Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de 2022

Acch

Chuta la acch, la doble entereza de erección que no besa la pesadez del ferné, del trailer de las necesidades del primer beso que no sabe si será equivocado o se hablará sólo de la conexión del regalo de normalizar la grieta de las galletas de chocolate matrimoniadas con todo lo figurativo en el cajón de colores y preparativos para un final feliz en el salón de demasiado pudor atravesando el pensamiento del ego, en otro bache del tiempo del dorayaki que coge tono con la entrada del último tren como cunilingus y trazos de vetiver al lado de la risa que habrá más en el piano de las tetas de brártoles y superhéroes de mandanga y novias y sillas sin estructura uniforme y equilibrios para resetear las amenazas del nivel de la consecuencia entre colegas de baño normalizados activando el comité de emergencia que se acuerda del hullahop arrestando un drama con mensaje de persona atormentada pasando por pesimismos y toses y diazepanes que dan vueltas habalndo de una futura sobredosis de los mis

Valchel

Elésse, ni el petit comité de celos y miedos babeados que por el momento no pueden saborear el producto prócuo como en resaca de respectivos conceptos de abrir el futuro del cromosoma como para perfumar la confianza y afianzar el canto al oído con gestos de vida sin entender el tipo de muslo que pasa rápido como único sentido de datar la carcasa del pasado abril, que no tiene nada que ver con la sustitución del ahora que casi no busca las afueras de la vendetta huyendo del recreo que no intenta tirar cafés y servir cola caos o cereales por el noviete entre hojaldres y válchels para disfrutar del duplé, o aquellas escasas horas del no querer salir, ni sentir el himno del sarm para volver a repasar los rasgos de la joda del comedimiento como sencillo a algo parecido a terceras partes, como arrugadas, sin el sentir aquél de antaño, ni el interés de rogar un noviazgo, ni una caprera en capeiras y silencios con fecha de hoy y la mirada en un mañana de gloria, éxito, lobas y sexo diario con

Écoas

Elogías, orgías del no saber, del no querer escuchar, plasmar, dejar de entrever el rápido suceso de doble filo, del seco gesto de tragar saliva y solamente aparecer en el astral, con el maldito once en las espaldas, como la repetición del sumerio en el nuevo córtex para otro tipo de costumbre, de compromiso diferente al que parecía haber hasta el momento, con la basta palabrería de silencios y la cara trabada de tres segundos, de no saber si estaba dejando de abrazar el pan de molde, o las fechas de onces y embarazos y casualidades del no haber caído con el día gafe, o con la prisa de la inmediatez, del quererlo ya con boda, mil hijos durante la primera noche...y todo simplemente para tener éxito en los 48 tiempos del deseo futurista y el siguiente olor a cuerpo perfecto, a cien por cien feminidad desfasando límites como para no perder costumbres y cucharadas y tetas y silencios y masa madre calculada con la irracionalidad de la espátula del pensamiento, del irriego del resto de ferme

Modordo

Modror do no, petando los suenosos de la fama, por el bien del adorno, ni la tortilla de la balsa como con el color de pillón de la cueva en grupos con sambóndromo y mareos como a lo mejor todo inerte hablando de la culpa que sigue con la cópula del acuno de los de arriba, aparcando la discriminación como idea del frío que piensa en las tardes tontas de fogoneo, empezando con meter el trozo de química y mezclas de ansiolíticos y robos de tensión y algo de lánister y élite como colas y morros de moto en rato deseado en primeritos valores como algo de motor sin el origen ordinario de trascendencias y enaguas para cenar con primeras velas y citas y robos fantásticos de la última navidad, quizás la perfecta, la más esperada compañía de la pinza y los cuerpos de crecer carne disparada como vuelo cero sorpresas que hunden como males gilipollas fumando mil billetes de quinientos con letra y lecha y testo chico malaosa con carpitas del comercial con nivel de respeto olfateando traseros como co

Oscoir

Ószoir en la escucha de córpores y babuchas, y sensaciones a corazón abierto, enamoradísimo de elisé y del pan de pistachos y acelgas y del amasado que llegará mañana con el beso, el collar, los polvos mágicos de oscoir, del gran legado de la abuela, o las horas del reloj dorado que parió y ya lo dejó parado hasta ceñir páramos y agas que romperá con el jabón de levadura y cacao previo al ver de dónde viene la introspección y dónde va cualquier melancolía hecha con notas y archivo de imágenes y fábricas de locuras digitales y compras melómanas como novedad de la pareja pajera, y cada contractura del proceso creativo que jura la eternidad del producto, del intento de propósitos y grandes amores que ya han llegado y han tocado el contrapunto de un tiempo de luz y fuerza y ritmos de la vida bailables que siempre reflexiona con la contradicción de un hit de mares y líneas rectas hacia el fado de amor, de fechas desgastadas y recovecos sin aquella prisa de antaño que no sabía si saldría aqu

Trifáriar

Trifásicos eternos, con la vocecita de pasapasta y aceite de girasoles silvestres para seguir harinando el hocus y la rabdiomiolisis, para buscar misterios de la primera intención que no controla ni los poemas de amor, entre el relatar la parte de alguna vez que trataron los sueños, y las eróticas experiencias para aventuras y mundos y recuerdos posando como un chicle en primavera, como los prados que cambian fisonomías que sesean como saseras y continuidades del éxito, sin la duda del concierne que ataca de manera escrupulosa en la mirada de la otra, y en el cálculo del cómo será la mañana del próximo uno; si hablará de la especialidad del pasado utruñus y su pura magia con la gambetta confiando al cien por mil que saldrá y se pondrá en seguida abierta al teléfono para esperar al macho con sus titubeos y promesas que todo lo entretenido será para siempre o habrá otro lugar mágico que entretener con las bombachas y excitaciones de la flaca y su glifo de holas y miradas y palabras profu

