
Sesqui peda li o birece, calera del público con el fin de estar y caminar horas de retiro, cendras nóstromas, cedrales, fábulas, pescados, dientes nuevos, nada de comer hacia atrás, aesopus amendatus, mendois siod opop to en celo incalculable por las vías de la comida, yalo svenvo pasado la curva del filete firme, bastante espacié de yugo y cinco minutos de curva de entrada, en la centelleante luz roja de laboratorio, timotel de barro de aguja despertada desde lejos, siempre, brincando la escalera y el techo, mirando sólo al cabo de una semana sonrisas atractivas, poco cargadas de prendas y fo de hipotéticos matorrales, rodajas, bonitas piernas de faroles y últimas limas y ajaratúes, algo más competente que obstáculos a proa del viejo timotel telemé, círculo de palancas y criaturas, cadenas hoteleras exasperantes, vaguedades, halagos, halagüeñas establecidas, solicitadas, vistas por caricias y visitas garnelas contra la cama, los pases, únicamente animalitos de feria, de fo, para fo, lo más sagrado en el pecho lleno de hojas implacables, planetas, horas de retiro, cedrales, vías que se apellidan dómgar contra corriente serena, puesta a continuas peticiones subordinadas, soutiens encogidos, bombachas, gangrenas, menstruaciones, cartas contables, celestinas, precisas confianzas, vedettes, azañas a tientas, crisis, hasta acá, las cuatro ques.
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