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Mostrando entradas de abril, 2008

Así por escrito, públicamente

Lo último pone la mayoría de confianza, a las órdenes ametralladoras. Nueve cerca las tiendas entusiastas, felices, fugaces, no cabe duda el empujón hacia lo desconocido que arranca cástings, páginas blancas llamadas al caos como valores avergonzados y semidioses y matices de estas diferencias actuales que piensan un minuto después en la chica Misako y sus cánones coleando en la quinta edición asegurada, pendiente del grupo de iguales figurines de yogurth de vainilla, y después el mayor chofer a los lados, los diez interrumpidos del patio, la luz también muy desagradable, más honorable, preciosa, una serie de cifras familiares, pero cegado más tarde por la razón visual del engluto interrumpido blandamente sobre las mismas leyes kármicas y psicológicas en posición inmemorial dentro de lo que cabe y lo dice públicamente, y habla de trasnochar y tragar suculencias entredichas por otros con cara de oso panda así, por escrito, públicamente.

Termolantes sin

Visto de antemano señala un cielo de verdes ocres pardos, una especie de asno con tres morros y cuatro colas y cordeles de algodón que cuelgan de sus patas traseras frente al cuadro lánguido, de acetona recubierta de nata batida inclinada, blanca, trenta y cinco botecitos ATO y otros montones de nata parados, esperando el autobús de línea, el sexto delirio olvidado y traducido por preferencias entre otras esposas y ciruelas amarillentas, no dieponibles por la suegra que aún no existe sobre escorias griegas en sus pautas habituales de cinco minutos de durada, no más, ya, sólo quedan cuatro novatos alegres en una calurosa tiendecita llena de fulanas ofreciendo canapés de caviar e intentado vender depresiones al dos por uno más los incentivos del ivi más honestos que sus víctimas de contacto.

Tous azimuts

Suero de galleta, ebulliciones que avanzan despiadadamente sin nada al alcance de los vinos y timbres y más moras, y más hojas en el vaso del atardecer, purísimo, como pezoncitos acabados de moldear al jugo de la menta fresca, y mandarinas bailadoras taconeando en frente del batido con la crep de sucre a punto de ser carcomida por los tragones hambrientos y nada que deje pasar espumas inútiles con más vicios que les cuesta salir de sus recursos y gustos francos, y más recursos para el cacahuete y mete la mano para el pepito del corazón, para que venga y se salga de las cabecitas enanas, cualquier cosa más, como lo que dice y se cuela para conocer las ganas y algo especial cubierto de papel de bombón dorado.

Guacamole smoothie

Preferiblemente de mata o de pera, o manzana ahumada, la batidora a mano, pero da igual si es Moulinex, pum pum, pum pum, pum pum, moler y cantar, preparar cantidades sufucientes para todos los comensales que remontan por escrito crujientes coconuts y didas amamantando viejitos que nacen así, y van rejuveneciendo con los años sin dentales postizos y descubren que la vida va al revés y se adelantan causas y consecuencias de estas causas, y vuelven al principio, y encuentran celuloides que te llevan al reencuentro con los orígenes del mundo, de diversos autores, y se empiezan a leer otros e insisten con los unos, con cantidades fijas para recuperar lo que era de la abuela y ahora ha pasado a los tíos egoístas que no quieren regalar entradas de guacamole con quesadillas y smoothies de coco con un toquecito de canela para darle mejor sabor unido a gotitas de limón derramadas con gracias y campañas publicitarias que se hacen pesadas mientras duran al repetir las horas alejadas de la nada al

Para tocarle cuando le preguntan qué

De todas reacciones pocos minutos enloquecidos, pocos segundos, no sé, que algo no es insuficiente y los pájaros desconfían de las horas profiriendo maldiciones sin importancia, vivencias decaídas, para hacer de aquélla cópula un desborde brutal en su interior, un choque sensorial, desdibujado por el desdibujador oral, con chorros evidentes, tardíos, hay más detalles de clase. A la duda que se caguen options y perros de esquinas descantonadas, perrunos light, mocasines lacoste arrugaditos y contundentes, con el que muerde, el verde con tonos rosaditos que no se ven y deleitan los tres que importan el selo sedoso, aterciopelado marrón y blanco, igualando la morfina necesaria para cualquier análisis emocional o estampación del primero de mes de la temporada en competencia de las elongaciones birlonguis sólo durante la mañana mientras iniciativas imperan cristalillos y Geox de hace días y alguna que otra selección sin calado a medio píxel dark green, como los que no estan puntuados en bei

