Báncala buena tipa y chopa chauchau, tu turno de agarrarme y te seco pero no eternamente deseosa y báncala mugrienta y sencilla, pídela y casame para esos años de mágia pura, atada, genial gamma; papusa entrá a confesarte y a sacarme la leche del corderín en celo, la de la bestia que llevo dentro que quiere vivir en el Lombardo, sin un posible dueño que lo convierta en pendejo que viene cruzando la calle y se agacha ante pavura tonta, ante pánfilas que garchan garcás y virtudes de su nuevo ratito de vicio viscoso fuera de línea y es entonces más que una mentira de secuencias desordenadás, subyugando al magnífico macho anciano, vulgarcito, escaso de luces y penas vulgares y bocados teniendo la angústia que no podés dar un pasito entre logros drásticos homicidas con semejante panorama de secuelas visibles y una mirinda de ricarditos y mirillas para cualquier candado de lino y matariles pormenortizados para los escépticos gazantes rendidos al credencial u acromática celeste, a priori grac...