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Mostrando entradas de 2023

Örögör

Ógoror en apéndices de bouqué y queso viejo en trazos de almidón y jíbiri durmiendo en la trayectoria del sendfield con la conducción de cometas a tiempo de purgas y retrasos madurativos de lo que no se ve a lo físico que tira a tablero con hielo fácil y constante con aspecto de feria y tiempo extra de todo, tocando hueso como del opus del apelios y gafas de broma contando cada gota del último golpe que no hablará del segundo que no se atreve a hornear la industria del bermudo, del héroe en paraíso interior como alfgo de follamigos o mejor dicho follallamas del cien por cien login en el mundo de la ubicación exacto en el pataleo del querer recibir el regalo del ya, en cuanto para s iempre, o para no caer en las creencias de las pérdidas obligadas a generar capas de miedos que van saliendo y absorbiéndose como bebés y algo de arguelles en agujetas y tiras de pollo rebozadas para la danza de los pies y aquellas que mandarán las enseñanzas para cambiar la realidad entre el dominio del ya

Felés

Siente la felé, la estrofa, la gorda y extraña presentación de gala, de fiel, de momentos yogurines en vistas de traseros y gritos y cinco minutos de circunstancias, de rápidas fotografías de gallos y sensaciones y jotas del yo fuí, sin fuel en el archivo para contrarrestar las voces en boca del tino como una de porqués y felés del palé del tercio de un reset que no, como caprichos de leaux, entre vicios y entrevistas con el clavo del genio de cristal, y de la vidal embarazada entre el ahogo y el reportaje de la pota fea, o la cata atragantada de esperma y bamboo y un nunca devi cepo envuelto en poco papel, en aquellas confesiones intercambiables y sin dueño, y sin la baba de la calentura y los tantos de siel, mojando más felé, y salsa de algo pringoso que no gusta y tampoco juega a la basca, sin las elegancias del edemé entre las agujereadas reivindicaciones con la industria de historias y algo de votos kármicos con más horas extras que la poesía de los próximos orgasmos que quieren t

Foglolák

Folgó, alogado como laák, como temperie templaria, como hoja en blanco, como huso volátil del placer que está a las puertas de las creencias como tal, o menos el yogurt de fóglolak en el futón, o en la próxima bombacha para olerc que será la definitiva hasta la eternidad de los sentidos, o de los copulados en una extraña dimensión  que merecerán el corazón del tórax femenino, o combinarán estrategias de mercado para que la mujer reconozca a su pareja astral ya en quinta dimensión, o en el más de más allá gaditano, o se cerrarán fechas con los ojalás cumplidos mientras se espera la entrega del balasm, entre el hit de la verbena y los balines sin la capacidad de bajar el alistamiento del físico romántico para asaltar el seis de nada más, o del sentimiento de los años, o del anticipado guapo del momenot lento, expresamente hecha la falta ortográfica, respirada para sanar la quietud de los estrógenos del miedo de volver a ver la llama y escuchar un jau que no será como las cañas de vinos y

Sapenza

Cugno, no la sabía, ni esperaba las alas de la tos en el motel, en el lugar del sí, del sobran palabras o faltan, o faltarán o sobrarán cinco minutos, o diez, o veinte, o veinticinco, o algo de cuñas aportugaladas para dejar atrás los dolores de cabeza y paranoias y víboras con el hambre de la madre sin el anzuelo de protección conocible, o miradas por reconocer, por fomentar los saberes de otras vidas y preguntas para vías y betas a posicionar el éxito hacia cada cuadro feliz y lleno de bendiciones con noches y nachas y algo equilibrado con las hachas o con los nihilismos del día que empezará a funcionar la testa como una caja de relojes, o una jerga del destino acompasando las nuevas noticias de líos buenos, y de ángeles y edredones como esclavos escapistas vendiendo motos y torneos de otro futuro en los aires del ahora, de planificar otras foeces, otras libertades con las horas concertadas y la tranquilidad hasta la fecha de que habrá silencio absoluto fornicando con el reencuentro

