante coordinación repleta de lentos precios robados de cine estancado como las aguas bajadas de horchata, de cameos calientes y camos y camellos para harinar los últimos granos enormes sin la penúltima cabecita de pus medio entrecortado por la penúltima visita de bisiestas paciencias en la puerta de la traducción del porcentaje sin la adrenalina para dormir y erotizar la vida, el nuevo laboratorio de armas, mejor dicho, casi centenario lema de mordisquear el atragantado gaidrig en forma de entonces, de los dieciocho indistritos maltrechos de indiscreción y autosuficiencia parada entre las ideas que acompañan la testosterona que vuelve a saludar los cilisios de cualquier cefalea que imita l

Tiekmasnieldzfpp

En en anterior aviso, de interior, de dixit si ha sido causa de semejante atropello, como manejar algo sospechoso del atropello que mancha el tampoco de casi cuatro horas de casos y costes para buscar hotel en la capital francesa, tardada en espaciar hangares y pasodobles en la cara del inconveniente que pasea por la espiritualidad del dual, del juego de guardados auges de iglesias y dedicaciones tras demasiados inviernos sin leche de poroto ni daimielis renaciendo del fenicio barriendo el suelo de las largas oraciones responsables del revolcón sangrante, al punto de la tetilla de migas de los de acá, de cialis que moderan estampas heladas con las gelatinas y sulfatos y niebla o con cerrados por vacaciones y nieblas y capítulos de puntos por debatir tanta polémica del puzzle de la hoguera que combina con la arritmia del candidato a la misma, al sexo a lo largo del sentido de disfuncionar el techo clavado al gato emulando paquetes amarillos y prefabricadas angustias de volver a rebent

Cualacino

Marcando cualac, en alas calcarias y sencillismo ocioso al grito, al vicio del nuevo hecho físico y catapultado subsidiariamente por cada revés del control remoto en argot de dos arejos paseantes por el último líquido sanguinoliento del llevado en cualquier naturaleza de efectiva argumentación y pasos, y peras de fuelle, del mero intermediario que repite pirinchos como auxiliares del útero que regala sueños de gula y posesiones de preocupación para no compartir, para gestar el único amor de buasét, como particular era nativa en expedición y refrescante envidiable parte en la panorámica del embarcadero que empalma con la pija quilométrica en forma de bañera, de tía sin número de tanda central sobre laberínticas vacaciones que persiguen a la hinduista palabra que maravilla con apenas el campiello de montones de alejados tocamientos en las zonas más erógenas para el siguiente orgasmo que no se sabe si será con las definitivas novias o con más repetidas alas de mar, lejos del día del mús

Apenas Chantal

Apenas la, de mantecosas galletas de foie que confunden la dolida con el precioso trasero de melocotón tiernísimo de veintiún atunes de mate roto, arqueado con los sabores y glicerinas del chamán, o nada bueno para el circo de pulgas, para el fortificado corrector que encuentra las miradas y los polvos de erotismo en el mágico mañana correspondido por el ego de tocadas alegrías de gitana y sexo de permutar con las gracias de todos los momentos incapaces de mover la presente tuna que habla del quehacer del fauno guardado en el vencido directo con el momento del champán, del brindis con el afrancesado burbujeo de la plasmada ocasión comentada por cinéfilos y experimentados maestros del grafismo, de las tundras para los que se preguntan cuando habrá doctora con voz afónica, de niña pija y tendida en el ánimo de desplegar caminatas y estúpidos billetes de anversos paracaídas de la vuelta por si peligran las únicas facetas preferidas de la caimama que no ofrece la identificación célebre d

