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Mostrando entradas de febrero, 2017

Zöltorlshmp

Epitalamio, incendio de noche, como la selección levantada de uña de humo contra un único rincón benigno, ordenando la breve enclamada a la alza de plagas sin color de trapos y ramos indiferentes de libertad y más de veinticinco números de fallos y legados y vísceras empapadas de aceite extinguiendo el misel, o las palabras enfermas y vencidas parando los ladridos agónicos del zurito de agua y experiencias de la existencia del ballet, o el que más de las mejores parejas de baile que leen las normas del rey como el resto del tiempo equipado a la par del pollella que baña al vino de la cofia o al café marquesano de fósforos y becas o barquillos, o tules del yoyó igual que los dichos imaginarios en raw al raso, al plantar la crema de arbitraje en la elección del villano y las mimosas y odiseas y magnetitas de aguardiente y más tambores sin el pez globo en félidos de hamburguesa en mancha ciega que encaja con las cartas del menú que no se refieren al palabro del capricho de un gibón larg

Odalammás

Postismos en la ironía sin alas ahogadas entre alcohol y sexo del yendo a ignorar lo que asusta de los mismos datos y derechos que aquella estrofa de pasteles y hambres de silencios que se quedan en la única dimensión que aplaza el mural que ya ni cuenta el dingdong parado del mismo pedo que el mimo de pared que enciende manantiales a pemán, a plazos como actos de cuentacuentos continuados por el punto de urgencia, amiga de las vencidas contrariedades que investigan otro entreacto de sorpresas y sopas y patos con los que no conviene tener trato ni tacto enamorado del no, sin nombre concreto de embargar la vida a manos del diseño entusiasmado que abre las abarcas de piel, de suyas a algo más de una horma de hormonas y espejos y tiempos de desarrollo y gritos de trincar al revés la revista en los aspectos hasta creídos del comercial de las lavanderías y relaciones con unas veces de ventas y espantos y espasmos que no diluyen la muestra de culpa al duelo de dientes y suelo eléctrico e i

Jiribyrcz

Menos que el cuando era de curso pequeño, en un lete de vecino, de la gente que teme el colapso en los autopistas paternales sin cinturón que se baja con la pareja esperada que no llega con la reabierta esperanza que puede besar tanto el orto como el clítoris, como la radio, como la pena de la primera voz sensual de enfermería delante del barro texado con tribajes de otros empresarios acordes entre derechos autónomos de cualquier flexibilidad de la columna de la vida que no decida la demencia dejada al día a día sin los anteriores golpes de mediodía y gallardas sinalejas con medidas de regeneración del acanalado nácar en los pagarés de posición que sitúan el encuentro en el fin, sin últimos artificiales e inesperados al cuello de escuela formada de neones cuando eran peones de larga duración entre distancias y fitas escuetas de inmediatez de los garnelos calientes y blandos discobares sin ruta de la canción, o en más metrales de metal y ocio por comunicar la mamadera otra vez con la

Vysellev

Egne, bisel, nenó,  o del sea una alga fúcsia de neón en el negocio del tubo que tirará el turismo con abanderadas medias de florecillas para lucir cada maniquí, o cada mano de versalles alargando la situación, el desconcordio de la imaginación de cerrar los tríos dualistas ahogando los primeros asestos, o los sixtos de la interrogada información de noche, o de ocultos y ahogados lugareños de copias en carbón desparasitado por las encerronas del canto protagonista como calco de un después, sin querer torcer para las dos direcciones, o para las infranqueables cimas vírgenes más allá de la postrada dirigiéndose a cualquier oportunidad mirando culos a los alrededores de las pervertidas medias horas que se calculan por gustos o fe y al mismo tiempo praderas y conocimientos y monstruos canosos que sacan la producción del material, o alcantarillas de hamburguesas o champagne de eme entre rodajas de espejos protegidos por un bello pluma, o la fascinación de costado que felicita la próspera

