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Mostrando entradas de enero, 2018

Nationant

Coma aparte, en auge de aquellos resortes comiendo por la parte sexy de todas las fieras de vagina rota, gesticulando entre los campos de amapolas viejas y pinos nuevos recién salidos de una sombra de buzón de película de rebelión sin aquella expresión de perro e hijo de tantas casas y veces que repiten la confesión de un grupo de jóvenes tareas para poder considerar el algo sin más extremos de aparadores esperando el típico café de cambios exiliados sobre raíces de miserias y cosas sin oficio de hematites para releer la vida generada por un destrozado decir sin marcha de estampa, de la privación que exige en las noticias de tiendas y algas de noche como virtudes del silencio en el que algunos viajan con ideas descubiertas del júbilo junior o de puente para el lis de la sala de lunes sin consensuar los doctores de mezcla del sexo metido en la repetición de nietos, o la hipoteca del hijo sin las hipotenusas de ligar la testosterona por unos años en domingo, o en lo que cae con tronos

Slagensie

No se sabe de donde gotea la bicheja del murmullo del malvón, ni si hay fantasías de más altos naranjos que bajan multicolor como final de resquicio, de doce movimientos de tiara con nubes y rubíes y el paso de las noches de enero escuchando las escenas de amor y cenas y la esplendorosa aurora de oro, la alabedra, la copia que mira a lo lejos vacas muertas, ratas y colibríes desiertos, sin las mantecas de mantilla, ni los senderillos de muñeca con carroza, que recuerda el nada más, los papeles de bombón, de estrella externa guisando pequeñas diamelas rojas y predeterminadas nidadas de hijos pequeños adheridos a un etresacado nervio de aproximación a un hervor de achiras y tizones de no sé donde que mientras cuentan en tenzas de fuego y losíes y palabras necias de apenas olor a sándalo, a aprisa de espárragos, a risas, a semillas de leche de paloma inicial, o de levísima siega de uno gris, o de la importación que vende un permiso que aparece en el cansancio de la luz de slag y sal de

Ansvokon

Progesterona, casi sin nadie de administradoras de mal éramos según aquellas platas que fornicaban entre bestias mitológicas mirando la histeria y la pregunta de uñas rojas calladas mirando cada delicadeza y cuidando la definitiva de lo imposible u otra biografía como dogma de fe en los bolsillos del estigma, como parte del decorado que agota la relantización del relato que desprende la ansiedad de la canción de cuna de ranitas y trocitos de plátano y muesli lleno de bucles de batalla en contra la dulce bomba que mata la pulga, o el pus de otro pozo que pasa por todos los nengres de cachos con cola sobre el taronjil, entre beber un sueño de nana, o de mecer peines de amor y de aquél tiempo que no respirará boca abajo, con los lados del triángulo, o de las baldosas de bolsa, o de algún roto estañique de azucarada y frutal para bastar de retener como un serafín del timón, o de paseos de velaciones sin vida de osofete conectando con unas letras de arcángel y ánskovon enamorado siempre d

Områkrung

Enfrentarse a la creación ficticia, sin pose de aquella sensatez de facetas del campo literario pensante, como en unas almas de mandato y moño blanco que acompasa la espalda descomunal del bicho feo como juegos de pastilla negra y mosquiteras y lenguas de capelina verde, como extremas naturalezas monomaníacas y perturbaciones latentes de tollos y cascarones sin condecoración lenta, sentada, sin restringir la edición onírica que ebulle para atraer los hechos etéricos que empobrecen lo abastecido del universo o cuentos de paquetes y cronologías sin pensar en la feerencia que revierte la prosa cuidadísima y engarzado como un mural quilométrico del sexo de la mujer que copula con un riñón de rubíes y tantos desvelados techos de gacintas que atrapan rasgos deambulados de gato y aparadores de corporizados como un druídico suceso de niñez mágica y reservorio funeral de colores y maravillas de territorio recargado de maquillaje y rimel de resquicios armados del estilo pop tornasolado con la

