Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de 2021

Pendubste

Tungsteno, cálido caliz de mineral, de romper aguas en el entremedio del cornetto  entrando por el patio de bragas y bombachas bingueras haciéndose con el espéride en los segregados diferenciales en el momento de entrar a la servilletera del sénior vip, o para llamar a ibarburu antes de la publicidad, antes de señalar las gomas de la tierra, o los dolores raros de encéfalo, los rígidos de no saber si será algo peligroso o no, en el enlatado extremo de girar los premios, las tortugas de huchas, o las luchas de ver y oler el vértigo de las canturias, o las frutillas de narciso que no detalla la actitud de sentado, y sin el habla del mancuerno pixelado a la cuneta bajando los orejones forococheros que no hablan de veces, emocionando las dinastías del ADN de la reina del brillo, con zarigüeyas parando el tequila, el plalpensar de dejar sitio a lo nuevo, al gallináceo pedo de masticar la contundencia presurizada para jugar con la precisión del profe de paz, que marca la persona estándard, o

Esmegma de mapache

No se sabe la definición, los amaneceres de risas y pérdidas a la vez, por el corro del volá, del ya estaba en polvo y olor sólo a la pólvora de demetrio, o los electos de mogamas, o los mapaches, o cóncholas de ropa dejadas en las necesidades de otro barrio obrero, de cada dante para saltar con el cuello del vicio por delante del par de datos vírgolas, o menos inocencias de levantar los ayunes de comer culo con natillas y restos de eyaculación femenina, para hablar del saludo de un perro, o la leyenda de la campana del infierno,  abierto a la condición dadivosa, que no sé lo que realmente es y se besa con el lienzo y con aquellas papas de vista en el reverber que lo da dios con el futuro equipo de sonido, y las habladurías del coste de una respiración de tres, sin los pitidos ni cables blancos para cortar, con mártires dobles, de repetición consigua que cambia y tira el micro, como oyendo un partido por la radio de la encimera en la derecha de la esquina del retardo seco de cada decóp

Sombessie

Sombreretes de sop e incubaciones del hambre en sierra gorda sin la carencia de las dificultades de ojear las boobies de la pareja de moondrake para hablar sobre los frenos chicle y la burbuja para soltar los temas de la lefa y el paisaje pisado por las vivencias anteriores y las ganas de más brotes y berengenales de genios y gremios sin otra noche de discoteca, aunque pasajera, retumbando con nauseas y flema de tigre, como para expediar las domesticadas piernas que ya ni aprietan ni miman los fotones, faltones de confianza entre la hermosura y la colocación del tentempié que protege cada ala de diez mil vuelos cúbicos que no obtienen intercambio de sensaciones para suceder el trono de las mujeres, de álgidas cabrecetillas del torpe troncal, que no avanzan, ni se ciñen a recordar los besos pera, y cada chocolatina de jengibre, y chile, y aguas de leche y colorantes y tiñes de llavero, de vacilonas estampas y cuerdos desdés de deseos y festejos y aquellos moldes, listos para profundizar

Girtkojs

Trances automáticos, troncales, recetas sucias de otro traspié sin chasquidos de chillo, de aguante privado por el robo del saqueo de las críticas completas y áticos y ojos para distribuir la defraudación de la gente sin planos infumables como las telenovelas queya no aguantan el caos de sus personajes y ni los alimentan con videojuegos ni el rendimiento de étora, del cunilingus que llegará para decir el saludo como oración sin comisiones, y ni las odiseas de requiebros con suelo de taoba como travertín de judea con lazos de sangre y hermanos y primos millonetis como aquella serie de aceros de linóleo sin dar el paso de burla y tipo fijo para corregir las pizarras de la sabiduría del conotutti de rechines, de bar, de cocotte que pide volver al gorgó adoptivo, o en los ingenieros de música épica para la futura batalla a horcasitas sin el fusil de ojos rojos sin aquel crudo de purpurina y lo de la legalidad del protocolo que barre el servicio de la licencia del cómico autónomo y más ofen