Paptasa

Sasap, o poses, o sopas tratadas como hijos, como crema desde el momento presente dentro de la voluntad que alcanzará algo desde el contraste alterno, con la incondicionalidad de los polos, y de la bellechia obsesionada con la papatá de algo de entrecot y amasantes frescos de la pintora más fresona, dividida en pequeñas ubicaciones del servir confianzas y matinas, y aquella llegada del horóscopo de fuego, que augura el éxito del próximo beso entretenido por posar y armar famílias y pastas de papta y treinta y dos hijos que llegarán al mismo tiempo que los pies y mangas y caras por ir a pie y seguir dejando huella y agrandando la leyenda y posesiones y eliseos para un nuevo marketing personal, y el fin de la encarnación del dolor sepultado entre dunas y lunas y resarcido por la repetición de más vocablos que las enciclopedias y gestos de hurgar pereza contradictoria al día de vivos, como algún que otro pan recién ordeñado como el tipo de leche aparente, o cualquier elemento líquido y vi

Fendorto

Féndort, o la eñe de algo, o fendorto, o bénebre, o elacoplado tiempo que tarda en manifestar como un maniquí con esperas y patas recias que todavía colean en el recuerdo de tres cuatro, o dos mil una comas, o ariesque no llegará esta vez a parir la partitura antigua, ni la embriaguez de manifestar el ya, sin miedo ni jaurías de pópulos y ortos, y huertos para dejar el bien en contra de las falsas felaciones de playboy entre la rubia del hermano santeularia y las blasó en blanco, y lo que dormirá en breve la expresión de tratar los pensamientos con las horas y tempuras del fendorto rebozado, o de los tipos de arte, de búlitos y mantecol verde, como de aguacate con maní, citronella y limón de azultiempo apaivagando otras esencias de aquellas mujeres que han marcado el sexo y lo han llevado a otra dimensión distinta a la del miedoso normal, de fendort o escapismos para otra alondra de la concertina de la orquestra extraterrestre sin patrón del compás de dos, o las palmas del visionario e

Escitalopram

Escit, facesit, monoaminooxidasa, y cada razón por lo que no preocupar al ambiguo, al loco propietario de la pared del rumbel sin aspas y ya ni lágrimas casi secas del todo invitando al escitalopram para ir de copas y borracheras y humos de humus, y algún que otro rédito de copas y crostas deshechas con alcohol y otras vítolas con tres cuartos de sementales esperando el turno, la otra tanda de las horas, o más al paladar, al baile de arengues y despeches y natalias y natillas con textura de esperma, de tiempos y tíbulos de engaño que cambiarán la racha a partir del ya, para acallar la propia de una, o en el tercero B, o en el décimo delirio de sexo y más traseros en el morro del géminis, y más escits y ocas, tiradas porque le tocan, sin deformar los huesos y aquellas excitadas musas que levantarán pasiones y escogerán un capitán para montar a su alma, al cuello del profeta del horno, expandiendo las voces que contradirán y rompiéndolas a martillazos para que no vuelvan más a parir tont

Viontie

Vionite de la biotina violácea, en viontié, en volandas, sintiendo el yo, el clásico sexo clínico, como en el caso del oníson sentado al regazo melódico del royal del cotilleo y habladurías de si habrá que volver al horno o dormir con el nombre de esperar en las estadísticas para la foto, para el rollón de mil quinientas espinas corregidas con el ahora, mirando al cámara de los veinte refugios que entrelazan el entorno sin los motivos de aislar la cultura, a cada espalda del punto espada, espástica, más de una tos trabajada con moco y frase tonta, y montones de guardaespaldas que planean carrasperas y vísperas del sueño del rincón de la infancia, inspirada en que no hay parálisis o tipos de programas que nunca planean el cuando hacer pan, o silencio en las hojas de ruta, y plata, y carrerilla del igual, parando las quemaduras del dispar de la sopa y los platos con pelota y los gustos de más dulce para aprovechar la panificadora parida por entretener la imaginación hasta la próxima gene

Laldida

Ladilda, y el objeto en masculino, o ausencias del dil, o del dedo, o dedal, o laila, o lalai, o dalai entonando las preocupaciones del mañana indefinido, y siempre  válido por el siete setenta, con cé, y vinilos, y la fé puesta en la ladilla, o en el chumenel del dildo con cola arrancada del manantial de piel de zorro, de amamantero y cansancio con el diazepan a rayay el mar a cuestas, con los proyectos de playa y las provetas a punto para la extracción de niños y sangre y todas las revisiones y milagros del hoy para los recursos de la apuesta para la intensidad de los cinco minutos con seis décimas de pililím y algún que otro cambio de turno hacia la tirada, hacia el éxodo moral, del puro cansancio de mente, o para mentolar las duplas, los olores perfectos que merecen ser embotellados para la eternidad, de la euforia que se tendrá que controlar si se quiere llegar a lo más alto, al público, al paciente, al moño de la cordobesa, al siguiente olor de lalid y lailas y lobos de mar y aco

