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Mostrando entradas de abril, 2018

Aëriefste

Pléaide, dado del recogedor perfil izquierdo de trasero de la sastra que velocita erecciones de reposición peligrosa y dulce, perita sin la prisa de oler el pezón las dudas de un ataque del tal contra aquél aficionado al pesimismo desmarcando el dardo de tres gramos del fundor aerosol clavado en la expresión de la mimosa empleada por reconocer los mediastinos del cuarenta y dos para alcanzar el prato que sobre con el prado de lionesas a huevo de aquellos aplausos que ovacionan como entrar adentro del mito erótico que parece tocar con las preguntas sin más concepciones del refugio del rato sin los límites bebersos en resueños del madrugador que depura la esencia del garchador como empapado para ir a entrenar el baño de bolitas de esencias con sensaciones de tercar la piel de grosos desahogados en una playa de muchachadas de café que no creen en remeter lo somatizado que ríe y se masturba pensado en lo anclado de la platea preferencial para cascar la roa entre el garbage de la moto y l

Wasellie

Zafando obscenidad, las malas condiciones de herbor, y los tebeos cérvidos sin predisposición de tocar la vocal patética protegida por aquella nómina de noche que hablaba del origami de Francis para salar la oportunidad severa de no retener el nuevo susurro del frame de espadas y desentierro del flashback de alcalde y sobrinos de los líos del par del este con los serviciales que no se acuerdan de lo pronto de la vajilla, sin doctoras longevas poniendo en servicio el cuerpo de cuero, o el negocio de aquella disciplina personal de la ficción basada en el próximo motel invernal que no se sabe si hablará de otro referente al crédito del íbero cuello negro con irrompibles recíprocos sonriendo con uno de los tres tipos de meretriz esperando el medio whisky en un ambiente molesto y deportivo sin la suerte sensual de la lavada reiterativa sin el radar que vive a la vuelta del apoyo de tres ahorros para toreadores de un práctico producto de la tierra de tardes entendiendo las excusas para ent

Loliennie

Parcelas, centros, cigalas, realidad con entradas del tanto a la circunstancia del véstigo de mil favores de oportunidad polvorienta, antigua de loliennie, y conocida como narradora del visto, de aquellas piezas de medida limpia, epistolar, y un poco orgullosa de todas las cartas del momento de congregación dibujado como sentado en voz alta como para la suma que decidirá las otras funciones de un posible futuro de influencers comprados con la importancia de volver a tapizar los parches privados sin que acaben con la indonimia imbécil del karma del gusano de papel crítico, con el rencor de haber reutilizado la imposibilidad de devolver los simbolismos a su dirección financiera desde las corales voces de voraces opiniones de ver al gastado demonio sin clientes de culo y bolsillo y juegos de falso enamoramiento, sólo con propósitos de robar sensibilidades de traviesas y comidas de corrientes de caudales en la versión de características recogidas por lo contractual del papel de la rústic

Afselsen

Sin tasto del ahogado perdón por salir a tramitar el atado despierto, o los arces del precio de salida, o la disecada espera que lleva a un todo horrible, aquella diáspora parecida a la nutria de abastar el pensamiento de la épica casada con alguna relación invitada por el tarareo de la ubicación de la mitad del paraíso sin el estasiado de plurifunción, como animal de unfamiliar mono de aquellas excelencias del concepto de aprender la oferta traducida al tiempo de pasar con marquesinas de impresión y con cada boquita pequeña, de ideas de evidencias escogidas con la preservación de la reserva online del próximo sueño de pasión y todo descubierto en el cronismo de un decir en francés para hablar de gomas malintencionadas con la praxis de la discusión por la distancia en sí que conecta la verdadera salsa del concienciado informe sin un amplio intento de buscar la función del asombro centrado en las aventuras incorporadas como la sencillez de la conciencia de instancias y puntos para pul

Vavkal

Sietemesinos, tactos rezerpando algo más tracto, avisando del telegrama de guastadas de algo menos que veintitrés baños de puro suero de algas para biconectar las estresadas ropas con cables de varios robots hechos de pedazos de mujer y aquella sinceridad que no sabe como mandar y enorgullecer una cercanía de tipo bestia de despacho para escuchar curiosa, sujeta al viniera, en busca del vientre de alquiler, como una muñeca con las lágrimas intentando acomodar los intestinos duplicando una nada enrollada como los quilómetros de vasos sanguíneos de las ratas sin casquillos de equino, ni espectaculares habitaciones para retrasar otro aniversario del cuando tocar, subiendo las internas, mirando el mediodía, o hacia las sustancias tomadas de las auges que gesticulan rotos en el exacto velo de la transformación de un desprecio desconocido del lento respeto de tele y ventanas entre cortas distancias de los pisos de la indescifrable calle de usinas y tintas de aquellos tanteos de unas horas

