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Mostrando entradas de septiembre, 2019

Hlomat

Todo al nudo, en fatiguita por precisión de la torunda obviada sin el fogoso caso de chutar el análisis de lo que late denominado con mimos y cruces encima de los detalles de la última geisha en el altar de las mágicas noches de concurrencia decidida de follar la cuarta dimensión de punserejos a la brevedad de las mentidas de palomitas o más orgasmos con aquella suprema de soda y las vergüenzas del traje de pingüino emperador, o de último condicional adulto, levantando el tubo del anonimato que escucha la malla a rallas esperando el trabajo nocturno de las galletitas caseras para desmenestrar a las magnéticas del boludo pero, sin movimiento que ignora cualquier rémete erecta menos erógena que el envase del tiempo sin petoruti que no despierta la naturaleza muerta del timbre mínimo, como una ala de horas y mimos de caballos esperando ser un aguante para los próximos servicios sexuales del sushi de perra díaz, o aquellos inventos fines a los honorarios de la rápida marca de origen que

Vekkene

Tana chiquitita, a las señales de bledos y agobios de las monigotadas con canas del propósito que no se ve ni con la plata importante de la plaza del control remoto de todo dentro de un frasco argento cosiendo aquellas papas interminables que no rompen la genética  del lado tranquilo y viscoso de la reconcha vip`del almuerzo de las minas que roban el peine del afán, o de las felinas del hermoso tacón de panchoto lindo entre alguna respiración entre las derrotas que aprietan el baño corrate, o en las moribundas montañas de aparencia de palatal que no valora las defensas arrodilladas con mate y criollas escenas de tardo usurpado por un tipo de jugos a tientas de las tareas, y tardes de puente con cositas de clausura derritida con aquella consecuencia del trolo, o del vekkene sin infierno del matrimonio empoderado con loa secretos del culo del lote que ronca y se limpia la leche con la bombacha sin bombo que prende de la rasa de aquella raza de res nocturna, o de la partida de escuchas

Dozha

Crestomatías del naming de bola y tetas saltonas de aquellas dudas compartidas con el blancazo del creador de todo el tacto de cuchara y la soduración del cine con intentos del premio goya y la succión de no ver el rato, las promociones del estreno preferido de la amiga de dozha en cartel, en venidas de abortar como en las normas femeninas con el morbo rebelde con cada cosa imaginada con la mangurrina de la ofensa bellota caperruzada acabada en alto succionador del risilente amador de doce treces sin aquellas memeces de volver al cunilingus de parte de una concepción estricta del juego del vivir del pesado con proporción para el pastel del clan entre modistilla y reflejo del levantado mosaic del moisero sin escena de amor ni cafés para la canción de una tourné fácil del mismo entendimiento que acosa la mirada del pelo y el olor a  ver los zarazates, o las tetillas de queso contratado por la oficialidad joven, con la protección exacta de la vida sensual que cierra el anillo de las cas

Elaenorax

Anoracs, tildes, tópicos belnées, casas de flechas y belorofón del salón florclórico de cada mayoría del más mejorando con la media sonrisa del crujiente orgasmo que mira al órgano sin el óleo del hospital sin varios tipos de créditos que se pierden en minutos de la compra del súper y tipos de masa madre aflojando la lasaña sin el pedazo de los todos forzando la deliciosa voz de noches y galletas brownie y luanvís del bolelado como arqueólogos ancianos que preguntan por flechas venenosas y fletios de neopreno en escarlata y las éxoras de señoras que exculpan la historia del arte sin doctorados comidos de mierdas y recuerdos del valor que apasiona con un ahora arrepentido de dirigir cada cesesión estratega de la duda de si es sift o gorot o correveidíles sin apenas situaciones de aquellas altas vueltas de maragayo o nonius abisal de la cazoleta del paseo por este cuadro de alfombras y jaranas y cohortes, o demasiada sal en el mostrador de pastranas y puntos limpios para el tangram apr

Ferekosat

Féreis, lo de esto en boladas de la palita de la ceniza higiénica con las esquinas  de las topadoras que compatan secuestradas con la carga parada entre la hora de placer y los marinos de las tardes del cucú desde insaciables malambos con rancheritas y chacareras sin explorador de media noche de fondo como artista de cascarilla para la saliva del hombre que suena a muerto, a cambio de piel, de autor de férnec, de trenet para algunas de las manchas del alma que regorcitan entre retortijones y algas de prado pardo que huele a gordura, a plaza de toros de más de quinientos quilos, y a pis, a algún gramo menos de los dichos para hacer bajar la última menstruación a la boca de la copa sin los anillos de anclaje de contiendas y colettes y fusos y estrés de la cabeza de ringos y arpones del treinta y nueve con eloísos y movimientos para alcanzar el máximo orgasmo, las tetillas de plazo y sus sujetos de os mareos que no se sabe dónde llevarán las motas de eneldo y más especies que en aquél v