Antes saludamos a Totó

Totais, o la aperuzzia hacia totó en el saludo presidencial de cuatro hormas y tresillos de flores y apapuzzas abiertas para la preparación de una proximidad como con la que se juega a ser y a estar tieso, enviagrado, embriagado de Mosccino y sus correspondientes sensaciones del saber y no hablar de la euforia contenida hasta no saber llevar la alga en el último palpable, irreconocible desde un yo superior, como del merecimiento de últimas costuras hacia moréis, hacie un maravilloso campo de setas alucinógenas con olor a campo de cambios incontinentales, sin el inconveniente de subrayar lo no existente, o todo lo imposible , o aquellas sonrisas con alas de compresa que fluyen y vuelan, y arquean sueños nórdicos, escrituras automáticas del futuro esparatrapo que lo cerrará todo con glué y semen bien echado a la bombacha de la totalidad, del glifo correcto, sin grifos de miedos y arquetipos y sinceridad ante los trozos de ardor de hígado y suprarenales y vísculas y ranas y vesículas con

Lische

Hablará para asegurar la certeza de lo que no augura en la práctica de responder el cuando, de abrir más propuestas de presupuesto inimaginado, con el frío de otro obsoleto no, u otro cansino tren, tirando del títere, del recíproco acontecimiento lento, pero que de momento cree en el sí quiero definitivo hacia el donante de la vida, del progrenio, del geranio, del olor a amor, a la espera de la pura lealdad que achina los tilos y el cuento del horario corrido que no se sabe si era una excusa o el miedo del pulgar hacia abajo...y luego el next, el que vayan pasando como churros dañinos del tarot con el drama de más ilusión del vuelo con la que reafirma la postura de otra jacinta que presenta lo que no pasará con la futura estrella, dicho musa con billetes de Disney y magdalenas a nivel de timing con contrato de la arriba del acordarse de la segunda pregunta, o las facilidades leales que apuntan a la memoria, al palo de la pausa eterna mirando la indecisión de la papusa incrustada en Lis

Acogno

Edalvío, tátara, vétrara, o la julaya corta que llama al no sé para dudar del merecimiento y del miedo al retoque de una vida, en la oliva de memeces y algo de acogno que acojona, pero ahora no se puede ni mencionar otro retroceso para rapear a favor de un todo, de la unión del jaulismo que pronto saldrá en libertad sin el miedo a la próxima carrera de la euforia hacia la puntualidad de un poco de descanso de la creación mental con la saliva de silva y los acontecimientos conseguidos con anterioridad y con técnicas para la eficacia enganchada al definitivo sí quiero, como representante de caer bien a la canción de la entrevista entreabierta regando el desorientado perdón, aleatortio con un chantaje resguardado en cada cielo sin conejos ni demonios ni empaques de frituras y taquicardias de la pura emoción del futuro coste, de otra parrafada de amor, la sincerina congeniada con las falcas y memorias del corazón, pegado cientos de veces con pegadulce y algo de oro, en cristal y amaranto,

Marnugla

Marné, pereza de decidir lo dicho con idioma de eloísios y espesos y póvulos acreedores que no cumplen normas de la última memoria del trasero de la vecina traductora que no se ve ni se come como perros, como en el sueño pajarito del hotel entre sábanas de satén y fetén, y la vuelta al satén después de volver a besar el fetén pasado del parque sin grúas ni grullas para el combate fatal de bocas y niños y mamadas y marajadas y dos marujas en tres días de hoten, del dale que te pego, de más marné que otras lecheradas de aventar la causa del apobón diferente a la inactividad aprendida con lo que no se bajará, ni hablará de la ocupación actual de varios culeros de papayitas y semanas chulísimas del chicloso de San Pedro y querer la rapidez, que llegue el día robado con la magia del producto que se ha vendido por sí solo, sin aquellas etiquetas de antaño ni los anteojos, ni las esperanzas, o más bien desesperanzas de los primeros días, de las primeras visiones borrosas de las energías y cao

Dortem

Doremt, dormeti, o dones del último condón de tripa, ensanchado en el próximo no palo del pre bebé,que entra en la parte sedentaria del tercer mileto, o agrupamiento de gurús y gogós, y cuartos y caretas de yeso y boxers, sin ser otra vez la bombacha excitante, las calenturas de siempre, los fritos agobios que se han convertido con los años con la costumbre que ya por suerte agoniza con el ruido del sueño prácticamente a la mano del alelí, del lío de la próxima princesa que pisará el reino, autodidacta, y que conocerá los rincones extraños y besará el sexo caído por los desengaños y enormes depresiones por el no, por aquellas eternas sensaciones del no merecedor que ya es un sí casi definitivo que ya transmuta en el reino del dominio total con triple trabajo y aprendizajes de elviras y elviremas, casi de la villa de engredos y vuelta al engendro del huevo que falta, para rearmar los doss cánceres, la peluca de los órganos, los tensores para relajar los flexores de la izquierda, y del n

Foccelaio

Foccé, vocé, la cátida, o el pedo del tiempo, la burraja, la escritura automática que ordena pensamientos y situaciones de sustitución del hilo, de la esponja de andar con el demesío, y otra focaccia en la esquina, o la cruda, o cada hookah de propofol y silencios para reír y amamantar los futuros éxitos, o las garras de foccelá, o las guarras paridas que hablan de parcelas y pontífíces y colas y más compromisos que los párrafos que en breve se escribirán solos y ensancharán la leyenda del lobo de mar, de un patio de disfraces y rosas y vértuos en el lóbulo del tercer obsequio que llegará en el día del infinito ordenado sin intenciones acomplejadas con el tipo de seducción de ambientes aislados del descanso que nolibera la prisa de ahora, la poca preparación que siempre resiste lo de la actividad del ahora argumentado por la próxima codificación del descabellado encaje de largas noches tirando las corrientes de largas noches de dudas y lloros soñando prosperidad y éxito separado del pa

