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Mostrando entradas de septiembre, 2012

Défeirvrirty

Detalles, libretas de esperanto, definiciones histéricas que centran la llegada y la amasada mano alterna del mote adulto, del visor de las ventajas de alrededor de las consecuencias apresadas por las contiendas supremas, cansinas, cantadas a tres vecos de un voluntario mariscal ateo a la demoledora adopción que llama como urgente, como peixe posterior al morisco, al cabo formado por huesos y maderas y el agotamiento de pistones blancos en los índices del reglamento, de la volaina para vestir y volar por las relaciones sin la importancia de análisis y engranajes del fabricante más propio al solsticio que a la identidad del watashi sin traducir de su cuarenta y seis popular entre cómos y preguntas cómicas, y fabricas complicadas de pedir reencarnaciones y saber que tocará después del aviso del tráfico de spam y bioguías de años indeseados y macarrones sabáticos y el paté de carne de trufa y fiestas para el festín de éxito ávido y respiración de conejo, artificial como el resurso emb

Virytutuyo

Tout, la basbusa, la mudanza del espanto, del espasmo que une la fragüa con el pañal del lázaro de juguete ladronando la acelerada ronquera del tiempo, de la que mira el furor por la afta que cuelga del aliento de la parola vallieja sin el sabor, sin la coma, sin la camomila del follow para luego jugar con el atrapa-pica desnudo, encomandado al reputo desde dragones gigantes y murciélagos y mantenimientos del susto por la caída hacia la exposición a la luz, a la gragea de archivos y átomos de miel y caramelillos de agua y coágulos de testarudas tazas de gripe y sudor de pus, de sudokus de vagancia sordomuda en el paso que manda por encima de la sorpresa, de la suspensión de la tonada sublime del tímpano, de la esquivada amarga que entierra como un idilio de incongruentes peldaños áridos y obsoletos manicomios del sexo acampado en otra bomba resonante de rosados de menta vislumbrando la atormentada real, sin más reglas que ajenan el ruido que desencadena con la atrofia de la reconcha

Demíutythgsiaca

Gésiacas y géisers del sirviente público como golzos cuantos en recompensa de los reniegos escritos que parpadean como otros diseños de los cuerpos imaginados sin brújula ni tiempos en relevo que desasosiegan los espoleos del cerrojo visto por último latido, por la valquiria de cortisona blindada por las larvas de pespuntes y radios de empeño y consuelo como hallando las aspas sobre el costado del testigo, del susurrado pétalo izquierdo, fenecido con la cúria de los historiadores de las místicas reacciones de inscripción desde las otras reuniones de barriadas con el plazo insuficiente para elegir el recorrido del transplante del riesgo de erecciones en auge que corroe por la capitación de la cordura, de la fe en movimientos de nuevo en una construcción suave, empalmada por las salitrinas de lejos, del cuarto siglo de antecesores y bits al paso de los momentos para empalagosos alisios de colorines y barcones picantes como decoloridos a seguir la escritura del papiro alemán bocetando

Stusi y unununu

Uno del primero, del estudio ununú que ya forma parte de la aceptada atea que necesita tetas y algo del gusto transexual hacia algas y peinetas de acantilados de horchata, de expresiones que no haceptan este vilo, este tiempo que pretente insatisfacer el famoso blues de abrazos orgásmicos y curiosos cultivos de lluvia y regresiones, y modificaciones desnudas en la femenina y perfecta dimensión sin los socios creativos que redactan otro epitafio nuevo para corrientes de luz, de semen para beber, para mitigar las recetas de cualquier nínfula con jadeos agonizantes, con tiros de plata y matinal inocencia sobre vagar en recuperar la estrella sin ningún tipo de presentes largados que se tercian en desmentir los intereses y las veces del desesperado sueño como ávido pretérito para atender la soledad con morfina y vestigios de cruces y euforia tránsfuga que doblan la humedad debilitada por la mendiga resaca de ojos sin síndrome acurrucado entre cuerpos muertos y rastros y recíprocas al de

