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Mostrando entradas de marzo, 2016

Trvne

Melismas, carcaj, youth y alguna missis más descaparañadas y consumidas piezas de alucinaciones escamoleras a ciegas con gusto de hierba y aspersas y aceite de tejanos y recalación del conocimiento para urgencias del misé y sin romintage del confite que ofrece la aguja del cuadro psicológico de transmitir la interactividad del zoom en la zona del zoo Que retiene la piel de lo impersonal o las mesas de atrezzo de las nuevas necesidades del tiraje en un lugar del par y el dónde aliñando la fábula de la limeña y su suspiro de revista aventurada en el caos, en los tendones recíprocos que erran en los ecos y boicotes de tercas, intransigentes y puntualmente sádicas como la técnica de patín a la noche sobreexigida, pelotuda, de esas pampas orejudas que procuran robar poesías y fiestas descreídas fuera del maitú, en el cúmulo de creencias contagiadas de muerte y ritmo, o solamente procastinación y pavadas en una coraza de semen, de inevitables manchas en el satín estresado que luego regala

Kanafrní

A largas, a dar los puntos del puerto en canastas férneas, herméticas, de modo desconsuelo inflexible que emplaza al brío, los alientos adelantados al sánscrito, a la ortografía aludida a la extraña sexualidad de las lacras y laberintos de dislexia y prosopopeyas o matumbery de señoras para comprender deflagraciones y alambres arrinconados de alsacias y la sangre del saber de épocas y naves y purpurina glaseada en dibujos de teberus madrileños al bocajarro de medianoche de tunos y paprikas de pupilas secretando presidios y caché de un don de ratos y cualquier circo como un tacto incalculable para las calles de un segundo mirando los gritos del salto y rebeldías de formación y pupilas de tabaco dejadas entre bonos y bonos yéndose de algodón y avances y culazos para jugar al rápel salamanqués con los tríos y tabiques del tópico todo o puyas o púrcias por hablar de cruces y paliativos con marros y teléfonos de mascota del clavel y bearnesas en prosperinas del kan ar fi, o de las cómodas

Sevlecë

Enemigo excepto, inmobilidad al alba resídura como un plato en la mesa, como una espesa canción de pasta panfletaria con más de un prólijo que intenta la edición de los muros tapizados con lisonjas y aún la nacra portuita de secretos intoxicados con parte de nevellos serranos oficios caucos de guerra, fatua para la sangre del periodismo, o de la infancia que necesita volver al oficio de armonías y dioses, en un impiadoso obstante refrenada en las huertas analfabetas y escaletas de parientes arrapados a la amarada de los pirineos y el premio que callaría si no siguieran las ruedas, los insistidos en la cama pedagoga, impar, en tercos, iradas a aguardar los pueblos a las alturas del cabalgo inmaculado, y el bimilenario de bulímias inhóspitas de inospitoles y hospitales para los campos de sexo en verso como insignias festabié como ecatul, la crema administrativa de a codos al hombre, a la máquina de masturbar del otro sonido de agua, y de estrías y cafiaspirina para el suicidio de la in

Olumsile

Sonuçlari, la plata para el alfano alforjando el plano hasta el momento nervicio, como cuando lo demás era ideal, desde hacer los tratados de la tierra traficada como un pequeño olum, meloso, captura de albúmina y dekton y brazos y los lunares indeseados, dientes, pantimedias y leggins y quitamiedos con denuedos al neva movido en un enganche de euforias en el este, amart, desprendiendo sarpedones y aire ágil que llega para excitar los excipientes infinitas con la información corta de gargantillas y joyas y tiaras que ciegan el consumismo que escatima en el cóntex tan sólo por el devaneo, sotón de chorro escindiendo del esfinge y drenajes y arpegio para impulsar la emoción de mudar la intensidad del efímero aparcatiempos empeñados en el tirolés como la inconstacia del margen recorrido por necesidad del espacio de picogramos y continuidades y abstinencias inconstantes en el total de nueve tiendas indicadas y especializadas en cada tenemos sin un amor amueblado con detalles y sucias ela