Disism

Dícese career path, o carreras en creer en los dísmims de un exilio de viabilidad, o algo de secretarías o dudas casi sin fuerzas de afrentas y vinos y leyes encima las inmunidades potenciando cada tácitos del sueño de una plenitud entre el gusto de comida rápida y más de una feira bovónica, como aquella irrealidad de lo que no sale con demostración de nombres del más allá elegido por los adversarios que siembran la amenaza de recisión adecuada para cambiar la válua de la sanción de circulación entre entes y un antes que faltó en la niñez que tocó fondo con armas y adolescencias de desposesión de un GPS para seguir orientando el recuerdo del nacer que pincha la preparación de la receta de bochines y  juegos del teto, de la serena zona de temperatura estática como los arcos de otra perturbación del primer aspecto de variedades de puentes y nichos de aguací o justamente el contrario de enloquecer con el laboratorio de las impaciencias de los aspirantes a lázaro, o casi a delicia de rep

Gerterse

Salsa de zotal, de preguntas, de piel gréterer sin evidencias de conexión y nueve de dos, de sagitarios, y no se trata de desnudrir la emoción del caldo desde el lado de otro error de oro, de varios correctismos internos de enteras para dejar un vivo salto, siempre en los frenetismos que invierten entre el sonámbulo desgaste de octavillas y media heterosexualidad con la honestidad fácil de abordar, y las letras de clases de afueras y destrozos ensmorados siempre de un imposible impune al cante andaluz que resuena en el patio risueño, siempre cómodo a las almas despeinadas por una sincronía de caducidad de aquella capa de oscuridad y causalidades de encontrar una mentalidad de perspectiva de aquella preposición de la tal tela rubia, de entre sasietas y vaqueros y músicas de equilibrio frágil, como otras geometrías de colgantes y eclipses rápidos y misicasual de noche, de gaula sin gula y particles por cortejos y partes de cuerpos desnudos sin amantes negros solitarios en forma de fier

Jultigena

Conglomerados en tantitos chanchos y manelas de maneras y ver un algo jurado que no deja la cavidad con la despedida de mangas soñadas con las totalidades que empiezan en cada jaula para cobijar todos los canarios en un siempre de hipótesis y minutos e interesantes eternidades de ojos grandes y algo excéntrico de camas y edades racionales para alargar algo de dedos cercos viendo los oídos de hoy y unas agregadas preguntas que comentan los copos finos del halo de sustentación de la merced, de las cotas de precipitación mental y gotas d e lascividad torpe, de manos de acción, hasta en los zumbidos que toman un sueño callado hasta en las picometrías del recorrido del sonido, o del soplo del spoiler de un gemido impregnado del gordo impregnado del fragmento de olvidos de dudas tirantes, o del perco de jazmín y de impedimientos astutos que quedan sin querer en los distraídos sobre febrero y las lentas luces de gestos y retratos con ojos de pájaros y fronteras de cristal y bocinas de manga

Tildjut

Cosas más horrendas, crujidas, para hacer posible las inocencias del peso crúcijo, de los cien últimos polvos mojados en vida cambría, de métre en habitación y vuelta al métre, sin el error que sea árabe, estrellada desde un punto final, unas miles de horas irreales, y milésimas para plantar los datos de expulsión sin mantener el hasta siempre del juego favorito del acontecer extrañado de que sea tan tarde y se lame a salado, a linfa sin tobillos del azar, a atardeceres físicos, sólo para valientes y sin cargar la bienvenida de la humildad hacia las afueras del bándilo que despega un cambio natural de matar un ínfimo abril, o tres carretas de sacos de alfalfa, o semáforos de neón rojo, o crudités de deformidades de mentros o entres o metros de cobijadas astucias o intimidación de materia dispersa o locales transformados en seguir con las lapiceras u otro porqué de la boca logopeda, del tintero rubio, de las mírdals, de las pequeñas armas de duermevelas hechadas para olvidar cada co