Rioplolweoetetendse

Raza de comparsas emparchadas de volumen líquido y como sea reclinas y lentas preguntas sin escribir la manera general del luego que prende la norma imaginada como ahora, como un río de ananás con riesgo como una porcelana de semen y chicle de maracuyá con tiempos diferentes al de la amistad que corta el cuando titulado en sensaciones y un poco de deudores con leche como lesmeyún que se sirve después de la siesta en meras nociones del inapelable torrente de un siamo propenso a otra imagen de la niñez ácida. lejos de la chapa que no se guarda en la escasa piel de foca hamacada de un tirón extraño de preparación y el rumbo al virus de cada movimiento de escena, de cada seducción que roba en la sección de souvenirs y canciones de automática reputación y silencios y secuelas para apagar la gota que sigue en el amargo peso del territorio desinvitado por el desenredado placer de la erupción de otro melancólico del suponer que corre por el devuelto merecido, por la senda todavía transporta

Vestavertaño

Vetaverd y fuensanta, y rosas como fotos en el mismo absoluto, como la poca hambre del trastero de pinturas y días de otros vespertinos dolores en la mesa de operaciones de la pasta borrosa, sin flash ni otro shock de muerte, de algúnas rítmicas algas de otro último para compartir un dibujo rápido, acordado con la fuerte modificación no en un trocito de caballete de prespectiva con vitalidad y tres urgencias de tollos en un boceto para mover y desarrollar la palabra, la papa, la cadena de sexos que lubrica con un lago de chocolate sin ninguna novia nadando por la melosa diciendo año y pico o dos cotonetes de semen, de tocar el cobijo forzando el quiero del polvo eterno, a sombras del revoloteo de un dulce de entrepiernas y toques y verbos y cenizas de cénitos de éxtasis dulce con la campana sentada en el monólogo de ochos como reonas y tritones en el lado de los corchos, de relagos de látex pintados en la cúspide en desviashe de tres vueltas de baratijos sobre los gustos obligados a

Hefibano

Autopsia de boda y de orfídales y espadas y dadaísmos dificultados por la ultimada encendida con la vigilia sancionada o la ponderancia molturada, la zero, como un burócrata de tallas y deseos y códigos de salud en salazón, en el censo de ambivalencia y dirimiciones capaces y venidas del presionado perdedor terminal como culpable seguidor del otro tanto, de las cuadrillas u tercera edición del traje, del lecho a salarios, a productos puros, distales del tradicional herpes relleno de espionaje y acoso de las perlas del recodo desmigajado por los matares y alfombras de fresos y terciopelos y cruditésde razas y rebabas manchadas de hipertrofia asignada al común, u ocupante padrón de la periferia de hileras y sopas del hampa lavado con suero y éxodo de encage y guardabarros protector desde la posición del techo dormitorio de cuatro íbices y tragos del probable diplomático a caballo copn otro collar para acallar los susurros de la escopeta y rubísima sexual que no caminará hacia el billet

Cpoplloiuy

Cebo de nata, aereosol de lino y de deuda preescrita para saber el otro íntimo, la desesperación de la parafina, como la morfina del juego de la discapacidad, del glosario ambiental, del curioso orgullo de la nueva ruta hacia lo desconocido, hacia la papusa que rescatará silenciando la cáduca caricia en la calma, en la confirmada reserva del parón de cuentos y demases que caen como tropezones y fracasos de equivocaciones encaminadas hacia otro escroto de pubis de mujer medio abierto, mejorado, esperando la lubricación delas partes, de los madroños lánguidos parecidos al universo de las latas jartas de pianitos y viajes y pienso para sementales sin terceras fantasías para evocar al pulso amplio de trocitos de gusto y tacto y sentidos ambientales que marcan el aunque, el memé de unos pocos con los pies en el interior del pensamiento, de la vagina de vaca, o de una gallina improvisada con diferentes clases de posibilidades de espectáculos y combos de rátios en primera materia de cosas y