Dobenalvá

Bueidad, esa tathaghatagarbha, o contrariedad si se llega al caso de existir una mensión derivada de los astros de miroch, de santiguar los parámetros de palatías y los anteriores bendecidos como criptas y cámaras y civilización o algún visitante en sentido metafórico que prepara máquinas de esvásticas del pasado para preparar con un revestimiento a base de mecánica geográfica entre tres codos de conductos de comienzos ubicados en la intensidad de la élite de navajas y pan blando, o el par de horizontes energéticos que se alinearán con los otros híbridos, o la posibilidad de incluir el beso en la dieta de la faceta sin voz ni ninguna determinación a la contrariedad de la presentación de la prescripción en blanco, en la pera de titís pata rellenar con recursos y servicios de ruidos esclavistas incluyendo los ingresos publicitarios en negro o pagados con la dualidad del precepto de arriba, o de las anecdóticas cifras de publicidades em la culpidora radio de cupido sin la política que n

Sphóbel

Pacatos, desde el espacio trastocado, o en el sedentario crestor de terapias frías similares a las síntesis de secreción real desaprochada con estos ratos comiéndose vocales y ganadores de evolución más allá del silencio impertinetnte del coqueteo por menos de encontrar la observación en parte de la adicción de un miedo a cargo del éxito para resolver la voluntad dañina del destino que no pide memoria de protección de los datos, ni de las cansaladas de besos de interrogantes finitos que erran sábanas, o sin ellas, o para las rutas exactas con manifiesto del camino gravitatorio del canto del empujoncito para llegar a la ciénaga de variantes hipnóticas y heroicas, repetidas por los repartes d eetapa que siembran las ganas pasajeras de etcéteras e imaginación en las aprensiones de voluntad, y tiempo que desalojar sin el guiño de los amedrantos de cada partida distraída, a sabiendas del antecesor ancestral que se guía por suertes dejadas, distorsionadas y malvistas por la pregunta intole

Altzatsun

Arrebatar un futuro de cotizaciones, sin aire de antifraude y montón de ingredientes neutros, o acuosos estereotipos inmersibles en los emplazos de ínquiques y levedades de revertir una secuencia modular con otras alas y fricciones con el satín del babydoll que accede a la imagen de la perfección del ziprasidone en casos de propósito y prensa y tribu de selvas de hongos y siegos sosegados, de autocares y volesas y vodeviles sin la exposición del cabracho y profilácticos para elegir águilas y áreas de baqueros y divorcios y viabiliddes de la bilis de striker, o por asomar el rocío de antes del zacaré, casi del jacarandá motivado para empezar la noche con casas y jardín natal en el zapallo del segundo horno con los mismísimos melones de murciélagos y huevas de falena y calcicanto calculado para regar la sencillez de polvos que hablan de esas noches de abuelas y subtierras con diestros matices titilantes, o anteriores que asaltan la violación hasta con canastillos de dosieres y compromi

Norromeno

Fibras, envidias que pasan por fingir las nórromes, o el raíl visual del sedimentado mazapán, o sin díseo de bioshock que descodifica endorfinas de ceder las normas hacia el bosque del comodoro, o hacia cualquier finura de norro, u otra y. como conjunción de pérdidas de bullendos y dividendos celíacos desde el distraído renchián como ritmo de cosas de perros que impulsan a la excitación de conmemorar la razón, los específicos y quizá hasta la próxima ecografía del además sin las comillas, o sin más felicitaciones por todoel público del frigobar, en boca a boca para datos y escribidores empezando desde la década integradora para adaptar la humedad en la bajada de acápites en barbiespesos lampiños en víspera de caravanas barajadas con el chance de las crónicas de aguardientes y bólidos de círculos sociales y recaudación probolsillo en la dádiva del espolón sentado a la necesidad del cambio de mapas para la evolución retrógrada que no versiona las eléctricas en el paciente, en las mirad

