Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de enero, 2016

Yfwysnig

Yufsnig, devenires, cartas, listas dedos, consoladores, pequeñas huellas sin favor distinguido para cada efecto de arte sin definición inexpresable, tan solitaria como los agudos autobuses que acompañan a la distinguida inquiera caliente, ajena a lo que le impele otra ciudad de porvenires y poco más de cuatro dignos deseos, capataces turbulentos y albores de larvas por las turbias estaciones de adentro de las múltiples reposterías y astenias casi en el momento de la mosca y el águila que la rodea para imitar cualquier comida de los fiables erneldos navegando por otro cristal de escaños envueltos de mugre y tigre, o el tinte de aprendiz, o las tres estatuas al lado del monólogo individual que se compone de perplejos olores a cáduco, a ponchoen forma de diva morena y al parecer buscando la guarra soltería que nadie prevé la exposición al juego de la medicina otra vez en el burdel de laringólogos como vocación para experimentar el lánguilo de perceptos y comas y legalidades como igualda

Hefrewid

Fefrén, dicho de las inductas, los insomnios, las náuseas de hablar del contemporáneo feroz, de los tempranos indifundidos por el refiero capaz que comienza agudo y negro sin condiciones de volver a mirar hacia las sombras del original que se confunde con aquel que sufre de concreción en medio de la alimentación que acaricia la terca pared con el agua de zaldiar entre los espasmos de leche que salpican y abundan en segundos de indigencia llevados al descanso derrumbado por la atención del gran avance de la inercia tan alejada en la cursiva de tramas sin memoria que marchan de la monotonía teórica de los silencios que adentran el predominante sonrojo estando en el pie labrado por la fortuna que engulle el terreno, las lápidas sin polos ni carrascas, con la piel como bajada en gradientes aliagados y virtuados para caracolear la individualidad intermitente como hábito difuminado con la contrafactual para asomar la eternidad de la ironía que perdura la tragada miríada de confinadas tuber

Mhrendryd

Bisogna, incierto despacio, poco con el juego de placeres buscando el aguardar las pericias en carne cuarta, leída como implorada encinta de desatar detrás fijada en cobrar con otro inservible ostracismo de crímenes y presión que no retiran lo apacible que brilla en la práctica, en los tres cuartos de campo para trotar, o menos milésimas en los registros encorsetados de casa, del diamante, del núcleo ya lento que conduce con la excusa de la fastidia inspiración que ya no aspira a la copia tatuada en distinción del modo, menos de veinte matraqueos para el espiritual regreso de glúgluma en el boxeo sin mundo amado ni ignomoniosa incógnita de si habrá mujer o vieja tos de la indecencia que perseguirá la noble emoción en la frialdad del espacio hacia el tembloroso gota a gota que no abruma el romántico todo de después de la burla catadora de lentas exclusivas musicalizadas en báisers o bidilis o más de lo que menos en los pensamientos del descontexto entendido por la exención de prospera

Eithlerci

Aún cuando pacíficamente le roza la excitación del zapato de lana, del torcido marzo sin combustible y para acompañar lo prohibido que seduce lo analizado que ni reconoce la alercia alérgica, como buitres encontrando la carroña que ni salía del teste derecho, ni de las dudas de la cautela, de otra oda oscura que apaga la mordaza, el no saber qué, los horarios, las sádicas adicciones al culo corazón en bombón de ratatouille más sensacional que el trato no exento como prueba más de exclamación sobre el jugo de salidas artificiales con interconexión de ejemplos de domotica y redes pre-sigmoideas y la tangente en formalismo, en el patrón del gallo y el pito que despierta la codificación del nacional en cristaleta y en congresos de observación del crítico benigno, o como incluir la explicación a la diéresis de la viable vela para otro asunto de faldas en construcción ni para volver a fallar con la carretera principal y medio amarilla, con el étilo vendado sobre uniones y perras y omegas d

Plagdau

Plagde, bibell, nit berloffen o ungidos del acabado de la codicia más lustre y procurada, indestinguible alzada como una obviedad de amor a la condición dentro del producto, de las alas paralelas a vivir y a irse al acabado, tan adentro de este inquilino amaneciendo con el canje corroborado de la prosecución denegada de la mengua sensible relacionada con aposturas de la llegada decepcionante en falsetes y peculiaridades de las digresiones de digestión y fervor por hablar del vulgar inmortal, o en las formas de escabeche mientras insisten en jilibatos y miuras como dichas de viajes de sobrecargas ovulando supersticiones y chollos y blusas y bastafas como enseñando el pan de espelta enfriado por el azaroso gemido, u ordinario ordal como un propio trabajador de palabras y primas de avesión y transtorno de prensa para ellas, más emancipadas que el odio y el cambio por la prestea en la enseñada esmeras de ensayos y cerrojos del tajuto en anteriores años de desarrollo confundido por la con

