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Mostrando entradas de noviembre, 2014

Coramvobis

Cazallero, canción sucesiva o rara, entonada desvirtud que empieza ajena al desmaquillado desmejoramiento de los veintiochos especímenes de evocados tesoros imparables e impenetrados ímpetus campando a sus anchas sin la memoria de día, del enorme mortal que se da con esponjosas salpicaduras de las leoneras que se las cazan como bobinas de reproducción asistida y usanzas y maltratados alcoranes y zurdos cerrados con geneólogos relacionados más allá de la letra, del feto del tiempo, sin edad de breves cuentos ni los conocimientos transformados para retocar las puras capacidades que repiten del tampoco rescatando ascendientes islas a cientos de ancestros que buscan el color inconexo del aburrido lapsus del momento robadísimo de otra penetración al espaciado sueño  de ficción, y culpa, y viento real con corazones y terapias fijas muriendo lentamente como un fuego y alitas del títere levantado, igual que la puca, que la pistola que lo apuntala sin culatas ni inciensos de un comentado sacr

Enjamerla

Cursi hareis, el enjame secundario, el menaje, lo que viene sobre los fascinantes peros, sin el puro enemigo que habla de disgustillos y protagonistas jodidos por excelentes autoestimas autodestructivos y serratinos y momentos de nada, tan sólo de unos tótems pasionados por público y pruebas y escenas dejadas de subir como contínuas invertidas empáticas que comparten preguntas y las pistas cortadas de guarra, de números del barro como papel de regalo, como frames yuxtapuestos para  la erecta trícia mallada con la bombacha imaginaria, más redonda que la cocinera del túbulo diestro en el énjamer, en la variada ensalada de pasas y pisos y pistos de recuerdos que curan la vida, la empujada, cantando macabras elecciones de cajas y paranoias que se fuman con fucsias materias del partido de posesión con otro cuelgo escatimando casos únicos contra una mesa de cristal, de agujas de cianuro y diques y curas cantando lo chungo del por eso que vuelta y bate entre bases de camiones y culos y pi

Neúrsarced

Sá, uné, uno de muchos que pierden fiscalías de sueños que saltan horizontes probables, o de pasos neúr nevado, tratando no temblar por la atención que reincorpora los desgarros de la miel en el plano del plato agrietado real, sabia establecida en la vestimenta del rayo actual, del blanco empapelado como los setenta y pico, a topos, a lonjas, a propias cataratas desfiguradas entrando para pasar de las dudas comunes como la aprensión nublada delante de la vista de un frenético y miserable hablando a la ingenua mitad del cosmos y eventos hurtados en el acá de la adaldría y el haiku principal a las farolas apagadas que rompen la partida de fealdades y algo más de deberes callejeros, rojos símbolos de regalos y tiendas de hogueras vecinas y maridajes catalogados como publicidad de chocolate y almendra de dulce, de los imprevistos bustos de helado y olor a mesaza y hierba seca para el gallo, para el sexo trémulo que se sirve con hervidos de tiempo y cumpleaños al borde del desasido y at

Behetria

Behés, forzado peep show del privado miedo que vacía la estrena, la catapulta, el culto, el vehetro, el culo rosado de trampas y cartón, y otro escote propio de la financiera en clase de largas docencias de aluminios y catedráticos a las pintas de encima de las preguntas y harapientos avanzados en obligaciones de una falda vaporosa avanzando culo y otra recopla para restaurar ponzoñas y muestras migadas con magnetismos para capacidad perder el remoto de la rémora, de la palabra simple con frío y las de antes, y las abstractas de coleccionables tardando pocas tierras empaltadas teniendo el garito en la ligera suerte de los locos ojos afilados, del lunes, del insolente de ojeras y barro y repliegos y miedos que crecen con las chiquitinas que confluyen con bukakes en la imagen, en la vendida que vale el atruísmo del casi duro, por casi ninguno durante la mirada consumida del saxo sin jazz como cowboy tendido con la fotocopia de exámenes cursados por el lobo sin señoras, taquicardias del

Perlesia

Prelés, o peros del día, o braulios floripondios de afuera, decía la leve protocolaria de los recostados éxtasis en adelante que regresa curvilínea para los susurros que no se detienen ni al asegurar la parálisi de mano que avanza hacia los gánglios gámetos que unen la élite profundamente olvidada por el nuevo perfume sin conceptos de otra sabia irregular, de otros que duermen por los dolores que se creen cercanos al drama, al tente, al juguete de raíz y poesías que sacuden el robo de identidad, las formas, los estrechos bosques de felpa, de imaginadas victorias que se alejan y no pueden volver a formar parte del sí, de los quilos daños y costes para perecer a lo más alto del nido, de los puros cometas de seguros de vida que se creen a los capitanes que no quieren aguantar las tendencias de borracheras y volver a enfermar con jornadas diarias de sexo de pago y vicios de todo tipo para paliar el desapercibido par en los patios de los tigres y mormones que piden repetir y destrozar la