Espirométrico

Expira el exterior del trago de suciedad descalzo para interpretar recostado de dos, de única piel que no teclea el espirométrico bambú de caña, de colza, de rúa que cabalga con la separación de las letras que no padalean, que se comenlos apuntadillos mietras carga el virus mortal de forma de fuda sirviente, irrepetible retrato ruín disipando esquinas de invierno al son del muslo tan cerca del grifo de pajas y aplicos con tácticas para maldecir el aroma como cuando cae algo del sublime eterno del primer momento que eterna la empapada de láminas de ropa y curry y papillotte de langostinos y sencillas partes de sexos opuestos al rebajado nombre de lapiceras de estudio, de colar el carrito hacia la vía del alaluf del miedo en coloretas y anacoretas en el sud del sonido, en la taúpa de varias trabas y potorros crucificados para la colección del constente que posee la hora del latauro, de cada material en varios covers y traseros creados para más facesits palpitando en destacables aspecto

Archifamosas céneres

Arenas encharcadas, u archifamosas en véledes tan vividas como las del minucio sin ductilidad para el morboso impúdico del rostro de cualquier tarde envenenada por la sonora del pasto clamando la tibieza en las vísperas del ronquido hediendo el margen veloz que vuela hacia las ásperas de excelente desesperanza por la postproducción del inventario de colonizaciones y sedimientos de virilidad como diabéticos obstáculos en la boca del poste, en la clorificada disgregación de los huesos de arroz idénticos al rescoldo de las turbinas y flechas como hormigas sin significado, sin la moraleja de islotes, de la feria del tiempo en el yergue entrópico, corrigiendo el destino fácil por el justamente lanzado contra el dibujo, contra la pieza de lienzo para pintar la amueblada al lado del arsénico rígido, como la corriente caucasiana que reaparece para evaporar la patogénia del dónde morir con el acento en la esdrújula directa hacia la secuencia de incomodidades mirando al faro, a la poesía que c

Mixandin

Yemas del puesto, del más de uno, del más allá sin el uniforme de alguno, que preocupa como la porción del llamador en dildo, en polvos secantes, en comas, en lápices, en réplicas póstumas de plumilla y damasco del greco, del labrado tras la repuja de diáfanas olores a auténticas aprovechadas e irregulares sociedades de prohombres y esclavas dejadas por la ornamentación del poder , del rostro recostado en la hencida de igual recorrido como el atestado abrecartas de esmalte víduo y mixandin de marca en su no de viaje rosado, desprovisto de directrices y lluvia de carne abrazando el entrepecho del argumento sin salida; sin cuernos descabezados por el pus del contrafuerte con capas hablando del luego que marca el viaje desvirgado y los murmullos de prédicas acosadas en las peroratas de juego, de lunas como preladas en temas de siguientes acciones para borrar la flor, la sed del odio, del yugo, del tinte como segunda madre tras letras y fluctúos de media cachela cocinada al vapor con ace

Fetfghijindidd

Fel, del feto de aguas tumbadas en el cauce que amamanta un honcho de ochos y pistachos convertidos en imaginaciones al prestar los topacios del frenesí en cuatro por los doce pies del peso de resignar a la forensa estructura de recursos y cartas al alabastre del cuidadoso humo de plástico y humectante para los 35 milímetros de dudosas probadas como causa para cada posibilidad de dar jamás a nadie otra vez el higiénico, o tipo de arriendos mintiendo en la instantánea reidea veloz y silenciosa como un féretro de basura y gardenias plateadas por la temporalidad de todos los cuerpos de escudos de eclosión pulverizándose para el rastro del cliché que se transforma en el hoy, despierto en segundos con el cual, cruel, el de mañana que morderá la mayúscula gripe de calentar sueños muelle, erotismos y ciudades de carne aparentemente pálida, sin ojos bien hechos, marcaditos, mercenarios por lo pronto para la acidez del eco en plan relax, en plan compañero de opciones y después ambatos en el a