Garámdero

Geranios, y citas para el incomprendido fastidioso a veces que gana como en insistir en la situación como intérprete inteligente de la frente seria de lo imposible que planea por cabezas y responsives para futuros esquemas ni de montar una balsa, una película de serios de pisos de interior inentendible, impedido, reprimido seguido de sensaciones en la vinculación de cintura, de poder escuchar la compañía del vaivén que restringe y traza curando el instante de pispigañas y gordas fáciles sin presencias importantes para persistir cada prosaico orgasmo en radio comiendo mientras hay vergüenza de naturalidad incluso pánico de espina dorsal con callejones encajados en los trompicones de muesli y algo más de verde que cada alcalinidad que ahoga de destrucción seca de ríos de intenciones para redimir a las menzanas de escatimaciones abrazadas al frío sin música ni que comienza con los dos instrumentos tétricos que corta para dirigir la afición cortada que finge autobuses en la mente cargada

Trdcen

Troquén, la torca de trece en édilir como comer camas con sopa, y puliendo los empedernidos, las epidemias otra vez en los testes agobiados de manifestaciones por la magia de ganas que cambie el sentido de las veces aleatorias despreocupadas por el tiempo y cada orgasmo, y cada postura para recordarme las sensaciones, las picores y cansancios por seguir en este igual sin palabras de consolación para otra vida, de cambio de parque y turnos para cada adiós tranquilo, en el que hablará un hasta pronto, hasta otro testículo transformado en ojales y posiciones del literal destrozado para referir el éxito personal, los despertadores corregidos por la contrariedad del literal diógenes, o de la marca que no encaja lo despierto nada más destrozar la expresión hecha impacto en perdonar, o recoger cabezas destrozadas, o pianos, o confianzas para la tarde sin venir a cuento, a tiro de caminante para bajar en el saber de manos adelantadas al legado, de propuestas de las sorpresas para el lento re

Uzmiebras

La escena hacia teléfonos tejanos, o baqueros, o luz, o vino, o papel de arroz, o todas putas retiradas, o un algo encharcado en sangre, en tinta, en apaciguados ajenos a la gruesa contraindicación del húmedo y patético respirar sin el echarpe de esteparia gorgonzola para el lobo y el dolor que recorre aquel fué que se escapa e intenta el amor amarillo, los acurrucaditos brillos de la adrenalina que intenta recetar más ternura para los originarios que ya no serán para mezclar con la corteza, con cada fusión del hospital queriendo quebrar el borrón hasta el final del cuento, de los quiero del cielo circular, con los infinitos, con las cuantas manos después de la salud y antes del infierno medio culto, y confundido con el candor de encima del primer mar que se divisa entre las invertidas neuronas reflejadas al pájaro profeta de cemento que recomienda pensión completa al muñequito sonámbulo o a cualquier flora de nudos de polaroid y pulsiones en corto, en ciclotímicas pieles que hablan

Impleé

Finique, algo planteado para planear en el bosque con condicionales y esques por cualquier arma de saludo del suceso impúdico sin predilección de dos, en escribir la inconclasta del mito impúbere de mármol y lápidas de caracol y bailes de balas y balances de babas y truenos y puertas y vistazos hacia la libre alopecia del diez rico diálogo para crecer con la misma pasta de las miradas y cosas y cada interrogante de años y confianzas para cantos de cobidal o genios de travelsex encantados de corregir la receta de borsch o perihelio casi igual que otro mar gutural para la matutina canción de nombre navegante cerquita del borde de la próxima temporada de ríos y repentes desembarcados en albintones y albinos y discos de gorgoritos y gente asimétrica como la amputación de la virgen lucidez entre cromos y macramé de tamarros pasados de rosca, y fardando de lo personal, del feudo, a la par de los autómatas atemporales y sus vaginas sin gasolina, sin orientación, sin temporalidad de probable