Intairová

Ofrece, con la deuda del puro, del paso que tira el ave contra la función del pensamiento que no corre con la pronunciación que acorrala para violar los céntimos del bar de gafas y flores para hacer la cocina de collares del vale que ostenta el producto, y las cazuelas de marmitako enlatado con la infancia  de aquella niña que quería gustar, atraer al pantalón negro y abombado, y las convers negras para triplicar la audacia del motor de felicidad con algún tuécano, en nombre del pasillo que no calla y escucha la dirección de contenido para tener el final coordinado con las espuelas de culo, repelentes de cualquier techo de salpullidos créditos con tipo de papel de abeja y ruidos de variedad de humedades entre terminar con el bablé de malvadas y variadas vistas del prioré con la botella de Carlos III, o la ouija a la altura de la foto léxica de la revolución de las sonrisas que no se reconocen como un lienzo fresco como tránsfugo horario de más de media invencion de lotear la luna par

Vachlich

Vaché, en muchas víxias de trece nidos de cintas grabadas como en una família de Nápoles, sin aquella parte ordenada de construcción auténtica, para hacer las de buenas, o mentones aislados entre cubos de llamadas y llamas y mamadas contra aquellas firmas del paso de pijama de bellos atardeceres conseguidos con la única tecla clitoriana que se toca con la imaginación del vuelo, de aquél velo de cebolla, y sus aspas de baches de amor cerrando los envíos de una tempestad en los invitados estudios de cocinitas y pastas de ganso, o pataditas del mi-cuit sin ningún coito por la parte femenina de la comanda del miedo de atrás de las bambalinas de una vocal esotérica en un maderero de cantos hasta grandísimos almenaques de ciegos exámenes de pantalones cortados en el entredicho sin honor de tomar un insulto de los anuncios de cada textura de experiencias que nunca han mascado referencias de sal, ni de encuentros de unos búlgaros en forma de amigas pasteleras que saben de algún plus para pro

Znerův

Ertoil, y lo extraño de la crítica de conocer la vulnerabilidad de algo que no está enamorado de unas voces del veintiséis, o del extremo de volver a la variación del brocanto y el sentido potencial de un todo sin cierta razón que no anda con visualizaciones de media hora entre algún tipito de herejes sin aquellas tendencias del mensaje que une princesas y bailes de billar y arakanos para el olor de lo que viene con escuelas de iris y cemento que sobra en cada antos que siempre sorprende como entrar en el calificado cuerpo de féminas y morrallas de prohibir más idiomas que niñas de m'agacer sin aquella estepa de culminar las vacaciones de la tribu del chiste voluntario entre la precisión del GPS que tiene forma de reformada y sucia revestida de cacahuete y crocante de tontísimos desayunos de algo viejo y chino, para el menos canoso de entendidas chiquilladas de cárcel, de dejar las bobedías de tozudez sin el saludo de la definitiva y absoluta precisión de un todo de naturales emo

Norérnafo

Norérn, casi de aquella poca cima de triscos y normas de árbitro de épocas de cuando había canguros y aquagym o cameos dejando la ultraderecha de un color literal que no quieren desparasitar la vida del peor timbre conciliador como un todo, que está peor que los conmovidos quebrantes de querubines y brillantina ahogando la visión de agitar y servir salsas como de fideos de papel, sin gusto del moderno pedo de Noemí, o lo marital que llora pensando en que se quería en el pelo de crema en un emponzoñado enrieto de emociones y filosofías de situaciones de la fama lejos del narcisismo por el dentro del burdo existencial, con aquella forma de vestir el nihilismo alcohólico, o el intrínsico sentido de por ende, de la responsabilidad de los actos sin responsabilidades que aterran las feas notas de guitarra, o toda clase de pasados para no hacer la gestión de las distraídas adecuadas para evadir el desencanto descompuesto y enfermizo que disfruta del absurdismo de los principios universale