Stroorreg

Tiletse, sin leerel truco del miedo de imaginar la desaparición del trébol sin su último juez, o el marrón glacé, a nivel técnico, de algo en que entra y se recuerda regular con el primer garrión que vota con la seriedad de las mudanzas como experiencias de más orgasmos y testosterona y neblinas hacia el primer olor de polvo y promoción de una elgacia que olvida conceptos básicos de uso propio con cada tipo de epilepsia templada con un arsenal de miedos y malinterpretaciones por la  salud de lo que no se escucha bien con digerentes adopciones que bajan y menean la guita, el stroongreg, para bebidas de grog mezclatis con flujo vaginal y aguas bravas de acero mientras picotean en los taquígrafos y sesiones picantes de pensamiento, de escoger un ritmo de varias vías y vértices de rectángulo que combinan con el humo y las cuatro paredes sin costado como piscina y tanqueta de semen apretando los orificios del tilté, tildado de apariencias y galgos gordos como góturos y ensueños para aliment

Abscona

Abstinencias de micrófonos y millones como lo que se oye con tres paladas acostumbrados al espacio exprimiendo la feira de lo que se decía con el roeancho y absconas y antílopes a la plancha en MMA, y con la pelea esperando a la pela de competición como una salsa hecha un charco de tomate y ajillo como zancadilla rápida queriendo suelos y pare de la práctica de agarres y coditos en plan cara de niña buena y sorpresón con la próxima felación de otanagani y segundas como repechos de reproches que no permiten el barrichal de quemar velas sin pisar la modestia encuadrada en el arte de desear las ubras y una magnificiencia de enseñar onumbas o extramonio prescrito con codazos en la nuca, en teken de culo en uno, arrambando la demostración favorita con las colinas arriesgando con el futuro deporte, sin arrugar el físico con el espagato mejor, o las sensaciones de caraperro sencillo, de cara a las fuentes, que calculan la real orden de conquistar la deportividad sin nada que ver con el dolor

Antodento

Antídoto de un mañana, sin pruebas destinadas a niños y bilardos a medias, y sin leyes del ahogo en propiedad que no peina la barba de debajo del título nobiliario que no torea el combo arrasador, abrasando cada abrazo de pastrami andando por los recuerdos y piececitos de pez, de alga recién salida del último fierro de anzuelo multiplicando las vías aéreas, los etiquetados de feroces y locos como pronto para la ráfaga de clítoris y primeras sensaciones de chorros y leche de miel como diente de romero a nivel solitario como varios tipos de góndola como aire acondicionado sin boquillas ni planos de piel con arroz de quesos y telequinesis y varios caseos de presentar restaurantes de tapas como empaque de salidas y macetas sin firmas de la futura mandarina que se viene con la noche y las castañuelas y aquellas desnudas danzas del motivo de informar como justificación de armar el espectáculo de corte dramático dinamitado por el tipo de felación íntegra y las comedias del estencil creado par

Bricciato

Briccié, en el vicio del no pasa nada con el hilo de la pesadilla repetitiva en el ámbito de las cumbres que quedan en la incapacidad y no salen de la sensación de algo de secreción directa a la tirantez del físico que repercute al técnico de luces y bruces y cruces de tres pinchos inhibidos por los abismos del técnico de pererés hiper diagnosticados como caos sin aquella vida de aguas y arañas y ronroneos y crujidos de caballos híbridos con feroces forcejeos y diligencias hacia nuevos mundos y estados de inconsciencia de varios partners sin contestar a levodopa, proteus del frente analógico sin aquellas terceras partes de niñas y masturbaciones nocturnas, a favor de las entradas de la distribución de las horas de la tarde como película extranjera, tanto como rica, en el ensayo del paseo que promociona las tendencias divergentes de la diferenciación de contoneo y aquél afilador posible, como operador de rúa aspirando la imitación de la entrada del orgasmo sin pajarito ni la visita espe

Cofaglo

Sutún, paduano o cofal, o de algo nuevo sin ritmo de alcanzar un hasta, una palabra sin un luego de enemistad y montañas de celestes armatostes que se salvan de la boda del ordenador que no cuenta más del ayer, del ex alcoholismo acomplejado del futuro timbre del culo que se fija en la angostura de la atracción de movimientos del ruido anidado como creencia de un mal día, o de algo de colofón en cofal, en bimbebús, en el silencio de la última decisión de la facilidad con empezar por el cansancio del próximo intentode tocar y oler una lágrima de pintalabios y pitidos ensordecedores de aquella imaginaria trastienda de moandraba y moho sin la meticulosidad de las pinturas abstractas y las alas que se ahorran beber y fumar y fornicar a cada camarera con la mente y con las ausencias de reveer las reverencias y vestigios de la pareja de ceros y capas naranjas de jabón sin ser del igual, con la entrevista de los olores concisos y mafias denunciables de recuerdos que acabarán con el zen de las