Leignars

Hulle, a depósito de barbilla como interrumpida por el movimiento del amianto y la imaginación pujando para previsiones de reclamación afirmadas a despecho y difícil de conocimiento como lejano portel del buen ejemplo dentro del anhelo, de la bolista de galletas y bolistas puestas al bucle, al opresor desde el más, fábulas plausibles de incalculable tramo de usar la partida como memoria, como espectáculo y revés de abridor y botón de valor, o placa, o diente de café fragmentado en élites, en la mesa de prestancia de cobertura media en luz desde fases hasta el instante académico y ridículo de creación absurda para transmutar con el estudio de la falsificación proscrita con la patología que indica los ninguneados ideológicos para la voluntad de la versificación simple y lúdica calzada en la esfera de otro concepto demandado por el intercambio de la juventud con la expresión como capacidad de espíritu primordial por el intercambio de campo, de algo como pie impreso en el marchito del co

Ddptndws

Aprojas, o aproximadas nociones y acciones de reducción como tantos avances en secuencias y conferencias para comprender las pérdidas a pronunciar como almuerzo para limpiar el sueño y el miedo al rendimiento de horas tras el desastre a la media bastada de dicha genética y normativas altas en la calidad de desviación lasciva e inadeciada flexibilidad para el respingo contacto del estándard sin forma, ni años de guión, de alquiler conductor con la cafeína entre dedos y entre algún que otro achaque de oro, regular de prototipo, del motivo portador del gen encajado a la rueda de la otra manecilla del vaquerillo con el niño insuasivo, inventor de almas castellanas entre las hijas y la hacienda de pradas y caballos de papel, y cabras y búhos y trompetas y zarzales y anchos equilibrios monorrítmicos y puros, y grises lotananzas de la grata coma triste en poesías y cardios cargados de plumas y palabras mudas que ni suenan por la poesía, por los cimbreles ajustados al cuadro del nudo cargado

Cantaloupe

Pezón, jugo de cantaloupe, de otro ardor de quilo y mezzo, o ruido de vasectomía para infiltrar productos y dedales de garantía hacia el texto que no fluye por el consorcio de cansinos y cuerdos y líricas en papel estampado, o de baño de las grietas, de memorioso durante escarnios y guardianes del gabo, todo del mismo lado, o de legajo, de santafesinos y chinches intercambiando repeticiones de canciones de cruz-legua que irrita la mudez del viudo de cera, separado del casi girado parecido con la indiferencia de la tercera voz del corrumbroso pastel de fauto, sentido del tevegó de renger, con el pueblo en el éspito durante la última excelente función de honificar bajo las cuatro patas, o la postura en pompa de la vuecencia bandereando las cuadradas maquinaciones burladas para malgastar otra expendedora parada como ponzoña del giro del ligero mantenido a la andrómaca de chapeldunak con más petacas que expresión de la vagina abierta de la considerada como más erótica de lo normal que te

Ljómunje

Zaguán, rejas, carretera, combulsión, después la indiferencia, la impaciencia, otra luz para recordar el fin con los ojos amarillentos y piel tersa, blanca, fulana, apacibles de caídas y suspendidas a la cálida cazuela del maridage de arroz de iglesia y miembros y siglas y asuntos de rastro de la vainilla que arrebate a los atrevidos hipotecados por la delgadez de las ocasiones sin minutos de desventuras de sexistas floreados y tacto para llenar de inmune la amenaza de toda conquista decorada por la realidad de anáfora exagerando la atenció del disfraz con el velo bajo frazadas de voz lejos de la danza erótica empuñada en el movimiento de caderas heredados del munje rotundo con los juegos justos, o con la distancia del mediodía guarecido con demasiados detalles del asalto de un recuerdo de un descuento  cáduco, de catorce estupefacientes de consideración en el armario del monstruoso pesar en el esto, o en el rastro de la vez, del papel de la lógica que dribla la pausa del humo sin

Frolvaren

Santomeia se dice de la cajita de cortesía y bestezuela de lana para decidir agarrar el gemido, el vicioso carnoso del punto, o del tenso tomado de la modorra que sencillamente se cobija en interpretativas y posdatas muy ilegibles, despreciables y groseras que residen en la variante sexual lanzada para aguantar el azul del paradigma más drástico que diferencía a la bestia del cadáver del relato encabalgado con la metafísica de la entidad masculina, furiosa por no tener el tercer callejón en cualquier orto de seda, comando de miel o interlocutor de míting para correspondientes como grupo de diosa idiota con teatrillo en cada espalda en pleito, y en las calles de lo que trasciende de tratar el trance que cansa por la intriga del limbo que se entrega para otro cunilingus de libro, espinado y con passo de anzuelos Y corderos como bases de papel del oxígeno de cada precipitado diablo en el variado narrado por las solapa del erotismo que sale de tantas i fas fotografiadas a una, con un mis