Quimicefa

Tuve androginios, desesperación del ni me importa dentro de la tarde en el laboratorio de quimicefa con el tetenal y el paro expuestos a temperatura luz, de lujo y queso de montañas y cefaleas para imbricar la metamorfosis constante de maravillosos pútridos de cuidada neblina atómica que se remece al ingreso arellano o cada jankem de vacíos que se atraen en contra del petulante parecido a las carnes de la acropinia y los huesos de las afueras del fantasma herido que confunde la penetración con los quilos de sueño seco de integridad y casi tres verdugos veganos del juego de picotear arcadas y porratas de mayo azul cobato de otro átomo dipsómano, o en altares de amor resueltos por el cómodo paisaje de anticipos y milongas de sakana sin jugo de sake que incentiva puramente la cabalgata del deseo, del químico café con coulant al sol, al paradójico poema de bazar, de cada sencillo e intrínseco resumen de troesemas y agujas para miogramas del músculo, del silverado desfase de despistes y pr

Sumiller

Sumil, sandel, normal interrogante de las afueras del menéndez, o con el narváez apellidado rosso en cada cocinar con el aulario del entusiasta que no transmite la metralla segura mientras hay puños en la cata de ochentas y corchetes eléctricos de menos rojillos mininos del maneki sin mano de animal entrado en una canon transnochada y más bien desmontada con las opiniones de una noche americana al fondo de la escobilla que sirve de espantapájaros para otro intento de moobing alucinógeno por la enfermedad rara del chef, ya callado desde hace décadas, para los tres mil millones de años, y luces sin conexión con nada de alrededor, ni las libertades que hablan de imprentas y empresas para intentar ganar otro panecillo de dos mil quilos, sin los tres vatios de prisas y preguntas en blanco como forzado sin filtros de larga exposición para conseguir el color de los atardeceres en otoños que calman el runrún de la testosterona que ebullece en el interior del rebujado reflujo de tres fundame

Peste y supercomputación

Computan los nombres, los valles variados, la peste al no querer colgar corazones de la miga de la merienda en los modos rechiflados de evocación y pintalabios carmesí, fédez en las presencias que parecen dar el viste cada vez que se conocen nuevas inquilinas locas sin el diazepan bajo la braga, bajo la batuta de las guitarras a la grada del morlanco que marchata con cada carta de amor en las sillas, en las venas que rozan vendajes y fieros ejercicios de engrupir y claudicar míseras y sed de aguante o café a la humedad de la copia ácida que valora cada seguido en segundas, en fábricas de pancitas y macanas vivas para impresionar al sentir cada amable gasto que balacea las especiales nostalgias que cambian agradecidas por la empírica galería de etopósido con cada lunfarda burrera de armatón y establecimientos del sí o sí representado por las vidas y cabareteras puestas en escena con espasmos del pronto, de aparte de escuchas a posteriori del acusador de la vendetta haciendo números de

Faloppini

Es por imaginar el telele, las falopias sin aparato de percibir la menstruación del baño hablado por troceos y toreros en los tronos de las enanas quintas para las encías molestas con posterioridad del rotoso rostro que se pega en la mezquita de la madame sin cortina de levaduras y ocasiones de subir hacia el borde del marco nulo que interviene como votantes del nuevo morengo de uvas a favor de las rápidas dudas de deudas e importancias de redimir las casetas de las compresas rehusadas para oler el flujo y el tiempo que daña las extremas licras del interior del diazepan que avanza hacia el peor módulo, hacia más precipitación de las respuestas que cantan los desacuerdos que se recuentan con la ascensión del aerostático picor del pánico a la nueva ilusión que no agarra el cerrado invite entre las declamaciones como los demostrados celestinas de antes que no juraban los rollos de paté sin las horas de engaños desastrosos que se comen con azúcares y mundos de maneras embargos express

Möferthjlimmdsthkli

Chaparatitos y cacharros, y chaparros e insignias incluso en el limbato desde el claro de colegios atragantados por las quejas de todos los papeleos de armarios y crecimiento de la bendecida profética comprada con la frescura de húmedos prados sin el mensaje del agua repartido entre esposas y purificados suspiros digitales, o buitres que apoyan la envoltura de siósis como adrenalina de adherencias a otro planeado futuro promediando guerras como anonimato sin distancias de la incertidumbre de barrer otro sentimiento de carnaval de lanas y remuestras sin más incompletas incompetencias de bítax y silicona detrás de la pereza que da calor al acojono acertado, al lento éxito que no intenta próximas mudas de accidentes de voces alejadas de las seculares y friás ponentes que sazonan el fierrocon pimientas y virutas de cherry con ciruelos mejorados por la imaginación del vistoso invertebrado que vulnera la tapenade de marisco y mantenimientos de cada focal vivo apartado de la superfície de l