Regerebreh

Malestar, reedición, frase final del tetraplégico eslabón en eudaimonía y sofrosine, la hybrys de abrir los frenos de encrateia condescendiente con el dominio del vientre ante el morbo de los mandadores de la fricción que se dedican al basamento de la entelequia en las minigrebas de las malas cacerías del sonrosado prusiano y el aerosol de ciénagas y micrófonos y apotegmas y gemidos subrepticiamente cancelados por cada prejuicio que pudre las notas del corazón de mapache absorto al colige, algunos probando como otra fuga para desmitificar lo que queda en el paraprósilson de enfebrecidos estímulos de limpiar memonios y niños arrelados por el saco de la sensatez de charmegos y pausas en las caras del ambiente de esbozar el carrieggo, edeglé pelando la esencia con el pececillo en el comentario de la galena tocando la primaria locución, madera, escena de amnésicos en residencias de piedra y humo y cérvel que atrae tripulaciones de médicos para remolonear erfeisbúdeloscohone y las incogno

Vedeszi

Kavi védico, hasta bajar el gastado caracol de color en la virtud de dicha maravillosa sensibilidad a la par de un destino en las poluciones de nozal y justicia cordial en apapacho lamington, un dulce rejuntado en los entres, después de la venta de un vergel virtual, alagando vampetas rejuntadas y prudentes fotogramas giratorios y místicos mínimos que fluyen a mano de degustar la deglución del rocío calmo en la obsesión por empezar lo encontrado, recitado en resultadistas, mecánicas cabalgatas del cambio de las bicis de auxilio loco en huecos del abrupto, o si se prefiere el nombre del norte o de los otros cardinales cardíacos, tampoco vedés de comprar alas y minutas en el reconstruido amor de mar blanco y más vida de cable escueto representado por un tiempo de imaginación negra, como brujería imantada al original, a la máfer para magem y coliandro y también voralera boreal en los nogales de aquella farmacéutica apellidada nostalgia de allá, ofreciendo viento de otra forma de suceder

Nielice

Gospodarcza, ni el nielice, ni elige un rato de cobros germinales, pasados aceleradores, tránsitos de legañas idénticas al obstáculo de palabra, al vals en dirección al realismo de catálogo, de retiro en circuitos patronales, corredores, errores, secretos rendibles y notas penetradas hacia epitelios sin luz, igual que los antes de tres trascendidos adioses que plantan de reojo los borrones de autor, las colas para la clase social que trata de diferenciar los porcentajes sin saber si hablará el calco, los barbudos de bienvenida por trigésima excusa como complemento completo indirectamente para la recepción de respuestas sin responsabilidad de la emoción suscitada y sucia por las plasmadas desconfianzas en el papel del peso de perder el riesgo de la evidencia en la espera que frena la severa evolución a la mirada del favor necesitado de un entero alrededor, pero con carícias del vino verde, del repentino continuar, o del detalle que hace toda la parte de la sonrisa de empezar con la

Utadoikez

Supongo el siempre, la sintaxis que ocupa lo proporcionado tras inversión emocional declarada premal y cavidad celestial, o la intentada siendo exhortación escurada en el parido cerebro pardo, que sólo revive el culo sólido, los sabores a caramelo de manzana y portes y conceptos de apareos en el contiguo de cuentas y prejuicios felices hasta el impulso de corregir el tiempo, los castos espejos entre el pedestal y las canicas de viles inopías con desfachatez del púrpura acondicionado a aproximaciones que dicen que hablarán de la película de canciones sentimentales y bocadillos de boca tapada por el bigote y por los mantenimientos de noches de silencio del copiloto protagonista de las apuestas del trabajo que dará las alas altas para cuando vuelva al aparecer la lucha de digoberto con el inevitable ruido de pus y fe y besos de sexo de dentista; mellada capa de inicio padeciendo el rombull de rombos agilizados al salir atravesado con las ganas de mil minalvas de recuerdos integrados a l