Porposo

Crolusta, porsopé sufrido como algo impersonal, como la cabeza en blanco, ya agobiada por tanto pensamiento y nocturnidad en la terapia para la envidia de buscar el talento y los espacios negros, y aquellas migrañas que dirán la definición del unísono y si ya hay hecho el todo o será otro todo que decida la nada, la fea y rápida, de dos adjuntas habilidades para trepar ardillas y seüntes, o fábricas del olor pasado materno, o futuro de bocas acobardadas como más búsqueda de sincronicidad y caricias como para follar la última tranquilidad repelida por posponer toda una vida de interior olor y sustento, y máquina con escala de grises en que se le van los ojos para encontrar más sincronías y peros e infinitas confirmaciones del punto dónde estará la reina del corazón del preteo, del rey, del panarra buscando la salsa del próxim mejillón, o viento en la cosa de botones y grados para fermentar cualquier invitación al parque o a la cama, o a casas, o a más sitios inocurridos por el lastre de

Mantresa

Asert, en reset como en algo de tres porros y pitidos y remezcle con tinto, o con la calada en figura creciente como para estar en el ahora y no irse a la mierda entre el directo y las que no existen ni censuran la manera de hablar en raw,  y de volver a follar con las palabras adecuadas que eligen un top y el número pi, de tres en tres y huelgas de conclusión del parte cuántico que se refleja con el ya, o con capas de ilusión por varias señales del universo que indican que hablará pronto y tocará la autosuficiencia para adiestrar la contentería de los de arriba, sobe todo la matriarca que seguro que está ayudando al monólogo circunstancial que hace país, y peridad filocéntrica que interviene como actor para admirar las posesiones de aquél cántico en cuanto la presencia de la evolución devaluada con los confines de una treinta y seis, en tiempos de norte y confianzas a tope con la luz de la luna en perspectiva real, aguantando los años que van de la mano de la futura cita centrada en e

Tralualia

Tratú en la caradura violeta, en la vagabunda solar, barros, momentos, tetas, como para morder un entreacto como el del último año necesitado para contar los perdones del sobrevivir sin los servicios del ego, de aquél repaso de donación y comodidad para afrontar el destino, y servir cualidades de importancias y telares reconocimientos para cuidar la base de la compasión y la paz, y las plazas aplacadas con las palabras que apiñan el congosto del sueño original hacia las manifestaciones reales del hueso del número áureo que disuena para activar las existencias acompasadas por aquellos trece nidos y huéspedes del no se sabe que visita de nuevo las arcas de una mística creencia después del decatto, o de cada control que baila para que se termine el veintitrés, y cada ocupación en vena y se reencuentren los dos corazones más sanos que aquellas palabras del último abrazo, tratando de ser un beso en balsa, desde la coordinación mútua hasta los enérgicos tempos que no se sabe aún si son los m

Vagrado

Agrados de la vez, de agradecidos e ilusorias bebas de grelos y gratales fraternales de la inocencia sin aquellas jaurías para vergas y sensaciones de inmediatez de las noticias del apagafuegos y del soneto tambaleando cada serenidad, cada bala de agua, de alquimia y grados de vanguardias y ventriloquías para solventar la maldición de la duda que no es dupla con culpas ni ñoñerías desdibujando las histerias de los primeros días de manicomio incontrolables sin descongestionar nada de lo que no haya ahora ni dicta aquellas citas derostros al anonimato, o para que haya acordes, con los de atrás que bailan jotas y jodas, y todo lo demás para sanglotar y petar con la impaciencia del deber, o del anularse para abastecer tiradas y tríos disparados con la disipación y el anhelo de besar el oro y aquellas amenazas fulgurantes del todo, o de la nada que claudica de parecer el antaño de restos de aventar fuera del lugar que no agrada ser, o se tiñe de huir de las prioridades en especias y habladu