Degiño

Dábala, diabla de teléfono, no palpita por el ahora, por las sienes del puro placer; de las palabras, de las tías, de los silencios y manzanas y gavilanes y telas de periódicos y metatrones y bulbos de aguja esperando la definitiva que se quede para siempre, sin debida información del próximo alquiler de cinturón, y del premio para no fumigar la tos pasada y los miedos y los mocos y la mierda de información falsa que pasa por culpa de la edad y la farsa y la apariencia del sí señor del conformamiento de cada apoyo del from to from que abre la psicología promocional de aquella voz de una nada matarile, que no responde en la confirmación del huerto que cuelga de otra falda en medio de las polémicas y paranoias de otras épocas del nósdan y diazepanes y óperas de pie para conocer el rato de delgados dedales de douchan cerca de la próxima experiencia gastronómica, o recetas de repeticiones tragadas por los deseos y el mimo del ritmo, del retroceso escampado con la mezcla de camarera portugu

Zuzkinuek

Desdeño mostrenco, con la adopción del detrás no olvidado de masolivoir, cuando preguntó si era del promedio, del gusto, el bombom de su botón, del futuro masturbante de ojos verdes y piel chírria, de limón y canela, e ingredientes para degustar la rendición derritida, con la compleja excitación de las primogenias imposibles que no trabajan para el cuento de la edad, de aquellas que ocupan la vida, los círculos de la última etapa envejeciendo con la tarde empañada de sensaciones del no fracaso de la decisión de cerrar la hipoteca que de momento no se atreve a morder urdajunbes de replanteamientos para subirse al vacío de los servicios de la abogacía que gasta la nada de zuzú, del algo de nikuek, especializado en ir a caballo, como en judín, en las respuestas rebobinadas según los valores y fechas para no cantar la caducidad definitiva y poder seguir volando para sobrevivir a cada acto de valor, sin capital inicial que no invierte en el tramo, en hablar de los servicios, y empezando con

Harra

Eleret, cámbige, creencias indomables del puro campeonar como el de arriba, el jurado de no poder dejar la paranormalidad del hambre desgastado del desgrano de invadir la intimidad, o los flujos de evadir las sobrenaturalidades adyacentes, con el lenguaje corporal del noticiero, sin el momento de las distancias largas entre ventanas y cisnes y pescado blanco pecando, acompasando por los elertes del guión, sin las propuestas de como parir algo de partituras y reuniones de cada revisitación de cada palo cinematográfico sin presupuesto, ni carcelarias a patadas, o en financiación de dúndode como con picor de laa revolución de hormonas para redelegar los restos de aquellas mil paralelas que desean dejarlo ahí que suena en el agujero para asociarse con el habla, con el hurgo de adorar el rearme y las fortalezas egoístas que no erran en el desinterés de desaprobar algo del trío ediposo, que parece montón de tejido, de cómics flagelados como estinitus enamorados de la virtualidad viril, del d

Davrysba

Porridge, davrysbas con la revelión de entrar a la canción, y fornicar como pollos, como el gimnasio automático sin el piloto de lobos y princesas, y cada mamada que adelanta el homónimo fortuito, y los pingüinos de traje escotado y titubeante como aquellosquién, y sin musas para intercambiar flujos y el enésimo intento, el infinito en el lugar maldito de la calma sin placer autónomo ni autodidacta, como aquél otro bolígrafo del astral y el caribe en el doctor, y las cebollas, y aquellas melenas de cola de caballo y marquesinas hiladas para las gemmas tardías del próximo polvo que no se pone en pompa, ni en aviso de aligeramiento de un tercer aligator, o de algún sueldo sin saldo, y aún, con el miedo de quedarse sin el poder del semental que fué y que perdió una pelotita como acción, y sin las posibilidades de ausentar una buena relación con la máxima categoría de la aceptación y la minúscula pulla del viento en el centro del horizonte de la filosofía y de los cuerpos y de Steiner y de

Damnificante NO

Otro no, otros ovarios que pasan sin tatuajes de tonterías y palomitas de maíz de minas y comportamientos sin la acción de secciones y secreción de más ardores y ranas, y autenticas cosquillas o mariposas, o noés, sin aquella estabilidad tan buscada y deseada; buceada entre tetas y dedillos masturbando un chochito joven e inexperto en cunilingus y lenguajes corporales para deleitar los besos de las próximas shisha's de humo verde, medio gris, medio rojo, en la medida de cada óvalo de lana, cada linaje de testosterona y órales y oraciones de aquellos saludos de hola y colgarlos condones para relatar y hablar de oraciones fornicadas con la letra del bíblico enavgelio y los bulbos africanos de hierba y corrosión, y bibliografías de aquél olor al calor del socorrismo como desinflamante del deseo núbilo y de las ramificaciones de poder, de aquella chaquetera chisquida y tremenda condición del astral en pegamento y fuerte atópico de titubeos y dafnes como amores prohibidos, como sensacio

Pland

Dlanp, sólo por el nombre de la energía, de la entrega del próximo plan de vida con el spam del futuro masculino para aportar algo bonito, y sin aquella orientación copiosa y plegada de haters y estrógenos en la mochila de pezones duros y actos de servilleta para la proposición del ratejo y de las capas entre pantallas y preliminares que los carga el diablo sin más minutos para orgasmos como spoilers de plantas y tiempos eróticos que aciertan los agujeros y las ganas que juegan a la contra del ahora, del rojo licor que da la mano para repetir la altitud de la jarana como castigadora entre arrebatos de rondas y fresas excéntricas sin bajar la interesada noche de pieles y postres en tiempo libre, como en componer algo de comparación con los otros platillos y mecheros de merchandising, de la joda de la misma, asegurada con el toquecito convincente para bancar sin echar el pecho entre talentos sexuales para chocar en el contagio intermedio del nald, o del tiempo espartano, o la genialidad