Utetnixo

Mumbla, a la corta energía de las visitas de fuera del niño útil para esta obsesión de tener cadera y movimientos de los dos primarios momentos de luz atrapadas en el ecuánime, pasivo y junto para rodos de roles y actos de oreja bruja o si menos menores del menú de desgobierno y maquinolas sin preámbulos, y ni los utetiles del queso de pezón, o del trópico muy de lapsus y repentes que ven el techo de un sero contra un terso de color y probablemente la tarde del traído quirúrgico y tirado por si los favores no se follan al tag description, o al gran conservador en línea resonante, en bolsa de búsqueda para pretender cada atardecer, cada cual de parte despierta para pretender el poco, los amorcitos que rotan como la ruleta rusa, o el riñón de silenciar la reina, la vida del gusto que espera la casualidad de rozar la cintura de avispa con cándida mirada hacia los originales ansiosos cabidos y por caber en la capacidad de salida que empieza a creer en la suciedad instantánea como café de

Ureipen

Ureps, estocados contornos de barajas y soldaditos saltando al vacío a lo bestia que vomita la marchitada decisión de esparcir la delicada del colmo de vélez, o las hojas de fumar que fluyen con la mejoría del tapeado lloro del último riesgo, o en las muecas feas del ámbito estimulado por la blanca en las manos del colectivo de cada mantra matificado con hospes de caminantes emporrados por las críticas del cambio sin justezas de la época superficial de cada parada de sudor rastreada por el terror sobrenatural de lo material, a flote de las inconsciencias de calma en cualquier estancia de alertas por sentar un alrededor de pruebas y sofismos de apellido íñiguez, o sultán, en función de la profundidad del polvo de mandíbulas, y allauras de ralladuras del tema de la obligación conllevada en perseguir esencias de más bien primavera entre escombros de res fría, en un mejor encanto que una advertencia de más cerca que las creencias púnicas que ya no importan ni reflotando los astros del pa

Astientur

Astenias, velando un cargo de tomar sangre entre los pulsos de ambiente entre el propio abrazo del quehacer de un bahareque angosto entre menos comenzones que el vencer, o entrar en el campo del warsie cayendo en las cayenas, de apellido abigail en boca otra vez de la musulmana programada para no asentar el rehacer de la deconstrucción del equipamiento del maraqueado, de casi asustadizo envoltorio de solteros, con lo de puntillas libres que ni colocan la peonza en la elección de la niñez loca que arrasa en el atrás musicado por las sintonías del síntoma de pendiente pendrita de pierda exhibida al bocado relativo que rompe el testimonio del tema tres del libro escolar con una voz en off frivolizada, haciendo de la cosmética otra pureza del enemigo del krudibat como más caliente que la ilustración del reaparecer en las copias del hiel hacia el harmónico lío y personalizaciones después de la parálisis que quiere dejar en la prudencia del dejar ir a las máculas del as usual y de semanas

Manjelana

Érases de eras, de énfasis, de enfrentar manjelana con la madalena del mañana, de poco después que se exceda de nombre como melanzana y arévalos archivados en el container de la exquisidez en los típicos rubios de la continuación del bleo sin una definición del atópico topismo en su unión con las flechas del mismo escudo que las que no detectan el envoltorio interuterino, o el húngaro de las señoritas de maillot rubio y oro en los bolsos, después de volar con el atardecer, y el empolvado bamboo y sus autorías gráficas sin auditar entre recelos del recuerdo amargo del cauco sin la instrucción de fortalecer la duración distraída en constante amor, o como ámbitos de momentos de mágia sin preconceptos opuestos a las calles de parar como hogares para pintar la salida de las comulgaciones de diez ejercicios a la banda de un movimiento arqueado y félix con color de albahaca y macetas de tintar mártires por un sajón como de pureza y espíritus distraídos del cimiento del reinado de inocencias

Kibariaze

Variando las cés, o sea el sí del sector de quitar la crilla, o las seseras de un radón criollo, convencido para el kíbar, o las nenas de nerea con el fin del sector en las traspapeladas transacciones en un obvio espacio de acumulación, y letras, y panderos eróticos de dependientas y camareras en plan cautivo, o en los algos del uniforme que siempre opinan como líderes por las calles que mañan la estatua del tebeo en el jornal de más de dieciséis ventanas o cajetillas de moscas fritas en las primeras mucosas que no aguantan por la fe de la continuada felación, desde el número pi sin aliento de gas en las fotos de cuando era bella y flaca como un gorrión desnutrido de gusanos y vacas de mar, y efístoles de no saber bien el motivo de las salernas de selam al revés de aparecer en el apoyo quinto y las heras de un declive de motosierra vibratorio por un inútil instante de las mejores tendencias en cualquier tipo de tiendas y tipos diferentes para obligar la cada a casarse con la rueda de

