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Mostrando entradas de mayo, 2022

Fornyland

El sexto, como casi no aprieta el curioso origen del serio orden divagado del discurso de la vocación del juicio del miedo, que prefiere la huída desde la experiencia de los cables sin planteamiento de las ganas de hacer maestros, con una simple conjunción de prioridades y pedazos de sujeción de la cola de pequeña intrusión del mal recuerdo de menos impaciencias de ocupación apartada por otra oportunidad real de amor para potenciar ataduras sin formar parte del cambio social  y real, discriminando cualquier asociación de enmedio que siempre rechaza el último día, las últimas enamoradizas esencias del viento, de las nalgas en la cara, con la bombacha hablando del olor de la vejez, y la fornicación pendiente del despertador, de la fantasía, del dulce, de aquella dejadez por miedo, balbuceando el historial de inertes sexos, como de piedra y palos y desconfianzas ante todo el mundo, ante hiedras y desguaces que no quieren estimbres ni cimbreles ni risas acortejadas acomplejadas por las don

Lo quiero para ayer

Más bien la quiero para no sé cuando; para el próximo polvo, para el próximo jardín, para el próximo recuerdo infinito, que nunca acabe el soñar una vida agradecida, pero llena de tumbos y repicadas de trileros y cumparsitas erróneas queriendo las cronologías en plan largas salidas a lares sin experiencia de potestades y ocupaciones para traducir esta locura de vacíos, enganchados a la cultureta de lamer el satín standard, y tipos de fetén en tres minutos de nervios y monolitos con algo de judo domado para presentar cualquier latitud y equilibrio para no volver a caer a cualquier repetición existida con el ritmo de creatividad para rellenar con años de startups y comedia alta y prolongadas bebidas de gemidos con pizarritas a seis manos y guiones para ñiños, para el puro conjunto de ensayos para encontrar el sentido de un todo, tirando de pausas, y filosofías para el futuro flagelado con cada sensación de crear las que tiran del mediterráneo alternativo en un canal underground sin un es

Castoreum

Castóreo, vánila en las nubes del fiel parquímetro de glándulas y turnos para trabajar el equilibrio emocional sin las fechas para patas entrando a la distancia de la inversa del akelarre de singlers, en las panas de la cabina sin la aroma caliente del descatálogo de la osneopatía de un tipo de tiempo y feromona y alga para acallar los miedos de las búsquedas de bosques y lagos y mujeres y pajareras de lanel, de láser y papaveina excluída de los sueños aislados y el olor a leche de la estrella de la fama, y más agencias de briefing disruptivo de los furnos y artes y hurtos que vuelven de viviry cerrar la emoción de un capítulo grande para depender del auditado y las naranjas encajonadas con la cordura de la cámara oculta, y terceras sobresosis de chocolate y series y novias en galería, de otra vida entera para encontrar el urdanor de lo que no pregunta en primera persona y ni pide la magia de estar en el susurro, a nómina de la disección del castor para otro ensayo en la sala de colabo

La viruela del mono

Orthopox, visión, brotes, papiloma, papalopoulos y marcas del pus, de aquellas ampollas bebibles de bíblias y otropedias y máculas moradas sin el destiempo de desquitar si son cicatrices de animal, o de un mayúsculo inmonio inundado de acarraquias y semen y monolitos y miles de contagios contados por quilómetros de habitantes en los que operan también cosquillas y granos y picores rascadas con tres  rascapupas y dos ojeras para dar la bienvenida a un edén ciego, aprobado por el compromiso sordo, con voz fetén y el suerum oscarizando la traducción del carro con microondas para reír y electrocutar la galleta y los de masitegui y mascones del guiso sin cristinas y lanzas de carreras y gilés, y excusas para no rematar con el control de la bandeja en las cuatro caras del atrayón contra la calidad, con enquina de lujo y facilidades que se devuelven replanteamientos en aquellas jugadas de cajón y giros que no quieren morir sin un plan de tejemanejes y cuerpos y viruelas ubicadas en un muslo a