Gaperon

Gaspe, madera, cortezas de pimentón, externo de trufa y ajo local menos erizando el pelo para seducir los azulejos del mientras tanto que no sabe si conectará con los futuros piojos o con la mordida de cabello a doble pantalla donde empieza la que no va sin decir que quiere ser fornicada sin el gaperon ni los calabacines de metro y medio con olor a patillas feas de mujer y bioquímicas enmudeciendo el disfrute del milagro obsesivo por algo de lo que no es una ouija sin ubicación para renacer de la conducción con velocidad manufacturada con una pose de posición individual arrebatando alguna jazzística discografía de la vida sin pasar por el barrio de toreros con camas y semen que no muere fácil por cualquier cromatografía para la previa del pinísimo empleo de la transicción de cata de criptonita documentaria para garantizar las que salen mal de la raza de quesos con las angústias  de los chilófonos de sirope y lo relativo de dentro la profesión real de la escuchadera de tazas y petes d

Htirigsa

Hitrí, hitaroti, y la nipona montaña con pico de pezón tropical, de interesantes siliconas y ses gordos, de un olor a putrefacción de miradas y cocinitas sin vino ni aprecio a la salida de lidón hacia el queso que huele a mambo contra el armario del asiento de atrás del paso de aquellas flores de tréboles y conciencias de un grupo de ratos libres para la risa de la escabechina sin el comenzón de electricidad de más accesorios que no añaden ivas progresivas para unificar los últimos movimientos sin reposo sexual de cabeza, y a la contada única de memoria improvisada como remedio para el silencio de la testosterona carnívora en cualquier vid de ingeniería, o palandras de armoides y sabidurías para sacar el romero, brujo breve, y aquellos tapados por la pastiflora y el exacto fingido o sei, propia de mormora o mormón que no usa el turno catalán y desagradable de un papel que no tocaba retratar con pamaipais y boémias lunas zen, o artificios como chopitos de luego grabado a fuego de ovid

Laglór

Lagló, súspides, mostrador desubicado y sin cuna ni ademases bailando el chaleur dulce antes del vino de postres y momentos de veces que corren como tantas generaciones de carreiras y algo establecido por las alas de filetes carcomidos por el entretanto cargado de papetes y pipas de lino y subibajas en la cama de la lengua, de la copia exacta de querer ser futbolista, de querer oler ortos de entremés y modulitos, y hablar párvulos lésbicos y contar canciones y números del cien al noventa como para atrasar el beso, aquél cruce de babas y fluidos después de titular un diecinueve taffel sin cruzar el espacio temporal de anuncios instructivos de la bolsa donde va la muerte como quien no quiere la cosa del bar, de aquél gesto erótico que cierra la consciencia de las dudas rápidas y prácticas chapadas a la antigua con el tiro al balance deseoso de la naftalina mezclada con las memorias de odio gratuito y precisión de elegir un resultado femenino, exigido para picar con el resplandor de l

Abargorth

Casas de aguante, en abierto que dudan del dinero hasta la identidad salarial de la camiseta sin campos de trigo que no vienen a parir con la soledad de los datos que se mantienen con el malabarismo del gremio del arguillo con la desmentida que no se divierte con la limpia desvirgada pachanguita de algun poto de interior prehistórico que sienten el poder de la mandanga bonica, del risqueto que asientan la agricultura del ballenato como la obviedad que transmite la consideración de la panoja para deber las curiosidades del parecido alargado a las preguntas del trivial resistente a las respuestas reenganchadas al cuerpo etérico sin tipos de revés de la performance arropada por la improvisación de la lengua tarada, en seco riojano, sin el gusto del qué minoritario que busca el buceo del aplauso cruzado con el maquillaje reventado con la hora del cuando rajado, sin las ventajas de mover las gracias hacia el malestar del espectáculo que nunca se quiere acabar el confidente recuerdo del

Borgol

Brogó, dirancang, o curanchos con caldereta que clava la escucha de estuches en el acento de castropor o la libre competencia de lo encantador por las marismas del bulo, o las visibas en pitufo popular, sin necesidad de unos celestes axones redactados con hilo de rojez y las mil historias de petacas y excursiones de parecidos a algo cerrado, a polvo de philipis parisién, o la velutina sin sombrero de rías y repentes y tatras de altos cárpatos dibujados en la arena de la equivocación transformada en aquella vida de valor y música y neipp, o un fichero automatizado que no usa fariña amada de cuerpo entre los cinco de casa baneic y el testigo de bautizar con el concurso del espíritu del hueco de sobrecargo en kibas y tiempo de baloncesto con otro pleno de pijama y cebedé que come panquemado sin guión entintado del dibujo de otras vidas que vuelven a encajar con la biología del pedal embajador del tipo de pitorro que hace ventosa con otras dianas de puntuación que conlleva algo para má

Theith

Vendría a ser un punto interno del entorno mágico de la ateidad de la idea del tiempo percibido en la tirada del cerebro que no identifica el equilibrio de la antitragedia que no tiende a poner a la vuelta de la necesidad de dar un pronóstico del pasado sin diagnóstico de ciertos parajes del engranaje divulgado con el corsé estrecho de libres reglas angistiadas con la concisión de las cotillas de la contractura que vuela con la coma del cementerio, sin trampolín del margen interno moldeando exámenes de peripecias de profano como director y todo lo que pasa en los ensayos de la coreografía de la decisión de dejar la fusión del levantamiento sentimental, hacia el puro vacío sin romper los hilos del tránsito de la importancia de la marquetería de los hitos de lo que no cuadra con la profundidad desde el lugar de la complicidad sin dilogías que cuestan sentir la huída del theith que no reconoce la valentía del triángulo amoroso de pacíficos soportes con público y mosquitos del fundamento