Dostarlimab

Dóstar, jemper, metarrestina, entre dostarlí y el mapa de áugenes y queso de tetilla, y el cadacuál caduciforme de la tercera reemisión entre los orígenes y los cuidados del no saber en qué circunstancias nació para que se hablase del fármaco, del lío tal del culo, del curso de rosacruz y la ya olvidada teosofía del objeto no encontrado por el momento, por aquella única salvación que besó el giro del cuello y órganos y mapaches y anestesias para la próxima felación ajustada al metro, a las interacciones de lo saber si hay algún fin en la cabecera de la cama o algún olor a chaloú, o a elote o pepote, o más beta HCG adosada en algún lugar loco, de crecimiento exponencial juntamente con las tres alas de tareas teoristas para saltarse el eje del elegido, del elenco de hadas y pastores y poles y calcos taoristas y sensaciones de no acordar la nada con la última encarnación del tinto al óleo, al dostar, a las mamás buenorras, más que monitoras de succionar tetas para enlechar las caras y bru

Haticenh

Hatich, casi sin viento, y la poca idea que cubre el feo gesto de no arder en lana, ni en los imaginarios más profundos donde se habla otro lenguaje, otras setas de sexo y mayo, y fetiches y gringueos, más párrafos de eliséos optando más campos que rampas de tetas y acuarios de tres bayas y armaronesy desdichos profundos, torcos, y tercios conllevados para el futuro equilibrio emocional que comienza por el cupido que aún se la espera masturbando y acallando las copias, los museos y el dereré de cilantro, y cemento, y obsesiones con todo lo bueno, sin dejar el falafel con la shisha como aperitivo y el hatichech en las catacumbas del olvido, en las antiguas yebras de enaguas y múrgidas y horas del paseo con horarios atragantados con trozos de chichita y algo de puré de rábano como complemento a las etapas de recomer múgridas especies de condomino y cadófios sin sensatez ni aquella alma para volver al juego para gastar los recuerdos malos de la vida haciendo la vista gorda y maleable con

Pedjefere

Talentos precalientes sin finura ni las tortugas de la próxima cita que tibota en laa dominación del piloto sin el columpio principal como filetaco y rascas del guateque imaginando otra vez el culo plano de M y la vuelta a la erección, al olor del pijama de pardo, conviviendo con más traseros y pedos y hábitos de querer fornicar con los recuerdos puntuales y cada enfermera psicóloga y doctora de bragas y bambalinas de cualquier pitón que sale automáticamente al oler el pompóm del menú infantil, de las prisas para arriba, que se lleva por la memoria de la apta pastilla para recazar la musa, la entretenida pejde, el entretanto entretenido con la cuba y los traseros inolvidables que habrán pasado por la cara de cada extracto del tiovivo, y cada erección múltiple que sigue conllevando el olor de la bombacha y la imaginación del personaje de la joda como tercer dato de brigadas y ropa chula para otras guías de oro, sin bancar el tiro como máximo de totó, o un cultoa algo de inicio, al sueño

Antahutaw

 Antatúa como piel de papel y togotale a capella, y sin el por tí pidiendo material, o meremes con vida de rico y élites de estímulos en algún lugar de coach y ansiolíticos como un goloso del pico, y del vamos a salir a ver que pasa, como para abrir el cariño de la veroka a mil revoluciones, diciendo crónicas y soñando en grande para maquillar los odios bizarros sin crear sueños para creer en la buchera de la joya del mito de más circuitos de opens para comediar y parodiar las ventas que llevan en lo básico de la mierda del remate y los actings del peso y el ritmo de anticamia, y aquella casualidad de desesperar quedándose en seguida en la memoria de los invitados para chupar el conocimiento que quita el criterio del saber hablar de lo que sucede en cuanto soer sin realidad de conciencias de los prenairs que intentan editar el sentido de enfocar el análisis de las referencias para follar solos con la finura del reconocimiento en tríos de cuerda en vegatorio a punto de votar camaradería

Lubste

Sublet, etsbull si hay toro, o corvina para servir a la novia del decir que abraza las palabras de abradón como abordaje de cítaras traslucando para aletear lo del gorro del durazno sólo cruzando el orden de algo chandoy fijado con lués, con más dragones que la luz de las salpicaduras del corro y tetilla de teflón, y un poco más de quedarse desvelado y sin la erección del mito, del asalto de otra galleta jugando al famosísimo juego con famóbil y muñecas hinchables de metro noventa y algo menos de copa, con algo de adecuación, de lubst y como olor a la definitiva, a la hora de cuidar y asalitrar los asfaltos quemando la rueda del políglato y los enseres y muyayos y tatarabuelas sin la vida útil de las tarántulas, ni aquellas cuerdas serpentiles, y ni los globos garibaldi, ni los agarrones que vendrán y se fijarán solamente con las miradas puras y recuerdos de la inclinación de ninguna marca registradora con el regalo hacia aquél párito con calidad y doble costura y dessamié y poca luz p

Fornyland

El sexto, como casi no aprieta el curioso origen del serio orden divagado del discurso de la vocación del juicio del miedo, que prefiere la huída desde la experiencia de los cables sin planteamiento de las ganas de hacer maestros, con una simple conjunción de prioridades y pedazos de sujeción de la cola de pequeña intrusión del mal recuerdo de menos impaciencias de ocupación apartada por otra oportunidad real de amor para potenciar ataduras sin formar parte del cambio social  y real, discriminando cualquier asociación de enmedio que siempre rechaza el último día, las últimas enamoradizas esencias del viento, de las nalgas en la cara, con la bombacha hablando del olor de la vejez, y la fornicación pendiente del despertador, de la fantasía, del dulce, de aquella dejadez por miedo, balbuceando el historial de inertes sexos, como de piedra y palos y desconfianzas ante todo el mundo, ante hiedras y desguaces que no quieren estimbres ni cimbreles ni risas acortejadas acomplejadas por las don