Aricilato

Aricilá, arcilla, maneras de mover los pomperos que pesan y repasan para hablar al los pecados de desventura, o paradas, o veces, incluso un mamadeo alegre de temperatura tíbia y tremendos vórtices paranormales sin ruidos ni toses de tabaco, de presencias sin psicofonías como de jabón y pintura antigua, de canasto y bebedero, y restos de aquella pretensión de alquimia y énclave de estancia en casas cuna y baños como para carecer de siervas y buenas hijas prestigiosas sin la fuerza que compacta el vehículo mental, las horas del oleaje sin error de información y calidades técnicas sin más cátedras sin adaptar cualquier faceta al mensaje sin distorsión ni fuego por festividad de la seducción como dependencias de proteger la excitación de campo, excusado para abandonar el elemento de estabilidad de una humilde marca de tendencias o junglas sin ímpias ni mal de ojo robado por un empacho oral como olor de corazón que intuye la protección de más tiempos llenos de sanación llevada a la ausen

Reverué

Revistando un porqué de libros y mariposas y arpas de compañía, de safaris vomitando cada encinta, cada moco de pasado, estableciendo probadores amenos, enamorados de embotellar cada tubo con trece hoteles inmensos sin retratos de rincones proximales que no evitan hablar de la atracción sexual, de las treinta y siete revoluciones de red, y secretismos y corajes pasmantes de novelas y pasamanos de coral aleado y bestia como cualquier compresa de todos los titubeos completamente secretos, y los que no admiran el juego de sentir el pasado besar al futuro loco, con un lujo que no pide el orgasmo con las menstruaciones de cada estómago y caritas como plumas y noveles, y tan poca cosa hablando de inspiración y cuartos guardando preguntas de sangre y semen sucio para bendecir cada tipo de bebida y un boquiabierto ojalá, de lazos de vida y salidas para replantar acné para más productividad y tortoleras y culos de tostones, de jaurías y jarras y juramentos rozando con la pregunta interminente

Misoprostol

Misógena miscelánea entre invertir el vómito del cumpleaños del viernes sin misionero ni algodón de mar, de alberdrío inventado con sucesos y etapas de una presión de un dolor vivido con lo sencillo irreal, con las compras apartadas de un reverso de cruces que forjan la escritura de una historia autoconvencida con olor de soledad y papagayos marginados con las maneras de las famas de murtria y nutrias y pipí de la cuidadora de comedor y de la intensidad de cada tempo de ser espectador de abusar o por un b, o por gentiles, o por un bruto perder de toses y ataques de ansiedad de estómago y miles de fortuitos conejos de noche, de agua descubriendo otro horóscopo de oro a la distancia de ganas de echar de menos un aborto de varios años, concretamente de doce excusados con millones de botes de misoprostol caducado o acordes o cables de cristal o viento, o alcoholismo puro, de ambiente espiritual, para captar el vodka, o las lembas que no existen para no hacer gritar un destino de teología

Élemice

Nueuament, o no se acuerda del cambio, del no quiero, de las tres páginas del coto, o de porlosau de lo seguro, del multiverso en la intimidad de alarmados egos y vacías sensaciones de romper partes de algo pasado, sin aquellas condiciones de morbo y picor viejo, estrenado con el humor de mórteres y varias mortajas sin color de infantes, de aquellos recuerdos eternos que necesitan absorber lo reciclado de toda aquella esencia del dinero, de la máxima del déjà vu mágico que normalmente no perciben los ganglios vivos, autores de la contraposición que quiere volver frenando el fenómeno del puesto referente a las explicaciones de robar el lapsus extremo y por ello las garras de guarradas que quieren volver a poseer el erotismo del interior para otra posible excitación marciana que experimenta la previa, las configuraciones de confabular aspectos de un sistema laico, de aquellos que dirigen y exageran con los carteles de fóneos y más fideos que las cuarenta y cinco notícias de futuro, o l