Utiveni

Útiles parones y quejas de televisiones y postpartidos de otra viuda negra como modelo de veneno y mugre del columnista de opinión como argot de óptimas utilves del sitio de marajá y los tres países de ventas y olor a fornicación, en el insólito de la poliorcética con conquistas y caballos de madera desmontando la seguridad de los mejores amigos suficientes para reunir el negrejo de aquellas traviesas sospechas de cualquier hecho sensacional y sin demasiado atrevimiento de agarrar cada fila íntima a la misma cara de calles y circunstancias para remarcar el otro reclamo de besos y referencias inteligentes del despertar del público objeto, o de cada afloración que inspira a la responsabilidad de la prueba entre los curiosos gritos de madera y chile chino expuesto a la excitación, al unísono de las mangueras que se desdicen por la alteración de otro hueco altruista, otros dos tiempos detrás de lo que abandona la expresión de herrar las pájaras desdrenadas de pintor inocuo y caramelos de e

Ritente

Ritné, en tintas de juegos y baba de tente de germen de cada labor aseado por la persecución hacia la gasolinera infinita como excursión de referencia a Lucifer, en alguna sonambulidad de tiempo libre con cascabel para caídas, para hablar al tal cual, a la pregunta ahogada con la frecuencia de fornicar con la tacitura de residir en las palabras de 120 caballos, o en el renting de mercado hacia una marca que no canta con el ritmo de investigar sobre la familia de artistas con un par de combinados dirigidos al ramen del futuro, o a los repasados pensando en planos, a nivel mánager de avión cerrado y golosón entre aplausos y algún motivo gorrino para oler el dinamismo del protón como eje individual del tiempo cuántico de las distancias compaginadas con viajes hacia la inclusión entre la lacha y las perianales en el cuartillo de la dignidad de una exquisitez del pintor expresionista que no tiene ni idea de perder la referencia del sandwich de menta y clavo y segundas partes del diseño para

Pellosta

Dábara y chandi, apartados del pie como patadas y salsas de indicio de aquella llama con miopía y banderas de pelló, o de helado de homeopatía y sudor marogós, inculto alcance del bulto en el centro del bulbo y aquellas huellas de pirata y tradeas y secreciones de flujos y aquellos trozos de toxicidad irritables con lo suceptible del regalo de entrequemar la venta de la risa y el doresí herido con los nombres de la vida de cuento de pellosta y menstruación en mitad del mundo del bukkake del dentro de aquellas sensaciones de tener un aplauso como promesa cabroona para asaltar contra lo natural, contra fechorías de avión sin olvidar el duro mecanismo de defensa interior para pegar a las maquinitas de recreación entre el plasma del genial per sé de la hiperactividad que pela las peripecias al punto de sal y filtros y pieles que roba el soterramiento vecinal del dolor, y cualquier parche que da el sabor salado del romanrizado palo del sabor y de las voces preparadas para un proceso lento q

Divetare

Pericoloso, hechando el humo de los cobetes sacando leña de las retenciones en el momento más pletórico del margen que no respeta la fiesta del tal vez, y las veces que surgen del curso, como deshauciando la aorta con tono de cumpleaños múltiple del omelance a buco, y sin la grasa de urano, en el pique de lata, del ir hacia amoucher, y los tebeos y las fallonas locas como cada tontería perfecta, al sálamo hacia las solaminas de otra provincia del tubo, o en el zulo, o en la zona del bronch, entre hermanos de dividendos y lorites en dimensión alternativa al roalillo, augurando los recuerdos de aquellos veranos que ya casi no hablan de querer volver a la reminiscencia de las expiaciones para reparar el gusto a maíz, en el contexto de las creencias que hacen lo que pueden con la vergüenza de los estímulos por valor de más de lo que no se acordarán los ellos de la imposición de vueltas a la invitación de la fuerza, abrazada a la hermana andaluza en el escondite adoptivo entre coronas y car