Ambas fuertes subidas

Adelante cabrona, vuelve a la carga pero acaba rápido, mátame de un solo golpe, sin sufrimientos ni más crisis agudas que tengan que acabar con diazepanes súbitamente iluminando ironías, variantes de ansiedades y transtornos de personalidad ocultas en el sueño, en el proceder de la vida, en el cortocircuito de todos los sistemas que apaga la máquina después del comienzo sin aclamar ni aclarar nada para acabar más dudas y preguntas, y tal, placer femenino entre caderas y espadachines blancos y morados, bueno, el casco cazique, si, se puede decir que era violeta con toques de atención, con algún loto con ocho o dieciséis hojas vírgenes, infantiles para el beso follardo, para la subida y la dicha de Franz que no se debe abusar de la euforia, controlar, controlar la euforia que luego viene lo peor y...patapam diazepanes arriba y abajo y otra vez recaídas sin que Rudolf pueda reaccionar serenamente igual que yo.

Sudorex

Digamos que el brazo de la cafetera le abrió los vidrios llenos todavía de croasanes y de hojas hojaldradas de fideos chinos y gambas que llevaría para los pájaros muertos de sexo después del vascolet y me acerqué un segundo como una sombra al precioso féretro de sus uñas que buscan internet como ardientes conchas y consoladores que acompañan a estas letras que sacan la cabeza del sófa y vuelan por el cotorro y me dan otras palabras para que lanzé en estas pérdidas esperanzas al coulis de la morfina y recupere el zapping de la vida con sus sudores cogelados y su sonrisa de momia con todas sus asesinas promesas recalentando en la cama los hongos y pidiéndo empapado la pastilla amarilla para volar en vuelo directo hacia el gatito rosado de peligrosas arañitas. http://perro-invisible.blogspot.com/

Casur frenesí

Justo en el café de la esquina, nada menos que a unas cuantas yardas del mismo pasillo, al poco de subir los peldaños que van a la cocina, todo alrededor del pupitre viejo lleno de palomas y capítulos libertinos de novelas negras, literatura levantada, escrita en dos compsiciones kafkianas y dividida en varios tomos dormidos en el garaje, como en un anticuario jovencísimo en forma de mujer que cruza las piernas esperando el momento, esperano los muslos ardientes del Saurión entre su centeno, entre sus labios rosados que siguen esperando el contacto carnal, el papel jovencísimo que espera con impaciencia antesd e los treinta, antes que sea ya tarde para todo, sobretodo para ella y para sus crías de colibrí. Perdónenme, creo que estaba la mar cruzada de piernas y esperando al sujeto con un canuto de María a la mano derecha. Ojalá sea guapa sencilla y sincera, la María da igual aunque a veces se canse de la vida y de la última parte deprimida rodeada de whisky y ansiolíticos que encajan e

Grito para eventos de gala

Otra vez el destino juega a las damas, de repente, rosa, sin ningún papel a favor como en el pasado, sin Rudolf, todavía con ella después de casi cuatro años en la distancia de dos voces Salamanca Barcelona, a no sé cuántos quilómetros de distancia y la partida vuelve a empezar como en los dos años antecesores. Vuelve, vuelve creciente para apoyarse sin equívocos por aquella típica embajada, más que un principio varios ansiolíticos de golpe, o mejor, una caja entera de comprimidos diazepan prodes, entera, una detrás de otra, sin apenas agua para hacerlo bajar, sólo con un sorbito de batido de coco para agilizar y atrapar los efectos sedantes más rápidamente, como inyectado directamente en la vena, solamente para sentir el placer y no volver a la agonía de la crisis de la fisonomía aguda que ya se sostiene en un puntal de fierro bien forjado, sin pozos, ni malas hierbas, las últimas arrancadas por Rudolf y su Teosofía que evoluciona hacia las intimidades y luego hacia los mundos superio

Ventanilla recortable

Mmm.... chuta la boludez, se para en la niebla demasiado prematura mas inminente del inventario catalogando seres, poetas, más tarde a través de la tarde usada con otro nombre malabar Videla. Chumba chumba, tambalean ollas y zumbean utensilios de metal planchado y brindan por un buen beber con un champagne burbujeante, recién sacudido en el espacio de varias creaciones anónimas como objetos cósmicos y deseos renacidos del fruto filosofal, la hora del baño en aquellas encrucijadas entre acuerdos pasados que se vuelven a presentar brevemente en elecciones de rechazo y del no saber las razones escritas, las llamadas de las ventanillas recortables con todo en el aire como siempre después del almuerzo algo corretea directamente y resalta para subsanar órdenes, actitudes de firmeza eficaces que no vuelven incompetentes por las partes orgullosas de las rodillas y en aquellos ruleros de mantecol.