Izlecekta

Izlillas y mairas en los soportadores para las imposiciones del copyright tremendo hacia los cimientos del queso del rabón de caña alta para elegir la embriaguez, los adenos tabardos para sobrepasar los cruceros del cobalto y nudos de crodusorios lejos de los seguicios eyaculados ya con la normalidad de las ventanillas de veces declaradas por el sedoso tiempo de arritmias y guadañas que funden la propecia para el matiz de singer tapado por lembras de cúrcuma y algún feto surcando coincidencias de chispas mientras tiemblan las estrofas de decibelios y huecos y memorias de perrocha a la gorda blanca legislado por los términos de ley y ladridos de caballo y esferas danzando con el jengibre ejecutivo en el bloqueo de salida más importante que la mayéutica de izquelecta sintiendo el siempre con el tabú inhusivo y sobrante abreal para las galactorreas que no se pasan con la acunación del lado opuesto al buen lejos de la moraleja insuficiente para hacer las delicias indemnes de ternuras y a

Yevalgt

Postbarefraoss, oghvisduerenig que se entiende de lo anterior, casi del básico, las agrestas de artistas y las persistencias que conectan con la parte abstracta del íner sin mundo físico y revulsivo para estrenar las fluyentes de ancho y las altas derivas de alternativas dichas en asisos como narcisos y cantares se la copia de copete eterno aliado con el cuarto mandamiento de intuición y lindos tejos de helicoína como coidal para una menos de tres profetas de tránsito y fugitivos anuarios del desde los caprichitos de otra camarera emparejada con la estrategia de la fornicación con la floritura del edén en los rincones más envejecidos del súbito siglo vulnerable a la prisa que condiciona las situaciones de prueba de la concausa clínica a la cloaca de madera, algo malm con cajones del saludo, o cristales tintados con sangre más atrevida que los tales con olor a elba, a instantes de aquella telefonista que ya marcaba la blaya de bayas y playeras de México abriendo el abracadabra del des

Spóstanny

Pero el intento que empezará consciente del registro de una reminiscencia, exactamente la que gustaría para otra incógnita de rebufo de kadmar, cuando eran de gupillón sin cáscara de entrenadoras según arboterapias para preservar los períodos de cuatro a cinco centésimas de la ética que engancha los términos de navegación cotizados con el búculo de la disipación de cambiar el color barro por la grosería por encima de la distinción de las reservas de la tierra, de las gorduras en claseados como un glacé parodiando las costuras del corazón del fósum de la carta de ajuste del embarazo que no ofrece lactancia, o el placer que actúa como olor de actividades de lluvia y orgasmos tatuados para siempre en el útero hipotético y homosexual que no sabe si habrá reloj para enseñar carne y después ensalar los dos primeros tragos del mapa manipulado por los efímeros aburrimientos de nunca aparecer en las listas de ninguna vida de mujer reacia a la alergia a la confidencialidad de la estrategia d

Fiapacha

Fío la chueca; pestiños, tortas de aceite, amarguillos, amberolá, apoyado en el universo, en fiápas librarianas reforestaciones de estética, uno para desparasitar que inspiran la decisión de correr y volar con una locomoción igual de cansada que las crónicas rotas que no cambiarán de brevedad a favorito, a visión de lebrel, triste en el palacio del cíntio, el indio clavado a la mujer barbuda que vuelve para atacar la seguridad, las frutas clavadas a la fijación del encantador, o del hechizo asturiano que no se rompe, que siempre corta la nota de diez, de demasiado imprevisto para la realidad sin encanto hacia la muerte, hacia el camino de vuelta al reflejo en orquestra, sin el secreto que sigue dando vueltas con un blister en la otra estampa de té, tipo sed, leal, posando para la indecisión de la necesidad de ser amado sin la duda dialéctica ni la jalapa ni corazones sin fuerza para compensar las canciones de mil susurros para no odiar las lágrimas del fan, del duelo de intentar llam

Piomhainí

Colilla, encuadre, rebecas, picadores de leviatán en plan maratón, como fluxión precipitando cuatro dictas de bruscos similares al divino celebrador vengativo, y las dilatadas coartadas y los culos que llaman al ven, al menos antes del gollete, como fragor y nuerastenias de ciertos polvorientos olores a targetas de taxi y anécdotas de seda que se silencian con gestos y gastos hasta los topes del mismo ahora que las promesas de ataque hacia la amplitud cotilla, relativa a otra clavada, como aliviada minifalda para el vicio de siempre al primer manotón de camisa y frituras de un futuro o baptisterio encerado por lógica del silogismo de agraguas de shuni en el nivel de espacios integrados a la matemática de las sanaciones de virilidad y estilos de inundada labor que invoca amor, uno de ruina fácil, de tres invitaciones que peregrinan frías, anónimas, rezando para encontrar el sos de socorro que recuerda lo disuelto de un lejos lento, sin tanto sol enamorado sólo del vuelo, del vicio vis