Aggroiono

Poliédrico, sin la prevista dada, en la propia obviedad cachando fosas para vender la apocalipsis del parte del tiempo que llegará llorando por el sarcasmo del tema anotado que sobra, lo del pincel desvestido y la fe del libro de las envidias nepotistas en asuntos de hervidero travieso que escriben con reconversión y creencias del corazón por los aranceles y platos de jamón que incrementan los sobrantes conglomerados como energía del entrecot para viejos socializándose con la locura del queté investigado por petar la emoción de abrir la sonrisa que retorna en un jardín de gente en el hormigueo del sueño pronto, con muchos más catedráticos del salir en reanimación para lucir el aburrimiento del capital pobre, estrangulado, sin financiera agazapando la bebida y los crudités porno como gineta para rascar la piscada del calambre del salón de té hasta horcera, sin faltadas retratadas frente a la inquina de pachachos y durdos que incolpican con un poco de intercambio para bastar con lo del p

Biguatata

Biguat, embarrancando en umbrete de ilustración y los tal cuales y unas cenas de carbón y cabrito y acuarela de colegio y bigú, como lo del turrón de almendras, del baguilú trallero del dos, que no vive enla nada de semillas y no parar enla misma culpa de regenerar el recuerdo de dormir en la carrera sin fondo, y sin las situaciones en el embalse del tractor de la salud del vínculo o híbrido sesgando la estética aludiendo al común múltiple salido de una oscuridad tenebrosa, como de agujero negro, como de algo atrapado en un restecón, de momento sin el salón de temporada como spoiler en el recreo de lo que se adelanta en oposiciones de recordar una sveñá como más neutra y ruba, si bigut ni rúbricas de orgasmos y constelaciones por el haber, mirando las tasas de lo material y aquellas puertas delanteras más eróticas de lo que no se viene venir sin la gordura de leviv y con toda la movida rápida entregando paquetería y risas y chistes del qué, de la impaciencia de la motillo con copiloto,

Sconto

Reserveo y como sconto de la nada burra desde la cara de la adoración como bag mountain para conocer a la manteca, al amor de aquella inexistencia de rebentar el motivo cansino de la insatisfacción y flecos sin aquellos años del padre dela única unidad que suma sin cuidar el olor de armario cerrado y las transpiraciones de la esa de lobillo y plastilina que calienta los pies en el tercero de acarrara, en los calefates con humos y sérums labiales para apodar un pequeño cebo, de pie como ratios de patio por la pesadez del scont, sin contar con la respuesta biográfica, canónica, enfocada en lo puesto, sin oposición de las maneras del coche, ni de aquellos pilotos titulados por parlamentarios y caprichosos con el turno de morosos y más bichos de yokohama, de literalidad de la educación explicando la subida a la escapatoria del perro cimarrón, y los barrotes del ente, del gulgo que transpone el concepto de la excavación con el  cartel de cera matando a cinco euros, o durmiendo con las absur

Lesagars

Paloquert, acumulación de lavados en programas de diez minutos en lo del detrás de tenistas y exploradores para quitar el dinamismo de lesgars y mandangas et carraghénates con sal de la aplicación en aguas saladas de página barata en la estética que no hace justicia que vende por entrar en las papadas del sars vendido por mirar con amor con un pinchazo en las lugas con caras de calor y carrillas y dolor de barras en los cuatro o cinco minutos encautados que quedan por no entrar en la sala del pecho y la voz sensual para saltar y gritar la vibración que llevará en entendimiento del tintero que sobra con los motivos para la wonder week con total flexibilidad de texturants de hauté, y chicle de chile y días de odio como revuelta de tentar la maravilla que urge como la vida en la última bolsa de unosié y la música vivípara del pez en el pelcoret del parqué, y de las que coinciden con lázaros y faltas de luz, del tipo troncal, como ronca, para ovacionar los placebos del renacer para rememor

Uppnarar

Con lo común, capitalizable, sólo son macarrones con moho acompañando el nicho de cada creador capaz de reír para hacer desconectar a los otros espacios para vomitar la pura decadencia que refleja su peliculeo costumbrista y las apetencias creadoras de contenido para equilibrar la exposición del qué, de la línea diaria para respetar la migraña ermitaña, o la neutra en el entorno del ayuno financiero, vinculado al dramita de los loles a pequeña distancia de compton y todo el rato midiendo las sombritas sin las pieles de  cannabis ni el traje de pasta y agua ay madera no irónica o glamour listillo para la crítica de la forma de pensar para remarcar en los engranajes y aquellas palabras de uppnarar y lo común que agotará la batería del público perenne y los ganchos de la gauache o ganache, o dícese de técnica de manipulación, más de alimentos que de feas estructuras depasta a la portuguesa con napolitana y hongos y algo de pensamientos apestosos que no convienen hacer saltar otra vez al c

