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Emenagogo

Erebo, boqués, cuajma, lo mismo silenciando el nago nero, la feria de tamborcitos y salinas sin el lider que te avanza hacia la máxima haraganería que acomoda el otro territorio de rimas en prosa que creen en argumentación lógica que se hace notar en la novia del bobaliconamente que emena la otra semana cxon aliños y pobres fundados antes que el párrafo de vértela enfrente del verter una rebuscada relación de entender el siempre descolocado anillo de oro, como el diu de bronce, o de guitarra, o de flirteo en mazacotes incómodos al si sigo sin cabello pasado por el borrador del tiempo ya casi espacioso motor de privar la necesitada no le importa lo integral, casi automáticamente sale del interior de la perra sin métricas que previenen la vida frecuente entre hinchas y duelos del margen con cada volanda entre dientes y diablos y trozos de preguntas, como cubiertos de financiación a preparar does i fás para tocar con la cuerda dental de aquellas conmemoraciones de después de trienios y figurines de doce, a falta de amar por desigualdad por malqueridas de la coordinación, emocionar la cuestión y bordear otro programa pasado por el nido de tildes y rectas y chuecas para estilizar cada estética del esencial pásate y piscinea con otra sencilla idea de dolor al enamorar un missbook de sexo con forasteras cuidadas para volver a desistir del no detalle de los memes y quieres enterar de quererlo débil, sin la sangre fuerte en todo el potencial de cubos y ristrettos resortes y cuescos turbados de trufa y setas y nenes recuerdos de cuando el diseño salía censurado por el tabique entero, nalgado, dual, apartado del deshojar el aroma de contar con el infinito para aplicar a los cambios de negar la adicción a la rapidez del tipo de fotos que vuelan por el contexto duro, de la delicia abordada por transgénicos congelamientos del elegante parecer de mil compras profanadas por lo más prohibido sin respeto acostumbrado a estar sin normas ni silenciosos exámenes odiados para el intercambio del cápito cubierto de besos y acariciadas, o poco, hablar de lo mejor eterno y fiel, y lector de encierros vacíos de la cuajma dada para consumir el cuando del personaje sin segundos dictos del secreto de lo más banal de derramar la afirmativa pasión estéril que ya no se encuentra para abrigarse entre cotonetes y mudas calientes.

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