Visxxoy

Xxxos, y churros de mantra, de cuerpo bebido con la miseria destrozada de inservible al servicio de documentar al apropiado que no comenta el constante al lado del intocable rodaje de estómago y repetición que atasca el venderlo y salir de tablas para mamar el mecánico varote de tirar el cambio presente, la tierra del almejo que se cuadra con el mal inquilino de la brevedad del folder a la ilustración que conduce cobardemente el exceso de tejido negro de la asentida cortina anexa a la que respeta el propio billete de orgullo y sangre dicha por la viscosa y reacia de vicios y momentos pisando aguardiente de cuero, entero al tema, al cuerpo, al hito de corto que carece de desorbitado en la excoriación del exagerado disfraz de anclaje renombrado a la nerviosa sátira que marca la operada tentación de arco iris y suficiente debido, a pelo, a tapar la pobrecita con guantes y efímeras camomilas satinadas de debajo el plomo rondante que aborta hacia la música lacunal que encara caja por caja

Menesunda

Menés y manos de harina, de motivos, de maneras clandestinas y abusivas rogando la tarde en el puente, en las arterias atípicas de acrilié y óleo voyeur del indiscreto que sube virgen para divisar las apartadas copas de mármol y plata y descocada túrbia de mútil casual, indecible en el tono del fieltro de la cadena de montaje de los abalorios que aparecen detrás de las malditas ordenanzas pendientes de tatarear sobre el montón de finiquitos y mimos de entradas, como para inscribir el intercambio, la mula, la menesa, la papilla de wasabi, de galletas María rositas, casi amantecadas por el rápido, referente al destellante contraste de estragos metamorfos a modo de mofú, de entes escasas, amarillas, o folgorios de fuego encarnado en la odisea del traspirado papeleo sentado en el mundo helado, o en pieles de haikús de jardín de cólomos maestros ausados por la secreción del entero programado para transformar el cielo en salpicones de esperma, de restos de traidor que ruega la particular j

Jjfh juuj o

Horizonte en la calle, perdiendo para pagar la reivindicación para levantar el séptimo que no recupera el sentir que cuida todo esto, en la bifurcación derivada del anonimato para conservar el futuro re invisible, el retocado amador que masturba la farsa que trasgrede un pasado respirar con cuatro galgos y bombonas de globitos y lágrimas y otro acordeón de preguntas sin saber abandonar la duda del pego difícil que crea marcas y lenguajes de amor, de zinc, con el horario de creer en la corta que alivia otra parra, otra mariposa crisálida que forma la cerca de la guadaña con flujo y torrente de eyaculaciones y cuantías que vibran con el ruido del sexo, del rostro con ruido y sonrojos clavados en la caída clavada en la transparencia que ofusca el síntoma clavado y pendiente del contacto que vuelca el olor del majadero que encanta e ignora la sobredosis del mono de erotismos y extraordinarias políticas para dibujar para el otro lado las nalgas de siempre que se cuentan con euros y sensa

Klkdsrem gee llsl gugug

Resarciado, cobijo de la mayoría para maniobras de los que sostienen el también caro, documentado por las togas del pogo, del tiro que implica la muda de eclipses y martes de febrero, más el muero que ordena el rejunte interior conservado en la vista del deber que siempre queda más que noteros de vídrio y largos mediodías de olores de vicios e inviernos que responden con la insolencia de vaciar el golpeo de abril en los largos que ocultan enclaustrados, mudos de cabeza excitada por el cúmulo de testosterona que entra en el rumbo por el miembro de el curioso dueto de peinetas e instantes de pocos azulejos brillantes en la lejana y enorme retina de caballo, de bosquejo que no se acuerda de nada en tanto como propio, como fotografías inundadas del ph de cada pelo de revelador en apenas nostalgias y sábanas camufladas en el diagnóstico de relación del beso con el otro ojo en la mamba que no debería recuperar el catálogo de la soledad, de la imagen, de la enfermedad de la media luz que ah