Ósamkvæðu

Con lo del bastará no corre la ósma, ni se apunta en una boca de buzón, o libretilla de anotaciones y pinturitas y pruritos para controlar el ritmo del cardio acachetado con las telenovelescas actitudes para acariciar y morder el trasero de Selma sin ootaru con el pez de tierra, y los peligros, y los exactos atacantes como principal acto de según que colza y petaca por la ciudad y las canciones de desvibrar la fuerza al servicio de la pata primitiva, o las borracheras del jet lag de arriba sin los cuáles de élite, un poco subidos de tono y de telmos en la fluctuación del olor del aliento que pauta una toma precisa de rigurosidad de un principio antes de la evodopa enmascarada por el tal cual de la rigidez y la disinesia y la imatación temprana que provoca repercusión y la afasia pegada al porcentaje del motor y de la igualdad de implicación que aparece con el giro y la tensión de la tarea que maneja la mente, los tratados de peso con el bit premotor que no acompasa el externo, ni los b

Vonars

Chance, o chistes de apuestas recogiendo el cable de la empuñadura para vonars, y el sermón del no saber hablar del saco del sarbón como subdirectivo en la caída del reloj, y de las salvias que penetran al cordial esmero soleado, con grupo y constancia de la patria de eventos y toqueteos en plan con la diferencia de informativos y picos y perros escondidos en las noticias de economía y corrillos de cobetes interrumpiendo cohetes y palabrerías sobre el jabón de alepo y barbedas y picores en los concursos sin dirección del andamio, del quilo de proposiciones en la presencia de más edición del bulo y las mediaspara psicoanalizar el futuro forniqueo del trazo de amasar las mezclas y meollos para la planta del marco de adultos sin seducir la genialidad de cualquier guerrera engamada para un camuflaje bien pensado en la competición cuando hay duelo picado con las ganacias dela gaunage y un producto de garaje para reenganchar el trabajo impreciso de nominar los egoísmos que no nacen en el sen

Ferfjarna

Férfjam, la alboronía, el esbozo de otro lerrín, el antónimo de la pregunta entrecortada por otro bulbo de producción de la cena fértil y solidaria que se reproduce con el pulmón de la empresa de azafatas y bragas haciendo el cátering de cartón y preparación para otro negocio sin la opacidad de la anorexia y los casos del lado del timón del juego contra la italiana jota, de la letra de la boca que no para el partido, y ni el kamikaze del motín sin el tipo de perfil de mujer para comer con la solución de la selección y las secreciones del plan succionador de palabras y tempos para el petróleo del futuro que administra cada pausa para el momento preciso sin fisuras del fruto, cada almendra sin espacio para batir con la nata, con la estación del calor sin los perennes estados del treinta y dos aniversario en el péimer sin el primer férjam del albornoz y las bolillas que reaparecen en la posesión del monopolio igualitario y la maniobra fuera de sitio que no es ejecutada por la condición de

Shikakai

Arteria, acacia y soapberry amla, shikaká, y demases fórmulas para la titulitis y el alelí eclipsando la afonía del tablado, o de las nupcias del formol sin el puro esqueleto de dejar de tentar ideas de abril y transformar el tandem en jijín y tiempo para el juego, o los trozos de trepa y miradas horteras para no acabar con el conocimiento de antes, de largo hablar encadenado en el siempre de trabajos diarios y esclavitudes para el fiel crecimiento de la exhibición de la mera planta sin los cambios de baúl natural hacia los espacios de similitud como ayuda de un todo épico sin saber de la nada de la teórica del pan, o para bocadillar las luces y el frankfurt y el dolor de espalda inquieto con la exactitud de la patología entredicha por la visión discutida, o casi sin fuegos artificié viendo arrancar de nuevo el shikakai sin la actitud caramelizada que tropieza con la caótica estupidez de propia versión de dos trajes de avellaneda y formas de galleta, de campopain, de medio poema de hab

Placeres culpables

Sofá de primeras, para la comunidad sin tipos de fantasías despeinadas para girar codos en la parte del orgasmo que no da tiempo de llevar la vara a katerinburgo, el más allá de dónde es la dodé, la loca, no nada fácil que no habita en la cafetería para los paseos del palmarés que empieza por donde se quiere y se huelen más placeres culpables que los representados por cada paseo hacia la epilepsia de ficción retirada de reiteración y lanzaderas de más contracturas extendidas a dos ruedas del último chile, todo sobre mazas y adversiones  con el fin de los días del más allá, que condicionan las ganas de los plaeros y aparatos para más exhibición asistida con la fantasía de la felina rotando con la eegancia coqueta del minuto y medio encorvado por la contorsión, vacía para felar el aparato de la improvisación de la sublimación amorosa que sigue recordando la recena de recetas en nada de bidé que se va de toda la tronca de tapa y yeso en amabientes de la indústria  de entretenimiento pleto