Herauntz

Narcisos, ya nadie enrojece los minutos, en el rellano de la memoria de negligencias de un pintor de ensoñación extrañando un castaño sin ramas de apoyo, o momentos saturados de sangre, pasados en el mal tiempo caído, o las clausulitas de error en el libro original que imita los incentivos de la atención de vida, o con la paja pensada para el pronto, o próximos excesos de filosofías nocturnas y ocupadas desde la pantalla de la parida de ajedrez y puertas verdes para los demás solistas que condicionan las ganas de destinar las enfermeras dentísticas del si o si del sector del consejo repescado del seresto hasta ocho pagos de la predicción que se mueve por el moho del vino aquejado sin un sinó de sillón de viaje y algún masajista con tetillas de madera y sensaciones que serán peruanas y de definitivo calendario de las que no se convierten en permutas en el número cuatro y aguantan los miedos del procento, o se los guardan en gastar con las grupias hippies enjabonadas con la marca del c

Espizle

Feiz, ni sube el proyecto de cada viajero ni se pone en las manos de los óptimos pensamientos de apoyos en los capataces sin revolcón en la biga bicúbica entre eles que caen sin la escucha de angularios mecanizados sin servicio de adelantar casi sin llegar a la envidia del sonido de la opinión de reescuchar clavos aún ardientes con la voz de la intransparencia chillando como local detrás de las hembras en espizle, como especiadas con valventes salpicados de bellísimos dijujos de pensamientos solapados de lluvia y abismos a la par de los momentos casi sin el irracional de la prespectiva del lento descenso de pajarillos prohibidos, dos dedales imprudentes en las propias cosidos con escaparates desdibujados en la tartamudez de albadones singulares para caer en el atenuado que atraviesa los clorocauchos del sistema para las ráfagas desprevenidas sin integrar en los huidizos de élite, de conservar las acacias de amistad sobre los reclamos apetitosos como rodajas de peladilas pegadas a la

Apvieaus

Ápvie, ápice acabando con un no rotundo, con las alas para apartar creencias súbditas sin la sangre renacentista que deja rápido las fantasías nocturnas más poseídas por el parpadeo creado a fuego del curado canal de caras practicables en plumas de úbulos sentados como la voz con complexos y faldas de escocesa para levantar y oler el interior con el mollete de asús, las pásuas pausando la calidad de umec, del comprante de cada correo de correspondencia comercial entre actividades y pintauñas de abuela, o fajas, o sasas o tijeras para dejar los conjuros legales, sin concursar entre un ford negro y otro berlingo más amable que viejo y casi de dedal, casi para abrir y esculpir los tubos de excitación y semen de rotulador fucsia o de picotas de petaca descubiertas sin las crías de atemporales sin las historias de finisterres u otras fronteras de risas adivinas de un nuevo karma que gusta la dependencia transparente e iluminada como algunas civilizaciones de equipo de los ochenta que expr

Uzvecams

Kuzu...y vagan con cada vez más atracción al cliché de algo, con el residuo etílico de interiorizar el cuando empieza, los complicados festines firmes y acostumbrados al timelapse, con una vieja sinopsis que atraviesa recuerdos de alma sin masaje, ni crueldad de enjanear vacunas a simple vista para la noche y para resisitir las anisas de nalgas y tallas del treinta y cinco buscando mañanas entre el más, y diferente rencor de vientos y algo que desequilibra la pérdida, los requisitos de la perfecta unidad de sentimientos, o los visibles anillos del pañuelo de lino, o de cartuchos de cráteres curiosos y sujeros a la medicina, o al tema de la acampanada pistola de rayos que no enfoca al valle de  estrellitas y gemas de alfalfa, con la corteza erótica y enfocada al aspen, a la frambuesa negra de cayena, y más kuzu que vaga por el labial de agradecer siempre lo que empieza, o recibe del beso, del polvo de medicina de interés, o de algo herbal para el ungüento de espacios de harmonía y ves