Isoápamo

Ispo, teneré, o  el doble de gato pescado al tender el trampantojo de erección que había tres atentas, tres falsas antes de la auténtica y definitiva reacción al autoinmune amor tan ansiado y hostil en el hipotálamo pineal, rojo, endeble, como en aquella flor de mitad de mañaneo que marchitó la luz del destino sin saber que volverá a volar con la valoración del silencio en la soledad, en el río de lágrimas y semen gastado por el reescrito tuki al que le encantaría revivir una y otra vez los momentos más importantes de su vida, con los más grandes y respetados desaparecidos que no llamarán a la puerta para otro reestreno, para otros quince días sueltos de risas y pausas, y escaleras de amor para un altar sin dar locura de órdenes y otro augmento bestial de frecuencias que sí argumenta el poder, las púnicas sensaciones que se llegará, sin saber el cuando, pero intuyendo un pronto en el palmo de la brisa de mil tenderetes impacientando las búsquedas del control en el caos absoluto, en las

Hissicade

Pantomimas y keywords del pan, alcanzando el pasatiempo y las ventas atrevidas como para estar en el mood compungido con el autorretrato de autor enérgico de bebé lanzado al océano, al limbo de la balada bácana de carne y hueso de la boca de juegos dejados para seguir amando incondicionalmente el hissicade, las costras del pasado que arrancarán la salida por el mismo sitio que entró con la competición para otra prueba de locuras pilladas por otras fieras lúcidas retiradas por el miedo que no se sabe si se reconectará con la certeza de la perfecta conexión de sala, de aquél remedio de ascensión que no entra en el triple parchequing tomando el tablero de la piba como gramativa de ponientes y gramáticas con la reconsonancia y concentración como colaboradora de excesos y marramás del mimo lanzado al aire, al viva del arte, de la virgen de la confianza para gritar y fornicar y decir que será la definitiva, la de crouxout como el garito compatible con el miedo del fiel, llenando como el frut

Croxotar

Ratos y choques y almarqueques y vistas al único croché, del no recambio para algo casi ya imprescindible, bastante irreconocible en el otro umbral del modo para entrar en la materia de la infancia, o de cada información de varios tips de la base relacional entre ciertos conceptos de transición, en la sagrada profecía cumplidora como para no disponer de la máscara de magia, y las aportaciones quirúrgicas del mundo, entre soltar en el bosque mamífero, o en el vínculo que incluye un sentimiento opuesto al que hay en la habla de competencias de ratos y choques y croxots cansinos por este miedo exagerado al fin de los días y las bajadas de existencias como las trece faraonas más guiadas por la confianza del máximo milagro con o sin las nueve llaves de coincidencias y numerologías para estampillas y decisiones nocturnas como para avivar las nupcias entre panadera y estudiante mercantil, de ilusiones y a la vez cansancios de que no se retorne lo dado, las gomas de parchís, como con el juego

Nalacmí

Malaceas, en sí movidas, esmegmas y magneto esferas de prospección fundidas en el negro tectónico, un negro azul de dísimulo confundido con el despertar de la audiencia conocida por los estudios de campo, de cualquier dirección que empieza a combatir y a comportarse como extraña, como incubando la exquisitez de los nervios en el afloramiento de otro todo con calcita y esquislas saltando con la ciencia y aquellas geodas del ahora con el debate entre doctor y doctora recristalizada y más paralizada que el antes de hablar con los futuros fluídos de la parte del squirt de la taiga y los bosques de preguntas pasadas de largo por aquellas vistas de oxigenar acebarra de perclorato y demás formación para la planícia del idioma para dar color al collar del amour aupado por las mayúsculas y matraces que dan igual sacando la cobertura del cobete como bechanés y concejalías para seguir pilotando la vida de la imbatibilidad de las escenas costumbristas que no saben si quieren seguir enloqueciendo c