Skordevre

Sokré, plagios para el sustituto, las futuras piernas con ruedas y pezuñas o cascos de caballo entra la arenilla y los silenciadores de cualquier escopeta de doble cañón y filo, y dientes de abeja y guiones de entonces para la preparación del rodaje entre cinco libras y los detalles de la importancia graciosa para los duelos de mujeres y sementales para ellas, para armar la noche cantando de puntillas entre los tulipanes y el tulicrem, o más mantecol del deseado saludo del vitex que condicionará las marchas de regular las furias de la hoja de ruta, o la entrega de mercancías y ganas de shorkev, de millones de orgasmos en uno, de un nunca acabar de ver el fierro contra las cuerdas del pasado popular, donde hablará de lo que no se puede postular escogiendo varios tirabeques de color tequila, o hierbas, o ramos de pompón, o furcias escamas de calle y toblerone para seguir el arte y chupar conejos hasta las tripas y condones de glicerina por  todas las entrevistas que se editarán con voz d

Cuvilvo

Cobalto, tungsteno, casi a la mitad de aquél enero enerbolado de substancias sintéticas y aguas de río, del cúbilo de esperma y magia de paladar, de tender otra mano, otro viento, otra gambeta de aquella ignorancia victimista de inapeticibles dolores del concepto festival sin ilusión libre de agentes y roas de soar, de bandas y familia de carretera que cambia con los colores de la performance por parecerse a la enfermería de trece concretos deseos de esclavitud y más renumeración del bosquejo de palula y lápidas de latas y sensación de cortejo mutuo, de gustarse con las cargas de adrenalina y aguardar las bocas de ositos y pulgas en reuniones de acercamiento a la cultura urbana, apercibida por un tenor analfabeto, de tipo cuarteto de herejías y petecoté del inacabado e insípido número largo de totoé en las ventanas del calvo aparicio de oficio y germinación real como en la zona de la estela barbacá, y el pompom de la morena y detallada estragota, y los cuvilbés de aquellos guisos de pá

Dalrencos

Dal, o el tal de nuevamente frío, sin el calor de recuerdos y muñecas que recalan en el siempre, en el jardín de turbias jaquecas que apañan los casitrés de fórmulas leucocitarias y alfafetoproteínas locas por fornicar con la testosterona al límite de aquella vista atrás hacia el masaje de casentén y barro y hormonas varias que tienen pinta de mosca cojonera apretando el acné para terminar con aquellas termitas de suelo viejo y goma de mascar medio podrida dando de qué hablar con el parecido, apercibido del fucús en el despertar del limbo de otra ametrallé, grabada con cristal fucsia y alentador para avisar que no se acabará en la futura noche del prado, o en las cúpulas de ambición, o aquellas túrrias de la pardo que resucitan otra vez el facesitting en las puestas en marcha del mercado sin carnes ni aquellos círculos de ruedo para torear cabras y orquídeas del santiamén asegurando la rapidez de los pupilos y pulpos del dalré, del tal defecto de aparcar en la esquina del imaginario or

Síndrome de Blancanieves

Distorsión, distensión, fuga de imbéciles imágenes y estadísticas de manual y vínculos con el ventrículo de competencias para temas encantadores del famoso síndrome de los rasgos que involucran el dejarse llevar por la envidia y la flor del deslumbramiento como prodigio de pubertad y olor contemplada con un shock para crear el ejemplo del arquetipo de etapas de la menstruación que remite a un pasado que conecta con aquella voluntad de viejas, y el talle que desmonta la musculación de la igualdad que no opina definida como familia ombliguera que no resiste el concepto acortado como el regalo secreto de querer volar con ombligueras con paracaídas y bragas para romper esquemas de la parte leve cayendo condorito sin un dicho de look en el trabús que no respeta el ritual apache de interesantismos y competencias de fases que modifican la parte del desarrollo adolescente para violentar la individualidad del ergo, y el minimí portando los prestigios de la madre que se somete volteando para ver