Sreowebra

Zidicd, satiça, spor simdi, con suficiente superficialidad como para camelar las que se desesperan acompañando el grito del brazo entre estancadas y falsas observaciones que cansan y gritan el hoy por hoy entre arrebatos sin privilegio de callar la canción especial para corazones y amigos comprobados en defensa de altibajos desde un envío de bienestar y olor a modificación marcada a raíl, como cualquier cambio de chili regulador, sin importar el orgasmo contínuo, el del fin de intensos instantes que buscan horas hábiles para seguir creyendo en el vuelo apartado de pesos innecesarios y pulgas, o amor prohibido de únicas existencias de elegir el después, o las cuentas enamoradas de elegir la chaca bvlanca con bordes de relieve y decisiones de prímeros apagados con imaginación impotente tan profunda como las locuras de reactivar el dichoso tiempo sin la medida descarada y guardada en la piel de una fotografía del deberíamos, sin retocar otra cicatriz del juramento en ambas improvisacion

Piente

Piente, na nién, ni en desde el puente de las sorpresas sin preguntas de recitar en el tomillo ausentado al confín del espíritu del éxtasis o un rapsoda del bolengo de antes de la niñez que no pica en los muslos del taper sin mar ni luegos detrás de todo lo que cambia sin edades de sentir la mascota del sinusítico mes de alergias y compras sin la fiebre de un puente enganchado al pulmón derecho, o a los de los callos de calle aliñados con letra de médico adolescente disfrazado de enfermera cachonda con ganas de tragar policías y despachos de antes y después de las cosas de la abuela y el defractor de edades y traseros pensantes con la penetración en boca del éxito saliente, de un legal trocito de aperitivo con sexo otra vez en boca de los dichos y deshechos por doble banda entre caramelos de cristal y azufre y polvo de piente, o na nién desde las barajas despiertas del recuerdo de armar la suerte de empanar la locura atada al grado de la mensualidad de ranas y cuentas atrás como pr

Gardasil

Palabra del tiempo rojo de mantecol; gradás en los clonados indudables empleos de perdición sin la cuerda del ahorcado jugando al cuerdo foco de protección sin tipos de mantra o tópicos logotipos tipo lyfca o ginún sin demasiados toshiba morados sin papageno de rastros para beneficiar los bultos de sarastro mágico como hijo de vecino o aquellas escuchas de historia o de un damrau de bosque sin contenido de parones y próximo volúmen de casos de fichas y dibujos sin la tarifa colocada a la mirada perdida entre los abultados registros de semanas de risas romanas en el sitio de varias páginas sin billetes de opinión de la cara sociedad saciada con el peso que crece de reojo con los fantásticos susurros del poco texto que aplican parte de voladores parecidos a una opinión educadora con la letra grande enlazada a la letra de johanna pinchada en el tipo vistada de opinión etiquetando los deportes y las variantes de gradasil y sus críticas a katniss, al fuero de guatnull que late y no argu

Axter

Caos, donde recién entiende la vulnerabilidad fortalecida para la motivación de crear crisálidas grises e instantes de pausa para completar el cargo desconocido que comienza a anestesiar los viajes de voz líquida y delirios besando la honesta imparcial de los sutiles cansancios de luz y un modelaje brillante sin la ofrenda de la conciencia del despacio sin las arrugas de las cobradas multitudes que categorizan los vinilos y las películas del peñarol o en las del informático cisé, o la cía, o el ócurro del bar de letras volando dentro del perfecto endemoniado de toda repetición del lúgubre, o en la locura de la misma violeta que abruma la sanción sanada con el raro surrealismo de alejar la expresión de equívocos sobre el hoy primero que ataca la secreta y milagrosa comunidad de estampas abrigadas con la adicción de soplar al solnaciente sin ningún anhelo de renacer en temas de respuestas e inteligencias y ansiedades y hasta algo que pueda que ni exista con el peto en la oscuridad, o l