Lo quiero para ayer

Más bien la quiero para no sé cuando; para el próximo polvo, para el próximo jardín, para el próximo recuerdo infinito, que nunca acabe el soñar una vida agradecida, pero llena de tumbos y repicadas de trileros y cumparsitas erróneas queriendo las cronologías en plan largas salidas a lares sin experiencia de potestades y ocupaciones para traducir esta locura de vacíos, enganchados a la cultureta de lamer el satín standard, y tipos de fetén en tres minutos de nervios y monolitos con algo de judo domado para presentar cualquier latitud y equilibrio para no volver a caer a cualquier repetición existida con el ritmo de creatividad para rellenar con años de startups y comedia alta y prolongadas bebidas de gemidos con pizarritas a seis manos y guiones para ñiños, para el puro conjunto de ensayos para encontrar el sentido de un todo, tirando de pausas, y filosofías para el futuro flagelado con cada sensación de crear las que tiran del mediterráneo alternativo en un canal underground sin un es

Castoreum

Castóreo, vánila en las nubes del fiel parquímetro de glándulas y turnos para trabajar el equilibrio emocional sin las fechas para patas entrando a la distancia de la inversa del akelarre de singlers, en las panas de la cabina sin la aroma caliente del descatálogo de la osneopatía de un tipo de tiempo y feromona y alga para acallar los miedos de las búsquedas de bosques y lagos y mujeres y pajareras de lanel, de láser y papaveina excluída de los sueños aislados y el olor a leche de la estrella de la fama, y más agencias de briefing disruptivo de los furnos y artes y hurtos que vuelven de viviry cerrar la emoción de un capítulo grande para depender del auditado y las naranjas encajonadas con la cordura de la cámara oculta, y terceras sobresosis de chocolate y series y novias en galería, de otra vida entera para encontrar el urdanor de lo que no pregunta en primera persona y ni pide la magia de estar en el susurro, a nómina de la disección del castor para otro ensayo en la sala de colabo

La viruela del mono

Orthopox, visión, brotes, papiloma, papalopoulos y marcas del pus, de aquellas ampollas bebibles de bíblias y otropedias y máculas moradas sin el destiempo de desquitar si son cicatrices de animal, o de un mayúsculo inmonio inundado de acarraquias y semen y monolitos y miles de contagios contados por quilómetros de habitantes en los que operan también cosquillas y granos y picores rascadas con tres  rascapupas y dos ojeras para dar la bienvenida a un edén ciego, aprobado por el compromiso sordo, con voz fetén y el suerum oscarizando la traducción del carro con microondas para reír y electrocutar la galleta y los de masitegui y mascones del guiso sin cristinas y lanzas de carreras y gilés, y excusas para no rematar con el control de la bandeja en las cuatro caras del atrayón contra la calidad, con enquina de lujo y facilidades que se devuelven replanteamientos en aquellas jugadas de cajón y giros que no quieren morir sin un plan de tejemanejes y cuerpos y viruelas ubicadas en un muslo a

Garrodo

Rototolo, gar de nir, que ni se acuerda del lovú, del concepto mensajes en la búsqueda del garrafal que no llega, como cuando en los años de persona individual en la última tirada de tejos con miraditas y desapegos del chupete y las tetas y la beta que cuesta que baje como el colocón del armizú garcía elórtegui que colecciona la vasquez de azúcar y duques como séptimos medievales estresados, y aquellos que no saben quien son ni que hacen resistiendo las pavadas del doko, con indie rock y orgasmos para empotrar y retoños enmelados como para endulzar la hermandad del cosmos con la parte de la miel de la alcarria, de anticipié arreglado con la cubierta débil, sensible, que salta con las fases del paratotó en rumba, guate, ampollas y más biografías para promocionar tipos de egos por la voz de las siete semanas, o las antenas anómalas como algún cambio de información y servicios que ilidian la recopilación del lenguaje que adelanta la afinidad de cada divergencia y cada esápide que pide que

Másindel

Lednisam, más crostas acartonadas entre lados de la caja y la tos, y la cama hecha como en mustumi, y los lares del mustio músico y los lados del paralelepípodo, que no va de planos paralelos de seis caras, ni de agotamiento invernal, ni xuxuts ni ganas de independizar los veranos, los recuerdos apartados de calle entre lo que no quedará y aquello de más, ni del si sobrarán puntos arrancados de cicatrices y diatrices y dictados con escollos y embollos y reparos para entrar en calor con brandy y vino dulcey algo de tararear los cables que no conectan bien con el fierro neuronal, con las trampillas de las vísceras y las premoniciones que hablan del picor del pivot del sobaco y de las partes del próximo baile que imita el jadeo loco de una garza hacia el leviatán de manantial del rasgo del zodíaco controvertido con el pasatiempo del changpao como fíturing de enciclopedia de la espasticidad por la venustrafobia que sobrepasa por comunicar el olor a frito, a aceite y a etopósido hincado con

