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Porque el estrés no sabe donde queda finisterre

Comando guardar, ahora es cuando el claimb integra rumbo porque no sabe donde queda traginadas desde la gangrena y el chillido de los berros vecinos, amantes chicos, aplausos, apologías, ansiedad, esquizofrenia de vidas perdidas que luchan a muerte sin nunca ganar sexos con el amor prójimo de entrepiernas melosas, algunos bobos entre caracolas y otros espejismos del querer placer femenino, y prendas pirateadas, agravios hacia lo oscuro desde el inconsciente, desde el querer llegar y no poder, y no ver la luz al milagro de la sociedad para vos, mantra, mlouship, da igual el tema capitán, en ese deseo profugo tan esbelto en giro de madrugada y ardor, las talladas, ranchitas criollas, tal vez un beso que incita, y a los que puedo corresponder de la infancia con rayitas onduladas y repipís a gran vagar de historias perdidas que pudieron ser mujeres, billones de hijos esparcidos, morros, y o a zarzas volviendo lechevre, sueños para ordeñar, de arroz rosado sin lógica a grandes tiros y carambanos y zarzas y el protagonismo de nuevo encarando ideas y días de etapas de búsqueda por resolver el demasiado protagonismo hilando el desde luego del pensamiento encrucijado, llamativo la verdad, harto, imaginario, sino real estres a grandes dosis de condicionantes en el mercaú de lo empecemos a pensar el cómo, y el cuando llegará abstracto, inspirado con el amanecer a gran escala pero seco, perrino endeluego.

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