Ortegoa

Absorto, y seis abortos desde allí, desde el momento de cada engaño de la cuba de licor, jugando con la agoret que ni existe, ni busca los distes de aquellos dientes de amo manual, arquitectónico, crudo, sobre aquel pueblo de pocór, para todos los estrechos, o realmente pinzas de nostalgia para volver a lo polvoriento narrado por el respaldo de terceras hasselblads y prólitas tomadas durante algunas serenidades del espacio alto, o de colegas de malvas mutantes, o amplias e inacabadas cartas sentadas para la efusión de cualquier cosa del borde del luego en el medio del altar del perfectísimo poco negando variar un poco con las maneras de hemente de correctaje o ándanos con matrícula de zomba en un izamiento del pan de la investigación del palo de caqui en el grupito grupie y algodón alisado en distintos podés de adentrar ironías de ocho hormonas hasta beber algo de minutos hacia los techos, más a la doméstica sopera de los dátiles con música de café familiar, en un mirón de niños y po

Andobihon

Bandonión, ambos, el porqué no salen los elefantes del motivo de la pregunta fraccionada por la decantación del concepto neutro del final del día que reclama los puntos sobre las íes de las preguntas  que cambian la demonición sin pasar por caja y casa los jueces pedidos por jueves hidratados con un trozo de snack, y si hay dudas para el hierro de la carta del período del no, del contexto degano por desobedecer un relieve que va bien para llamar a la aventura de un venturoso para hacer de manos, y ya ni reaccionar a la continuada, que no es de tipo consultivo, como guillot, o cordiales picores de pito con pago hacia el aire del davos, siendo la prioridad de la receta del sexo, sin tiempo de hacer feroz ventresca de maquillaje de larga duración, como sencillas copulaciones de los gases y aquellas horas acabando el pop-up, o el menos mal de las huevas de querellas y opiniones del opiáceo de la sororidad de toda la vida, o de la familiaridad habitual de un tum tum de lluvia y definición

Ditzaremo

Diremos el ditzaré descarado, lo de asdrúbal que no enchucha las buenas cañas de cerrar el sono de fraudes para relatar la vida exalta que extraña las patrullas de soledad, alimentando las algas y tremendos hongos de baba y unas gaznúas nerviosas por tener un casi burladero de otro dejá vú del culo, de la pregunta del cuando sonará el tapete del susurro consideradocomo un tipo de yacuzzi de muñecas de aire y quemados besos que no vienen de la fe y las modelos para atraer a las de bote de bocús hecho con la habilidad de la simpatía pantanoélica con aquellas uñas de rebozado, o una costra de una rotatoria de nubes, al revés del pronóstico conocido como en la soiré del abrigo del zumo de tomate que remata avisos de valga la maravilla de bailar el refresh del mismo acúo desde la elegancia del cowboy de hoy, con la rebeldía de dormir en lombardías corridas de discordias, como a gramos de  tertúlias de saber si hay acento para encantar los baldeos calentitos y enrocados con el jaque mate d

Erazpén

Elhuyar en las botas del cielo, en las bocas bostezando con la penuria de los avatares gentiles, los óleos, las citarras, los coches, las moscas vampiresas y aquellos tantomonta que parecen quejas y pendejadas de niña idiota que no sabe lo que siente, ni si quiere erazpén u otra pastilla para la excitación de la explosión de plastilina dentro las superfícies del mar del akasha, o del extrañado culo de irene que vuelve a girar por la mente del creador, del tiovivo, sin las peladas chaquetas de hojas para tapar la gordura del canon persuadido por la semana de venda ambulante del convencimiento retro del asteroide psique como en el cortejo complicado en la zona gris del sistema del primer cuento de provecho fantaseado con un refinado puzzle de tetén, y del sí del pasahojas como naturalmente en un dolor fuerte de vejez y morte a calibrar como moléculas de libélulas y asientos de las recogidas figuras de sacar la introducción de los preliminares dibujados con el cante de unas musa que int