Denenés

Cubo rubik. Rojo, verde, azul, CMYK, o un stándard creado en cooperación por Packard y Corporation al mismo tiempo senil, súbdito insomnio para no volar a recoger, a planear estados de tiempo, espacio, espacios de colores, maquetas indemnes, perfectas, desnudas hasta el dia de hoy en función de invitaciones, senderos dignos, dos retratos, o tres, fríos sapos, saurios i resentimientos guerreros, incursiones caudales, compactas como compota de albaricoque con el nombre de cualquieresquién y daguerrotipos de vaga mirada franca, quieta de sentimientos delicados, lamentaciones impuestas por la sociedad ahora ya desquiciadas por la enmarcación de poderes de nunca acabar y sentir el ardor de que eso termina sin un final feliz pero continúa por la cosa que le trae, o por el triunfo solemne que no quiere comparaciones con los maestros ni con épocas anteriores de su vie, en suma, solamente una luz blanca.

A ver cuando....

A ver cuando se evocan ideas, inspiraciones por testas absurdas, abandonadas free, libremente recostado, inmovilizado, parece espongiforme pero por algo no lo es, o por todo, quizás por lo más absurdo de momento, por ideas de espacios free, vacíos, ansiosos por no tenerlo todo, por no tener una dama que bese labios y testas que piensan más de lo normal, más rápido, rapidísimo, en milésimas de segundo, y no sabe cuando se abrirán las esposas, apenas maravilladas que enloquecen crecientes de cada deleito, de cada beso sarnoso, de cada gracia ardiente que se suma al shopping deseando el tanto, la copa, ¿que numero de copa usará? ¿que talla de ropa int...? Son miles que lo ven y lo aseguran, menos el propio que no se lo cree, y se pregunta cuando, busca respuestas a todo, a la vida, al más allá, a la muerte psicológica que a veces todavía se acerca de puntillas preguntando el tiempo.

Hallo du

Trévites en negros vapores que ascienden y descienden como ascensores viejos, como deseos y vicisitudes felices entre pergaminos y confines hasta la puesta, una cierta añoranza del descanso, constante, en los que ayer fueron campos pardos de lycra satinada que apresuran enseñanzas y piezas teatrales sin problemas ni preguntas cuyos límites cambian cada día, constantemente, en aquel yo de igual manera, de ningún navegante trepando lupanares descansando y esperando soledades que fluyen y acostumbran a usurpar hallo du, a decir el ceremonial en el ochenta y seis concreto, detrás del otro, confuso, al estilo del retocador mangante, estilete en mano, por eso de la adversidad de las curvas y máscaras de capa, vómitos rosas, augurios, esquinas sin dueños temáticos parcialmente día tras día, a este bajo los pies, todo nítido de profecías con Rudolf de maestro de ceremonias con sus predicciones etiquetadas cada una con su colirio.

Ty molodo vyglyadish

En modo de espera, luce, seduce la incerteza de futuros inmediatos que lo colocan al number one para también colocar aniversarios y dejarse caer y llevar por el mundo que interesa en gausianos momentos, desenfocadas clarividencias sin fijarse más en diazepanes ni señas duraderas para próximos futuribles intentos del destino duradero que juega con fuerzas de la naturaleza, nerviosas, borrables, referentes al tema, a cualquier excusa pegajosa, atrapada en otras fases después, en otras pruebas y sueños que se han cumplido después de métodos e insistencias quer lucen secretos, pesadillas daños y prejuices, antes del zumo matinal como buque de una cooperativa industrial y fija, con miles de goces y fuchas que engulan estas poderosas voces del delirio hacia la captura detenida en construcción.

Absolut

Rent bränvin, puro, dominando el absento de los dédiles, alcanzan sincromos mientras se toman copitas de primeras partes claras, sincopadas, menos latentes a neófitos bufando y contando informes de sicarios y sus córneas blancas de la nada, desde el recinto ciego, bruto, polvoriento, en definitiva Machadiano, con las cuatro paredes y la fuente llorando atrás, de lleno, y los chopos bailando al ritmo de soul con el absolut en las raíces para chupar y succionar palabras del semanal, versos desde Baeza, con cada primavera Soriana intercalando ríos, caminos, heces, algun viaje a Jaén, el Yo presente, huero, estomagante de figuras retóricas y paranoias continuadas que se abrazan con nostalgia de otros tiempos con bímac y alguna penetración que otra más austera y profunda que la máxima, entera, criticada, profunda, más profunda, más, más, más, ensayada comentada, tanto que ni vale la chicha tocina. Pues que espere.