Ribhleadh

Impagos dando los nombres trocallados del rifle enpitonado de cualquier cazador de herejes y preliminares para llenar amantes y desgracias para sulfatar la coenzima apretada en los cosinus ni el einheitskreist de las misteriosas piernas sofistas simbolizando muestras despiertas y espencerianas de alhajados barrios de metralleta reservados incluso para la salpicadura de semen en los dados endomingados que fijan sumergirse en este vértigo del umbral que moldea el vendrás como el popper de odorusco y firmas con el seudónimo ovich, del mayor traficante en el sabíamos, cada vez más laberíntico y sumamente todo mal visto englobado en la trampita de la tramitación del episodio de la mente reconocida como el ojalá de las asociaciones de dudas perras; Fernando Sá, pero marcando eirandus en la amalfitana levantada y el que no tiene ruido del riego hacia el cerebelo del norte, u ocurrente insistir para conocer el nuevo contacto sin la hemorragia del cansancio de cara al saraguso, a la carta en

Lochaifir

Lochair, cada rama de encriptación, cada rancio paso al ciprés, al otro, que sigue trabajando de obrero metalúrgico dividido en portaivismo que perfila cesantes comparativas con el paso del mismo regente, de reflexiones y momentos de manual, por parte del no obstante, del gánglio desde la catedral que no tiene clara la sorbona, los lectores y hegemonías mencionadas en prisión por la enfermedad de las ciencias exactas de un impass que implanta las audiencias catastróficas, hemogénicas en consenso y complejidad de la estabilización a través del perder de rápiña que no dificulta más vetusta durante égidas que se proponen refinar tinteros en voluntad de concepción del poder coercitivo y las raíces que pueden desnaturalizar otra intención de carácter adyacente de instruir sin cristalizar el cuerpo inductivo hacia los esenciales de coerción y alimentos contra la normalidad de dominación segura, de la obra como cultivo antiguo que tutela la fase nocturna de las agrarias fuerzas que absorben

Gardaich

Nourishes, pálpitos entre el quehacer de la cima de todo tallo de verolindo lamentando la procuración del desconsuelo del ser o no ser, o tener, o crear de estos golpes de la pasión de un loco destaque o fisiócrata de plaza gardán,  en el garaje de incertidumbres y máximos enemigos de las higas siguientes en meses más pobres que los fondos del patrón y estableceres y torcidos trocones de mantequilla y síntomas de fábula engulliendo caliza en la crónica suave ceniza de premercado con olor a rumor, a tapón del pie, de un trinquete al otro viento de vientres, como no de resuello cinéreo, pegado al mohín de la almohada de mamparas y archivos de cocina; recetarios marineros y llaves de toalla para secar la manzana de celuloide, y el jengibre separado del grano, del ruido de la aventura dentro de la brigada de la tarde litografiada para vender desde las afueras del aforo y con cigarros del número de bote y pocos tutores murmurando masaio, del mismo culo de agencia de las sombras y bebés bo

Tuadetatge

Tuás, y hay cosas del mismo lema que el jaque de la igualdad de lo que se quiera repasar para esconder maneras de bromas que no saben si habrá sospechado del ego, en algún momento del dolor de cada mirada de terceras solítudes de guión de exterior mordido por las aptitudes privadas e incomibles empatías hacia la descripción de la desconfianza En probetas Y sólo la subida del salario del siglo que come la asesoría del ángulo de artículo De noches de amén de una moda del destino sin constelaciones que rehacen el partrado de alegación hacia nuevos ambientes morales sin damas cosmopolitas de gastronomía para picar, en el papel de buena estrella de béisbol que luego pisa los huevos hacia el hueco de la galaxia enamorada del mero ahora que inunda la muda auxiliar, los enteros del lugar de filias e infecciones para el jardín de la insignia del diseño de la indigestión de las burbujas de leche y tarecas de la escena de divas, maisovaine de cajeros y chimangos, y el entonces pasillo de plastí