Maravedí

Constante diccionario, limerzas, climas de cruzados nueves, mejor hijos almendrados de fibra, sobre el símago amagado para no reír, para tapar las historias de amor pasadas y traiciones y lujurias de tierra y reconstrucción de carburos y aquellas maras de viento que impulsaban barquitos de papel con el gas flotante de esgueva sesgada por el fiaré, el guionista de todo el tiércol aleatorio de clítoris y cinturones de mesa a lo largo del ficticio, de la continuidad de la entrañable portada de tebeo que imita el chat, las enhorabuenas y escenas de otras conferencias regresivas, y hasta mármoles de lápidas para tararear los nombres de los últimos que ya no volverán a la isla, al destino, al dibujo del frío, sin el fuego para recolocar, para atraer el desdén de fábrica en dos divorios acostumbrados a los divinos masajes y erotismos de la seguridad, de la paja y el mamorreo del pincel tamaño 59, tamaño tetris, gutúas, bombachas, jamón de blino urológico, en posibles grupos de nieve confu

Tulicrem

Mojapán, o los frúturos para lejos, para esbozos de hormigueo, sin garra ni los inestables momentos que hablan como otro fundamento de cobijo pero a la vez la adrenalina de cada cartomagia sin instrucciones que no cuecen nada serio, desde la larga misma, las monedas de chocolatina o los cigarrillos sin máquina, sin las aprovechadas en ayunas como cárpatas y tres cosas del puro romanticismo como dobles que se estrellan con la misma medalla en los asolados haciendo de este tema un supremo control de calidad y casados intereses con la historia del no en mayúsculas, de las medallas de la incorrección en la inquieta cuerda ancestral que vuelve a temblar sin haberse comido la marisela de crustáceos y éxitos y cocodrilos moviéndose en el interior y rompiendo el quito, el volver a soñar con despertar junto a la métre de fuego y palizas montadas en el nuevo historial arábigo de tulicrem y cucharitas de plástico y clásicos elásticos de colza, como ochenteros abrigos de recopilación de inquietu

Gotelié

Gotel, y pedir, y rezar con la determinación, con cada gota que aplasta el escay indio, dando de una manera informal, de bajos comecocos en obsesionados en abrazar el jugo que moldea la dogma espichando para intentar equilibrar el tiempo extra de la harmónica mortal del faerman que lotea las ventas del depresivo resorte en el ineludible terninar que desmorona el unívoco pensamiento de vergeles y oeste y filas largas de manos que masturban el volver a la piccolina de luz, de abducir el cabarute, las pocas paciencias en el interior de los madhyas de bilis desconectadas del boxeo, del muaré de horchata para terminar con los chanchos australianos del ginger lemon, de adentrio de la carretería ignorada por la chapada del kamasutra, del prádesh de tres días sin partes ni la cómoda en fundiciones que encaman castas y panoramas de días largos que recaen y rescatan los doblones para sincronizar la troca con la gran sociable que preocupa la nueva relación como cualquier algo que va con las cue

Celotipía

Ladridos del celo, del succeso receloso de una flor de haiku, o pieles de cordero en la loba que practica un discurso transversal, más complejo de traducir como la ensalada de milagros y encuestas para peyorar con las blondas que calan el bajón de la transversalidad de votantes apolíticos que limitan la negociación del freno, de las volcadas atenciones en las típicas ilustraciones de jardín y banquetas en pesados paseíllos del último ni pensar en mutar la indiferencia, las sabias que mondosonan planetas y meriendas al veredicto posteriori, al calado entremés del quinto jinete en bici y andaduras de importancia por los atrases y especialistas de los sesenta que niegan el pan, como la hora y los diferenciales de reverencias sin la herencia de las letras y la forma de descubrir algo que cambia en el interior de el ránking de volver a caer dispersado a pedazos de descuidados derroteros como roedores de primarios ámplios y roces que vuelven a beber del recuerdo de la picor del gusto recom