Tricigeb

Trece bleas embaldosadas con caramelo y muscilán más algún que otro tipo de cemento y pululús y el favor de comer el alacrán y envenenar con las quelitas y el bitiempo y aquella sensación de descifrar la sensatez de esclavo y rupia con la dejadez condescendiente como en el glifo cerrando etiquetas de enfoques y magias de la vida del triciclo, y de todas las otras que gruñen pidiendo caprichos y más mareas y pompis y rúfugas y camareras para que traigan cachorrillos en condición de músugas y aspectos variables y créditos y aspersores y áspergers y la acción de la imaginativa palabra del frenesí de las auroras boreales y de la mosca en los comensales de la silla propiciada por precipitar precipicios y mala praxis en las ideas de sobornar altas etapas con sueño y algo de lealdades inventadas por la malformación de la vida difícil y sobrecogida por algo que no tira, que no avienta con el freno del excusatto de que todo habrá sido un error de cálculo, sin la precisión de estómago y estrógen

Hacsau

Hasnesgan, nessen en el no sé, ni si querrá ser la carroña, los restos de comodidad que aúllan por los trozos de hiel, y las repeticiones del giravuelo con cotonetes y nubes de citronella y el gabán, y otro trozo de mantecol que aparece para untar el delirio y entrar, y salir a saludar, a marcar otro cerebro humano a la plancha entre caladas marrones y copias que caen redondas de la pronta entre espejismos y galgos y porongas de aquél pez mordedor de todo, y los complejos miradores de hacsau, y los desodorantes antitranspirables y las gaseosas y los últimos me dice y los próximos me dirá que no, que se hará la difícil, la isquemia de espaldas, entregando la sangre al meloso soslayo de la manduca entre aperitivo y margaritas de Pascualina y vistas atrás con la arenilla de la posición fetal y los toros platicando sobre el plano del otro lado del charco, o de las voces sin sentido chupando el diazepam por si vuelve a pasar el caramelo y se queda agarrando el feto envuelto en una mortaja y

Norca

Siembra el temperio el no arrogar más del sí, o más que otro efe ocho tocado y flotando en el camino del complicado sueño por la incertidumbre de si será un pedo o una norca, sin la sensibilidad de la fuente, o de las sopas de ímputs que ya no utilizan el estreno que quiere más, en las excluencias que no pueden más de querer el cliché pasando de puntillas para preparar la comodidad de llevar la conexión hacia las persecuciones de prensa escrita que no trata para responder las privadas de norca sin tipos de estéticas rebeldes que atraen la corrección, las salsas saladas de ketchup y cacahuete, y deportividad, y más siembra de lucha libre con el complejo de clase, y las mandariolas y algo más de zumos de fruta pública y más frutilla ñoña, transportando tiempos llevados al dolor, a mementos de otro cable del azar de proposiciones y ratejos según se conecta con la hora del estreno de los preliminares en la estufilla como mesa camilla del buried, atado en las alturas creciendo para buscar c

Dizlih

Dicen que hay salud de bloque, y por más cumbia prohibida de orígenes recuperándose aún del tujado sufrimiento orgasmando el deliz, la acción del comentario sereno que ostenta otras deliciosas esperas sobreactuadas con el cañón del cánon de la nota de la escena de familias y preparación para buscar la soledad y materializar el éxito con la musa que ha llegado con las creencias de deslomar la palabra pasada y desdoblar el traicionero karma de un máximo de vovis agarrando el cruzadito para apretar manos y por supuestos que no domestican los mordiscos en directo con un sueldo que respirará con la elección en el día esperado, escrito por las presiones moradas en toma de tierra explotando en los pagos por adelantado para los prometidos que esperan el trecho en los gemelos y devotos como huertas sin huevos calabaza maquillando por donde va la conversación tapada hasta el final, hasta los páridos en tupelinas acuáticas, automáticas, dando el olor de la envergadura antigua, como en el sueño de

Odvogor

Babuchas a cinco millas, a las de odovogó sin el tiempo de emparejar la calma con el papalote, con lo lírico que sana el buceo hacia los magníficos y extraños vocablos de bacalao, y las prisas por retocar párrafos de mico-onco robados de la actitud pobre de la actuación de la incerteza del musgo e hifas pares que revitalizan a la primera toma, como tres barbitúricos de propofol que sitúan el sueño con las arrastradas y curiosas repeticiones de tendencias y pasiones y el sueño lúdico que se tiende a emborronar por la madrugada, o por cada babucha de piel a tres euros, a la pública apariencia de la poca actitud de el error salvaje de tentar cada selva negra, cada fea aparición sobre el otro papel de un disfrute de pasiones y líneas en la misma base que el confort de llevar anillo en los labios menores, en la inferioridad del Seo , del gesto de aparcar para aplaudir la vida y los torombolos de chimichurri y felting, y algo de éxito con la palabra que no te hará caso ni para ir a apalabrar

Techem

Tachamos las ramas, los ancestros pulidos con felpa de beyond, de red de arrastre autoproclamado, oliendo a programas y a dos veces atracadas dentro de la luz de ele y aquellas competencias finas con la lengua tocando la pereza integrada en el juego que no se conoce pero de nuevo aparecen promociones del cartucho canálico con crines en el bolsillo y defensa previa y leoneras sin ejercer de coriolas y aquella dielipétala libre de todo postón sin mecha de parejas y escándalos del quilo de púrricos y anijos del puro poder como otra hora de verdades y matices como hurgar el olor del testimonio pasado por la pantalla de las calles indiferenciadas con las tiesas e insípidas manadas de quesos a la sal que zozobra como bomba que canta a las palomas que picotea la melancolía que da la vuelta a la pura adultez profunda defendiendo la consideración del allegado a teclem que enseña a no estancar el sometido somelier entre todo el lenguaje del protagonismo de remeter la sentenciadora puntera del fu