Dompeme

Domepé, con algo perenne, de plástico inocuo, conllevado para tratar los tártaros, las encimas rebajadas para peregrinar los chantajes con alguacil y berros y cerros para girar con cada invención del cerebro, del piropo de eme y algo extra de bucle y dopamina, y quicios intranquilos como rotundidad intacta y expresa, combinada con cada sachio, cada nombre portugués, o cada obsesión por las cabezas de burbujas de semen, y dibujos del futuro en la bombacha, y olor a cálido, a caliz, a expresión de bereber, de inseguridad matemática, como leonas y amasadoras  del tiempo oscuro que besa al frasco del momento más dulce y frío, sin el cupido mayúsculo que se repite a cada trencho de las cuatro etiquetas de dopé de siempre; entre algo ñoño y frondoso para confiar, para retar otra pausa más larga que la anterior, que el ciclo de palabras y válvulas de escape que ya no sirven como vulvas dilatadas y úteros y otro nacimiento como de falso demonio que quiere lo que quiere y se pajea con soda, con

Yprerne

Ypré, yepre, yeyé de tiempo, de lado, de sexo, de olor a ella, a chiva portuguesa con chanco y tacones con el aire de las pintas al empate de algo que sale para llevar el royal real, o las matanzas del sandwich de moaré que viste un algo viendo para la orden de pescar carreras paralelas al contorno del contable cuajando el famoso refrán inspirado en la mejoría que besará el pan con canciones de diazepan y biografías como el perdón de la actitud del bebé bicho de afuera, que en realidad es el dentro dentado con cuchillas y síes de los huéspedes en forma de cacahuete y monstruos que han llegado para desaparecer en el tris, en el excequio de cuando llegue la primavera, con las moléculas y máculas de más admiración que antes, más resistencia, menos pánico al todo del este del dios, como reconocido para estampaciones nubladas de una calma quemada que lo reconfigurará todo, dentro del no sé cuando; ni cuando la veré besarme los labios enharinados, entercortados por la emoción de la vuelta a

Irride

Dridé, o la consecuencia de narivá, o la deriva, o el punto para sanar las desgracias de la vié, del tom tom automático, como el pelo polar del ñigo verde, celebrando la suficiencia de creer la creación de la sinopsis del ambiente del bollo, y del sufrimiento adelantando la consulta en el cecho de meter el cameo a Bleu para positivar otro ocho a cero de orgasmos vistos como público y pájaros para el show de presencias físicas en el primer paso de la esquina en cada calle puesta al cuello del destino como en la histeria con cositas alrededor del dinamismo a pan y agua como el sexo con a seducción mental enfriada, sin ver la mirada que pilla el tema de la otra monaguilla de Daniela y dridé de corpus cristi con la lecherada en las alfombras de serrín y crispies con recreaciones de aburrir las locuras en la cama de albi y la bufandita básica en las tetas de irride, en un tercero dridé dicho con creces y emblocollos y rarezas del embudo del sueño, o del automático lloro por el customizado a

Ultice

Purga por esporas y esposas de mezcal mezclando el dentro de la alergia de empujar y gritar por la utilidad de ultice del velcro paranormal que abre con la misma mecánica que las tendencias rompedoras de la viralidad de repatriar un conjunto de sensaciones nacionalizadas con la cojera del quinto hincapié de la historia de sopas, gomas, lavajes y bambú como el fa bemol que se hace para condenar los espacios robados que dicen lo que no son y pegan los trámites de concentración con otra super diva estancada en el momentáneo silencio del encallado continuar con el todo del puro poder, ahora sin controlar las horas de entrada y salida del zizanoides en cuatro vueltas de boletus y sombras enredadas en cualquier punto de despegue espiritual, como vórtice del futuro vuelo de lo incondicional hacia el poder de tibio tarisca ayudado por las condiciones favorables que renacerán antes de registrar la vuelta de las cajas de papeles y obsesiones como un maitrí de mañana que separa glándulas y más ga