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Felés

Siente la felé, la estrofa, la gorda y extraña presentación de gala, de fiel, de momentos yogurines en vistas de traseros y gritos y cinco minutos de circunstancias, de rápidas fotografías de gallos y sensaciones y jotas del yo fuí, sin fuel en el archivo para contrarrestar las voces en boca del tino como una de porqués y felés del palé del tercio de un reset que no, como caprichos de leaux, entre vicios y entrevistas con el clavo del genio de cristal, y de la vidal embarazada entre el ahogo y el reportaje de la pota fea, o la cata atragantada de esperma y bamboo y un nunca devi cepo envuelto en poco papel, en aquellas confesiones intercambiables y sin dueño, y sin la baba de la calentura y los tantos de siel, mojando más felé, y salsa de algo pringoso que no gusta y tampoco juega a la basca, sin las elegancias del edemé entre las agujereadas reivindicaciones con la industria de historias y algo de votos kármicos con más horas extras que la poesía de los próximos orgasmos que quieren tener sentido con las angelicales ventas de la introducción en las oberturas ochenteras y los visuales, y aquellas olas de patas o penes, o tiones para mojar con horchata y discursivas creencias de un listón bien alto, como agrupando el lienzo en el body shining y aquellos jajás de la adaptación realista con las rápidas escenas de aquellas hiper sexualizadas con la rotomation de cada plano minado de recetas de pan en el cerebro y molinos, y felés, y lolipops y algo más de cansancio, como estrés y cambios para comer el plano y los efectos de la próxima confianza para comer potorros con licor de huevo para beber entre las creencias de cualquier after envuelto de ayudas extras y espiritualidad y quizás llamas de imaginación concreta en más de tres semanas de ramen y frames.         

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