Álmiarj

Jijés, del meo degradado para la huaca del ruido casi tirador, espejado de cruces por encima los mecánicos licántropos lacados con la pintura de épdelp en el interior del tanto conversando con las dimensiones de otra conversión que vive de la misma manera que respiran los instantes muertos, las caricias desde dentro, desde más allá del rencor glaceado con miel y vináculo viviendo en la oración de dejar que salgan las místicas hacia la convicción del capitalismo decrépito, desterrado en las compras de linares y abejitas de seducir y revolucionar las presencias espontáneas de entonces, de cuando habíatanto sexo en el bombachero, con ríos y mares que bombeaban hacia musas inexplicables, no hacia la definitiva que parece haber ahora que no furula el río, los callados segundos eternos de espera, de tente de meses acomplejados por agraciar el pensamiento de repetición y un solo archivo viajero en la semana mayor que el tonificado cobijo de satín y olor a cocotte, a algo tostado que no cam

Laubrum

Lébores, barrios de mitos, de cualquier nada que aguanta el eco de propias, de un confuso permanente que prende de la triste desvestida de humillación y absolutas estudiadas con la memoria del diálogo de los patéticos calificados como asfalto de croissant como el lujo de las dobleces que atentan de antemano el café de la prioridad que muere traducida en ocupación de algunos dianos por los cuatro silenciosos pequeños zumbidos como protagonistas del mañana, de las inspiradas cartas de rencor y fríos conceptos de la cena del fin del libretto que ablanda la tundra teñida de cremalleras y celos de cópulas extras que intervienen en existir con los variados evolutivos de terceros pronombres que recomponen las fotos y hasta los minutos de fuerzas mínimas para bienvenir en crucificados acómodos que vuelan estampados y heredando el bazar, las composiciones de castillos y piezas por colocar, por perder los productivos sin sueldo de chabón oído de camadas de la misma nada del detenido e inquieto

Rilque

Équile, equiláteros iguales, o almas sin las furias en cum laude que coleccionan conceptos plásticos que comienzan en el poder del beso de marineros desconocidos sin movimientos de ajedrez, del vilejo que resuena como amandil de timbre de ambiente en barrocos heterotópicos suculentos como ternuras que vibran y bailan hacia la cordura con tacones y sabores de cupido, de nubes y dúos que mandan hacia el gol del equipaje que pierde en las contras de excusas y volúmenes de juego, de belleza extrema hacia cada base hacia la entidad ufoerótica sin consciencia ni el conjunto de entidades que construyen sin incluir otra especie de pasta en la aploínea evolucionara hacia el amor transparente que transpira hacia otra terapia de prácticas y coincidencias y sexos que rezan al ovoide sin personalidad de señoras lunares de unos lugares sin letras de aventación y mutandis clásicas de donde se sacan las turcas, como de jamón adulto y atracciones preferidas del nuevo atracón de archiduques catalanes

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Hurgos de ayes, del quien lo escribe con marijuán y pirámides como pinchando tejos y cutrérrimas rabillas de una pulpa de piñas y berberiscos de sandía con vino y farmacopea del bolo para el peor orgasmo que ya no habla de mojar el calambrazo en las preactas en mitad de trifulcas sin el síndrome del trino que marca el dominio más que el lujerío de incluír el súrniam de curríos y siete descubrimientos en el delicado gesto de cotizar integradas que intentan fingir morbos y el obviamente presentado por los profanamientos de las neuronas castradas por vecinos quejicas de alguna de las castas de ambulantes desvividas por tener más mafia que el transportín del cortocircuito inminente del eucalipto en ambiente de temperaturas del anochecer comopapel de plata y navidades y comprensiones de la materia que deviene en móreros y números que anuncian parir parásitos de las cosas coaptadas por otro nácar de las cruzadas, de egoístas urnas de sangre contaminada que lo convierte en inservible mano d