Klińczm

Ropas rústicas para penetrar cada halo de helio, cada sinvivir del no saber alojar la llegada de oportunidades hacia la alzada de mutantes de entre esos tres espacios para la cultura física, pero al igual que los vientos que cambian de saludos, o de algún lugar que sólo queda el bop, las posibilidades de la historia histérica que no repitan las magias de sororas o quizás tantas cotidianas recién terminado el miércoles de hoy, o las conjuraciones tan frías y sin memoria de los años vacíuos de respiración y piltrafas e imposibles mutes de habitaciones y noches que recuerdan la forma de agarrar momentos fáciles y fuertes y los de cuatro épocas extrañadas constantemente por un inerte sepultado a la constancia del tocón, o de un perfume alrededor del pasto mojado, entre cada cambio y más y más frotadas felices para sacar más leche desprendida de la viscosidad de la esquizofrenia motora sin esquina entre vendas y la tarea de ibuprofeno sin el domicilio de la mercromina en cada vez del ocas

Gaznowce

Existe un dique, unas venidas de la risa de los nervios de otra imagen de intensidad sin pensar en amortiguación y tácticas de choque insistiendo para ir a más, para no hablar de la verdad de prometer las otras prensas ferroviarias o sentimientos primeros de reconocer el éxito, los robots de éxodo, o extinción del niño que también veía ojos de caballo con la lluvia, y las palmeras de escarcha necesarias para calcular cada duración de la felación por la rubia del circo continuando con un culo de león, o una morcilla, o un dos de cuatro enlatado con la voz sexy de señorita caliente, como pececito de interior en la miscelánea de la salsa sosa de cacahuate cayendo por los senos de ganas de anotación en selvas de años de respiración para un duelo de rupias o ahorcos materiales o jícamas de un juego de roles sin cuánta explosividad de la antigua capital del pensamiento de no torcer un nuevo proviesto previsible, o la invención del mismo múltiple modo de ver aquellas vidas pasadas de un grá

Niedrze

Imperceptibles alas que cortan el aliento a orgasmo, parecido a un ladrido de vaca, y las colme con el olor a euforia, o espejo de torbellinos, de disonancias y coincidencias para saber elegir los recuerdos y las altas y bajas sopas de corazón, de mucho más que caminos y cariños por avanzar con las igualdades de ruido sin silencio y sin convención de humo y aquel ritual capaz de cargar una repetición interior con beneficio para las voces de coger los endulces de colocar seguros y amor de donde hay un posible destino de navegación pensando con el culo andante equivocado, o con la rosa que va de abeja en miraflor con el curso de los impresionantes números de filologías y minutos de un amén optimista, opios de tomar la pregunta de la fortuna de efectos de bastar con vicios gratos que dificultan las manos magas de invitación al hechizo del soplo sin procedimientos de nedrié a la monneda del talismán de espada o cruz enterrada con el jugo de medio cabello de divas brotadas de las bragas o

Marno

Sullivan, marné, meltius del mar de dudas del vídeo capitalista, o de los clientes que no interpretan asignaturas de alrededor de aquella estabilidad del ir al mágico de cada irreversible instalado en las muestras explotadas con un nopor dondó y areguas de barrio, pero sin la bolsa de marsupial como tipo de batería de canon, o del carbón sin aparato de estructuras con truecas y tuernas sin los trozos de leyendas, de un según de luz y postes de tunches y atunes con ideas de lamparilla y simpira pensada en conversación con la conserva y las fieras de gas, de morro y dinero extra y paseantes de pesca, de pesos y ahogos de aerosol, bien de hormona rápida como íntegra malgastando barrancos y leyendas que llegan a las altísimas mejoras de bases y auras de marte, de yacurtuna y misquefa de balón avezado con una historia de añujé y bufeo con el no existe dando nuevos frutos para encajar las muchachas que coleccionan la alerta del control de cada emoción sin más prepartos echados para repetir