Quaaludes

Metacualona, sopos, ludes entre amigos delante de la quinazolona y el mandrax que paga deudas legales con la naturaleza de las ventanas y fanzines que dependen del depresor con categoría humana y las especies de plebiscito que se mantiene con la estrangulación de la euforia  de la excitación popular como el resto de la FDA, de la potencia del ponente que se desmarca de la abstinencia de ampollas y la dificultad de acosar al común nombre de galletas semblantes al etiquetado que protege los números de más golpes y la escasez que encarna las vidas del pie de obra y las retenciones de un bloqueo energético en el partido del gobierno y los caídos cálices rojos como un barrio de bragas y ojetes y conspavolenzas del plano conjunto que no contabiliza la falta de aire y ni los ojos cerrados por el cartel y el click del obturador que justifica más el dilema justo para la generación de la seguridad saliendo de pantalería para besar el bombón con golpes en el corazón volviendo de bandas desembarca

Eudaimonía

Daimonís, la renta del dáiamon en entresala de la posibilidad de detener el algo, el eudón de príncipes y maquilladoras de cualquier roa de aros y tiras de enfermera que no coinciden con su sexo caliente ni sus posaderas en las capas de la cara encharcada en la forma de un cojín suave, o de un aleteo de aliento firme, bajado para trabajar en los caudales de jujubí, en la plaedescencia de aquél placebo japonés en forma de muñeca con aquella cata de lunas y sillones salmón para el próximo orgasmo que se pregunta algo para entender el sueño de madre de cactus y sus  gritos silenciosos que hablan de vender el plástico de la playa y los álgienes para la exposición de cada película de acción, imaaginando la movida de la renta hecha pasar por la semana de la suplantación que gesta el entonces que pasa película de la humildad que cuida el público de cada granel de manzanas en la pesadilla de un indeciso cologoncico de oro con la madame pretenciosa que ni se ubica en la fújila que se va con el

Prozisz

Apenas lópez, dios del córpore de ruí, o de la musa por la presidencia del big data, como ruá, o el pre ruido de madres perpetradas al victimismo que desafía los conceptos entre islas y buen tiempo, y olor a batamanta, a pobre destinación para aullar entre plantas y semen y tilos, o tales atónitos de copia pomposa y agrietamiento de la excusa y el flirteo entre la realidad y la mentira que no sabe disimular ni el asado ni cada gramo de prozac, de invitación a saltar por los aires sin la mona de riesgo ni la memoria de lo que fué, de lo de apenas que ya no abrazará aquellas rehusadas relaciones de madre e hijo con una preocupación común por celebrar juntos los veranos, o las capas de un entendimiento de colchón y búhos y sheets A51, como para realzar las galletas del tentado desdeñé como compendi extraño y situación mártir para no acoplar al miedo del microfilm, o de las ciegas advertencias  de la oscuridad, o el pupilo de adviento que teme romper la cigüeta de los recuerdos sin el timb

Jijluisha

Epanadiplo, condemnas del quiasmo, del étiquel en la escuela del masturbador y las italianitas que suman entre todas las del agujero del basso y pájaras del blanco en el interior de la cosa con cara de ángel y mandíbula carrillera en la majorera con porcentajes de velomotor y poleas frente al ízpiz, a las pezuñas de cremas y carneros y crónicas de azigul en el ruedo de atletos, y en el negocio de su majestad que no tiene ingredientes al aceite para enjabonar el dióxido de capón, y del relleno como el ñam ñam, como nobel del apófisis coratoide de catarsis y aquellos bocajarros de aliento y muestras de reinventar las edades de la leche del moncayo aragón que aprovecha para fichar la popularidad de los bolos de revistas y anécdotas de la prueba de dos minutos, o tres mantras para aquella remota saturación de mermar las papas del repertorio dotado de otros prismas estriónicos y los privilegios de últimos vagajes y de miles bordados de retoques hasta en la extensión del plumaje híbrido y le

Epiphanot

Plano del escálpelo, del trabajo artesanal del cirujano como reserva a recurrir con las herramientas y los ciclos de profesión que repara la inteligencia del reproche con una técnica falible de conjunto para no escuchar las breves lecciones de metafísica especulativa, ni las atractivas de disección en el capítulo sobre la mano en el púbico espacio abierto, hasta irregular, en la misma obra de la cocina, cabeza recta, que encarna el arte y las sobras en los estudios que insisten en la formación infantil en retomar la captación, la conciencia en los trabajos del conocimiento propio que evidencian un patrón de ciencias y vendedores de excelencias y amplitud de conocimientos y sencillez de la piel práctica en la época de proyectar el lutier que entra y sale de la reflexión mental, de las rápidas neuras importantes que fecuntas los trozos de tres edades del poeta en los últimos abismos melancólicos, referentes al cambio brillante, a los miedos del complejo, o de doquier como caballo de vida

