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Mostrando entradas de noviembre, 2022

Trifáriar

Trifásicos eternos, con la vocecita de pasapasta y aceite de girasoles silvestres para seguir harinando el hocus y la rabdiomiolisis, para buscar misterios de la primera intención que no controla ni los poemas de amor, entre el relatar la parte de alguna vez que trataron los sueños, y las eróticas experiencias para aventuras y mundos y recuerdos posando como un chicle en primavera, como los prados que cambian fisonomías que sesean como saseras y continuidades del éxito, sin la duda del concierne que ataca de manera escrupulosa en la mirada de la otra, y en el cálculo del cómo será la mañana del próximo uno; si hablará de la especialidad del pasado utruñus y su pura magia con la gambetta confiando al cien por mil que saldrá y se pondrá en seguida abierta al teléfono para esperar al macho con sus titubeos y promesas que todo lo entretenido será para siempre o habrá otro lugar mágico que entretener con las bombachas y excitaciones de la flaca y su glifo de holas y miradas y palabras profu

Paptasa

Sasap, o poses, o sopas tratadas como hijos, como crema desde el momento presente dentro de la voluntad que alcanzará algo desde el contraste alterno, con la incondicionalidad de los polos, y de la bellechia obsesionada con la papatá de algo de entrecot y amasantes frescos de la pintora más fresona, dividida en pequeñas ubicaciones del servir confianzas y matinas, y aquella llegada del horóscopo de fuego, que augura el éxito del próximo beso entretenido por posar y armar famílias y pastas de papta y treinta y dos hijos que llegarán al mismo tiempo que los pies y mangas y caras por ir a pie y seguir dejando huella y agrandando la leyenda y posesiones y eliseos para un nuevo marketing personal, y el fin de la encarnación del dolor sepultado entre dunas y lunas y resarcido por la repetición de más vocablos que las enciclopedias y gestos de hurgar pereza contradictoria al día de vivos, como algún que otro pan recién ordeñado como el tipo de leche aparente, o cualquier elemento líquido y vi

Fendorto

Féndort, o la eñe de algo, o fendorto, o bénebre, o elacoplado tiempo que tarda en manifestar como un maniquí con esperas y patas recias que todavía colean en el recuerdo de tres cuatro, o dos mil una comas, o ariesque no llegará esta vez a parir la partitura antigua, ni la embriaguez de manifestar el ya, sin miedo ni jaurías de pópulos y ortos, y huertos para dejar el bien en contra de las falsas felaciones de playboy entre la rubia del hermano santeularia y las blasó en blanco, y lo que dormirá en breve la expresión de tratar los pensamientos con las horas y tempuras del fendorto rebozado, o de los tipos de arte, de búlitos y mantecol verde, como de aguacate con maní, citronella y limón de azultiempo apaivagando otras esencias de aquellas mujeres que han marcado el sexo y lo han llevado a otra dimensión distinta a la del miedoso normal, de fendort o escapismos para otra alondra de la concertina de la orquestra extraterrestre sin patrón del compás de dos, o las palmas del visionario e

Escitalopram

Escit, facesit, monoaminooxidasa, y cada razón por lo que no preocupar al ambiguo, al loco propietario de la pared del rumbel sin aspas y ya ni lágrimas casi secas del todo invitando al escitalopram para ir de copas y borracheras y humos de humus, y algún que otro rédito de copas y crostas deshechas con alcohol y otras vítolas con tres cuartos de sementales esperando el turno, la otra tanda de las horas, o más al paladar, al baile de arengues y despeches y natalias y natillas con textura de esperma, de tiempos y tíbulos de engaño que cambiarán la racha a partir del ya, para acallar la propia de una, o en el tercero B, o en el décimo delirio de sexo y más traseros en el morro del géminis, y más escits y ocas, tiradas porque le tocan, sin deformar los huesos y aquellas excitadas musas que levantarán pasiones y escogerán un capitán para montar a su alma, al cuello del profeta del horno, expandiendo las voces que contradirán y rompiéndolas a martillazos para que no vuelvan más a parir tont