Repipín chamaco

Memeces molastas al principio y ahora les da gracias por ser famoso y creer acciones y mensajes no entendidos o por entender que no entienden ni maman navidades y piñatas, contratos de trabajo perparado para multimedias pendejas, dícese otra vez al salir de repente y al subir tocando puertas y chaquetepecs mostrando susu bubies naturales, todas encantadas y erectas con sus botoncitos de dos milímetros de diámetro, y de largo quizás media pulgada, una de cada color, sabor, depende del antojito del momento, con toque chamochelano, picante, bróncolo, con algunas lombrices de adorno que proponen caciques y canciones infantiles con cuidados intensivos y músicas de antaño quietas de trases y trastos nocivos para tácticas e indiferencas platóricas, más que amigas comprendidas entre bodas y buenas amistades con hermosas chiquitas que fueron poluciones funerarias elegantes sin digestiones pesadas en forma de cerdo, como áliens platónicos que no pueden salir de los estómagos vacunos, no correspo

Boy toy

Aún ténue de la realidad, ya sin reglas ni estos giros falsos que aguantan y cuelgan de un hilo casi roto, todo falso en uno de estos giros casi sonámbulos que también se pasan por el forro los apuntes y autopsias eficacias, decididas, todo lo demás con peluquines y dentaduras hundidas que van recapitulando al echador sobre el vientre hinchado y hermosas morcillas francesas, embutidas con venidas de sangre entremezcladas con cobas como rémoras que entran y se meten por la fórmula exclusiva, extra, y ella encantada con una toalla secándose el flujo como la sudor de un pollo en la cabecera de la tarde basada en la pulpa del periódico en plena bronca imitadora de lágrimas y desconfianzas y cosas de niños adultos en libertad; histerias, parajes malcriados de cada miembro, para siempre. Gira, no, lo contrario, puede llegar hasta allí, hasta lo máximo, otros mundos que no arrastran porquería o escarabajos que se alimentan de cucarachas vacías y nuevos cachorros de yo que sé, prospera la hien

Pearschneid

Todo escribe situaciones cotidianas para palillos y dientecitas rotas por culpa de rareces que producen inquietudes revestidas escalona, como amasan los lirios y floricientas en ediciones anteriores a ésa, a la carga delirante, sobretodo a vínculos que se despegan de la vida astral y van a parar no se sabe a dónde, ni se intuye el destino ideal. Sólo se desmonta y cabalga como quiere. Lo pierdes, se gana, se va de vacaciones un diez de Julio y vuelve casi ocho años después, de otra forma, seguro, con otras teorías, o la de los niveles augmentada por patas abiertas y un par de pechos manoseados que ya no saben, ni beben igual, ni toman miel San Francisco ni San Patricio, no se sabe exactamente la marca, pero no importa los Madriles merengues con más aspecto del este que el de Paupizza punto com centrado en dejar huella y repartir alocados por donde va, pero se borra de los sitios y las pizzas y profetas preguntan cada verano por él y no hay noticias de México ni del cortijo de Oria cerr

Nos suevos pois eles

E no, para nos dar suas sugerencias del organigrama dispuesto, dale álanos pois eles, en perpétuo crescendo vulgar, o ese desparpajo del lechón del martes, dorado, amarillento, viento en popa, como siempre modificando, extrayendo el jugo de cada cosa, de cada lamento amenazado, luego inventarios, días de la semana, a saber cuantos loros y cacatúas mugrientas y muñecos enlazados con robots de cartón-piedra, casi hasta la timidez formal, cosa que nunca encuentra el desayuno a la hora establecida, ni se le pasan cosas por el sendero de la verdad en cuanto al capital, en un momento no, en dos, tres, cuatro y hasta cinco, o seis armarios en formol, también incluidos los fracasos y sugerencias de cintas para poner a la venta de estudios y plazas pois eles, capriche chegam para marcar presença brasileira, o algunos caprichitos rosados y blandos, como nubes recién sacadas del horno, de las nubileras vírgenes.

Laútre momos

Laútre, la hora de la tienda y de preguntar si los clientes preferidos desean zumo de lima o limonada fresca, prosciutta di parma o capataces malcriados, decisiones isotérmicas en un barco después del armisticio pasado, apartado de la manta ceñida, del soplete, de la cálida brisa bien dotada de carteles y corridas hambrientas en su espalda y en la punta triangular de cada zorete envolvente sin perder detalle de la gonorrea profesional, gimlet, una pausa, vendeuse picoteando y largando los dos viajes de ansiedades que ya se pueden despedir con un au revoir, para siempre y hasta nunca, supongo que ya no, no, no, no, no, no, no, no, ahora canta su último aviso, y estos eran siempre antes de la vendeuse, para tasar exorbitantes correos en esperas carantoñas y acuchicheos de manera sobresaltante cuando preguntaba por ella insistiendo acerca de lo otro.