Garrodo

Rototolo, gar de nir, que ni se acuerda del lovú, del concepto mensajes en la búsqueda del garrafal que no llega, como cuando en los años de persona individual en la última tirada de tejos con miraditas y desapegos del chupete y las tetas y la beta que cuesta que baje como el colocón del armizú garcía elórtegui que colecciona la vasquez de azúcar y duques como séptimos medievales estresados, y aquellos que no saben quien son ni que hacen resistiendo las pavadas del doko, con indie rock y orgasmos para empotrar y retoños enmelados como para endulzar la hermandad del cosmos con la parte de la miel de la alcarria, de anticipié arreglado con la cubierta débil, sensible, que salta con las fases del paratotó en rumba, guate, ampollas y más biografías para promocionar tipos de egos por la voz de las siete semanas, o las antenas anómalas como algún cambio de información y servicios que ilidian la recopilación del lenguaje que adelanta la afinidad de cada divergencia y cada esápide que pide que

Másindel

Lednisam, más crostas acartonadas entre lados de la caja y la tos, y la cama hecha como en mustumi, y los lares del mustio músico y los lados del paralelepípodo, que no va de planos paralelos de seis caras, ni de agotamiento invernal, ni xuxuts ni ganas de independizar los veranos, los recuerdos apartados de calle entre lo que no quedará y aquello de más, ni del si sobrarán puntos arrancados de cicatrices y diatrices y dictados con escollos y embollos y reparos para entrar en calor con brandy y vino dulcey algo de tararear los cables que no conectan bien con el fierro neuronal, con las trampillas de las vísceras y las premoniciones que hablan del picor del pivot del sobaco y de las partes del próximo baile que imita el jadeo loco de una garza hacia el leviatán de manantial del rasgo del zodíaco controvertido con el pasatiempo del changpao como fíturing de enciclopedia de la espasticidad por la venustrafobia que sobrepasa por comunicar el olor a frito, a aceite y a etopósido hincado con

Tricigeb

Trece bleas embaldosadas con caramelo y muscilán más algún que otro tipo de cemento y pululús y el favor de comer el alacrán y envenenar con las quelitas y el bitiempo y aquella sensación de descifrar la sensatez de esclavo y rupia con la dejadez condescendiente como en el glifo cerrando etiquetas de enfoques y magias de la vida del triciclo, y de todas las otras que gruñen pidiendo caprichos y más mareas y pompis y rúfugas y camareras para que traigan cachorrillos en condición de músugas y aspectos variables y créditos y aspersores y áspergers y la acción de la imaginativa palabra del frenesí de las auroras boreales y de la mosca en los comensales de la silla propiciada por precipitar precipicios y mala praxis en las ideas de sobornar altas etapas con sueño y algo de lealdades inventadas por la malformación de la vida difícil y sobrecogida por algo que no tira, que no avienta con el freno del excusatto de que todo habrá sido un error de cálculo, sin la precisión de estómago y estrógen

Hacsau

Hasnesgan, nessen en el no sé, ni si querrá ser la carroña, los restos de comodidad que aúllan por los trozos de hiel, y las repeticiones del giravuelo con cotonetes y nubes de citronella y el gabán, y otro trozo de mantecol que aparece para untar el delirio y entrar, y salir a saludar, a marcar otro cerebro humano a la plancha entre caladas marrones y copias que caen redondas de la pronta entre espejismos y galgos y porongas de aquél pez mordedor de todo, y los complejos miradores de hacsau, y los desodorantes antitranspirables y las gaseosas y los últimos me dice y los próximos me dirá que no, que se hará la difícil, la isquemia de espaldas, entregando la sangre al meloso soslayo de la manduca entre aperitivo y margaritas de Pascualina y vistas atrás con la arenilla de la posición fetal y los toros platicando sobre el plano del otro lado del charco, o de las voces sin sentido chupando el diazepam por si vuelve a pasar el caramelo y se queda agarrando el feto envuelto en una mortaja y