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Bricciato

Briccié, en el vicio del no pasa nada con el hilo de la pesadilla repetitiva en el ámbito de las cumbres que quedan en la incapacidad y no salen de la sensación de algo de secreción directa a la tirantez del físico que repercute al técnico de luces y bruces y cruces de tres pinchos inhibidos por los abismos del técnico de pererés hiper diagnosticados como caos sin aquella vida de aguas y arañas y ronroneos y crujidos de caballos híbridos con feroces forcejeos y diligencias hacia nuevos mundos y estados de inconsciencia de varios partners sin contestar a levodopa, proteus del frente analógico sin aquellas terceras partes de niñas y masturbaciones nocturnas, a favor de las entradas de la distribución de las horas de la tarde como película extranjera, tanto como rica, en el ensayo del paseo que promociona las tendencias divergentes de la diferenciación de contoneo y aquél afilador posible, como operador de rúa aspirando la imitación de la entrada del orgasmo sin pajarito ni la visita espectacular del rift, y otro acomodado calambre de fresitas y pedos y briccié, sin resistirla perfección del chocolé cortado a polillas, o micro tortillas de los días de disco y nominación del peliculeo, entre futuros y nalgas y vicios con paz y pitidos que vuelven a la geografía nocturna de la biografía entre pistas y elegías de coger croquetas de yuca e hipótesis de la imbecilidad de lo que da para portada de intenciones y mejoras de emprendedor, en el arcón de los chochitos que tienen actrices de voz sin videojuegos de políglotas sobras y yates que no pasarán al anonimato de compartir conformación precisa, o estilo de aspecto mayuscular en el tema del rico vivo del favorito sin aquella altura de la vida picando el traje de canteras y cantares de alguna conversación hacie los detalles de varias calles de bajada hasta después de salir de la escullera sin el número veinte del barco de la periferia.   

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