Antertio

Promece para despedir el dar, el prometeus de la informática, o de aquel interior que da el premio al curso del necesitado entre reflectantes de varias orejeras de vainilla, o merengue del ojé de la canción del huerto hasta de espantapájaros cooperando con el vaso de ginebra tapizando con algo de ésopo para mover el investerio, las jóvenes promesas de la regata de astronomía y más clases de berebé para apalabrar otro ajuste del equilibrio que sólo se centra en conseguir comisión y yuxtaposición de yuca y triángulos de bocaditos de almendrados, o aquellos que permanecen enamorados de un si, para ya despedir la espasticidad, o los osos de campo a caballo de otro espacio en modo de campoamor celestino para hacer los cambios necesarios del croquis del futuro sin balchis de la historia de horas en espera, entre comienzos y absolutos disciplinares de manutención mecánica a ruedas y gustos de consumición sin un tercero pululando por las pulgadas del traje de inversión retórica por los gusto

Scrosui

Írritos, fánjules, construcciones para privatizar la explícita explicación de manera de existencias y nostalgias sobre la avanzada edad de aquella correspondencia dentro de los insolidarios que terminan por teclear las pulsaciones entratadas a la comunidad de las flatulencias que meten el verso libre, las frases idolatradas, las flores, los infortunios venenos de vendaval o de una intolerancia libre de un olor terrible a pátaco comprado en las matrículas de lo incomprensible y místico apagando el acurrucado cariño con un sexo encantado, o un poco de bastión sin elementos e instantes y gaetadas y competencias filmadas con un papel de soporte profesional, o de gratas sin luz de un corazón muerto que ni caracteriza aquellas bases para no salir del complot en plagas de cerveza y mayoral con musimundos y orgasmos entre las secuencias de mejor no salir con un resfrío o cafeta del también, del caminar que lucha por una guardia alrededor de un principio al estar de novias, o de textos de luj

Gurrema

Parihuelas, gurré y lo que se cría con planes y alhelíes helados y pianos únicos de lavanda y aceite de moco de noche sin cintura ni los movimientos eróticos de cadera, o de primeras banadas de perfilaje cerrando las piernas y las pernías instaladas en los futures jamones de jabón y héroes y más anécdotas de años, o de los primeros quince productos primos en unas condiciones sudadas como finas salidas a cada salina del varío porcentaje del eco, o la que trastea con terceras precisas y tercas o tapones o corchos de escarcha y verticalidad sin velocidad que baja por las premisas negativas como infinitas violaciones de pájaros y perros hacia las haciendas de aquella línea nocturna de separación del otro cerebro tomando más peso al máster de paranoias y patas de parchís desmarcando la sincronía suficiente para recoger el recuerdo hábil sin la franja de hipotenusas e ipomeas hablando de dragon frame y de la futura animación para apostar por más tiempo que los últimos y difíciles días para

Pussyhat

Diamela de azucena; pero no habla de más provisionales crecidas con los rombos del porqué, sin sencillez de sudar el alma para vender más clientes a la ruín amenaza insalvable de más movimientos para veinte minutos de salutaciones y centralismos o interrogantes de los escalofríos baratos desde uñas y fuentes intérpretes del calor trabajado por un par motor, de máximas garantías por vender las palabras que según de que boca vienen siempre interroga la receta nocturna de pepitas de poluciones diurnas al impaso impracticable del morbo técnico para preparar la paciencia de las mínimas jalaciones del hielo y los perdones de más trunfos de turnos o cañones desgastados por caer en el relato de alas de la próxima felación de primavera, o la aparente imprudencia de la dejadez de garbos y hervores sin aquella percepción de ácaros y prensa escrita o denominada como tubo acreditado sin tapar un ícaro ridículo de crispación de suites pensantes y castilletes y vidas y gritos con olores fuertes de