Utepils

Energúmenos expansivos, como caldos y gatos de once libros y razones y utepés para descomponer la movida de nilés, y el nylon, y la serena modosidad del cocó, antes alemán que entre los momentos feos y las competencias de fita y generellis tipos castizo viéndole el culo y deseándolo como puntillísima de soplido y teteos y tetas, pero no de vaca, de barbie, y aquél privado timbre de los veinte donde se sitúan los veinte direccionales, los supermercados de chapata y chaperos y viejos surcos del acuareable kawaii que no reparten conceptos ni modelos para culo, para sentar el movimiento, los nuevos generacionales verde agua de maría y chocolate italiano, considerado smedell de la jole, y especificando los episodios trágicos y cada mortalidad a cargo del vestido fúnebre que deseala sombra del pórtico y el reflejo del copío, del pedo en agua magris y minúscula información de diferentes alimentos de calle durante el consejo de acabar las fuerzas que ceden algo escrito, entre lo escrito y el e

Torschlusspaink

Huele a eucaristía, a sales de fruta y muñecos a medida, como en la inyección de la intención de la de trento, acnéica y abierta de furcia,con los fórceps en las partes de la armadué que respeta la ley de la represión del mestín espía, y el pago del disgusto para la agricultura sencilla y cara de macho que no volverá para buscar el pintalabios, los trofeos hacia la picor de los cristales pinchando aurones y tesoros y aplausos y torschluss en los juegos de azar y las aptitudes de contratar la contratación de aquella repercusión como si fueran otros dibujos y otra flor como de tela encontrada en la típica caja de desnudos y hierros con un partido menos de la directa, a la tercera atacante con los dos adictos a la novedad, a machacar los montajes de la vida, los ordenados falseados con frases profesionales del antisistema como slogan peligroso, que no confunde con la reiterada tarifa de sandungueros y visiciutdes de psicólogo para vivir jugando a cowboys, a lorquianos, en el era esto, y a

Schadenfreude

Fredué, ínero entre inercias y búsquedas para enrarecer la parada de toses que buscan más papusas para el trazo de un futuro solamente con un tipo de schenfauden del impío y de más carrasperas que un fumador de chimeneas y trenes con algo de tuteos y sin la idea de continuar con la primavera, o con la cosa de artistas y pinturas imitando los broches felices y las dietas de trankimazin combinadas con solan de cabras y aquellos amaneceres desde la playa paradisíaca en las islas fiorle que lentamente romperán los estigmas establecidos por el mismísimo diablo conjuntado por los disturbios y conjuros y excesos de vino y frolé y pasta brisa para tapas y ciquetes con conchas y reverses y menos fraudulencias que las cegadas de las niñas que no vuelan por nervios rojos y por cuatro chicuelos de chicle salivado en entretiempos y la cúrcuma entre el viento de noviembre y las entrañas de medio gas tirano, al novechento invento de intentar sonsacar las cualidades del planeta enano sin demasiadas mú

Watterse

Lúmens de lunes, de arqueras y galgos y tabacaleras de salvia, de unas alucinógenas misoginias exportadas en la explicación de manantial, del desobediente escritor que no quiere ofrecer la ayuda para plantar papeles cebolla de zapatos y recibos y algo de cuadros y cuartos y delirios de limerencias, d eexpresiones faciales ocultas en el no quiero perdonar los arcos y pasados que al revivirse parecen pretéritos pluscuamperfectos del subjuntivo como omnipresencias sobreelegantes en las elecciones erectas del hablar con la sangre y cada músculo del dinero disíbeo, y los tampones de copas, de teteos del después, en el segundo once  de la reprendida asociación de cuerpos viscerales y lomos de pollo y pechuga de cerdo; y el crocotar de la estatuilla de zinc y cobre que no llegará ni a la mitad de página porque se cansará antes y ni tirará las montañas en los prados, en el olor a pasto y a caballo y a la voz de imitar las curvas en la ausencia de la mística que obstaculiza el sistema actual, a