Viontie

Vionite de la biotina violácea, en viontié, en volandas, sintiendo el yo, el clásico sexo clínico, como en el caso del oníson sentado al regazo melódico del royal del cotilleo y habladurías de si habrá que volver al horno o dormir con el nombre de esperar en las estadísticas para la foto, para el rollón de mil quinientas espinas corregidas con el ahora, mirando al cámara de los veinte refugios que entrelazan el entorno sin los motivos de aislar la cultura, a cada espalda del punto espada, espástica, más de una tos trabajada con moco y frase tonta, y montones de guardaespaldas que planean carrasperas y vísperas del sueño del rincón de la infancia, inspirada en que no hay parálisis o tipos de programas que nunca planean el cuando hacer pan, o silencio en las hojas de ruta, y plata, y carrerilla del igual, parando las quemaduras del dispar de la sopa y los platos con pelota y los gustos de más dulce para aprovechar la panificadora parida por entretener la imaginación hasta la próxima gene

Laldida

Ladilda, y el objeto en masculino, o ausencias del dil, o del dedo, o dedal, o laila, o lalai, o dalai entonando las preocupaciones del mañana indefinido, y siempre  válido por el siete setenta, con cé, y vinilos, y la fé puesta en la ladilla, o en el chumenel del dildo con cola arrancada del manantial de piel de zorro, de amamantero y cansancio con el diazepan a rayay el mar a cuestas, con los proyectos de playa y las provetas a punto para la extracción de niños y sangre y todas las revisiones y milagros del hoy para los recursos de la apuesta para la intensidad de los cinco minutos con seis décimas de pililím y algún que otro cambio de turno hacia la tirada, hacia el éxodo moral, del puro cansancio de mente, o para mentolar las duplas, los olores perfectos que merecen ser embotellados para la eternidad, de la euforia que se tendrá que controlar si se quiere llegar a lo más alto, al público, al paciente, al moño de la cordobesa, al siguiente olor de lalid y lailas y lobos de mar y aco

Antes saludamos a Totó

Totais, o la aperuzzia hacia totó en el saludo presidencial de cuatro hormas y tresillos de flores y apapuzzas abiertas para la preparación de una proximidad como con la que se juega a ser y a estar tieso, enviagrado, embriagado de Mosccino y sus correspondientes sensaciones del saber y no hablar de la euforia contenida hasta no saber llevar la alga en el último palpable, irreconocible desde un yo superior, como del merecimiento de últimas costuras hacia moréis, hacie un maravilloso campo de setas alucinógenas con olor a campo de cambios incontinentales, sin el inconveniente de subrayar lo no existente, o todo lo imposible , o aquellas sonrisas con alas de compresa que fluyen y vuelan, y arquean sueños nórdicos, escrituras automáticas del futuro esparatrapo que lo cerrará todo con glué y semen bien echado a la bombacha de la totalidad, del glifo correcto, sin grifos de miedos y arquetipos y sinceridad ante los trozos de ardor de hígado y suprarenales y vísculas y ranas y vesículas con

Lische

Hablará para asegurar la certeza de lo que no augura en la práctica de responder el cuando, de abrir más propuestas de presupuesto inimaginado, con el frío de otro obsoleto no, u otro cansino tren, tirando del títere, del recíproco acontecimiento lento, pero que de momento cree en el sí quiero definitivo hacia el donante de la vida, del progrenio, del geranio, del olor a amor, a la espera de la pura lealdad que achina los tilos y el cuento del horario corrido que no se sabe si era una excusa o el miedo del pulgar hacia abajo...y luego el next, el que vayan pasando como churros dañinos del tarot con el drama de más ilusión del vuelo con la que reafirma la postura de otra jacinta que presenta lo que no pasará con la futura estrella, dicho musa con billetes de Disney y magdalenas a nivel de timing con contrato de la arriba del acordarse de la segunda pregunta, o las facilidades leales que apuntan a la memoria, al palo de la pausa eterna mirando la indecisión de la papusa incrustada en Lis

Acogno

Edalvío, tátara, vétrara, o la julaya corta que llama al no sé para dudar del merecimiento y del miedo al retoque de una vida, en la oliva de memeces y algo de acogno que acojona, pero ahora no se puede ni mencionar otro retroceso para rapear a favor de un todo, de la unión del jaulismo que pronto saldrá en libertad sin el miedo a la próxima carrera de la euforia hacia la puntualidad de un poco de descanso de la creación mental con la saliva de silva y los acontecimientos conseguidos con anterioridad y con técnicas para la eficacia enganchada al definitivo sí quiero, como representante de caer bien a la canción de la entrevista entreabierta regando el desorientado perdón, aleatortio con un chantaje resguardado en cada cielo sin conejos ni demonios ni empaques de frituras y taquicardias de la pura emoción del futuro coste, de otra parrafada de amor, la sincerina congeniada con las falcas y memorias del corazón, pegado cientos de veces con pegadulce y algo de oro, en cristal y amaranto,