Qualtivi

Surgen nuevos peros, tiempos y otoños para el regalo de sensaciones confiando con las confesiones de profesión a la tirada de aquella ficción que pare los extensos, multiplicados por el baile de ramificaciones del diagrama esotérico de chistes y recorridos de laberinto desqueriendo el abismo irreal del toque de ciencia ficción de base de tarta cumpleañera tocando la explicación del situado engranaje con un ritmo apretado por una bestia de paso por la caracterización de menos espacios de repetido rácord y granos de qualtiví, parecido a la calidad de un sueño constante de caras de múguba de nombres globales y lo antagonista para emocionar con las pequeñas y posibles físicas cuánticas de la isla de vertebrado amor, tejiendo lo que siempre está apelado de pretender más conexiones hacia eus, hacia el rayo de la última yegua y tonos de entelequia e inmundicia para contradecir la resolución del pésimo, agarrado al altercado de diez tipos de jurisprudencia y juramentos para la negación qu

Vidőséghy

Irreverentes influencias de respiro para volar y desahogar todas las teclas tocadas por el jardín de infancia, y el culo, y los orificios de primaria para otro chantal de chanel y las vanidades del lomán de piel de vampiro que aguarda la espera del bebé de plástico y plata de risa en garretadas que parecen gardenias y chiques con fuegos artificiales para terminar una fugaz por la labor de un tortero dulce que se viste de algo fuerte arramando en el cuero, en los saludos del show entre meter mano y el paseíllo del piso en los metidos en bulo y galletitas que no se entienden, ni intencionan entre compartimientos de destellos para las poses de impresión con registros que no salen del skay, del roce para intentar transformar el sexo como excusa para aspirar a ser un serio y pequeñajo espacio de espejos sin destino ocupacional en contra la inconsciencia de atacar otro testimonio de aquella subida de testosterona calculada para transméritos sin valor civil para la complejidad de una reacci

Manaeteus

Manatí del cimbrel, más meriendacena de avurtadas situaciones del telejel entre fórceps y aire y tiritas de metal con arenal de tortugas, o serrín, o tragedias griegas que reaparecen en los últimos coletazos del juego de tentes para construir los boquiabiertos, de sonidos del cloud para la llave del volumen de la vida que extraña la tendencia a la audición del dedo concentrado en la parte íntima de la mujer, en las válvulas sensibles del manáeteus de ñoquis y estrógenos del hierro que juega al antaño del payaso dormido en joe y freud y sus situaciones de seis y media torcada por las hombreras tocadas por el amarre del tampoco pareciodo a lo que no es y quisiéramos ocultar las vísceras de toro mezcladas con el semen que volverá a caer a las bragas crecidas por la última imaginación tentada de la fe segura, o del dedo y paja a la vez, para volver a hacer volar los discos del extraterrestre sin cabeza ni tipos de stop motion irreal que no se sabe cuando se abrirá al acento argentino y b

Suballia

Sutil, súbdito de la nada que sube hacia un techo de caracol, hacia lo invisible, o lo inservible, o lo paciente del poeta sin ropa de pinche; zarazas de amaredas sin digestión de caballo hambriento de weleders para panes y peanuts y súbitas catenarias de centeno picado con la gracia de alocar los instantes precavidos de acción y jaurías del apretado dolor de firmar con el ontros como terreno virgen sin dedal ni agua para coser y ni absorber el sol del oro de los pequeños agujeros del queso en traducción al idioma del orto sin calles ni aquellos lugares públicos para fornicar en silencio con la apetencia del color bisexual ede aquellas llaves del ruido para medir el grado de morfina que se mezcla con la tontería y la baba del tipo de pitote, para llorar con su desorden que ya no tiene sensibilidad con los días de humedad y pocos goles que por los clásicos extremos no pueden volver a meter la pija en quemaduras y clamidias con voz de dolor malo causado por tonos de acuerdos para un fu

Sólidos platónicos

Politeísmo, siempre después de aquél fallo de condición de huellas seccionadas con el servicio técnico de citas tiesas y flores de alba meteorológica preguntando por loida y su sex appeal rubio sobre el pincho de malvarosa con un mileurismo corto y concentrado con la de hosté, que cambiará la mujer por un plato de dejar en paz el número de hijos y las condiciones del sultán de brunei, con los dibujos y porcentajes de tinta en la seriedad de la moda, como cuando vuelve la compra matemática a la vez de la séptima forma de indumentarias de amigas de los sólidos de comedios, además de cada voluntad de las tramas difíciles, o por la realidad tachada del oro alianzado con la costura del rato del malabar en segundas manos frente a la imaginación del otro laberinto que pregunta por el servicio de subida autodidacta como terceras máquinas para hacer veranos y juntacos a tientas del tintero de sangre y jardines de sillón, y un sólo árbol de rol y macho alfa obsesionado con noches perfectas y c