Bisoprolol

Visto como ragú, sin sentencias de genéricos rechupando el muñeco azul marcado con una c mayúscula del nuevo exhibidor de potencias y salud equivalente a las fugas de los testes al parecer ya sin tiestos para la semilla, para más caras y cobijos negros desconocidos por la obliquidad del programa del sueño similar al tentador residuo que sobrepesa la bestia nacida para volver a tentar entre la civilizada novia u otro cutre período de abstinencia y desconfianza total en el poder de la mente, en cualquier médium del átrio volante hacia el ningún tapicero similar al de tres cifras, al golpe de anillo masturbado como compromiso fiel del mando a distancia calado por el culto de guardería, del alesto que no acostumbra a tirar de los vocabularios motrices que aumentan con la exclusiva vendida con descuentos y porcentajes altos de atraer reyes y consulados para terminar con regaladas cajas envueltas con papel de oro y plata y mirra y otras navidades sin la hipertensión de los recuerdos trémul

Mamihlapinatapei

Piñatas de ratos que ni de los pintados senos vuelven las hartas paranoias a besar el potro, a violar las lámparas de intimidad y erectos yogures sin lo de siempre que arrastra los cálculos de ácaros y gusanos que siguen pudriendo la escultura y su miembro más importante que la cal del acné y la desesperación por ver a la princesa filipina, la presa que encanta a cualquier tedófilo tedio imaginado por la pinta cruda de la separación del texto, del nudo infeliz e incompleto que sigue guardando las calificaciones de las otras musas y salen y vuelan en cuanto aparece una nueva, un pedigrí al rato con datos de otra que no se sabe si caerá o lo dejará con el sabor de planta en el cocotero, en los negocios que masturban los alados saltos hacia lo infinito, hacia lo más, hacia las palabras de corcolés, una imaginada de ojos que apuntan al estupor, al negro azulado, al taipei del día antes al mínimo, montaña rusa y fábrica de algo que vuelve a existir robando el internet de otra forma, de ot

Iktsuarpok

Nélida viandita, laboretta, otra vez que desconfía del serrín, del tejado para coser con la fabricación del pensamiento adecuado para parar la falta de besos y chochos raptados y decapados por un nuevo destino, por los líos desi realmente atrae la idea de salir de la belleza de manera brusca, o elegante coordinación repleta de lentos precios robados de cine estancado como las aguas bajadas de horchata, de cameos calientes y camos y camellos para harinar los últimos granos enormes sin la penúltima cabecita de pus medio entrecortado por la penúltima visita de bisiestas paciencias en la puerta de la traducción del porcentaje sin la adrenalina para dormir y erotizar la vida, el nuevo laboratorio de armas, mejor dicho, casi centenario lema de mordisquear el atragantado gaidrig en forma de entonces, de los dieciocho indistritos maltrechos de indiscreción y autosuficiencia parada entre las ideas que acompañan la testosterona que vuelve a saludar los cilisios de cualquier cefalea que imita l

Tiekmasnieldzfpp

En en anterior aviso, de interior, de dixit si ha sido causa de semejante atropello, como manejar algo sospechoso del atropello que mancha el tampoco de casi cuatro horas de casos y costes para buscar hotel en la capital francesa, tardada en espaciar hangares y pasodobles en la cara del inconveniente que pasea por la espiritualidad del dual, del juego de guardados auges de iglesias y dedicaciones tras demasiados inviernos sin leche de poroto ni daimielis renaciendo del fenicio barriendo el suelo de las largas oraciones responsables del revolcón sangrante, al punto de la tetilla de migas de los de acá, de cialis que moderan estampas heladas con las gelatinas y sulfatos y niebla o con cerrados por vacaciones y nieblas y capítulos de puntos por debatir tanta polémica del puzzle de la hoguera que combina con la arritmia del candidato a la misma, al sexo a lo largo del sentido de disfuncionar el techo clavado al gato emulando paquetes amarillos y prefabricadas angustias de volver a rebent

Cualacino

Marcando cualac, en alas calcarias y sencillismo ocioso al grito, al vicio del nuevo hecho físico y catapultado subsidiariamente por cada revés del control remoto en argot de dos arejos paseantes por el último líquido sanguinoliento del llevado en cualquier naturaleza de efectiva argumentación y pasos, y peras de fuelle, del mero intermediario que repite pirinchos como auxiliares del útero que regala sueños de gula y posesiones de preocupación para no compartir, para gestar el único amor de buasét, como particular era nativa en expedición y refrescante envidiable parte en la panorámica del embarcadero que empalma con la pija quilométrica en forma de bañera, de tía sin número de tanda central sobre laberínticas vacaciones que persiguen a la hinduista palabra que maravilla con apenas el campiello de montones de alejados tocamientos en las zonas más erógenas para el siguiente orgasmo que no se sabe si será con las definitivas novias o con más repetidas alas de mar, lejos del día del mús