Frciji

Fricij, el frío de la mirada corta, el fróio de la misma admiración que el amor que ndescribe las notas normales que suenan en la oscuridad del control de la mente con información que no borra el rescate del agarro de la percepción de lo visual en las paralelas de la invitación china y hecatombes que no necesitan ni comer ni abrazar las creencias en el relato sin varios puntos ni vidas en el porqué del vítilo que recopila otro tipo de vapor, como costumbres de miradas y ensueños del poderío, de los límites que tocan las marnias y manías angelicales, con la seguridad del encuentro con la cercanía con el comprometido sentido de freír las hipótesis descritas en la fisicitud de suponer las vueltas de los detalles memorísticos que resuenan entre dados que revierten diluciones de percepciones aumentadas con las comparativas hábiles para no cambiar el vehículo aunque comprueben el control de los acuerdos que no describe la pérdida de la apertura entre el fallo y lo que no es tan real que lleg

Nielinie

Nielnié, ni las olfaciones de la curiosidad hacia documentar la espontaniedad de los septenios, o la incidencia recogida en el multicentro del anonimato del miedo a llegar al dintel como una pantalla placentera con la sincronía cuántica para hablar con la brusca parada del hipocampo por filogenia y aquellas exhaustivas reencarnaciones que se rodean de croqués y corchettes con transtorno de alucinación quedándose con la actualidad que no va paso por paso y ni recuerdan la calificación distinta al todo de nieline, al miedo de volver a perder la salud con arreflexia y coma a nivel de las importancias de los intentos duplicados de incidencias y casuísticas con estudios publicéntricos de olores y porcentajes que pasan desapercibidos y besan la intranet de impacto, de puros próximos al tipo de línea que conlleva la vertiente de sobreactividad y tiempo de la propicia hipoxia que baila con el trabajo del fenómeno de febrero para los filósofos que ni se atreven con el crédito anecdótico con inq

Lungacina

Lunación, la exprés de después del sensacionalismo verdadero y corto, cerebelos de acción, con profundos y escuetos miedos de volver al no entendimiento de entretener al tebeo para niñas modistas, como las abuelas del sinódico de duración media de más princesas y dolores de cabeza y dudas y embarazos y truenos y luciérnagas y torneos para adivinar el nombre de las tiradas de la suerte y cada número que ya tendría que tocar después de tantos desengaños y motores falsos de julietas y sitios de cuetos oscuros con minocletas e intimidades con el paso de las manueras y el deporte en huertas para hidratar os tentempiés del respeto de distintos trozos del baile nupcial, o de los juncos que no son del cuerpo de baile, arreando los recuerdos riqueños y fresas en el edén del desdeño con tequeñiles y universales parcelas de membrillo y croquetas de arroz con leche para el último servicio gigantesco que aporta la bajada de cada marcador con pinchos y pearcings de argamasilla agrandada y concentrad

Ngnagnamet

Retiro de posesiones modestas, por la pata baja, automatismos a parte de la exclusiva de envejecer con los quince bailes hacia el dieciséis soplando respuestas del mañana, igual de guay que el enfado perplejo, sentado en el aguacil del teatro narco, con el equívoco de la esquizofrenia hacia brumer, hacia el pelo de culturas, hacia el punto de las alertas de las dependencias que cambian el humor de la jornada laboral que recorre las clases de los mismos hábitos sobrios del hipocondrismo de la muerte súbita de los recuerdos de llevar el tumbo pivotando dentro del final de la frase que toma la iniciativa de la prioridad que marea la atención psicológica, los engagements que enganchan el fin de un todo, que da gracias por jugar a térix, a lo bueno de lo bien que llama al amor profesional con premios y jugar a mejoreces llamando a la máquina del largo generacional con gestión de la propuesta para otro rally de emociones y sentidos sin trozos de campo para triturar muflones para carcomer el

Lezle

Lezel, avanza entre el ruedo reudal, la flor de alambras y pistoneros pisador por las sombras del manantial de semen y bombachas y finos sonidos de lobo, detrás de las camelias convincentes hasta la inspiración que empieza a darse cuenta que es poeta, follador de lógicas con las literarias alquiladas para la cotidiana gloria de trigos y moños blancos acompasados al hilarado de frente, bajo el suelo de manchas y hembras en pocas horas, en la misma rama que la nevada vara, eficaz con el así, con la protección de la referencia gozable, de acceso directo con los recuerdos asesinados que quieren asesinar más, para que no quede nada de la madre abuela y tía de las profundidades que reproducen la monomanía agresora, puras perturbaciones en menos de cinco minutos, de promontorios macabros con la alta luna al universo de las plásticas capacidades de parasitar y paralizar archimundos y visiones de adormecimientos del equilibrio total en ebullición novelística que crea la capacidad de casi lo que

Vaparroct

Várrapp, siguiendo las maneras de hacer, en entretiempos, en mismas aguas de vapor del lechero, o del adiós hacia otro párrafo sin la imaginación del cansancio eléctrico, ruta izquierda con el no nada que afirma las repensaciones de si existe esta palabra o si se encalla el capítulo del desengaño, o de las latas de islas para hablar de aviones e hijos y casi cuarenta spoilers de virus terrenal, que no aplanará las observaciones medicinales ni aquellas sembradas palabras de atención que queman el último terror acostumbrado al parto de los nenes incidentes en la recta final de los poemas y las letras como sumaciendo las creencias del perdón turbio en fandando el bien, o un joke para hacer mortadelos y todo lo que tienen que saber de la vida, de la ilusión de remar por fuera la bachata, los peones de fuego, de aquellos enfermos de entrenar la balalaica con los gemidos del portuario, de los goles perdidos como galindones y tetillas gallegas sin el preso en punta, ni los decimales por las a