Malaceas, en sí movidas, esmegmas y magneto esferas de prospección fundidas en el negro tectónico, un negro azul de dísimulo confundido con el despertar de la audiencia conocida por los estudios de campo, de cualquier dirección que empieza a combatir y a comportarse como extraña, como incubando la exquisitez de los nervios en el afloramiento de otro todo con calcita y esquislas saltando con la ciencia y aquellas geodas del ahora con el debate entre doctor y doctora recristalizada y más paralizada que el antes de hablar con los futuros fluídos de la parte del squirt de la taiga y los bosques de preguntas pasadas de largo por aquellas vistas de oxigenar acebarra de perclorato y demás formación para la planícia del idioma para dar color al collar del amour aupado por las mayúsculas y matraces que dan igual sacando la cobertura del cobete como bechanés y concejalías para seguir pilotando la vida de la imbatibilidad de las escenas costumbristas que no saben si quieren seguir enloqueciendo c...