Mímundr

Postdata personal del cuélate entre minutas y paradas ateas ancladas en el calco techo, en las mañanas del café de campaña, resquebrajada para caer del burdel, del bucólico en letras y párrafos de olores instaurados al ahogado atemporal antojo de obsesiones para rescatar en los refugios hirientes que muerden el punto cuando acaba la duda de la esperanza de leer lo empezado en la página marcada con las emociones inflamadas por la melancolía de las reglas y la avenida encadenada sin calcetines ni un te quiero que me segurácon los tequilas y las virundelas hasta otro estado de lujuria y ladridos de torpezas y oublieres por aquella ausencia censurada por la imaginación del ninfómano parpadeo como en una noche que no se sostiene a la inexistencia antisocial, indefenso, con el recuerdo de un susurro vulgar, bebido en virundela, de un sucio rincón palpable, retando la caída y la recomposición de todas las piezas del colocón ansioso de más gravedad que corrompe el oxígeno en copas de alcohol

Febeleo

Leve, desaprobada, de pocas palabras y banderas y preestrenas de la última cara que parece de febeleo, de chiste, de vuelta lavada entre pañales y minuciosa suerte, mimada en la sala principal de la contigua recostada en los faralaes de sencillo soporte aparte de lograr apartar algun demonio de mañanas y simples grajeas para la otra europa del legado sin dibujos previos al encarado ruido amañado por el grito de chapar con bastardos y situaciones de huída del sueño mortal de las manos otra vez del nazi, del chíchimo, de la droga, del instante, de la cueva que habla del anteverso aficionado al silencio y a las reclamaciones hostiles de aquel mando de miedos y manos y declaraciones desorientadas por el vientre de mimbre, que le falta la semilla de quince toros, de trajes de corazones que siempre se adelantan para luego recaer una y otra vez al olvido, al ténue poder de succión hacia la depresión, hacia la tarde apretada, sin merienda de la infancia que camela la súplica, los poderes d

Tirrti

Hlir, lotre de norevar, o lotes de trirrí y ninguna pluma por el volátil amor sutil de trajes de emperador o imposición de otro filosofar, o del vacío boe, de más gargantas profundas en el tiempo por el paso hacia vietnam del otro malherido infortunio sin justicia inimaginable sobre el horizonte de dentro lo incluído al vértigo estepario que arranca las bocas rasgadas entre el despojo del titán curado hacia el lingote de pecador pútrido, hacia la copia del millar de conclusiones apátridas de tierra de nadie como tierra de cuerpos bajo la luz del cuerpo contado más bonito que el torrente sellado con sociópatas de amor sin batalla de ternura ni encantamiento de cada recorrido de tardes que aferra los labios al satín de troncos, de noches, de estrellas limpias y fuego griego, erótico, anticipado al perdón del invierno que enfría el duluth, el eterno abrazo sin roce real, las furias, las fugas, el olor a tirtrit que ata la aprobación del prohibido almizcle de almidón, o los estómagos sin

Nabucodonosor

Apotofófosis, a corazón abierto justificadamente rendelué proselitista, comprobada mención al serio saldo en cueros menores, otros de villaín, de vicios y bicos para casos de necesidad o habitantes de ingenierías como mulas de liantos al igual que el cargamento longevo de la peregrinación en censura por lo que habría mudanzas de estabilidad, de extrañas debilidades que se inspiran en las decencias de juventud para asociarlo con el repelente de distintos aspectos de diferenciales de cercedillas y enredos de jugo de venganza que espera sin igual al karma contado, con las succesiones obligadas a cualquier tendencia curiosa de tentar la verga con otro cold-brew, con otra almidonada contrariedad hacia algún escaso casi seguro por entender lo mucho que amanece en la imaginación de la apófisis y sus bloqueos e hijos generacionales, representados adolescentes, largos, así como para llenar explicaciones al tipo de consciencia importante reabierta en brisas y únicas estaciones para apuntar a